LA CARA OCULTA DE LA LUNA
Por Truchita
A Remus le gusta el chocolate. Le gusta el sonido a un tiempo hueco y sólido que hace cuando lo parte con los dientes y la sensación pastosa de deshacerlo en la boca.
A Remus le gusta el jazz. Su ritmo y su tímbrica, su armonía y su palpitar secreto. La forma en que el saxo teje las notas sobre la batería mientras el contrabajo bombea sangre al piano en cascadas que desafían a la ciencia.
A Remus le gusta el olor de las bibliotecas, a libro viejo, a tinta, a sabiduría de siglos. Le intoxica y lo atrapa, le hace olvidarse de todo. De todo menos de él, claro.
Porque a Remus le gusta Sirius. Le gusta su pelo largo, su barba mal afeitada, sus ojos grises y su aliento a tabaco y whiskey de fuego. Le gustan sus botas macarras y su cazadora de cuero negro, su estúpida moto muggle y su arrogancia vibrante. Le gusta la forma en que dice Lunático y cómo le cuelgan los faldones de la camisa por fuera del pantalón del uniforme. Le gustan los colores de Gryffindor en su corbata desanudada y el modo en que se reveló contra la sangre de los Black cuando tenía once años. Le gusta que Sirius lo mire con intensidad y lo arrincone cerca de las mazmorras cuando son los últimos en salir de Pociones.
-Ahora no, Canuto.
-No seas nenaza, Lupin.
A Remus le gusta sentir su lengua furiosa vapuleando la suya y notarlo rígido contar él mientras su cuerpo lo aplasta y se embisten sobre la ropa. Le gustan las manos de Sirius bajo la camisa, su saliva en la barbilla y sus malas pulgas. Le gusta siempre, chulo e ingenuo, sabio y torpe, héroe y libertino, un perro de familia maldita que a veces parece tan viejo como las columnas de piedra de Hogwarts sobre las que lo besa sin descanso mientras se tocan debajo de los calzoncillos. Un perro que mantiene la bestia a raya, que a veces parece un cachorro con el pelo en los ojos y la sonrisa gamberra cuando se separan, ¡mariquita el último!, eternamente Sirius.
(fin)
15/5/05
