Capitulo uno
Con delicadeza arreglo su uniforme azul, aunque sabía que no duraría mucho tiempo, la semana pasaba había recibido más de 4 vómitos, incluso su nariz había dejado de distinguir el olor a vomito como algo asqueroso.
—Bella ,doctor Collins te está esperando—Dijo Angela desde la puerta con una sonrisa, Bella despego su mirada de su reflejo en el espejo y se giro sonriéndole a su amiga y asintiendo.
Camino hasta las afueras de la habitación pálida donde todos las enfermeras se cambiaban y miro con cuidado los pasillos donde los doctores pasaban con sus batas blancas y rostros cansados y pensativos, hasta que diviso al doctor Collins, un hombre de 30 años, siempre sonriente con su melena dorada y brillante mostrando sus rulos rebeldes, enmarcando unos profundos ojos azules, él era la mayor admiración de Bella, casi rosando lo romántico ,pero el doctor estaba casado, así que ella se alejo levemente de él. Ahora el doctor Collins era como un deseo, deseaba ser como él, tener la mitad de su éxito aunque fuera.
—¿Me necesita?—susurro Bella con cuidado, acercándose al banco donde el doctor estaba sentado con una carpeta amarilla entere sus manos tostadas.
—¡Señorita Swan! ¡Si! tengo un nuevo paciente al que debes cuidar, su caso es muy…especial.
—Claro—dijo Bella, sonriéndole al tiempo que seguía al doctor con paso seguro por el pasillo.
Entraron a la habitación más alejada de todas, pálida y fría, Bella desde el momento en que entro vio más de 10 cosas que cambiaria en ese momento, deslizo sus ojos hacia la cama, donde un muchacho estaba acostado en completo silencio, sus ojos estaban tapados con vendas, que se ocultaban tras sus largos mechones castaños.
—Edward Cullen 22 años, lo encontramos tirado en el bosque, no se deja revisar…tu eres nuestra única esperanza Bella.
La muchacha abrió los ojos impresionada, pero se acerco con cuidado al cuerpo inconsciente al menos eso parecia...
—Alejate de mi ,niña.
Bella se helo ante el tono grueso de la voz, pero sabía que esa era su oportunidad de demostrarle a Collins que era más que una cara y un apellido como todos pensaban.
—Sera solo un momento señor Cullen y saldrá de aquí…
—Si el señor Collins sale…accederé—Dijo el muchacho mientras sonreía,no alejaba el suave contacto de la mano de Bella que roso levemente la suya.
—Está bien—Dijo el hombre mientras abría la puerta de la habitación y salía.
Bella sentía miedo, había algo que le decía que tenía que salir corriendo de allí inmediatamente, su corazón latía muy apresurado, pero respiro tranquilizándose, mientras levantaba la sábana blanca que tapaba el cuerpo del muchacho.
Reviso en silencio, respirando lenta y de forma tranquila, Edward no movió ni un centímetro de su cuerpo, y Bella solo notaba que el cuerpo del muchacho estaba débil, demasiado…parecía que en cualquier momento se esfumaría.
Cuando termino, hecho una última mirada a Edward y salió.
—Contigo se dejo...parece que funciona con insultos y malos tratos—Dijo el doctor.
—¿No fui la primera…?
—No, solo necesita una buena transfusión de sangre y cuidar sus ojos con más cuidado, tu las harás, lo revisamos inconsciente cuando despertó fue un desastre, empujo a dos enfermeras, tu eres más amable que nadie aquí, pensé bien en llamarte.
Bella asintió mientras recibía las instrucciones de Collins, nunca había hecho una transfusión,no sola.
Los minutos pasaron y ella volvió a adentrarse en la habitación, ahora aireada y más viva gracias a los cambios que ella había hecho, sonrió a pesar que sabía que él no la vería, a pesar de que sentía que podía hacerlo.
Edward no dijo nada, es mas extendió su brazo derecho, Bella dio por hecho que el doctor Collins le había dicho lo que sucedería, así que hizo todo el proceso y observo como lentamente la sangre se vaciaba de la bolsa.
—Oh dios—Dijo el muchacho, llamando la atención de la enfermera que estaba perdida contando las baldosas del suelo.
—¿Estás bien?—Dijo Bella mientras instintivamente pasaba sus manos por el rostro del muchacho, quien solo sonrió.
—Perfecto—dijo mientras se relajaba en la cama, pero Bella dejo el contacto, pensando que el muchacho estaba asustado.
—Listo—Dijo ella sonriendo mientras finalizaba todo, pero entonces una mano lo detuvo.
Se giro, ya que le había dado la espalda, y lo vio. Tenía las vendas desprendidas y la miraba con cuidado, tenía los ojos marrones oscurecidos.
Antes de que pudiera decir algo, unos brazos estaban alrededor de su cintura, y unos dientes se clavaban en su cuello.
Poco a poco sentía como las fuerzas se iban de su cuerpo.
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