¡Mírame!


Notas Autora: ¡Hola! Soy Mirana y este es mi primer fic sobre la gran serie Hetalia Axis Powers, por lo que los personajes no me pertenecen, pero sí la historia. Este Fanfic es Slash. Es decir, hay algunas referencias al amor BoyXBoy, en este caso Lovino/Romano(Italia del Sur) X Antonio (España) si no te gusta esta temática hay muchos mas fics interesantes que podrás leer.

Ojalá os guste y gracias por leerme.

Saludos.


Podría reírme de cualquier representación de ese "amor". La mayoría de la gente afirma haberse enamorado alguna vez, es tan irritante.

Sin dudarlo un instante habría tachado de loco y motivado al que siquiera sugiriese que podría pasarme a mi. Simplemente no lo entendía. Es posible que necesitase conocer a la persona adecuada para darme cuenta de que no existe el amor perfecto, de que no hace falta vivir soñando con formar parte de un ideal romántico, el amor simplemente, llega.


Capítulo I – Encuentro.

Mi nombre es Lovino Vargas, soy un simple chico de 17 años que vive con su familia. Desde que cumplí los cinco años he estado viajando con ellos y cambiando de vivienda debido a su trabajo. Nunca he llegado a adaptarme completamente a ningún sitio, de hecho, odio que me arrastren de aquí para allí haciendo de su vida la mía. Quizá me vaya mucho mejor cuando los mande a la mierda y pueda vivir mi vida por mi cuenta yo solo.

Después de viajar por varios países y permanecer poco tiempo en ellos nos dieron la noticia de que debiamos empaquetar todo y viajar a un país vecino ¿Maravilloso verdad? (Ironía) Otra vez vuelta a lo mismo. Nos asentamos finalmente en un pequeño pueblo costero de mala muerte. El clima era agradable, el aire que entraba por la ventanilla trasera del vehículo agitaba ligeramente mi pelo castaño mientras perdía mi mirada en las calles y casas que adornaban ambos lados de la carretera. A pesar del buen tiempo apenas veía gente caminando por las calles.

Paramos finalmente frente a una casa de dos pisos, con porche. Era una casa bastante modesta aunque acogedora. Esa sería mi nuevo hogar, donde viviría con mis padres y mi estúpido hermano Feliciano.

- ¡Hemos llegado! - Exclamó mi madre estirando sus brazos. Habían estado viajando en coche por horas, había resultado agotador.

Solté simplemente un bufido y desganado separé mi cuerpo del respaldo del sillón trasero con intención de descargar las cosas del maletero y meterlas en esa puñetera casa que sería mi nuevo hogar.

- ¡Lovino ya hemos hablado de esto! - Replicó mi madre. - Ve sacando tus cosas. Como tu hermano.

Ese estúpido Feliciano, siempre el ejemplo para todo: "Mira las notas de tu hermano", "Si fueses ordenado como el..." etc etc. Siempre la misma mierda. No hay favoritismos no...

- Se...se... - Dije simplemente con desgana – Agarrando una pequeña caja que había llevado bajo mis pies todo el viaje y saliendo del coche.

Justo en la casa de al lado había un chico cuidando el jardín que al verme saludó efusivamente agitando el brazo en alto, cuando miré para el bajando del coche. No le respondí, mi cara en ese instante debía ser un poema, una mezcla entre "me cago en todo" y "vete a tomar por culo".

Al ver que le ignoraba bajó su mano y dejó en el suelo el instrumento que estaba usando para cultivar algo en uno de los lados de su jardín y se propuso acercarse a saludar.

Yo por mi parte pasé de todo y entre en la casa.

Tu habitación está subiendo la escalera, es la puerta de la derecha – Indicó mi padre dejando de revolver en unas cajas en la misma entrada y señalando la escalera que se veía desde el pasillo del piso inferior. Desganado seguí sus indicaciones y encaminé mis pasos para dejar allí mis cosas.

- "Menos mal que no tengo que compartirla con mi hermano otra vez" - Pensé.

La casa tenía un aspecto antiguo, no se cuantos años llevaría construída. Las escaleras que daban al piso superior eran de una madera vieja y sucia. En cada esquina había telarañas. Al llegar al piso superior ví que el pasillo estaba cubierto por una fea moqueta marrón muy descuidada. Y las puertas estaban repartidas dos a ambos lados y dos enfrente con un gran puerta con ventanal en el centro que daba a un pequeño balcón en la fachada principal. Justo sobre mi cabeza observé que había una escalinata plegable que probablemente daría al ático/desván.

Dejé descuidadamente la caja sobre la cama de mi nueva habitación. La habitación era bastante grande, daba al jardín de la casa por el lado derecho. Estaba realmente sucia, parecía no haber dormido nadie allí en 100 años y la vieja madera desnuda crujía bajo mis pies. La cama era una antigualla con dosel que estaba tapada por un plástico transparente.

Levanté la persiana y abrí la ventana de par en par para que entrase el aire. Al hacerlo escuché la voz de mis padres que hablaban con esa persona.

Volví al pasillo y abrí también las puerta del balcón por el que me decidí a curiosear.

- ¡Bienvenidos al vecindario entonces! Disculpen que esté así, con este tiempo es una pena no aprovechar para arreglar el jardín - Decía cortés el vecino a mis padres, Feliciano observaba desde la puerta de la casa sin decir nada.

Miraba a ese tipo desde el balcón del segundo piso. Cuando quise darme cuenta el alzó su mirada al balcón, me miró fijamente y por un momento... justo antes de desvíar la mirada... juraría que sonrió. Al darse cuenta de eso mis padre me presentó.

- Estos son nuestros hijos: Feliciano y Lovino – Dijo mirando hacia arriba.

- ¡Encantado Lovino! ¡Yo me llamo Antonio! - Exclamó esbozando una gran sonrisa cuando no me quedó mas remedio que mirar para el.

- Si... claro... encantado – Respondí entre dientes entrando de nuevo en la casa para bajar también a la entrada a saludar tras un reclamo de mis padres.

Al llegar abajo le di la mano al vecino y me presenté de mala gana. Pude verle perfectamente entonces. Era un chico algo mas alto que yo, mediría algo mas de 1,80, de complexión bastante atlética, piel morena, cabello despeinado castaño y unos grandes e increíblemente hermosos ojos verdes. Aparentemente se dió cuenta de que me quedé mirándole y solo me percaté de ese hecho cuando el me dedicó una afable sonrisa. Fue entonces cuando cogí rapidamente una de mis cajas mas grandes y traté de largarme pitando del lugar.

Al verlo el chico se ofreció al instante a ayudarnos a descargar las cosas, mis padres aceptaron la oferta muy agradecidos e inclusive le invitaron a cenar cuando todo estuviese listo.

Yo por otro lado debía verme ridículo levantando aquella gran caja, su peso me obligada a flexionar las rodillas. Aunque se aligeró considerablemente cuando Antonio la agarró por un lado levantándola sin ningún gran esfuerzo.

Este tipo estaba empezando a caerme gordo, que venía de persona amable, educada y de "soy el mas guay de mi barrio", si seguro que no era ni mucho mayor que yo ¿De que va este tipo? ¡Que irritante!. Encima mi familia parecía contenta de dejar entrar a ese desconocido en casa como si nada ¿¡Pero que mierda fuman mis padres!.

En cualquier caso no me quedó mas remedio que guiarle con mis cajas hasta mi habitación. Mientras me ayudaba a cargar las cajas subiendo y bajando una y otra vez las malditas escaleras hablaba sin parar, y preguntaba cosas, que tío mas entrometido...

- ¿Estudias? - Preguntó el chico entonces.

- Si... estoy en el instituto. Creo que ya me matricularon en una escuela aquí mis padres. El me miró curioso mientras bajábamos las escaleras. Sin querer se me escapó preguntarle por que hacía el.

- Yo trabajo para pagarme los estudios, estoy en la universidad, en la ciudad.

- ¿Vas todos los días a la ciudad? ¿Y eso porque? ¿Tienes coche?.

- Vivo solo, voy en autobús – Respondió simplemente. Le miré sin interés, y no pregunté nada mas, realmente no me importaba.

Habíamos pasado así no se cuanto rato incómodo, el tipo trataba de hablar continuamente conmigo y yo le respondía a desgana. Subimos por fin las escaleras por última vez para dejar allí la última caja. Ambos la agarrabamos por uno de los lados. Le indiqué que fuerámos a la izquierda de la cama para dejarla allí en el suelo.

Al pasar primero me tropecé con el plástico de la cama. Torpemente traté de evitarlo, pero no pude. Solo me las arreglé suficientemente bien para caer de espaldas contra la pared de mi dormitorio, con el gran golpe en mi espalda cerré los ojos con fuerza. . Aun estaba lamentándome y maldiciendo a la madre que la había hecho. Cuando escuché caer esa gran caja al suelo, y a ese chico... ese chico golpeando la pared y cayendo sobre mi, pero solo una ligera presión.

Cuando abrí los ojos lo primero que vi fueron unos grandes ojos verdes a escasos centímetros de mi que me miraban con sorpresa. El estaba literalmente sobre mí, había parado el golpe con su brazo, en otro caso probablemente me habría aplastado. Sin embargo no parecía quejarse.

Bajé la cabeza rapidamente para evitar su mirada completamente rojo y avergonzado cuando sin querer rocé sus labios con los mios...


… Continuará