Hola!
Otro fic de estos mellizos. Va a ser un two-shot, el primero sobre Sophie y el segundo sobre Josh, situado digamos al final del segundo libro. He tratado de probar un nuevo estilo, así que espero que os guste. :)
Por cierto, si queréis la segunda parte, quiero un review… UNO solo aunque sea, y si habéis escrito fics de esto, os dejaré yo también. ¿Ok? Gracias…
Sophie Newman no había pedido todo aquello. Sólo había surgido, sin más, y maldecía mil veces el día en que John Dee había irrumpido en la librería donde trabajaba su hermano mellizo, porque entonces había empezado todo. Entonces toda su antigua vida había quedado atrás.
Sophie intentaba consolarse pensando en que, al fin de al cabo, no habrían podido evitarlo, puesto que era el destino, y una profecía lo había anunciado, pero no funcionaba. Porque, ¿qué demonios le importaba a ella que una estúpida profecía pronosticara todo aquello?
Y tenía que consolarse pensando en otras cosas. Como, por ejemplo, que Josh estaba con ella, que ambos habían sido Despertados, y que parecía que juntos tenían un poder inagotable. Eso es, juntos. Porque si Nicolas Flamel, por muy alquimista que fuera, les hubiera pedido que se separaran por cualquier razón, ella le habría mandado al infierno, que era donde deberían estar todos los involucrados en aquel asunto.
Pero cuando miraba a Josh, Sophie sabía que podría haber sido peor. Al fin de al cabo, él seguía allí, y seguiría siempre; de eso estaba segura. El Alquimista les había advertido, tarde por cierto, de que aquello sería muy peligroso y que podrían incluso morir. Aunque obviamente, Nicolas consideraba aquello como una simple y pequeña posibilidad, porque de otra forma no se habría molestado tanto en todo.
De lo que Sophie estaba segura, era de que lo que sugería El Alquimista no sucedería jamás, porque si alguien intentara tan sólo tocar a su hermano mellizo… ella les arrancaría la piel a tiras, les torturaría hasta que desearan haber obedecido cuando les advirtió que dejaran en paz a Josh, y entonces, y sólo entonces y si sentía especialmente benevolente, tal vez les dejara morir, muy lenta y dolorosamente por supuesto.
Porque Sophie podría ser la dulce vainilla, la pacífica Luna; pero si su hermano mellizo estaba en peligro, se convertiría en la amarga hiel, la furiosa leona, y les destrozaría a todos. Sin piedad. Y lo último que percibirían sería un dulce y engañoso olor a vainilla…
