Disclaimer: Harry Potter y todos sus personajes pertenecen a J. K. Rowling
Advertencia: Este fic sólo puede leerse luego de LaIgnorancia, ya que es su continuación.
*Lectio Ultimo*
"Explorar es descubrir, y se descubre
explorando lo desconocido"
PRÓLOGO
Olvidó todo, incluso que era profesor de Hogwarts, que las clases habían terminado y él debía partir a su casa, olvidó que seguía en su despacho con las valijas apiladas a un lado, que la puerta estaba abierta, que su lechuza estaba suelta. Olvidó que habría un después…
Fue como una explosión dentro… como si luego de un sonido ensordecedor nada pudiese escucharse. Todo parecía en calma, su corazón se olvidó de palpitar por un instante y luego se recuperó a un ritmo frenético.
Pero respiró hondamente, como si recién lo hubiesen sacado del agua. Y abrió los ojos…
Granger aun los mantenía cerrados. Se separaron un instante con lentitud, todo parecía tan delicado como lo había sido el primer roce de sus labios. La muchacha también salió del embrujo abriendo los ojos pausadamente.
Snape dio un paso hacia atrás. Todo volvió a cobrar dimensión espacio-temporal. Y las ideas calladas regresaron a torrentes, ensordeciéndolo como si fueran gritos.
La tomó de los brazos para mantenerla a una prudente distancia, pero aun no podía decir nada que le pareciese correcto. Miró abajo un momento mientras Hermione buscaba con insistencia sus ojos. Ella tampoco sabía qué había ocurrido, tan solo fue un accidente… ella ya iba a irse… pero estaba tan cerca de él… tan cerca y él tan expectante… y todo… simplemente pasó: lo besó.
¿Besar? El beso implicaba más que ello, aquello fue un simple roce de sus labios, un poco de presión, acariciarse apenas con el aliento… Pero fue tan distinto a todo. Había tenido besos-besos, de esos húmedos (algunas veces desagradablemente húmedos) junto a Ron, pero jamás había sentido que todo alrededor se disolvía, ni aquella paz sosegante que la envolvió en una calidez adormecedora, casi de ensueño… y que al mismo tiempo expandiera una ola de placer por todo su cuerpo… ¿Pero qué había sentido él?
Sintió un dejo de vergüenza por lo que había pasado, pero ya estaba hecho y no iba a echarse atrás. No podía permitírselo, demasiado tiempo actuó como una niña contrariada por sus emociones, ahora debía hacer gala de su prematura adultez y exponérsela a su muy serio profesor de pociones (que en aquellos momentos parecía seguir en estado de shock).
-Profesor…
Maldita sea, de todas las palabras en el mundo la primera que dijo (la más natural) salió de sus labios para alzar una barrera ante él. Snape pareció percatarse, la miró con una atención firme, cual tutor esperando un descargo de su alumno aunque ya ha decidido el castigo de su fechoría.
-… ¿entonces? –Hermione se sintió un poco tonta otra vez, estaba nerviosa a pesar de querer hacer gala de valentía. No se le ocurría decir nada. Snape soltó sus brazos, dio unos pasos hacia atrás y se giró a reacomodar su equipaje.
-¿Entonces qué? –preguntó el hombre con aspereza mientras le daba la espalda. Hermione tragó saliva. ¿El temido murciélago de las mazmorras era capaz de hacer de cuenta que nada había pasado? ¡Acababan de besarse!
Se sintió burlada y ofendida, tomó aire con el gesto furioso.
-Nada… Sólo que acabamos de besarnos- soltó mientras esperaba su reacción viéndolo fijamente. Snape no se detuvo de su labor. Lo oyó resoplar.
-Yo diría que tropezó. Pasaré por alto el incidente, Granger. De cualquier forma ya no puedo quitarle puntos a su Casa. Le aconsejaría ir con Hagrid para que solucione su percance con el transporte.
¿Así o más cínico? La Gryffindor no comprendía nada. Acababa de reafirmarle que lo quería, que sentía algo por él, lo acarició y ¡él también! Él acarició su mano… y si bien ella se había acercado para besarlo, él también hizo su parte.
-¿Tropecé? ¿Justo cuando usted se inclinó hacia mí? No lo recuerdo así… -el sarcasmo de Hermione emulaba al de su mentor, esta vez él se dio la vuelta y la observó con el rostro ilegible de siempre.
-¿Qué es lo que quiere?
Muy buena pregunta, y por lo mismo era muy difícil de responder. Hermione lo observó un momento mientras buscaba articular alguna contestación a la altura… ¿pero qué quería realmente?
-Quiero saber… si acaso… Es decir, usted no puede simplemente hacer que nada ocurrió. Dejemos la farsa atrás. Acabamos de besarnos, es lo que pasó.- Snape lucía una repentina palidez en su ya muy pálido rostro, frunció el ceño y respiró hondo.
-Es posible. ¿Y qué quiere que haga al respecto? –se veía ofuscado como si ella hubiese roto alguna regla cualquiera del castillo- No debió pasar, Granger.
Hermione volvió a sentir el frío correrle por la espina, era aquel temor terrible a perderlo que había sentido todo aquel tiempo… aunque sus posibilidades de tenerlo fuesen nulas.
Pero ahora la suerte había cambiado: él la había besado.
-Pero pasó… y debió ser por algo, ¿no cree? –Snape pareció recobrar su frialdad habitual, ya no sólo no hacía nada distractor como acomodar el equipaje, sino que se cruzaba de brazos envolviéndose con su capa como de costumbre al tiempo que miraba a su alumna con la soberbia Slytherin, la misma soberbia con la que le preguntó:
-¿Y por qué sugiere que ha sido?
-¡Porque usted también siente algo por mí! –al parecer Snape no esperaba que ella le respondiese tan rápido ni de forma tan contundente, humedeció sus labios antes de contestarle.
-Granger, tengo mil razones para no sentir nada por usted. ¿Por dónde prefiere que comience?
Hermione le sonrió a la retahíla de palabras de su profesor, pero no iba a quedarse callada. Levantó los ojos y lo observó con la seguridad acostumbrada a saber las respuestas de todas las preguntas.
-Empiece por el motivo que prefiera, que sea su alumna, que sea muy joven… hasta que sea Gryffindor, hija de muggles… Lo que sea. –se sonrió retadoramente y luego soltó en tono desafiante- De cualquier forma esos motivos no importan demasiado… ¿Usted siente algo por mí o no?
Ultimátum. Snape hizo una mueca de desprecio con los labios mientras pensaba su respuesta, ella esperaba con aire triunfal.
-¿Qué podría sentir por…? –pero Hermione acortó la distancia nuevamente y lo enfrentó con fijeza, Snape se quedó de piedra sin poder continuar su frase. Otra vez el embrujo cayó entre los dos, el universo comenzaba a disolverse, los latidos se detenían, los pensamientos callaban.
Eran dos estatuas de yeso viéndose fijamente, dos recién llegados al mundo frente al primer espejo. Eran dos esfinges enfrentadas intentando leerse los pensamientos de una mirada. Parecía casi como si no respiraran. Sus rostros se veían graves, ambos desafiándose, ambos interrogándose.
Eran las miradas de dos predadores en plena caza.
Y de repente sus rostros se suavizaron. Otra vez Granger tropezó justo cuando Snape se inclinaba hacia ella. Pero esta vez el tropiezo se agravó. Se devoraron los labios para que no quedase ya duda de lo que ocurría, Snape volvió a ser el primero en reaccionar y la tomó de los hombros para alejarla. Cuando se separaron permanecieron a escasos centímetros, con los párpados semicaídos y los labios húmedos entreabiertos.
-… es una locura… -murmuró Snape buscando en ella alguna premisa similar, algo que lo ayudara a alejarse de aquel pecado. Sin embargo, Granger no se encontraba muy solidaria aquella vez, alternaba su mirada entre los ojos y los labios de Snape.
-… ya lo sé… - ¿Y cómo no iba a saberlo ella si era la Sabelotodo oficial de Hogwarts? Severus sentía que perdería cualquier rastro de cordura de un momento a otro. No comprendía qué le ocurría, era como un accidente inevitable, como si no pudiese defenderse de los impulsos de su cuerpo. Un imperius.
Un imperius lanzado desde hacía mucho, del que intentó deshacerse con furia cuando la veía marcharse. Sus deseos de envolverla entre los pliegues de su capa regresaban con fuerza pulsando sobre sus músculos… y él se mantenía firme y correcto.
-Diga algo… -rompió de repente Hermione que alzaba los ojos en plegaria hacia él, vio sus ojos húmedos. La expresión valiente en su rostro ya se había esfumado y sólo quedaba la muchacha urgida, desesperada por una declaración que terminara de hundirle la daga del rechazo o la devolviese a la vida.- Por favor…
Snape no supo cuándo ocurrió, pero otra vez sus labios terminaron cayendo uno sobre otro, y se besaron entre las frías paredes de su despacho. ¿Cuánto tiempo?
Sentía los labios de Hermione besar suavemente los suyos, sabían a sorpresa, a indebido. Él intentó hacerse hacia atrás pero su cuerpo estaba tan tenso que no consiguió moverse, entreabrió los ojos y volvió a cerrarlos cuando un roce tenue acarició en su cintura.
En aquel momento él se sumó al beso, su cuerpo consiguió relajarse y sintió el calor correr por todos sus músculos, era una sensación agradable con un ápice de vorágine. Se acercaron un poco más, agolparon sus cuerpos en un paso breve. La impresión lo estremeció.
Sentía la calidez de su aliento, y saboreó sus suspiros repletos de ilusión; ella apretó los lados de su capa débilmente para sostenerse y, presintiendo que iban a separarse, las manos de Snape se movieron por instinto y la sujetaron de la cintura. El pecho de la muchacha se agitó en una inhalación profunda, sorprendida, complacida… Snape no sabía si debía soltarla, el beso continuaba ininterrumpido, débil, callado, inocente.
Las manos de Snape enviaron una descarga eléctrica que recorrió toda su espina desde la cintura, sintió las piernas débiles y tiró para sí la capa que sujetaba. Las manos del hombre se apretaron atrayéndola un poco más, sólo un poco, el temido murciélago parecía infinitamente más delicado que Ron. Qué ironía. Hermione sonrió en el beso, se sentía extasiada y nerviosa al mismo tiempo, su mente aun no dejaba de trabajar, todo era tan distinto a cómo se lo había imaginado… Esto era magia.
Su corazón bombeó de un modo que jamás había experimentado.
Sabía que en cuanto se separaran, los cuestionamientos continuarían. Mientras duró, pareció eterno. En cuanto se soltaron, se le antojó el instante más efímero que hubieran experimentado. Sus manos flotaron en aire. De repente pareciera que la capa de Snape y la cintura de Granger quemaban.
Se miraron, acusándose y disculpándose al mismo tiempo, y con la misma pregunta en los ojos: "¿Y ahora qué?". Cuando sus respiraciones se acompasaron, tomaron una distancia más grave.
-No debió pasar… -comentó Snape, su frase se disparó sin las pausas que solía arrastrar. No la miró cuando lo dijo, volvió a darle la espalda sacudiendo su capa con furia.
-¿Qué reglamento lo impide? –la pregunta de Hermione salió amenazante y segura, Snape viró su rostro apenas para responderle.
-El sentido común, Granger. –Ella se quedó de pie pensando muy bien qué retrucar.
-… pero a mí me gustó… -Funcionó. Snape se detuvo incómodo, incapacitado de responder- ¿A usted no?
Maldita Granger.
-Eso… no le incumbe. -Hermione se sonrió ante la respuesta, estaba muy feliz con lo que acaba de pasar, intuía que con el simple hecho de rememorarlo podría ser igual de feliz durante meses… Pero no iba a quedarse con aquel consuelo.
-Bien… Ya tengo que irme.- El profesor se dio la vuelta con el rostro interrogante, ella tomaba a su gato nuevamente, el caldero y se alisaba la ropa con la mano libre. Alzó su rostro una última vez hacia él, con una sonrisa suave y un chispazo de picardía en la mirada.- Le escribiré.
Y sin más se marchó.
Se fue.
Snape se quedó de pie mirando la puerta con una expresión incrédula en el rostro. La estela de su perfume seguía flotando alrededor de él, sus labios cosquilleaban aun, y guardaba la sensación de su contacto tibio.
Y ella simplemente se marchó… dejándolo confundido y... añorante.
N/A: Hola! Pensaba culminar su escritura completa antes de lanzarlo, pero como tengo varios capítulos adelantados voy a arriesgarme. Espero que no haya demoras y sea una publicación por semana. Haré lo posible por ello. Ya tengo tres capítulos más, completos, así que no teman.
Este es un prólogo sencillo para enganchar la historia directamente con su predecesora, Ignorantia. Aquí intentaré narrar lo que ocurre luego del beso, que no es más que un simple prefacio (por primera vez en mi vida, narrar un beso me llevó 5 págs!)
De acá en más, espero que disfruten aunque sea un 10% de lo que yo lo hago escribiendo esta historia (esta problemática historia). Me encanta hacerla… :)
Nos leemos, que la disfruten!
