Inglaterra, año 1888, una sociedad marcada por el estereotipo de la época victoriana. El joven Cronus Ampora, hijo de pescadores ricos, esta en su habitación observando la delicada figura de una mariposa de un exótico color rojo, dentro de poco comenzaría el ensayo de su boda arreglada con el joven Mituna Peixes; estaba nervioso, no solo por el hecho de que no conocía a su prometido, sino que ademas esa boda representaba mucho para su familia pues los colocaría en un estatus muy alto en la sociedad aristocrática de la época. Incluso cabe mencionar que las relaciones entre varones no estaban tan mal vistas siempre y cuando fuera de acuerdo mutuo entre familias con intereses monetarios de por medio.

En la planta baja se encontraban sus padres mas que emocionados con la idea de su compromiso aunque mas específicamente hablando solo su madre, Mindfang, era quien no veía la hora de por fin pertenecer a la nobleza. Su padre, Dualscar, no se veía tan animado con la idea pues a pesar de todo lo único que obtendrían seria un titulo nobiliario, de mas estaba decir que los Peixes recibirían mas de parte de ellos pues lo único que esos nobles en bancarrota buscaban era su dinero para no terminar en la calle.

- Es un día genial, perfecto para una boda - La mujer bailaba emocionada alrededor de su marido.

- Solo van a ensayar - repitió por quinta vez Dualscar comenzando a hartarse del comportamiento de su esposa.

- Aun así es el ensayo para una gloriosa boda - ambos adultos salieron de la casa y esperaron el carruaje que los conduciría a la casa de los nobles - debemos cuidar los detalles, todos, incluyendo los mas pequeños. - la mujer volteo a mirar a su marido de manera amenazante - no quiero que absolutamente nada interfiera en esto.

- Por supuesto querida después de todo según tu plan nuestro hijo se tiene que casar - resoplo el hombre acomodando el abrigo de su esposa mientras esta escondía los carteles de propaganda en el carruaje.

- ¿Mío? Nuestro querrás decir querido pues estamos juntos en esto, es para que nuestra familia por fin pertenezca a la nobleza, solo piénsalo Dualscar, nosotros participando en esos grandes eventos de la alta sociedad, incluso y quien sabe podríamos hasta llegar a conocer a la Reina.

La mujer comenzó a subirse al carruaje mientras gritaba hacia la ventana de su hijo para que este se apurara ante la atenta mirada de todos los que pasaban por ahí, Dualscar solo suspiraba resignado ante el espectáculo que montaba su esposa pues no solo gritaba como una loca si no que ademas su vestido se había atorado en la puerta del carruaje haciendo que, al tratar de desatorarlo, el pobre transporte se moviera de un lado a otro. Cuando por fin salió el joven y pudieron solucionar el problema de su madre emprendieron su rumbo hacia la casa de los Peixes, la cual por irónico que suene, estaba enfrente de la suya.

La señora de la casa y distinguida mujer, Condensce, miraba con repulsión el espectáculo que montaban sus futuros familiares políticos, era inaceptable que alguien como ella se juntara con gentuza como aquella pero realmente ya no le quedaba otra opción pues todo el tesoro de su familia había sido gastado dejándolos prácticamente en la ruina.

- Que horrible día que es - hablo a su marido desolada - es horrible para una boda

- Al menos alégrate de que ya no seguirás siendo pobre.

- Aun así no puedo creer que nuestra situación nos lleve a acordar esta horrible boda

El señor Psiioniic, quien era el esposo de Condensce, nunca estuvo de acuerdo en aquel matrimonio arreglado, pues aun por muy pobres que ahora fueran el amaba a su hijo y sabia cuan decepcionado estaba de tener que casarse con un completo desconocido. La mujer le resto importancia a las palabras de su marido y siguió meditando en silencio.

- Que decepción, juntar a mi amado hijo con gente tan ordinaria - miro de nuevo al hombre tratando de retomar el hilo de la conversación - mira a que extremo he de llegar para salvar a esta familia.

- A mi me da igual - le gruño despectivamente - ya nada peor podría pasar

- ¿Estas seguro? Créeme que no concuerdo contigo - la mujer se dirigió a la caja fuerte que tenían localizada detrás de una pintura - que tal y no tienen nada y solo nos han estafado para obtener el titulo nobiliario

- Será problema tuyo. - finalizo el hombre de ojos bicolor.

El hombre salió de la habitación siendo seguido por la mujer quien no paraba de murmurar que si su plan salía como debía ser y Mituna se casaba con el hijo de esos nuevos ricos al fin podrían salir de aquel pozo de miseria en el que estaban, luego hacia una pausa para después reír como loca gritando que al fin su hijo le servia para algo. Psiioniic no le presto mucha atención, como siempre hacia, y se dirigió al cuarto de su hijo para conversar un poco antes del evento. El joven estaba vistiéndose siendo ayudado por Doloroza, la mujer que cuido de el cuando niño; se le veía algo decaído mientras platicaba con la amable mujer. Psiioniic entro al cuarto y palmeo suavemente la cabeza de su hijo

- No es justo padre - hablaba sin animos - yo no pedí casarme, no quiero casarme, ademas ¿y si Cronus y yo no nos llevamos bien?

- jajajajaja - se rió Condensce desde el marco de la puerta - como si eso importara en un matrimonio, dime cariño ¿crees que tu padre y yo nos llevamos bien?

- Pues supongo que si... Un poco

- ¡claro que no! - respondieron al unísono ambos adultos mientras se miraban con repulsión.

- quiero esa corbata bien ajustada - la mujer hizo una seña a su marido para que la siguiera - veo que aun hablas sin ahogarte.

Ambos adultos se dirigieron a las escaleras que los conducirían al salón principal en donde esperarían a sus futuros familiares políticos, los cuales ya habían comenzado a tocar el timbre de la imponente mansión. Condensce suspiro pesadamente y comenzó a palmear el hombro de su marido en un vano intento de no molestarse pues desde afuera se oía el barullo que la madre de su yerno estaba haciendo.

- El matrimonio… - comenzó dirigiendo la mirada a su esposo - es como una sociedad, yo te doy y tu me das, así ambos obtenemos un beneficio. Estoy segura que Mituna al haber vivido aquí lo habrá aprendido ya. Por eso todo ha de ser perfecto y cada detalle por mas pequeño que sea debe ir según nuestro plan.

La puerta de la casa se abrió dando paso a la familia Ampora…