PARA SIEMPRE.
DISCLAIMER: Ya lo saben los personajes no son míos sino de nuestra respetadísima Suzanne Collins.
SINOPSIS: Katniss y Peeta no fueron a los juegos del hambre por lo tanto no hay revolución del Sinsajo, aun. A los 16 iniciaron una relación a escondidas, han pasado unos meses de su última cosecha, tiene un poco más de 18. Decidieron dar el paso más importante de su vida aun sabiendo que en el distrito 12 una pareja mixta no es bien recibida, estos son los retos que deben enfrentar, mientras la revolución se acerca sin que ellos siquiera lo imaginen.
Capítulo 1.
Es una tarde lluviosa, corro lo más que puedo intentando no caerme por el camino, mis pulmones estallan, siento frio pero no me importa, por fin llego al lugar donde nos hemos reunido a escondidas por los últimos meses. Lo miro, está ahí sentado, también empapado. Supongo que el ruido lo alerta, se levanta de golpe. Sorprendido, desconcertado.
-¿Katniss?- me mira preocupado y se acerca a mí
-Peeta, Peeta…-digo mientras tomo aire a bocanadas. No digo más corro hasta él y lo rodeo con mis brazos. El hace lo mismo desconcertado ya que casi 24 horas atrás cuando él me había propuesto matrimonio yo le había rechazado de manera cruel. Además rompí con él le dije que jamás aceptaría semejante cosa.
-¿Estas bien?¿Katniss?- lo dice porque tiemblo, por primera vez en años, desde que mi padre muriera no había llorado tan desesperadamente como en este momento. Así que no soy capaz de decir más, solo me aferro muy fuerte a él. El me abraza del mismo modo. Me separa de él un poco para mirarlo y sin decir más lo beso. Es un beso profundo, desesperado. El me responde pero su beso es mas de eso besos llenos de amor.
Cuando por fin logro calmarme. Le digo.
-Estaba asustada, muy asustada, creí, creí- y el sentimiento de pérdida y dolor me invade nuevo-que estabas muerto, muerto- me aferro de nuevo a él. Y me rodea de nuevo, pero su expresión es de confusión.
-¿Por qué pensaste eso? ¿Kat?
-Ayer yo te dije cosas horribles…-me aprieto a su cuerpo
-Lo sé- susurra y se estremece- ¿Qué con eso?
-Hoy estuve casi todo el día en el bosque tratando de superar tu perdida, pero sin éxito. Después regrese al distrito, en el quemador corría la noticia de que unos de los chicos del distrito de comerciantes se había suicidado que había dejado un nota, que era por un mal entendido amoroso. Nadie sabía nada con certeza. Fui a tu casa pero estaba cerrada la panadería, eso nunca había pasado. No sabía que hacer o a quien preguntar, hasta que Delly me halló en tu casa, me dijo que no me preocupara que no eras tú, pero que tampoco estabas en casa.
-¿Te dijo lo que paso ayer?- me besa en el cabello
-aja oh Peeta lo siento no sabía que habías peleado con tu familia antes de proponerme casarnos y que te habían corrido
-Pues si lo hice supuse que tú me dirías que sí.
Nos quedamos en silencio callados.
-Entonces después de todo esto ¿te casaras conmigo?
-Si- digo porque después de creerle muerto sé que no quiero pasar la vida separados cuándo podemos estar juntos. Ya no me importa ninguno de mis viejos temores. Pero aún tengo sentido común- pero…
-¿pero?
-pero sabes mis condiciones, mi única condición.
-¿estas segura?
-si y es inapelable, no quiero bajo ninguna circunstancia que me presiones sobre ese punto. Si no estás dispuesto a aceptarlo será mejor dejar las cosas aquí.
-lo acepto- se apresura a decir- lo acepto, solo te necesito a ti para ser felíz. Lo sabe mi única condición es que nunca bajo ninguna circunstancia tendremos hijos, por dos motivos el primero es que ser mestizo en el 12 no es nada fácil y la más importa la cosecha, los juegos del hambre, no podría ver a ningún hijo mío pasar por eso. Así que añado.
-Piénsalo, no sea que en unos años te arrepientas y me lo reproches.
-No hay nada que pensar…te amo…
Entonces saca de entre sus ropas aquella perla hecha dije y la coloca en mi cuello como símbolo de nuestra promesa.
-¿Tienes miedo?- dice
-Estoy aterrada…
-¿Qué hacemos ahora?
Ya ha caído la noche. Aun llueve pero es una ligera lluvia no una torrenciales como cuando llegue.
-Ir a casa- digo sin más
-Te recuerdo Katniss que ya no puedo regresar a la panadería
-Iremos a mi casa, sé que mi madre no dirá nada- y debería añadir no puede oponerse porque soy yo quien mantiene la casa- después veremos que hacer
Así lo hacemos caminamos bajo la lluvia besándonos de cuando en cuando, riendo. Una parte de mi esta llena de felicidad, de éxtasis, la otra esta aterrada. Peeta parece más bien lleno de felicidad. Finalmente llegamos a casa tomo a Peeta de la mano. Abro la puerta respiro hondo entramos. Mi madre y mi hermana se ponen de pie entorno a la mesa.
-Gracias a Dios Katniss nos tenías preocupadas- dice mi madre
Me pongo seria y la miro.
-No veo porque solo fui al bosque y al quemador…-aun sostengo la mano de Peeta. El mira apenado a mi madre, que ahora al igual que mi hermana miran a mi acompañante.
-Buenas noches- dice levemente dibujando una breve sonrisa
-Buenas noches ¿quieren cenar?- dice Prim con dulzura
-Si- digo conduciendo a Peeta hasta la mesa nos sentamos.
Mi madre se aleja del lugar, la noche se hace más profunda. Prim no para de hablar con Peeta, se que ella está más que feliz con él. Yo miro a mis dos personas favoritas en el mundo, doy gracias de que estén bien y se lleven bien.
Creo que para mi madre es más que clara la situación ya que no hace el intento de correr a Peeta o preguntar a qué hora se marchara. Después de un tiempo considerable mi madre regresa de donde quiera que haya ido.
-Estoy cansada voy a dormir ya…- después de un breve silencio continua- Prim
-¿Si mamá?
-Dormirás conmigo
-Claro- dice mi hermana encantada
-Pueden usar la otra cama-
Mi madre nos mira a Peeta y a mi. Yo palidezco de vergüenza, reflexiono, pues si tonta donde más crees que dormiría Peeta ¿en el suelo?. Mi madre a resultado bastante liberal ya que no creo que todas las madres se pongan tan felices cuando tu hija llega en medio de la noche con un muchacho que parece no tener la intención de irse. Peeta solo sonríe y dice.
-Gracias
Yo no digo nada. Mi madre sonríe levemente y se va a la cama. Nosotros nos quedamos un rato mas, pero me siento muy cansada han sido demasiadas cosas en un dia. Al final nos vamos a la cama. Pero hay algo nuevo en la habitación mi madre a colocado una roída cortina entre la cama que compartirá ella con mi hermana y la que ocuparemos Peeta y yo. Creo en un intento por darnos cierta intimidad. No sé por qué razón eso me hace sentir nerviosa y culpable. Lo cierto es que no hay nada que debiera temer con respecto a él o que no conociera sobre él, ya habíamos pasado por la expresión carnal de nuestros sentimientos en el bosque. Una tarde de primavera hace algunos meses, y no había sido la única vez desde entonces. Pero no quiere decir que daríamos rienda suelta a nuestras pulsiones con mi hermanita y mi madre en la cama adjunta. Supongo que los dos pesamos igual asi que solo nos metemos a dormir, espalda contra espalda, sin decir mas. Duermo profundamente y de inmediato.
A la mañana siguiente me levanto el ya no está junto a mí. Me sorprendo habíamos acorado que hoy no iría al bosque porque iríamos al palacio de justicia a casarnos. Prim se había emocionado cuando escucho eso, sorprendido no, sino emocionado. Ella dice que ya había escuchado los rumores sobre una chica de la veta y un chico del distrito de comerciantes pero que nunca se imaginó que fuéramos nosotros.
Hay te listo para mí. Mi madre está algo apurada, supongo que mi hermana le dijo lo que pasaba pues después de desayuno me lleva a la habitación y me muestra el vestido que uso para casarse con papá, a diferencia de otras mujeres ella no lo rento, fue uno de sus preciados vestidos de hija de los boticarios el que uso, ahora me lo prestaba a mí, pues buscaríamos conservarlo para el día que Prim lo requiera. Me dijo que había ido temprano a pedir la cita, a eso de las 2 estábamos citados.
Peeta regreso un rato después, muy sonriente y feliz.
-Hola
-Hola a todas
-…y bien ¿A dónde te fugaste? -digo medio enojada
-¿Creíste que ya me había arrepentido?- dice juguetón mientras se acerca a abrazarme
-De eso nada –lo aparto un poco no estoy acostumbrada a muestras de afecto frente a otras personas por mucho que sean mi madre y mi hermana- pero ¿Dónde estabas?
-YA TENGO TRABAJO- dibuja una sonrisa de oreja a oreja
-¿en serio? Donde- espero que no sea donde yo creo
-Donde más en la mina
Mi cara no es de felicidad, lo que yo menos quería era eso, verle en la mina.
-OH Peeta- digo con cierta tristeza- no debías apresurarte- le amonesto
-Si, debía apresurarme…- se encoge en hombros.
No dijimos nada más. Fuimos al palacio de justicia, para mi sorpresa los Hawthorne estaban ahí. Mi mejor amigo y su familia. Yo estoy un poco sorprendida. Gale lo nota.
-¿Qué creías que nos perderíamos este gran acontecimiento Catnip?
-NO, pero tampoco creí que vendrían
-¿Te desagrada?
-Al contrario- es más de lo que puedo expresar con palabras.
-Seré tu testigo si no te molesta
-De acuerdo
Todos entramos al palacio después de leer el documento. Y antes de que se asiente el nombre de la unidad domestica por el que perderé el derecho de mi apellido de soltera para tener el de mi marido y por una anticuada ley en Panem quedare sujeta a él en cuanto a derechos constitucionales, Peeta hace una solicitud poco frecuente pero no única. Solicita que nuestra unidad domestica conserve el apellido de mi familia, el juez y todos los presentes nos sorprendemos el argumenta que su padre ya tiene otros dos hijos que conserven el apellido de su familia y que Everdeen es un apellido agradable. Me pregunto ¿agradable para qué?¿ para su nueva vida como minero?.
Firmamos todos, nos asignan una casa para mi fortuna junto a la alambrada, para mi disgusto bastante maltrecha. Sin embargo entramos, tostamos Pan y comemos. Todos nos felicitan. Después de un breve festejo se marchan. Pero mientras Hazzelle, Gale y los chicos me felicitan Peeta habla con mi madre.
-Suerte Catnip, nos veremos en el bosque
-Claro
Ellos se van. Peeta y yo nos quedamos solos. Yo estoy mirando la casa.
-La casa necesita muchos arreglos digo mientras estoy en la segunda planta cuyo techo es prácticamente inexistente.
-Lo se- dice Peeta parado junto a mi observando- escucha…esto…-está nervioso
-¿Qué pasa?
-Se que no es la noche de bodas que esperabas pero.
-¿pero?
-Debo ir a trabajar
-¿Cómo?
-Si a los novatos siempre los envían al turno nocturno…
Nos miramos fijamente.
-Vaya
-Lo siento…
-NO, escucha sabíamos que pasaríamos por cosas como estas- digo seria me siento culpable
-¿Estas enojada?
-NO- digo seca pero el se sorprende
-Yo hable con tu madre le pedi que te quedaras con ellas estos días que estoy en el turno nocturno no me agrada la idea de que te quedes aquí sola
-Se cuidarme sola
-Yo lo se, pero esta casa esta semidestruida, no tenemos muchas cosas y no quiero que estes sola aquí. Porfavor ¿si?
-De acuerdo- digo.
Nos besamos, abrazamos y bailamos en el centro de esta casa, este lugar que será nuestro hogar. Me gusta estar entre sus brazos, se que hay algo cálido, grato, que ha nacido dentro de mi desde el día en que por fin me permití amarlo que crece día con dia. Es tan fácil amarlo. Tiene tantas facetas, es dulce pero no débil, apasionado pero no brusco, sonriente, puede hacer bromas sobre si mismo, noble, abierto en expresar sus sentimientos y emociones, es tan diferente a mi. Creo que eso lo que ha hecho posible que esto funcione, que esto tenga futuro. Sin darme cuenta me encuentro susurrando en su oído una canción de las que me enseño mi padre. Que en aquella época no comprendía pero que ahora describen lo que siento por él…
Dio como ti amo
quisiera hasta llorar
no tuve yo en mi vida, no tuve yo jamas
un bien asi tan mio
un bien tan verdadero
quien puede vencer rios que van corriendo al mar
parar la golondrinas que vuelven siempre al sol
y nuestro inmenso
quien lo puede cambiar
Dio como ti amo!
Vamos a la casa de mi madre, que nos tenía más sorpresas preparadas. Nos despedimos, besos, palabras de amor. Me duele tanto.
Esta noche no para de dar vueltas. Solo pensando en que el debería estar aquí conmigo, pero lo que más me inquieta es el sacrificio, el no debería ser un minero él es panadero, lo ha sido toda su vida pero ahora está condenado a esto. Al final me obligo a dormir porque así como Peeta tiene que ir a la mina yo debo ir al bosque a cazar y luego al quemador. Pero mi último pensamiento antes de que el sueño me venza esta con él. Lo amo y se que el me ama.
