Dulzura Agridulce
por Lucathia

Resumen: En lugar de recibir un broche que lo disfrace de asesino, Sol recibe un dije que hace que intercambie cuerpos con Juicio. Ahora, Juicio debe descifrar el misterio tras el Caballero de la Muerte en lugar de Sol. El problema es que imitar la pobre esgrima de Sol no es nada fácil, ¿y quién podría decir lo que estaba haciendo Sol con el cuerpo de Juicio, mientras tanto?

Notas: Esto fue inspirado al leer sobre la existencia de un doujinshi en el que Sol y Juicio se intercambiaban, y por unos comentarios posteriores de Darkicedragon. Esto es una historia alterna al primer volumen de las novelas. Escribir sobre cambios de cuerpo es bastante divertido.

Renuncia: La Leyenda del Caballero Sol no me pertenece y no obtengo ninguna ganancia por escribir esto.


Parte 1: Juicio


El reciente predicamento de Sol con el Caballero de la Muerte que anda por ahí me preocupa sobremanera, dejándome sin tiempo para descansar. Él creyó que yo dudaba, que no confiaba en él. Debería saber que no hay nadie en quien confíe más que en él, y aún así el se atrevió a dudar de mi.

Si no hubiera estado en público, habría suspirado. En vez de eso, forcé mi expresión a convertirse en una máscara estoica. Sabía que Sol no pensaba antes de soltar sus acusaciones, pero de todos modos dolía. La gente huía de mi camino mientras avanzaba a zancadas, con mi túnica ondeando a mis espaldas.

La única persona lo bastante valiente, o más bien lo bastante obtusa, para acercárseme mientras andaba así era Flama. Tras escuchar su apasionado discurso sobre encontrar al Caballero de la Muerte en lugar de Sol, le di la autorización para patrullar la ciudad este mes. Podía notar lo culpable que se sentía Flama por haber empeorado la herida de Sol. Si me estuviera permitido mostrar que me preocupaba por Sol, habría elegido un camino similar al suyo. También le pedí al Papa tres días más para resolver el asunto. Inmediatamente supo que lo pedía para que Sol tuviera tiempo suficiente para investigar.

Aprovecha este tiempo tanto como puedas, Sol.

Habiendo hecho todo lo que estaba en mis manos, me retiré a mi cuarto para planear mi siguiente paso. Justo cuando creí que finalmente tendría paz y quietud, con una taza tibia de té relajante, me vi envuelto justo en el corazón del problema de Sol, con mucha mayor profundidad de la que me habría gustado.

Literalmente.

No es que no estuviera bastante involucrado antes.

Ni siquiera pude probar mi té.

Había una niña frente a mí, con piel antinaturalmente rosa. No, ella no estaba en mi cuarto (no es mi costumbre traer niñas pequeñas a mi cuarto) y no estaba alucinando. Me miró expectante, con los ojos muy abiertos, mientras exploraba mis alrededores. La vigilé de reojo, ya que aunque parecía ser una niña, podía sentir su poder. Sería idiota de mi parte ignorarla. Esperaba mi reacción, pero yo aún tenía que orientarme.

De alguna forma, había dejado mi cuarto. Eso era evidente, ya que este cuarto olía a dulces, casi tanto como el cuarto de Sol, pero al menos su cuarto no estaba decorado todo de rosa y con listones como éste. No sabía cómo había llegado aquí, pero tenía la intuición de que Sol tenía algo que ver. Casi siempre era así. Lo que me trastornaba era no tener mi taza de té. Si había sido teletransportado, la taza habría venido conmigo.

Quise descansar mi mano en la empuñadura de mi espada, y moví mi brazo a un lado, pero cuando toqué la espada, me estremecí.

Esa no es la Espada Divina del Juicio.

Mi espada nunca había rebosado santidad así.

Bajando la vista, mis ojos confirmaron mi sospechas y plantearon una infinidad de otras preguntas.

Estaba vestido de blanco. Blanco resplandeciente, con aplicaciones doradas. Lo que estaba a mi costado no era mi confiable espada, sino una bastante común, una espada común muy conocida que siempre llevaba Sol cuando no quería cargar con la Espada Divina del Sol, lo que era el 90 por ciento del tiempo. Siempre le preocupaba romper la "reliquia".

No necesitaba un espejo para imaginar lo que había pasado. Intenté cubrir mi cara con mi mano, exasperado ante la situación, pero en vez de eso me volví a ver a la niñita. Debía ser Pink, la nigromante a la que Sol a veces visitaba a escondidas. A un lado, un cadáver que usaba delantal barría el suelo, lo que confirmó mis sospechas.

–¿Ya regresaste al mundo de los vivos, Sol? –preguntó la niña, curiosa, antes de dar una lengüetada a una paleta tan enorme que hacía que sus manos se vieran diminutas–. Y yo que esperaba que finalmente te hubieras decidido a convertirte en mi aprendiz.

Sol. Estaba en el cuerpo de Sol.

¿Ahora qué hiciste, Grisia?

Vi con los ojos entrecerrados a Pink, con una expresión fría.

–No soy Sol y tú lo sabes –dije, y no iba a permitir que Sol se convirtiera en su aprendiz. Aun cuando había descubierto que de alguna forma ahora estaba en el cuerpo de Sol y ella era la responsable, de todas formas me sobresaltó la voz alta y clara que salió de mi boca. Era la voz que Sol siempre usaba para engatusarme para que le comprara pays de mora azul, una voz que podía ser tan engañosamente dulce y amable a la vez que fatal, cuando la situación lo ameritaba.

Ella soltó una risita.

–¡Cuánta confianza de tu parte, para que revelaras eso! Síp, sé que no eres Sol, aunque me preguntaba quién eres –estudió mi cara–. Déjame adivinar. ¿Estoy ante la honorable presencia del Caballero Juicio?

Estaba en lo cierto. ¿Qué tan bien se llevaba con Sol?

–No me mires así, Sol. Tú eres el que necesitaba una forma de investigar. ¿Qué mejor manera que ésta?

–Explícate –exigí en una voz grave, tan grave como pude lograr que sonara la voz de Sol.

–Bien, sigue siendo así de serio. No eres divertido –dijo Pink con un puchero, y agitó su mano en el aire–. Sol es mucho más entretenido que tú.

Esperé. Si quería que la entretuvieran, estaba con la persona equivocada.

Pink puso los ojos en blanco.

–Como dije, necesitabas una forma de investigar, así que te di un pequeño dije que te ayudara con eso. El Caballero Sol sobresale mucho, mientras que el Caballero Juicio...

El Caballero Juicio puede hacer indagaciones sin ocultarse, ya que atrapar y castigar criminales es la obligación del Caballero Juicio.

¿Quiero saber qué es lo que trama hacer Grisia con mi cuerpo?

Probablemente no.

–¿Por cuánto tiempo? –pregunté. Aunque el razonamiento de Pink era bastante lógico, yo no debía mostrar ninguna preocupación por el Caballero Sol, así que investigar usurpándome no era tan brillante.

–El tiempo límite son tres horas –contestó.

–¿Cambiaremos de vuelta en cuanto pase el límite?

Ella sonrió maliciosamente. No me gustó nada.

–¡No tengo idea~! ¡Tendrán que averiguarlo~!

La miré con el ceño fruncido. Ella era peor que Sol, mostrando tan abiertamente que disfrutaba nuestra agonía. Sería mejor que encontrara a Sol y averiguara cómo salir de este desastre, en caso de que no se revirtiera automáticamente.

También necesitaba hacer un poco de... control de daños. Confiaba en Sol, pero confiar en que se comportaría mientras estaba en mi cuerpo era un asunto enteramente distinto.

Seguro que se la está pasando muy bien, sin tener que reprimir sus impulsos más oscuros.

Poco sabía yo de lo acertado que estaba en mis pensamientos. No tenía que meditarlo mucho: no había nadie que conociera a Sol tan bien como yo, lo que significaba que mis preocupaciones estaban muy bien fundamentadas.


Continuará...