Hola, que tal? Yo soy Florencia, o NeoRosemon. Espero que les guste este fic, que como todos los que haré de digimon, esta dedicado al Mimato, que en mi opinión, es la mejor pareja de digimon y de todas :). Disfruten de la lectura. Gracias por leerme


CAMINOS CRUZADOS

CAPÍTULO I: EL REENCUENTRO

Era uno de esos días, en los que a nadie se le hubiese ocurrido salir de su lugar. Era una mañana de verano, que más bien parecía una tarde de invierno. Las nubes grises, casi negras no permitían que se viese el cielo, el viento soplaba con mucha fuerza, con una fuerza tal que algunos árboles parecían doblarse con la facilidad con la que se dobla el junco. Tal como lo había previsto el servicio meteorológico, ese día caería sobre Odaiba una de las mayores tormentas de verano de la temporada.

Solamente a una persona se le hubiese ocurrido salir, una impulsiva chica de cabellos castaños, que necesitaba con urgencia ir al supermercado más cercano para poder comprar provisiones. Debido al trabajo de sus padres, ellos vivían constantemente viajando de Japón a los Estados Unidos, y ella, que ahora ya tenía la edad suficiente para hacerlo, permanecía en su casa, completamente sola, ya que no tenía hermanos que pudiesen acompañarla. Ella tenía 18 años, un cabello largo castaño y hermosos ojos color miel, que transmitían su inocencia.

Hacían ya un par de años, que se había tenido que mudar de su país de origen y abandonar a sus amigos, ahora, por primera vez, había podido volver de los Estados Unidos y quedarse en su antigua casa. Hacía mucho tiempo que no veía y pasaba tiempo con sus amigos, hacían ya más de cuatro años. Ahora quería quedarse y reencontrarse con sus amigos de Japón.

Se había olvidado su paraguas, y las primeras gotas, de lo que prometía ser la tormenta más fuerte del verano japonés, comenzaron a caer. No habían muchos negocios abiertos, por no decir, que solamente había uno, y fue el que Mimi Tachikawa encontró luego de correr diez minutos debajo de la lluvia, que se tornaba cada vez más fuerte.

Cuando finalmente entro al local, se encontraba completamente mojada, su jean y su remera blanca con cerezas se encontraban empapadas y un poco embarradas, al igual que sus John Foos, que al igual que su remera tenían cerezas.

Rápidamente miró lo que necesitaba para su casa, hacía ya tiempo que tenía que ir al mercado y no lo hacía porque siempre tenía otra cosa que hacer, o simplemente, porque le faltaban ganas. Agarró desde comida hasta artículos de cocina y limpieza, no quería tener que volver a salir con un día así.

- Muy bien... ahora solo me falta... –paró un momento para pensar, luego, cuando se acordó chasqueó los dedos, y se dirigió por unas latas de gaseosa.

Sabiendo donde se encontraban, estiró las manos para tomarlas mientras miraba las cosas que contenía su canasto. Estiró su mano, pero en ese instante se chocó con otra mano que pretendía tomar aquel pack con gaseosas que ella quería.

- Mil disculpas... –pidió mientras levantaba la mirada. Cuando miró a la persona con la que había chocado su mano, quedó con la boca abierta: era un hombre, pero no cualquier hombre, era el más hermoso que había visto hasta aquel momento. Tenía ojos azul zafiro, una cabellera rubia despeinada. El hombre le regaló una sonrisa.

- No hay problema, discúlpame a mi –dijo tomando el último pack de gaseosas y entregándoselos a la chica –Toma, llévatelo tú –le dijo con una sonrisa.

- Pero es el último... ¿Estas seguro que no lo quieres?- preguntó con un tono que más que querer convencer al chico para que se llevase aquellas gaseosas, indicaba todo lo contrario.

- Por supuesto, ya conseguiré otro en algún lado –le respondió cortésmente.

Mimi pensó unos instantes, luego le sonrió. Tenía una idea.

- Ya se... se viene una gran tormenta, y no podría dejar que anduvieses por todo Odaiba caminando en busca de unas gaseosas por mi culpa, así que te invito a mi casa a tomar una¿Qué te parece mi idea?

- ¿Te das cuenta que estas invitando a un completo extraño a tu casa?

- Siento que te conozco de antes –le respondió. Lo mismo sentía aquel chico.

- Yo siento lo mismo - comentó- Entonces acepto tu invitación, muchas gracias –dijo aceptando su invitación.

No pasó mucho tiempo hasta que la chica pagó y pudieron irse. El chico extendió un paraguas y lo colocó sobre las cabezas de ambos, protegiéndolos de la ahora, fuerte lluvia. Tomo algunas bolsas para ayudarla a la chica.

Al rubio le gustaba permanecer tranquilo, con la compañía de una chica que parecía no conocerlo. No era fácil ser una estrella de la música, y una sensación entre las adolescentes; siempre habían demasiadas presiones, y la gente no lo dejaba tranquilo. Sin embargo, esta chica era tan diferente a todas, y principalmente, tan parecida a una...

La chica paró enfrente de un enorme y lujoso edificio, sin duda, el mejor de Odaiba, en el que los más adinerados residían.

- Aquí vivo –le dijo con una sonrisa mientras abría la puerta principal, dejando al chico pasar.

- Es un lugar hermoso, muy lujoso –dijo recordando quien vivía en aquel edificio. Era una persona muy importante para él, tal vez demasiado.

- Eh... si, supongo –respondió sin darle importancia a ese asunto.

Ambos chicos subieron al elevador y la chica marcó el piso 10. Ella lo miró con una sonrisa, él, quien jamás se había comportado como lo estaba haciendo, se la devolvió.

- Sabes... todavía no se tu nombre –le dijo sonriente el chico. Ella se sonrojó.

- ¿Y para qué quieres saberlo extraño? –le preguntó jocosamente.

- Solamente quiero saber el nombre del ángel mojado que apareció frente a mí en el súper –le respondió. Ella rió y se sonrojó un poco más.

- Mi nombre es Mimi Tachikawa –dijo enlazando su cabello en su dedo índice, con una frescura e inocencia que logró cautivar al chico, hasta prestarle atención a su nombre- ¿Y cuál es tu nombre extraño?- le preguntó. Pero el chico estaba muy sorprendido para responder.

Al fin y al cabo, era realmente ella. Parecía imposible, hacía años que se había ido a los Estados Unidos y jamás se había vuelto a comunicar con él. Y él había tenido que vivir cuatro años sin ella.

- Hey, extraño... –dijo moviéndole el hombro, ya habían llegado al piso 10 –Ya llegamos.

El la miró, y al instante le respondió.

- Mimi... yo soy Yamato, Yamato Ishida... –para su sorpresa, la chica también parecía sorprendida.


Bueno, este es el fin del primer capítulo de mi segundo fic del Mimato :), Ojalá les guste a todos, y porfis, como siempre les pido, ayúdenme a mejorar mandandome reviews con todo lo que les gustó y con lo que crean que debería cambiar.

Gracias por leerme. Espero que sigan haciéndolo, prometo no defraudarlos .

Se despide: Florencia.