Titulo: Viernes trece.
Fandom: -Man.
Pareja: Allen/Miranda.
Prompt: Mala suerte señor gato.
Advertencias: hints de Yullen y Marie/Miranda (no pude evitarlo).
N/a: La culpa la tiene Crack & Roll y su bendito Drabblethon, vale adoro el concurso.

Era viernes trece, sabía que no debió haber salido ese día de la orden, algo en ella lo gritaba. Pero claro, sólo basto una mirada de agradecimiento de Marie antes de que partiera a su misión para que ella accediera.

Sí van los dos solos acabarán destruyendo la ciudad, Miranda-san.

¿Por qué ella?, la alemana estima mucho a Allen-kun, de eso no hay duda, pero Kanda-san le da miedo.

–Gracias por acompañarme, Miranda-san–le dijo el albino con una sonrisa de agradecimiento–, necesitaba a alguien con tacto para elegir.

–Qué demonios insinúas, ¿Moyashi?

Y era la décima pelea en el transcurso del día según sus cuentas. Quizás Kanda-san y Allen-kun necesitan charlar para arreglar sus diferencias, Miranda no pudo evitar sonrojarse al recordar lo que había dicho en el desayuno el joven Bookman.

Un buen polvo, los encerramos y que ellos hagan el resto–dijo feliz Lavi para después recibir una patada del Bookman.

La joven exorcista sacudió la cabeza en un vano intento de desaparecer su sonrojo, ganándose la atención de varios transeúntes y ambos exorcistas. Ella estaba tan concentrada que no se percato que Allen se había acercado hasta que hablo, Miranda pego un salto hacia delante, chocando con desafortunado gato negro que iba pasando.

A veces cuando creemos que nada malo nos puede pasar después de eso, inevitablemente después sucede algo peor, Miranda descubrió que es verdad, no sólo el maldito gato negro se cruzo en su camino, sino que también cayó sobre Allen-kun. Sin embargo no tenía tan buena suerte, no cuando sentía sus labios sobre otros.

Estaba besando a Allen.

Lo estaba besando, su compañero sabía a vainilla.

Uno, dos, tres...Estaba besando a Allen Walker enfrente de Kanda-san.

Miranda se separo rápidamente después de percatarse del hecho, y al sentir la bien conocida aura asesina del samurái.

Maldito viernes trece, maldito gato, y maldita la manía de no poder decir no. Ahora sólo le quedaba rogar por una muerte rápida.