Prologo


Minutos después de que nacimos ella dejo de respirar. Su pequeño corazón se detuvo y su pulso dejo de ir; mi llanto prematuro se escuchaba en la sala junto con el de mis padres.

Algo similar a la muerte rozo mi brazo y carcomió mi mente.

A la edad de diez años creía estar completamente solo, pero no lo estaba, tras mi sombra se ocultaba el delicado cuerpo de un rosa floreciendo, se encubo en mi pecho invicta de tantas veces renacer, dos años más tarde era consciente de lo que dos cuerpos al unirse podían crear. Única, cálida y desmembrada. El placer mezclado.

Ese mismo año tras ser una molestia insufrible y aterradora para mis padres, avance hacia un lugar poco conocido pero familiar. Habían logrado deshacerse de mí dejándome a cargo de alguien a quien seguramente no había visto en toda mi vida. Alguien que ella podría conocer.

Ella susurro para mí todo el camino. Una vez fuera del autobús tuvimos que caminar al pueblo, pasamos el tiempo destrozando escarabajos. Cada vez que mataba a uno de esos pequeños insectos, ella gritaba emocionada y sentía mi corazón latir a mil por hora.

Llegamos a una cabaña vieja, un juego al azar lanzado para los tontos codiciosos. Me deshice del equipaje dentro, junto con la descuidada introducción a nuestro tío, un hombre de traje y mirada oculta. Luego salimos en medio de la noche.

Estaba ansioso "aun lo estoy" su cuerpo me guio entre los arboles del bosque, profundo y oscuro fui capaz de averiguar los acertijos. Golpeteaba dentro de mi "casi te siento salir" cerca, cada vez más cerca de ella.

Un viejo diario termino en nuestras manos, sin muchas instrucciones dentro, alguna que otra frase paranoica y relatos demasiado escandalosos para ser creíbles. Calculador y perfeccionista no me vi corrompido como un idiota ingenuo, dude, pero ella me entusiasmaba susurrando las respuestas para mí. Su sonrisa era amplia y caía en su encanto. La sigo hasta el final.

Una o dos semanas fuera de aquel lugar. Cuando volvimos nuestros cuerpos estaban bañados de sangre seca y éramos ya dos cuerpos diferentes; tomados de la mano deseando ver al mundo arder, yo mantuve mi actual mirada pasiva y sin vida, ella una sonrisa desquiciada.

Y éramos ya dos cuerpos diferentes.

Él nos miró por un largo rato sin decir una sola palabra. De pie a espaldas de la cabaña, el arma ensangrentada que goteaba por su mano. No parecía sorprendido ni tampoco hizo preguntas. Cuido de nuestros cuerpos sucios mientras nos contaba una retorcida historia. Una historia de dos gemelos.

"Nosotros somos uno, somos perfectos, un cuerpo en dos, completo e incompleto, somos un equipo. Vamos de la mano cerrando el camino a todos aquellos que se atreven a mirar nuestros oscuros ojos."


Me gustaría poder escribir más cosas como esta.

Este un Pinecest que había escrito hace algunos meses, tenía pensado subirlo ahora que siento la necesidad de terminarlo. Se divide en esta historia Pinecest y otra por separado Stancest, ambas ubicadas en el AU Reverse donde suponen tener personalidades malvadas. Algo asi como mi interpretación de ese AU.

En fin solo quería escribir Stancest hoy pero termine cortándome y no tenía nada que subir y esto estaba muy cerca.