Esa noche miraba con anhelo la luz de la luna. Sus pensamientos vagaban en aquel encuentro y una dulce sonrisa se posaba sobre sus pequeños labios, al recordar la expresión sobre su rostro cuando sus miradas se encontraron. Hace años que no lo veía y tenía que admitir que extrañaba su presencia. Sinceramente hasta echaba de menos sus pésimos chistes.

-Hola- susurro una voz a su oído haciéndola casi caer por la ventana y sacándola por completo de sus pensamientos.

-¿Plagg?- preguntó asombrada al reconocer a su otra mitad- ¿Qué estás haciendo aquí?- continúo preocupada mirando hacia la habitación y suspirando con alivio, al ver a su portadora completamente dormida.

-Sé que te morías por estar conmigo, no tienes que ocultarlo- respondió divertido haciendo sonrojar a la mariquita.

-No deberías estar aquí- susurro ignorando su último comentario- Marinette no puede verte.

-Siempre tan responsable- reconoció con algo de fastidio, sin admitir lo mucho que adoraba aquella cualidad- Tenía que pasar a visitarte, ahora que sé dónde vives.

-Yo también te eché de menos- dijo con dulzura leyendo entre líneas.

Luego de tantos siglos, le era fácil entenderlo y saber lo mucho que le costaba expresar todos sus sentimientos.

Se lanzó a sus brazos con fuerza siendo atrapada con rapidez por el gato negro. Rodeo con fuerza su cuerpo con sus pequeños brazos y cerró los ojos con deleite, al sentir que él la acercaba a su cuerpo y apoyaba su cabeza sobre la suya.

-No sabes cuánto extrañe hacer esto- admitió con felicidad sintiendo su corazón latir con fuerza.

-Yo también Tikki, yo también- finalizó levantando su rostro con ayuda de sus manos y cerrando la distancia entre sus labios.

Ambos se encontraban demostrando su cariño con tan simple gesto mientras una peliazul los miraba con dulzura, se volteaba rápidamente hacia el otro lado de la cama y se disponía a conciliar de nuevo el sueño.

Le alegraba de que su Kwami se hubiera reencontrado con su alma gemela y esperaba que no tuvieran que volver a separase en un largo tiempo.

Después de todo ambos se completaban por completo.