"¿Crees que ha sido buena idea dejarles en el barco?"
"No te preocupes Robin, no va a pasarles nada porque por una vez se queden allí. Así seguro que no lían ninguna y nosotras podemos comprar tranquilamente."
"Bien" – le respondió con una suave sonrisa – "en ese caso vamos a empezar. Esta vez yo también necesito ropa."
Habían llegado la tarde anterior a la isla, y un rápido paseo por ella les mostró que se trataba, por primera vez después de mucho tiempo, de una isla apacible y tranquila, bastante aislada, en la que probablemente no habrían parado de no ser por la escasez de víveres que estaban sufriendo. La falta de carteles de recompensa les hizo pensar que la marina tampoco solía frecuentarla. Por ello, tras reponer la comida y la bebida, decidieron quedarse unos días de reposo allí para recuperar las fuerzas, tras su intensa llegada al nuevo mundo. Prueba de ello era que apenas cayó la noche, todos se fueron rápidamente a dormir.
Ya a la mañana, la navegante se levantó decidida a tener una conversación tranquila mientras iba de compras con Robin, sin arriesgarse a que alguno de sus nakamas montara algún lio en la isla que se lo impidiera. Por eso, después de un rato de quejas, especialmente por parte del capitán, Nami había conseguido esa mañana que, salvo ella y Robin, todos los demás tripulantes del sunny permanecieran en el barco.
Y sin duda, las dos chicas estaban aprovechando la mañana. Llevaban ya varias tiendas visitadas, y de cada una de ellas se habían llevado ropa suficiente como para tener que llevar un par de bolsas en cada mano. Comenzaron a emprender el camino de regreso cuando Robin se paró frente al escaparate de una tienda. Al acercarse a ella, Nami comprobó que estaba mirando una camiseta concreta.
"Es bonita"
"Es como la que llevaba mi madre la última vez que la vi"
Nami se quedó en silencio recordando la historia que les había contado en enies lobby. Puso una mano en el hombro de la morena, y una sonrisa a la vez que Robin giraba la cara para verla.
"Entonces estoy segura de que te quedará muy bien"
Animada por las palabras de Nami, Robin entró la primera en la tienda, probándose la camiseta. Después de mirarse en el espejo y decidirse a comprarla, la señora mayor que regentaba la tienda la entregó un pequeño boleto.
"Estamos sorteando una invitación para la fiesta que se va a realizar esta noche en el pueblo. El hotel inaugura su nuevo salón de fiestas " – la dijo con una amplia sonrisa – "Si al rascar te sale premiado, te daré una invitación para seis personas"
Robin tomó una de las monedas que llevaba y rascó la parte del boleto que indicaría su suerte. Al terminar, pudo ver con claridad la palabra premio grabada allí.
"Vaya, nos ha tocado" – dijo Robin con la serenidad habitual en ella
"¡Bien!" – gritó Nami abrazándose a su amiga – "¡podremos estrenar los vestidos que nos acabamos de comprar!"
"Muy bien, me alegro mucho de que te haya tocado. Toma" – le dijo entregándole un papel – "esto lo tienes que entregar cuando lleguéis al hotel. Estoy segura de que pasaréis una noche muy divertida. Todos los hombres estarán detrás de vosotras"
"No se preocupe por eso" – respondió Robin – "ya tenemos los nuestros"
Tras tomar los datos de Robin para llevarlos al hotel, las dos chicas emprendieron el camino de regreso al barco, hablando sobre la fiesta de esa noche.
"La invitación es para seis personas. Somos nueve, así que tres tendrán que quedarse en el barco"
"Sí" – respondió Nami distraída
"¿Estás bien?" – preguntó Robin sorprendida por la actitud de la chica
"Si si, tranquila. Solo estaba pensando en lo que ha dicho la mujer y lo que tú le has respondido"
"No te preocupes, te ayudaré a que Zoro sea el tuyo"
"¿Zoro? ¿Por qué dices eso Robin?" – preguntó Nami sin levantar la mirada del suelo.
"No olvides que me gusta observar las cosas" – respondió Robin con una pequeña risita – "y que a pesar de los dos años que hemos estado separadas, sigo conociéndote muy bien"
"Vaya" – dijo Nami parándose y levantando la mirada para ver a su acompañante – "¿entonces te has dado cuenta?"
"Ya tenía mis sospechas antes de la separación, pero después de volver a reunirnos, lo tengo muy claro. Sientes algo por él. ¿No?"
"Sí" – suspiró – "los dos años que hemos pasado separados, me dieron tiempo para pensar, y para aclararme"
"¿En ese momento descubriste que estabas enamorada?"
"No" – respondió, dejando pasar unos segundos antes de continuar – "en ese momento aprendí a aceptar que ya no podía negarlo más."
"Entonces, fueron dos años bien aprovechados."
"Y duros, fue difícil aceptar que estaba enamorada de ese inútil, y no poder estar con él. Y ahora que puedo, tengo miedo de lo que él pueda decir."
"No deberías. Si no lo intentas, seguro que no lo descubrirás. Dudo mucho que sea Zoro quien dé el primer paso en este tema."
"Pero no sé cómo hacerlo Robin " – dijo Nami mientras reanudaban la marcha
"Podemos intentar aprovechar esta noche. Estoy segura de que algo se nos ocurrirá."
Mientras tanto, en el barco, el paso de las horas había hecho mella en el ánimo del capitán, que después de jugar un rato con los peces del acuario, y después estar otro rato con Usopp y Chopper, se encontraba tumbado sobre el césped del sunny, con la mente perdida. Un ruido metálico proveniente de donde Zoro estaba entrenando, le hizo subir hasta lo alto del mástil, encontrándose al espadachín insultando a una de las pesas, que parecía haberse resbalado de su sitio y haber salido rodando.
"Por mucho que la grites, creo que no te va a contestar "– dijo Luffy riendo
"Me preocuparía si lo hiciera" – respondió Zoro recogiéndola y dejándola en su sitio, sin dar importancia a la presencia de su capitán – "¿que haces aquí? No creo que hayas venido a levantar pesas."
"No estaba haciendo nada, y cuando la he oído caerse he decidido subir" – respondió con una sonrisa mientras se sentaba
"Pues si lo que quieres es jugar a algo no cuentes conmigo. No me voy a poner a correr detrás de ti como hacen Usopp o Chopper."
"No, eso ya lo he hecho. Aunque ya que estoy aquí, quiero preguntarte algo. " – le dijo seriamente
"Que sorpresa, te estás poniendo serio " – respondió Zoro terminando de recoger las pesas y secándose con una toalla
"¿Cómo se sabe si se está enamorado?"
"¿Qué?" – preguntó gritando Zoro – "¿pero qué coño estás diciendo Luffy?"
"No lo sé Zoro. Durante los dos años que estuvimos separados os eché a todos de menos, pero sobre todo extrañaba a alguien en concreto. Y desde que nos reunimos, me siento mucho más a gusto, aunque siento que me gustaría algo más"
"Esto deberías preguntárselo a Sanji que es el mujeriego."
"Sanji se vuelve loco detrás de cada chica, no sabe lo que es estar enamorado, no me sirve. Además, tú eres mi mejor amigo."
"Yo no puedo ayudarte en ese tema Luffy " – le respondió muy serio
"Ya, para ti sólo importa ser el mejor, ¿no? Estas cosas no te interesan"
"No es por eso" – le dijo Zoro entre dientes cuando Luffy ya empezaba a levantarse
"¿Entonces?" – preguntó Luffy sorprendido volviéndose a sentar.
"Si tienes que aprender de mí, te va a ir muy mal"
"¿Por qué? ¿Es que acaso lo intentaste y te salió mal?"
"No, peor. Ni siquiera lo he intentado. No la he dicho nada."
"Tú" – empezó Luffy, haciendo una pausa – "¿sientes algo por alguna chica? ¿No será por la chica de los fantasmas?"
"¿Perona? ¡Joder no!" – exclamó Zoro molesto – "claro que no es ella."
"Entonces… Zoro, ¿no me digas que es por Robin? " – exclamó el capitán con un tono de preocupación
"Vaya" – respondió el espadachín poniendo una sonrisa – "así que es Robin la chica que tanto echabas de menos mientras entrenabas con Rayleigh"
"¿Eh? Mierda mierda mierda " – empezó a decir Luffy mientras se llevaba las manos a la boca – "se suponía que te iba a pedir consejo pero no a decirte el nombre."
"Jajaja, sigues siendo como un niño Luffy, en el fondo es fácil sacarte las cosas"
"¿Eh? ¿Me has engañado para que te dijera quién era?"
"No" – respondió Zoro serio – "nunca en mi vida te he mentido Luffy."
"Entonces es verdad que sientes algo… ¿por Robin?"
"¿Por ella? ¡No!"
"Pues ya solo queda… Zoro, ¿te has enamorado de Nami?"
"¿Entiendes por qué no puedo ayudarte? Todo lo que he conseguido es que la mujer a la que amo me odie y me grite." – le dijo con una sonrisa triste
"Nami no te odia Zoro, al contrario, yo creo que se preocupa mucho por ti. Aunque sea de una forma un poco rara" – siguió mientras se reía como en él era habitual – "Deberías hablar con ella"
"Si claro. Como si fuera tan fácil."
"Sólo hay que ir y decírselo."
"Pues ya sabes. Después de que vayas tú a por Robin, yo iré a por Nami"
Luffy se quedó mirando hacia Zoro, con la seriedad que mostraba tan solo en contadas ocasiones, cuando unos gritos desde la orilla llamaron la atención de los dos hombres, que se asomaron para ver de qué se trataba.
Las dos mujeres habían regresado de comprar, y tan pronto como subieron al barco, hicieron a la tripulación reunirse en la cocina. Tras dejar sus compras en la habitación que compartían, ellas se unieron a los demás, sacando la invitación que Robin había ganado en la última tienda que habían visitado. Tras explicarles que se trataba de la fiesta de inauguración de una nueva sala del hotel de la ciudad, llegó el momento de decidir quiénes serían los seis de ellos que acudirían a la fiesta.
