¡Hola! Esta es la primera vez que publico una historia, acá en fanfiction.. Me siento algo nerviosa, porque hace muucho que no escribo sobre esta linda parejita. Espero que les guste!

Los Personajes no me pertenecen, son de la señora J.K Rowling.

No tengo nada más que decir que... ¡Lean!

Como el chocolate...

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Hr-H

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Inexplicable Locura

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Sexto año en Hogwarts. Ya estaba cursando el sexto año, aún me era imposible creerlo. Luego de la muerte de Sirius, todo pareció haber transcurrido en un largo sueño y, recién ahora, sentía que había despertado.

Me había puesto el pijama e intentaba dormir, pero daba vueltas y vueltas, sintiéndome extrañamente incómodo. Era la primera vez que la mullida cama de Hogwarts no lograba hacerme sentir cómodo.

No sé por cuanto tiempo estuve mirando el techo, mientras que la luz de la luna hacía que viera formas extrañas en la madera. Y me entretuve un rato con esas formas extrañas. En una, había visto al hipogrifo Buckbeak; en otra, parecía ser Dumbledore y, finalmente, una cabeza rodeada por una especie de brillo… o diminutos rizos, e inmediatamente Hermione vino a mi mente.

Ahí supe que cualquier rastro de sueño se esfumaría. Gruñí, quitándome las frazadas y salí de la habitación para sentarme frente al fuego. Ni siquiera me molesté en ponerme las gafas.

Veía, aun que todo era muy borroso. Aflojé mis hombros, arrullándome con el ruido de la chimenea, el crispar de la madera romperse a causa del calor y las chipas que saltaban de vez en cuando.

"¿Qué haces aquí?"

Si esto era una broma, no me hacía gracia. Instintivamente miré sobre el sofá, y sólo noté una mancha blanca y amarilla.

"¿Qué haces aquí?"

Hermione no me contestó, pero avanzó hasta sentarse a mi lado. Sentí como todo mi cuerpo se tensaba y me corrí disimuladamente.

"¿No podías dormir?"

Asentí con la cabeza, incapaz de hablar. Era como si mi voz se hubiera ido a alguna parte. Y me pregunté por qué su presencia me alteraba tanto.

Me estaba volviendo loco y un completo estúpido.

"¿Estabas pensando en él?"

Fruncí el ceño, sabiendo de quién estaba pensando. Sería fácil echarle la culpa a la muerte de Sirius por mi problema hacia Hermione, pero sabía que no era cierto.

"Harry, algo te sucede. ¿Por qué estuviste tan distante?"

Parpadeé sorprendido y volteé a mirarla, pero sólo fue una mancha borrosa como todo lo demás aquí.

"No es nada, de verdad", hablé finalmente, aunque mi voz salió demasiado ronca. "Estoy…"

"¿Y por qué me ignorabas?"

Cerré mi boca y me hundí más en el sillón. ¿Qué podía decirle? Ni siquiera estaba completamente seguro del por qué la ignoraba tanto y huía de ella como si tuviera alguna terrible enfermedad.

Y me sentía culpable, Hermione seguramente estaba pensando cualquier cosa.

"Yo no te estoy ignorando", respondí sin mirarla.

"Hoy no me hablaste"

"Hermione…", interrumpí, frunciendo el ceño aunque tenía razón.

"Ni siquiera cuando estábamos en el cuartel"

Al nombrar ese lugar una gota de sudor salió de mi cuello, recorrió mi nuca y se deslizó hacia mi espalda, causándome escalofríos. En ese lugar, toda esta locura había empezado a formarse como un parásito.

Y todo porque había visto como se estaba trenzando el cabello. Aquél gesto inocente, mientras canturreaba una canción y dejaba expuesta su nuca y parte de su espalda, hizo que todo mi cuerpo empezara a arder y que mi corazón bombeara con fuerza.

Después, una noche había bajado para tomar algo fresco y ahí la vi. Usaba una camiseta gastada y un pequeño pantalón tan gastado que inclusive tenía gotitas de lavandina, y tomaba agua. Y una gota había salido de la comisura de suojo y se deslizó por su cuello hasta perderse en…

"¿Por qué?"

Sacudí la cabeza, despertándome. Hermione tenía un tono lastimero.

Me sentí culpable.

Ella no era la culpable. Tal vez fui yo, porque en este verano me di cuenta que ella era verdaderamente una chica. Eso me avergonzaba bastante como para no dirigirle la palabra e intentar huir de ella.

"No es tu culpa"

"Evidentemente, sí lo es"

"Hermione…", empecé y chasqueé la lengua, no encontrando cómo explicárselo. "Yo… Lo siento, no quise que te sintieras…", no encontraba palabras para explicarle todo.

Hermione se levantó abruptamente. No era necesario ver para saber que tenía los puños apretados y el ceño fruncido, inclusive sabía que estaba mordiéndose el labio inferior.

Sin decirme ni una palabra, emprendió marcha hacia la habitación de las chicas. ¿Estaba bien dejarlo así, que pensara que estaba molesto con ella¿Y si…?

"Hermione, espera"

Ella se detuvo.

Esto era una locura. Arriesgarme así, sabiendo que… sí, era lo mejor si lo pensaba con la mente fría. Después de todo, tenía que matar o morir; ese era mi destino. Y estaba bien que lo supiera todo.

Aún sabiendo todo esto, me fue difícil empezar.

"Creo que… Descubrí que yo…"¿qué es lo que estoy a punto de decir, por Merlín? "qué… me enamoré de ti"

Y todo se vio tan claro…

Muchos dicen que existe el amor a primera vista, y al darme cuenta que era una chica…

Hermione se acercó lentamente. Los pasos, suaves debido a la alfombra, me atormentaban en la cabeza que me daba vueltas y me mareaba. ¿Cómo fui tan estúpido para decir eso?

¡Cometí una locura!

"¿Y eso es motivo para ignorarme?", me preguntó Hermione con voz neutral y al no tener mi gafas no supe si estaba contenta o molesta por lo que escuchó.

"¿Y cómo debía reaccionar?", le pregunté pasmado. Me sentí como en quinto año, mientras que ella me aconsejaba sobre Cho.

Entonces, el milagro pasó. Escuché una risita nerviosa por parte de ella.

"Yo no te ignoré"

El tiempo se detuvo. La miré con los ojos bien abiertos cuando se sentó a mi lado. Abrí mi boca, volví a cerrarla, la abrí una vez más y, finalmente, enmudecí por completo.

Creo que estuvimos en completo silencio durante cinco minutos.

"¿Qué significa eso?", pregunté con un hilo de voz, pero no me molesté en aclararme la garganta.

Hermione rozó sus dedos contra los míos. Y sentí como las cosquillas que nacían subían por todo mi brazo.

"Que…", aspiró fuertemente y entrelazó su mano con la mía. "Que yo… también me enamoré de ti. Y no por eso te ignoré", agregó con la timidez palpable en su voz.

Ahora sentí como si el mundo mismo hubiera dejado de girar. Sólo cuando sentí que me asfixiaba recordé que tenía pulmones. Miré nuestras manos entrelazadas y volví a fijarme en ella, ahora un poco menos borrosa.

Estaba sonriendo.

"Qué locura…", suspiré entre dientes, volviendo a bajar la mirada.

Una locura inexplicable.

Ella se acercó y recostó su cabeza contra mi hombro. La leve presión me causaba cosquilleos y era algo agradable.

"¿Y ahora me vas a ignorar?", me pregunta Hermione con un susurro y bajé lentamente la cabeza, para mirarla.

Volví a suspirar.

"No, supongo que no", respondí y, entonces, sonreí.

Ahora caía en la cuenta que ella también estaba enamorada de mí.

Y un recuerdo inevitable me vino a la mente.

"Hermione"

"¿Qué?"

"¿Cómo sabes que yo beso bien?"

Ella quedó callada por un momento. Enderezó su cabeza, y se acercó tanto a mí que pude ver perfectamente sus ojos. Ví reflejada la chimenea y a mí mismo en ellos. Y deseé que siempre fuera así.

"En realidad, no lo sé", respondió finalmente.

Mi pecho se llenó con una calidez agradable.

"¿Quieres que te lo demuestre?"

Estando tan cerca, pude ver como se sonrojaba. Se veía… muy linda.

Como siendo incapaz de pronunciar palabras, finalmente asintió.

Le sostuve el rostro con mi mano, agradeciendo que no fuera un beso húmedo como el primero. Me acerqué lentamente, deleitándome con el aliento de Hermione golpeándome sutilmente el rostro.

Ladeé mi cara y rocé sus labios suavemente, como temiendo que ella retrocediera. Pero, en vez de ello, echó sus brazos sobre mi cuello. Finalmente, nuestros labios se encontraron. Una vez más. Y otra vez, y otra vez…

Hasta sumergirme en la locura. Pero, sinceramente, deseaba que esta estúpida e inexplicable locura durara para siempre.