Disclaimer: De haber sido yo la creadora, Hak y Yona se habrían besado mucho antes. So, AnY pertenece a Kusanagi-sensei.
[Este fic participa en la actividad "Refranero de madres" para el foro «El feliz grupo de hambrientos»].
Consejo
—Refrán 1º: Gallo que no canta, algo tiene en la garganta — propuesto por mutemuia.
Yoon avivaba el fuego, preparándolo para cocinar la cena, cuando lo notó.
Sin duda era discreto, pero siendo Yoon un lindo chico genio, hicieron falta sólo unos segundos de observación para que se diera cuenta de la gravedad del asunto. Y a pesar de que Jae-Ha hacía bromas al respecto bastante seguido, y que todos ellos –incluido Zeno, que era bastante despistado– tenían en cuenta de una u otra forma que había algo entre ellos, Yoon jamás había notado cuán profundo era, cuán arraigado estaba dentro de él. Hasta ese momento.
La Bestia del Trueno se encontraba recostada contra un árbol, su lanza sobre su hombro y en su rostro un aire pacífico. Y todo sería normal si no fuera por sus ojos; que resplandecían como brasas al rojo vivo, ardientes, capaces de resplandecer con la fuerza del mismo sol. Y porque estaba mirando fijamente a la princesa Yona practicar con su arco en la sombra de la arboleda cercana.
Yoon suspiró sintiendo el peso de la realización caer sobre él, mientras las llamas del fuego alumbraban el campamento. Sabía que no era su asunto, de cualquier forma, pero había algo desolador en la forma en la que Hak miraba a Yona, con el anhelo de un ave que no puede volar mirando el firmamento.
Él sintió su pecho comprimirse con un sentimiento de ¿afecto? ¿Empatía? No estaba seguro, pero sus deseos de quitar esa estúpida mirada de su estúpido hijo iban en aumento.
—Deberías decírselo —soltó Yoon repentinamente, sorprendiéndose a si mismo, poniendo la cacerola en el fuego que había estado preparando. La Bestia del Trueno se volvió hacia él confundido, como si hubiese interrumpido un profundo pensamiento. El más joven señaló elocuentemente hacia la princesa con la cabeza.
El rostro de Hak cambió inmediatamente al comprender, endureciéndose como roca sólida, armando murallas a su alrededor; las mismas que se obligaba a poner ante Yona.
—No sé de qué hablas.
Sonaba tan sincero y natural que Yoon se sorprendió de su capacidad de identificarlo como una mentira. Se encogió de hombros mientras sacaba instrumentos necesarios para cocinar.
—Solo digo —se justificó comenzando a pelar una zanahoria—. Debe ser una molestia para ti guardarte todo eso —hizo una pausa en su tarea para enfatizar la última palabra, mirando sus ojos azules de reojo—, ya sabes lo que dicen; «gallo que no canta algo tiene en la garganta».
El silencio que procedió sus palabras le hizo dudar que la Bestia del Trueno respondería, y se preguntó si había ido demasiado lejos. Sin embargo, el hombre relajó un poco sus hombros, volviendo su mirada hacia donde la princesa ensartaba una flecha en un árbol de un disparo preciso. Sus ojos adquirieron un tono opaco y su semblante se suavizó un poco, y Yoon sintió que estaba dentro de su muralla.
—Es duro —reconoció. Y ambos guardaron silencio, dejando que sus palabras se perdieran en el viento.
Pero Hak se levantó entonces de un salto, poniéndose a su lado con una sonrisa burlona, rompiendo la atmósfera totalmente.
—De cualquier forma, gracias por el consejo, madre —agradeció sarcástico.
—No soy tu madre, idiota —respondió inmediatamente por reflejo, tomado una cuchara y comenzando a mover la sopa enérgicamente. Hak se alejó conservando su sonrisa, mientras él se prometía a si mismo nunca más darle consejos a su hijo malagradecido… es decir, a la Bestia del Trueno.
[563 palabras].
Nota de la autora: ¡Este es en honor al cumpleaños de la mami del fandom, Yoon! *aplausos*. Pásense a "El feliz grupo de hambrientos", donde seguiremos celebrando el cumpleaños de este lindo personaje~
Espero que les haya gustado, ¡nos leemos! :3
