Hola, soy Saint Dragon, y este es mi primer fic. A lo mejor alguno ya lo habrá leído ya que estaba publicado en otro foro, pero e decidido dar el salto antes de publicar mi segundo fic, si a este le va bien aquí, pues entonces terminare el segundo fic y también lo publicare. Debo decir que la trama no gira alrededor de una relación entre los protagonistas, mas bien es una historia tipo Shonen, en el que los romances y esas cosas se dejan un poco a un lado, pero tranquilos, aun siguen estando. Por lo demás nada, espero que lo disfrutéis, recibió muy buenas criticas en UN, espero que aquí también.

Los personajes de Naruto no me perteneces, si lo fueran Jiraya no hubiese muerto y la historia seria como la que leeréis ahora.

Retomando mi Vida

Capitulo 1: Resurrección

Las cadenas que le mantenían inmóvil estaban oxidadas, sus muñecas y pies estaban con graves heridas debido a lo apretadas y viejas que eran, un sello inhibidor de chakra reposaba en su frente y le impedía usar su fuerza, ahora mismo era tan débil como un bebe.

Un carcelero se acerco a la jaula y le comenzó a alimentar por medio de un palo, su debilitado ser le impedía recibir correctamente la comida, por lo que la gran mayoría del alimento terminaba en el suelo.

-Maldito zorro, no tires la comida no vez que esta mal- reprochaba el carcelero a su prisionero.

-N-no…no…soy un…z-zorro…..soy Uzu…maki...Na…ruto- dijo con dificultad el rubio mientras intentaba hacer que sus azules ojos se cruzaran con los del carcelero.

-Lo que tu digas demonio, pero recuerda que ya llevas varios años aquí, nadie debe recordar quien eres, además, Satoshi-sama ha dicho que en una semana será tu ejecución, parece que se ha aburrido de tenerte aquí en secreto- dicho esto, el carcelero se retiro de la celda, dejando a Naruto nuevamente en medio de la soledad absoluta en esa escondida cloaca.

-Parece que al final….podré morir…hmp….adiós amigos- una débil sonrisa se dibujo en la demacrada cara del rubio, acto seguido callo de nuevo en la inconciencia, esperando a su fin.

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En una oficina se encontraba Satoshi, el Raikage de la aldea de la Nube, estaba reunido con un grupo de miembros del consejo de la aldea.

-Ya es hora de matar al demonio, perdemos el tiempo teniéndolo encerrado, además si Konoha se entera de que sigue vivo nos atacaran, y ellos tienen muy buenos aliados- exponía el Raikage a los miembros del consejo.

-Cree que aun le este buscando Konoha?, recuerde que han pasado 10 años desde que lo capturamos y le pusimos el sello, yo creo que se han olvidado de el- dijo uno de los ancianos ante la exposición del Raikage.

-Es verdad que ha pasado tiempo, y que puede que lo den por muerto, pero no esta demás prevenir, recordad que las negociaciones con el país de la Ola para evitar el conflicto están por empezar, y unos ninjas de Konoha escoltaran al negociador, así que debemos deshacernos de las pruebas-, las razones del Raikage eran mas que justificadas, si los ninjas de Konoha descubrían que tenían en una cloaca a uno de los mas grandes ninjas de la historia, seguro que les atacarían y matarían al Raikage y los miembros del consejo por tan atroz trato a un prisionero de guerra y por supuesto por haber escondido su existencia a las demás aldeas.

-Esta bien Raikage-sama, tiene usted razón, pero no podemos ejecutarlo aun, tenga en cuenta que la gente estaría hablando sobre la ejecución en las calles, y cuando lleguen los ninjas se enteraran, será mejor posponer la ejecución para tres días después de la visita de los ninjas, prohibiremos el acceso a las cloacas a todas las personas, de esta forma evitaremos que se enteren que esta allí- dijo otro de los miembros del consejo.

-Esta bien, tiene usted razón, lo haremos como usted dice, en dos días llega el negociador de la Ola con los ninjas de Konoha, así que mañana en la noche se empezaran a tomar las medidas necesarias para evitar que cualquier persona se acerque a las cloacas. Bien, creo que es todo, nos reuniremos de nuevo el día que lleguen los negociadores, la reunión termina aquí- con esto el Raikage dio por zanjada la reunión, se retiro del sitio y dejo a los miembros del consejo en aquella oficina para que preparasen todo, la ejecución de Uzumaki Naruto seria en 6 días, y ya no había vuelta atrás.

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En la gran entrada de Konoha se encontraban reunidos un grupo de 4 ninjas esperando a su cliente, un miembro del consejo del país de la Ola que se encargaría de negociar para evitar el conflicto con su país que carecía de aldea ninja.

-Tazuna-sama se esta tardando demasiado, creéis que este bien?- preguntaba una hermosa chica de cabello color rosa, tenia aproximadamente 26 años y era realmente hermosa.

-No te preocupes Sakura, seguro que Tazuna-san esta bien- le respondió calmadamente un joven delgado y moreno de aproximadamente la misma edad, su cabello era corto y su sonrisa, por mas que este se esforzara seguía pareciendo fingida.

-Sai, deberías practicar mas tus expresiones, siguen siendo un poco falsas- le respondió el otro moreno con el pelo un poco más largo que portaba una katana en la cintura.

-Ya esta bien de hablar, ahí viene Tazuna- dijo el mayor mientras señalaba hacia una de las calles desde donde venia el anciano hombre con una mirada un poco cabizbaja.

-Sakura-san, Sai-kun, Sasuke-san, Kakashi-sensei, disculpad mi retraso, estaba en un sitio entregando una ofrenda- decía desanimado el anciano hombre mientras recordaba el sitio en el que había estado.

-Todos extrañamos a Naruto Tazuna-sama, siempre vamos a visitar la tumba de Naruto, aunque sabemos que es simbólica, que su cuerpo no esta allí, y aunque eso sea así, Naruto siempre estará en nuestros corazones- Sakura luchaba por contener las lagrimas, 14 años atrás estaban en el mismo sitio con Naruto para su primera misión importante, y ahora Sai era el reemplazo de Naruto, habían pasado 10 años desde que desapareció en aquella terrible explosión, le dieron por muerto aquel día al no encontrar ningún rastro de vida.

-Yo creo que sigue vivo- todos se asombraron ante el comentario de Sai, que esta vez mostraba una sonrisa sincera.

-Naruto-kun es el tipo de persona que no quiere morir de una forma tan simple- todos sonrieron levemente ante aquel comentario de Sai, el cual todos creían que era para dar animo al grupo debido a que estaba en medio de una depresión absoluta.

Sakura noto la decisión con la Sai había hecho el comentario, hizo que su esperanza volviese a nacer de nuevo, pero no por mucho tiempo, un pensamiento que dejo de tener sentido ante el razonamiento de si misma.

-"Naruto, es imposible que sigas vivo, ¿Verdad?"- las lagrimas amenazaban con salir, y esta vez parece que todos se darían cuenta de su dolor.

-Se acabo la charla, tenemos una misión, si Naruto estuviera aquí, de seguro que hace mucho nos hubiera arrastrado a que empezáramos de una buena vez la misión- dijo Sasuke al notar la tristeza de Sakura, cosa que agradeció la bella pelirosa ya que hizo que pudiera contener sus sentimientos.

En ese momento todos se encaminaron a la aldea de la Nube a cumplir con su misión, con paso lento pero seguro se dirigían a la aldea a tratar de impedir un conflicto desigual entre el país de la Ola y la aldea de la Nube.

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En las cloacas se encontraban dos guardias en la celda donde estaba encadenado Naruto, le golpeaban con cadenas y con palos haciendo que su débil cuerpo fuese destrozado poco a poco, los huesos de uno de los mas grandes Shinobis de Konoha comenzaban a romperse.

-Que pasa demonio? Acaso ya no te curas solo?- decía con arrogancia uno de los guardias mientras seguía propinando un fuerte castigo a Naruto.

-Este demonio no se queja, llevamos dos horas aquí y no he escuchado ni un quejido de dolor, esta claro que es un demonio- decía el otro con síntomas de cansancio después de una larga sesión de tortura.

-Es verdad, este cabron no se queja, y así no es divertido, larguémonos de aquí, seguro que en 5 días se quejara de verdad- dijo el otro que le dio un ultimo golpe con las cadenas en el rostro de Naruto, la sangre comenzó a recorrer su frente, y una tenue luz invadió la celda, una luz que después de mucho tiempo dejo ver con mas claridad la apariencia de Naruto.

Se encontraba si nada que le cubriese el torso, restos de ropa rodeaban su cintura, varias cicatrices en su muy bien formado tronco, una larga cabellera rubia llena de sangre y una frondosa barba que también estaba cubierta de sangre, pero algo llamo la atención de los guardias.

-Oye, que es eso?- dijo mientras señalaba el cuadrado abdomen de Naruto,-No recuerdo que tuviese eso cuando le trajimos-, Naruto reacciono levemente, sabia de lo que estaban hablando, el sello que había es su frente se estaba deteriorando, haciendo que el poder de su interior volviera a salir poco a poco.

-Estas delirando yo no veo nada, debió ser un efecto de la luz de la luna- dijo el otro a ver que no había nada allí, -larguémoslos de aquí, mi mujer me espera-

Ambos guardias salieron de la celda, y dejaron de nuevo a Naruto solo, este cerró sus ojos y trato de entrar en su interior.

-"Kyubi….Kyubi…..me escuchas?, por favor, si estas ahí contéstame"- pensaba desesperadamente Naruto, al no encontrar respuesta abrió de nuevo sus ojos.

-"Valla valla, el mocoso necesita de mi ayuda, después de 12 años, pensé que no me hablarías de nuevo mocoso"- dijo la siniestra voz del Kyubi.

-"Pensé que no podría hablar contigo por el sello de mi frente"- respondió un alegre Naruto, no por volver a escuchar al demonio de su interior, sino por que eso significaba que su fuerza estaba regresando.

-"El sello que tenemos es patético, el sello que te puso el cuarto es mas eficaz, esto es de aficionados mocoso, aunque nuestro poder no se liberara de golpe, el sello de tu frente se debilita, calculo que en unos cinco días podremos usarlo y el sello desaparecerá"- dijo Kyubi a Naruto.

-"El día de la ejecución, que oportuno, pero no matare a nadie, no quiero mas muertes por mi culpa"- dijo Naruto a Kyubi con un tono melancólico en su voz.

-"Nunca cambiaras mocoso, siempre preocupándote por los demás antes que de ti, por eso estamos aquí"- una sonrisa se dibujo en el rostro de Naruto ante el comentario de Kyubi, ahora era el momento de planear el escape, pero sin dañar a nadie de la aldea.