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DEVUÈLVEME MIS LÀGRIMAS

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I

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Poco hacia desde que fuese transferido a la Universidad N tras el incidente de Masaki y aún se cuestionaba internamente la razón por la que tanta desdicha le acechaba desde hacía ya varios años, quizá podía deberse a haber nacido en el tiempo y espacio incorrectos, simple mala suerte o quizá solo obra de la ridícula casualidad. Elevó su esmeralda mirada dirigiéndola hacia la ventana observando el despejado cielo carente de nubes turbias y recordó aquellos primeros años en los que todo se transcurría con soportable normalidad. Contaba con el amor de su madre y la relativa aceptación de su siempre distante padre, que aunque nunca dedicaba a su infantil persona algún anémico y siempre anhelado gesto de afecto y cariño, demostraba hacia él esa dura faceta de autoridad con una leve y discreta mirada que podía reconocer como la más cercana y muda caricia propinada a su frágil existencia.

Siendo el menor de los Morinaga entendía sin palabras cuál era su lugar en aquella distinguida e influyente familia de la que su padre era cabeza y pilar medular. Y aunque jamás saliera de su boca descrito en palabras el sentimiento anhelado de un reconocimiento mayor por parte de su progenitor hacia su inocente humanidad, internamente fue siempre un torturante deseo.

Su atención regresó a la realidad dejando escapar de su boca un sonoro suspiro que no pasó desapercibido por el muchacho sentado en la banca de al lado.

-¿Ocurre algo Tetsuhiro?; las palabras de Yamaguchi por un momento parecieron extrañas o dichas en un lenguaje desconocido. Pestañeó un par de veces y después le dedicó una fingida y muy amable sonrisa tal y como siempre hubiese hecho desde temprana edad al repasar mentalmente la interrogante. Ocultar tras sus verdaderas emociones tras esa falsa mascara de felicidad y despreocupación a estas alturas no representaba ya un complicado acto como lo hubo sido en el basado.

-No. ¿Por qué la pregunta Yamaguchi?

El mencionado escudriñó aquel rostro sonriente tratando de encontrar algún pequeño, ligero o muy sutil rastro de falsedad que contradijera lo que su interlocutor trataba de demostrar en esos momentos y que con suma habilidad su interlocutor estaba consiguiendo. Hacia algunas semanas desde que el sonriente y amable joven frente a él fuera transferido a la Universidad N y por lo poco que había conseguido averiguar entre compañeros y profesores de la Facultad sabía que el motivo de aquella transferencia de Distrito a mediados del ciclo se debía a fuertes problemas familiares, sin embargo el chico frente a él no parecía en nada afectado, ni siquiera un poco decaído. Era evidente que o nada de lo que había investigado era cierto o el joven Morinaga era bastante buen actor; y ahora que lo pensaba más detenidamente, las calificaciones del ojiverde eran excelentes, su conducta escolar, impecable y su desempeño en clases excedía expectativas y a eso sumado su relajada y siempre animada actitud restaban credibilidad a los rumores ya que en el caso contrario a lo que podría ver cualquiera lo lógico sería que un problema familiar de gran magnitud afectara principalmente su ámbito académico.

Intrigado por las verdaderas razones o en su caso contrario la confirmación de los nacientes rumores se propuso internamente descubrir la verdad oculta por el misterioso joven de ojos verdes. Le devolvió la sonrisa pensando un poco más el cómo proceder.

-¡Oh!, es sólo que con ese suspiro, casi puedo imaginar que algo te perturba; trato de ser acertado en sus palabras y conseguir suavizar el ambiente para acercarse un poco a su objetivo.

Tetsuhiro volvió a sonreír a la vez que internamente se cuestionaba el hecho de estar malinterpretando la preocupación de su compañero y aunque las palabras de Yamaguchi fueron dichas sin malicia o coquetería, ese lado cruel y desconocido que por sí mismo recién había surgido en su persona tras haberlo perdido todo le decían otra cosa. Un insano pensamiento se posó por un momento en su mente, un poco de diversión casual fue demandada por su insaciable y primitivo instinto haciéndolo sentir ansioso e inquieto y pese a que su compañero de clase no le atraía, no por falta de atractivo sino más bien por no ser su tipo y si a eso sumaba su roto y herido corazón negado a volver a amar una vez más, no conseguía retirar de su pensamiento la tentación de liberar un poco de toda esa tensión sexual retenida en su interior desde hacía ya algún tiempo.

Y si algo debía reconocer era que en la Facultad existían chicos bastante atractivos, sin embargo también era consciente de que flirtear sin considerar la posibilidad de que alguna de sus conquistas desarrollara algún sentimiento más profundo hacia su devastada persona sería egoísta, y de manera indirecta sabía de sobra, estaría proyectando sobre alguna posible victima toda esa ira contenida hacia sí mismo por no reconocer o mejor dicho, no aceptar que él en el pasado fue sólo el objeto, el pretexto, la conexión y el puente utilizado por el rubio de claros ojos para estar y permanecer cerca de la esencia de Kunihiro que en parte compartía con él debido al lazo sanguíneo que los unía. Y aunque en ese oscuro tiempo él llegó a intuirlo por su propia cuenta, prefirió ignorar la evidente verdad que yacía frente a sus ojos sabiéndose sólo el relevo, el reemplazo de la persona inalcanzable para quién fuera la persona que más amaba, que aún después del daño y destrozos que su existencia habían dejado… seguía amando.

Y se odiaba y se recriminaba el seguir siendo torturado por un amor inalcanzable, un amor no realizado. Quería poder odiarlo y enterrar todos esos sentimientos ensangrentados en lo más profundo de su alma, pero de alguna forma esos recuerdos, las dulces palabras no dirigidas a él y las memorias de su sonrisa y sus ojos siempre distantes, seguían ahí, persiguiéndolo como una sombra, acechándolo como una fiera que amenazaba con devorarlo cuando menos lo esperase y de la forma más dolorosa posible. Aún en la distancia el recuerdo de Masaki seguía impregnado en su memoria y en cada parte de su cuerpo e inconscientemente cuando la necesidad y la soledad torturaban su existir, reemplazos y relevos de quien nunca le pertenecería ni le hubo pertenecido en el pasado era lo que buscaba en cada encuentro, siempre temporales, recambiables, desechables y si en su osadía conseguía destruir ilusiones después de cada noche le resultaba extrañamente satisfactorio pese al sabor amargo que surgiría al reprimir ese otro yo que desconocía y lo aterraba.

-No es nada, solo estoy cansado; sus palabras convincentes tranquilizaron a Yamaguchi, pudo notarlo y no lo echaría a perder. El castaño había sido la primera persona en la Facultad en ser amable con él, desde el primer instante que pisara suelo en la Facultad de Nagoya estuvo pendiente y procurándolo, le mostró las instalaciones y después de un amplio y detallado recorrido por ellas también le presentó a varios de sus amigos y conocidos de otras carreras y grados superiores para evitar que se sintiera desorientado y extraño en ese nuevo lugar. Yamaguchi le había demostrado ser especialmente amable y estaba retorciendo en su cabeza el simple hecho de altruismo y empatía que su compañero desinteresadamente hacía por su persona.

Alejó sus sucios pensamientos de los umbrales de su mente, ¿Cómo podía?, ¿Cómo se había permitido, siquiera imaginado una aventura de esa naturaleza con lo más cercano que después de tanto tiempo, si es que en el pasado existió un tiempo… a un amigo?.

¿Podía considerar a Yamaguchi un amigo?, sí, pensó para sus adentros, le daba esa lejana impresión, esa cálida sensación que alguna vez sintió en sus años de inocencia antes de descubrir lo que realmente era, la causa que lo orillo incluso al destierro del lugar en que naciera.

Se daría una oportunidad o mejor dicho le daría una oportunidad al chico frente a él de demostrarle que aún podía confiar en el mundo que hay afuera aunque eso implicara el riesgo de volver a sucumbir ante el rechazo que en el pasado le destruyó al ser escupido en la cara, humillado al extremo de ver físicamente su cuerpo herido y sentirse exiliado por todos a quienes consideraba amados.

-Yo también estoy cansado… ¿Te parece bien si vamos hoy a beber algo cuando terminen las clases?

La tentadora invitación de Yamaguchi difícilmente podría no aceptarla, se daría la oportunidad de despejar su mente y si bien no habría acción casual, al menos podía contar con que su cuerpo se relajaría lo suficiente como para disuadir esa tensión emocional y física que ahora lo agobiaban aunque eso significara no asistir al trabajo nocturno con el que contaba.

-Por supuesto, es una excelente idea; contestó inmediatamente ladeando la cabeza haciendo que su flequillo se desacomodara ante el leve movimiento. El castaño solo sonrió.

-¡Buenas tardes muchachos!

Aquél saludo proveniente de la entrada del salón ocasionó un silencio absoluto. Yamaguchi y Morinaga se reacomodaron en sus lugares esperando el comienzo de la clase. El Profesor, hombre alto y fornido con un semblante recio y prepotente se encaminó hacia el escritorio, tomó asiento y sobre la superficie de metal junto sus gruesas manos. Su correcta postura parecida a la tomada por los altos militares despedía un aura de evidente disciplina. Ese hombre de negro cabello bastante bien acomodado y de espeso bigote cuidadosamente recortado era conocido por todos los estudiantes de Agricultura y algunas otras carreras como un hombre serio y respetable, estricto y exigente.

No era la clase de Profesor allegado a sus alumnos o de los que inspiraban cierta empatía y confianza, más bien era del tipo que acostumbraba jerarquizar y clasificar a sus alumnos de acuerdo a sus habilidades y capacidades de trabajo en el medio científico. A Yamaguchi esto le molestaba en gran medida, incluso ese año había declinado su solicitud como asistente de laboratorio al enterarse que el Titular de los proyectos sería precisamente el hombre que ahora los miraba fijamente. Y si debía ser sincero, agradecía internamente al Dios de la Ciencia el haber colocado al Profesor Miyoshi al frente de estos, ya que de no haber sido así, él habría procedido con su postulación y ahora sería víctima de quien actualmente era el brazo derecho de Miyoshi… sabía que el alumno que ahora asistía a Miyoshi contaba con una mala reputación, no por sus notas académicas ya que era bastante inteligente y dedicado, más bien lo era por su contradictorio carácter el cual al Profesor no parecía molestarle en lo más mínimo, permitiéndole hacer y deshacer a su antojo, y era precisamente ese alumno de último grado el responsable de la deserción de casi todos los candidatos aceptados a formar parte de los distintos proyectos ese año. Hablando con algunos de los valientes que si habían procedido con la postulación y con uno que otro superviviente en los Proyectos podía darse cuenta que el desempeño de ese Tirano en potencia era bastante envidiable, sus trabajos siempre impecables y sus excelentes calificaciones difícilmente serian en algún momento igualados por otros alumnos; era quizá esta la razón por la que el Profesor frente a ellos le otorgaba libre decisión y actuaría en la Investigación, no podría malinterpretarse de ninguna forma ese privilegio con un vano acto de preferencia ya que los excelentes resultados en las investigaciones y su historial académico hablaban por si solos. Incluso circulaban algunos rumores acerca de este alumno quien al parecer estaba decidido a seguir los pasos del Profesor Miyoshi y desempeñarse tal como este el siguiente año. Esto sin duda resultaba algo aterrador en todos los ámbitos para el resto de los alumnos de la Carrera de Agricultura.

-El nitrógeno, fósforo y potasio son nutrientes esenciales para la planta que se encuentran disponibles en el suelo y que se añaden en los fertilizantes para superar eventuales estados de carencia; dicho esto el hombre frente a la clase se levantó de la silla dirigiéndose al pizarrón y comenzando a enumerar palabras clave de lo que se encontraba exponiendo, continuó:

- Sin embargo, la planta sólo aprovecha un porcentaje relativamente reducido del nutriente añadido al suelo a causa de una serie de pérdidas. El nitrógeno es uno de los nutrientes menos eficaces. La des nitrificación, la lixiviación, así como la formación de amoníaco gaseoso cuando el pH del suelo es alcalino, son causas de pérdida de eficacia del nitrógeno como nutriente, así que bien, la compensación de estas pérdidas mediante la adición de más cantidad, comporta un consumo de lujo que encarece los costos de producción y contribuye a la contaminación del medio. Por tanto, por razones económicas, técnicas y ambientales es necesaria la optimización de la aplicación de los fertilizantes, utilizando sistemas que vayan aportando gradualmente los nutrientes necesarios para el cultivo.

Miyoshi cesó su explicación y colocado frente a su clase en una postura absolutamente marcial indicó en qué consistiría el Plan para ese día.

-Como ya lo hemos venido viendo a lo largo de las sesiones de este último parcial, necesito que cada uno de ustedes desarrolle un planteamiento de investigación que pueda llevarse a la práctica y posteriormente a la aplicación en campo de un fertilizante de liberación lenta y de alta calidad que tenga una duración mínima de entre 10 y 12 semanas.

Ante estas palabras la clase entera se estremeció ya que el final del ciclo estaba a menos de un mes y lo que el Profesor estaba pidiendo era algo casi imposible de desarrollar en un tiempo tan corto. Miyoshi se diò cuenta de la presión interna que ahora sentían sus alumnos y se congratuló con ella, solo unos pocos o quizá ninguno conseguirían llevar a fin el proyecto que estaba solicitando y para divertirse más con sus alumnos agregaría una pequeña dosis de adrenalina si era posible. Sonrió maliciosamente y agregó el toque final de su orquestación.

-Este proyecto de investigación deberá ser presentado una semana antes del último examen, por tanto, quien no lo presente, no tendrá derecho a la última evaluación…y tampoco tendrán derecho a presentarla si el proyecto no es viable para su realización en el laboratorio. Ustedes deciden muchachos.

Concluyó aún sonriendo. Sus frías palabras y el nulo remordimiento al decirlas ocasionó un ambiente de incertidumbre en el interior de aquella estancia. Todos le vieron retomar su postura diligente en el escritorio y dar paso al inicio de un nuevo tema y terminado este pasaron al Laboratorio a continuar con la supervisión de los experimentos desarrollados en esa semana. Los hallazgos encontrados fueron plasmados y reportados en las Bitácoras de Control y hecho esto los alumnos realizaron el reporte pertinente llenando cada campo de los formatos establecidos. Terminado todo, fueron entregados los reportes y los registros al Profesor quien internamente se divertía al ver sus caras llenas de angustia. Su serio semblante no dejaba al descubierto aquella faceta de goce pero podía intuirse fácilmente la frívola forma en que este juagaba con su alumnado. Quizá podía interpretarse como una forma de prepararlos para el futuro mundo laboral al que cada uno de ellos llegaría, y si esta era la forma en que positivamente se veía cada una de las complicadas tareas que el asignaba, podría considerarse como una buena estrategia para desarrollar nuevas destrezas y pulir habilidades que sus alumnos poseían. Si se le veía desde el punto de vista negativo, no era más que simple abuso de poder por parte suya.

Y teniendo frente a él ahora todos los reportes de sus jóvenes alumnos no pudo evitar evocar la imagen de cierto alumno que desde que conociera había conseguido ocupar completamente sus pensamientos, distrayéndolo continuamente de sus labores como Profesor, ya había perdido la cuenta de la cantidad de veces que había tenido que dominarse a sí mismo para evitar cometer un acto no ético.

Dirigió su negra mirada a los reportes que sostenía en manos y una sonrisa de orgullo se dibujó en su rostro al reconocer que la persona que ocupaba continuamente sus pensamientos era uno de los pocos alumnos que había conseguido superar con éxito cada complicada tarea impuesta por él, siempre excediendo sus propias expectativas. Un suspiro escapó de sus labios, sin lugar a dudas, ese terco y solitario joven era lo que siempre había buscado y que finalmente había encontrado, no lo dejaría ir, no permitiría que perteneciera a alguien más. De momento sabía que toda la dedicación que el chico demostraba día a día en asistirlo era debido a su firme deseo de convertirse en Profesor Asistente como él lo era desde hacía bastante tiempo y tristemente reconocía que aquel testarudo joven no veía en su persona más que a alguien a quien profundamente quizá admiraba.

Se puso en pie y se dispuso a encaminarse al lugar que ansiosamente cada tarde esperaba llegar, aquel lugar en el que celosamente guardaba a la joya más hermosa y valiosa jamás obtenida por nadie.

Los planes previamente hechos por Yamaguchi y Morinaga se vieron frustrados imprevistamente por tan complicada tarea, la cual inevitablemente determinaría su aprobación en el Ciclo, al menos para la Asignatura impartida por Miyoshi. Decepcionados ambos jóvenes se dedicaron una cansada sonrisa a la par que se encaminaban a la biblioteca por varios voluminosos libros que pudieran ser de utilidad para desarrollar un buen planteamiento de investigación.

Varias horas más tarde cuando los amigos hubieran concluido una parte de su nueva investigación salieron agotados de la solitaria estancia.

-Son casi las nueve; afirmó el castaño observando el plateado reloj que portaba en su muñeca izquierda. Morinaga le observó de reojo exhalando con fastidio.

-¿Qué sucede Tetsuhiro?

El mencionado repasó sus cabellos hacia atrás con la mano derecha en señal de inminente cansancio para después responder a la interrogante con algo de resignación.

-No es nada, es sólo que aún debo ir a trabajar… y siendo honesto estoy rendido.

La respuesta del ojiverde sorprendió a Yamaguchi, este no imaginaba que su acompañante ejerciera un trabajo nocturno.

-¿Trabajas?; le cuestionó incrédulo.

-Sí, tengo un trabajo de medio tiempo por las noches en un Bar de por aquí; admitió Morinaga dedicándole una leve sonrisa.

-Pero… ¿Por qué?,¿Acaso tus padres no te apoyan económicamente?

Ante la cuestión el pelinegro no consiguió retener fuera de su Yo consciente la oscura situación que hasta esos momentos sólo él conocía. Un nudo se formó en su garganta y las cálidas lagrimas amenazaban con salir de las cuencas de sus ojos, razón por la que agachó el rostro haciendo que el flequillo oscuro cubriera su ahora cristalina mirada.

-A, algo así. Respondió con dificultad, acción que no pasó desapercibida por su acompañante que aún le dedicaba una mirada asombrada y confusa.

-Verás… la relación con mi familia no es muy buena y yo, y yo…yo no quiero ocasionarles más problemas.

Ante lo dicho por el ojiverde Yamaguchi no pudo evitar sentirse culpable por su falta de tacto. Y ahora que lo pensaba, su nuevo amigo estaba confirmándole en ese preciso momento lo que los rumores circundantes decían, aquellas palabras dichas con tanta dificultad hablaban por si solas de los serios problemas familiares en los que se encontraba envuelto el amable chico frente a él.

Se acercó un poco hasta quedar a una reducida distancia del pelinegro y colocó su mano derecha en el hombro de este haciéndole sentir apoyo.

-Lo siento, no debí preguntar algo así… pero si puedo ayudarte en algo, estoy dispuesto a hacerlo. Puedes contar conmigo.

Escuchar aquello de un casi completo extraño le obligó a levantar el rostro instintivamente. De momento Tetsuhiro no daba crédito a describir la emoción que en esos momentos se instaló en su pecho, no era capaz de definir en palabras si aquello era compasión, lástima o simple empatía hacia su devastada persona. Sonrió amargamente evitando pensar que la momentánea aceptación que en esos momentos sentía se evaporaría como agua bajo el sol al Yamaguchi enterarse de lo que en realidad era.

-Gracias.

Ante esta última y audible palabra sonrió por última vez al castaño echando a caminar solo y perdiéndose entre una de las oscuras calles.

Llevaba ya varias cuadras recorridas cuando sintió que alguièn le apartaba bruscamente abriéndose camino entre la estrecha calle y él. Entre la oscuridad y las sombras proyectadas por la tenue luz de los faroles no consiguió distinguir más detalle que la delgada silueta que se encontraba ya varios metros delante de él y de la cuál sólo podía admirar los largos y claros cabellos que mecidos por el viento y el rápido andar de su portador brillaban como hebras de oro sobre su espalda.

Por un instante quedó hipnotizado por la maravillosa visión que se alejaba en las penumbras de la noche y que sin esfuerzo alguno había capturado su entera atención. Aquella imagen por un instante le pareció tan irreal y lejana como cercana y mágica. Un sútil pero embriagador aroma a maderas y azares combinados con un eco de tabaco le despertaron de su ensoñación, esas notas percibidas por sus sentidos sin duda alguna pertenecían a la encantadora silueta que a grandes zancadas se alejaba de él y que minutos más tarde se perdió entre la multitud que se dirigía a la estación. Había aparecido como una fuerte y repentina brisa y había desaparecido como el sol en el horizonte.

Una inexplicable y cálida sensación había despertado en lo profundo de su pecho y difícilmente podía explicar la causa de aquello, por un instante sintió que la esperanza y las fuerzas habían regresado a su marchita existencia… el vacío en sus verdes ojos desapareció y una brillante luz se instaló en ellos, alcanzar aquella visión, coger en sus manos nuevamente la luz perdida. Aquella visión irreal que por un instante lo descolocó y le había hecho aterrizar en el mundo del que inútilmente buscaba huir, debía significar algo, debía simbolizar la apertura de una puerta no revelada antes.

El agua salada corrió como caudal empapando sus mejillas, quizá un pago adelantado a un futuro y placentero sufrimiento no revelado.

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Continuará…