UN POEMA QUE NADIE ENTIENDE

Nadine camino furiosa hacia la barra, sus botas repiquetearon el piso de madera y se sentó con fuerza en la silla. Se cruzó de brazos mientras esperaba su turno para que le atendiera el barman. Iba con un vestido y puede que se le hubiera subido un poco, pero le importaba un maldito rábano. Melissa, su amiga, se giró hacia ella para vigilarla. Le lanzo tal mirada venenosa que se volvió al instante.

¿Era mucho pedir que sus amistades no se metieran en sus asuntos?

Miro la rubia cabeza que aparecía a la derecha de su antes mejor amiga, la estúpida cabeza del estúpido Dan. Se habían dado un tiempo, con un demonio. El lo había sugerido (exigido) y ahora aparecía de improviso. Pero no tan improviso. Eso tenía una clara explicación: Uno de sus amigos le había traicionado. Nadine sabía que el gran idiota había estado viendo a otra chica y pidió aquel tiempo para alejarse y luego romper... pero la mujer que veía le dejo también y ahora quería volver con ella.

Gran imbécil. Ella no era ninguna maldita segunda opción.

El barman apareció y Nadine prácticamente le ladro su pedido. Ocho putas cervezas.

Bendíceme oculta, bendíceme, tú, prohibida.

Arrodíllame entre ofrendas,

Bautízame de lógica clandestina y enmarañada,

Oraré, flagelaré y persignaré mi cráneo,

Calificación equilibrada, muerta.

-¿Entiendes de que está hablando? Acabo de llegar y creo que entré en la reunión anual de algo de lo que no tengo la más remota idea.

Nadine estaba en la barra, esperando por las bebidas que pidió al barman. Se había sentado momentáneamente en la barra y tenía cara de pocos amigos, razón por la cual le pareció extraño que alguien le hablase. No se giró, pues aunque le había hecho gracia, estaba acostumbrada a que se acercaran a ella con chistes idiotas... que terminaban haciéndola reír. Ahora mismo no quería reír. Estaba enfadada y quería que cada uno de sus traicioneros amigos la viera de esa manera.

-Es una dramatización de un poema -dijo seria- está declamandole a la vida. O algo así.

Nadine vio que el barman desaparecía por la puerta de atrás de la barra ¿Tanto tardaría en traer ocho malditas cervezas?

-He oído que los poemas tienen muchos significados -el hombre estaba bebiendo un trago. Nadine se fijo solamente en sus manos, eran manos grandes con dedos alargados y uñas bien cuidadas. Más allá de las manos, un reloj bonito y una camisa a conjunto con un saco que se veía fino. Sujetaba la copa de cristal con delicadeza y balanceaba licor color miel en él. Era Whisky, pero sin nada de hielo- Tal vez le declama a la muerte. Acaba de decir muerte. O tal vez a ambas. La muerte y la vida vienen de la mano. Me suena más a eso.

Nadine se sintió curiosa y le miró por primera vez. El tipo estaba apoyado sobre la barra, su mano izquierda sujetaba su mentón ligeramente de lado. Con la derecha balanceaba la copa en su mano haciendo que el licor se batiera y brillara por las escasas luces. Lo vieras como lo vieras, el hombre desentonaba completamente con el lugar, a pesar de que a aquel bar venía bastantes tipos de personas. El tenía ese aire de adulto, pero viéndole bien no le daba mas de veinticinco años. Iba trajeado y realmente parecía un traje caro, perfectamente peinado, pero llevaba el saco desabotonado y la corbata colgando inerte a ambos lados de su cuello. Debió mirarlo más tiempo del políticamente correcto, pues el se giró también y le miró por sobre la copa cuando se la llevo a los labios. Su mandíbula era cuadrada y una sombra de barba recién aparecía en su pálido rostro. Lo llamativo en él eran sus ojos, Nadine pensó que se quedó más tiempo mirándole fijo a los ojos que en otro detalle en su ser. Eran azules. Azul profundo y oscuro.

Él bajo la copa a la barra- Soy Theodore -dijo y le ofreció la mano.

Nadine, quien había estado de brazos cruzados le tendió la suya casi por inercia- Nadine -dijo ella algo turbada.

-¿Son tus amigos? -preguntó haciendo una seña hacia los universitarios en el frente de la tarima donde seguía representándose la obra.

-No -dijo ella de inmediato- Los míos están por allá -dijo apuntando con su mentón hacia un grupo de siete personas. Tres chicas y cuatro chicos.

-Oh -dijo Theodore, distraído y volviendo a beber de su copa

Tiéntame hacia una nueva resurrección animal.

El yo es yo en ti, lo contemplo en ti, en ti existo

Despiérteme, aterroriza las frecuencias latentes, las pertinentes.

Bendíceme oscura, crucifícame, tú, cínica.

Házme mortal, embárrame de tiempo y envuélveme de-espacio.

Culpa, convencimiento cruel, democrático.

-Tú dile como quieras, pero pareciera que devoró un diccionario y esta lanzando palabras al azar.

Nadine rodó los ojos- Es poesía. Destila arte en cada sílaba.

El hombre soltó una suave risa, dientes perfectos- Si tú lo dices... ¿Por que estas tan enfadada?

Nadine se volvió a mirarle- No lo estoy.

-Si, seguro -El misterioso y criptico hombre, Theodore, se volvió hacia el barman y pidió otro trago. Llegó al instante y le dio una disculpa con la mirada y prometiendo traerle sus cervezas de inmediato- Y el pobre hombre al que acabas de asesinar con la mirada sera fiel testigo.

La dramatizacion del poema culmino y los aplauso resonaron en el lugar mientras el disertante hacía venias. Nadine aplaudió. Theodore no.

Nadine le miró enarcando una ceja- Es de buena educación aplaudir.

-Solamente cuando lo que viste u oíste te gusto.

-Pero no es tu caso. Tu no entendiste la obra. Que no lo entiendas no quiere decir que no sea bueno. -Theodore estaba llevándose la bebida a los labios, pero pareció congelarse un momento y luego volvió a sonreír y asintió hacia ella- ¿Qué?

Theodore dejo de nuevo la copa en la barra, en el fondo podía escuchar como el disertante presentaba la siguiente obra- Acabo de tener una revelación.

-En un bar, mientras bebes. Que original. -Nadine sonrió por primera vez esa noche.

-Y hablando con una mujer que parece entender el sentido de las cosas.

Nadine se quedo sin palabras un segundo. El barman llegó con las cervezas en una pequeña charola.

-Bueno, Theodore -dijo tomando la charola en sus manos- Ha sido agradable, debo volver con mis amigos.

-y tu novio.

Nadine se congelo. Miró hacia sus amigos y observo con claridad como Dan les miraba de una manera que ella conocía perfectamente- No es mi novio.

-¿Segura? -dijo riéndose- Porque creo que el no lo sabe. ¿Es violento? Ni me conoce y pareciera que no le agrado nada ¿Es de esos que harán la danza de los primates y reclamara su posesión sobre tí con el clásico "aléjate de ella"? Que divertido.

Nadine se enfado- No es mi novio -le gruño- ni siquiera es mi amigo ya.

-Pero esta con tus amigos ¿Un acosador? -Theodore volvió a llevar la copa a sus labios.

-¿Que te importa? -le dijo enfadada.

El le miró en silencio- Es que... -El hizo unos gestos con la mano en la que tenía la copa- No pareces armonizar con el lugar. Digo, poetas con frases ilógicas... dramatizacion sin telón... ¡vamos! -Theodore bebió otro sorbo- Y ni hablemos de tu no-novio.

Nadine se levantó de su asiento- Tu tampoco armonizas aquí. ¿Vienes para ligarte a una universitaria o algo?

Theodore se encogió de hombros- La verdad es que sí, pero me resultaste mucho más interesante.

Nadine resopló y cogió su bandeja dispuesta a marcharse- Adiós. -dijo digna.

-Te doy tres minutos.

Ella se paró en seco y se volvió- ¿Qué?

-Que no aguantaras tres minutos -dijo sonriente- No, eso es ser optimista. Será uno, en lo que me termino mi bebida. Tengo un auto y una cena esperándome en Dulftenn, sirven una pasta deliciosa. Ya después el siguiente lugar para visitar podrías elegirlo tú.

Nadine se había quedado con la boca ligeramente abierta, no respondió y se fue con la charola y las bebidas. No miró atrás, pero sabía que aquel hombre se estaba riendo.


Decir que Dulftenn era un restaurante caro era ser poco descriptivo. Había candelabros de cristal con adornos que parecían lagrimas derramadas que nunca llegarían al suelo. Theodore al parecer era bastante conocido allí. Saludo por el apellido al mesero y este les guió a la "mesa de siempre". Era una alejada de las demás, y como estaban en la terraza de un edificio de quince pisos, tenía una vista increíble de la ciudad. Theodore le corrió la silla para que ella se sentase y luego el se sentó con gracia en la suya, directamente a mirar la carta.

La gente en el lugar se les había quedado mirando cuando entraron y uno que otro comensal les miraba tratando de ser sigilosos. Nadine podía sentir los ojos sobre ella. Se pregunto si acaso Theodore era de esos snob que suelen ser vistos con mujeres diferentes cada día. Pero no cuadraba del todo, el hombre no tenía auto de snob como un convertible o un deportivo, era un Suv negro y bonito, de hecho, también tenía un chófer de mediana edad llamado Samuel y que era bastante amable.

Nadine observo que los comensales en las demás mesas parecían personas que salían en las revistas y vestidos finamente. Suspiro al pensar en sus botas, sus medias oscuras y su vestido sencillo. Se paso una mano por el cabello y recordó que no se había puesto labial.

-No vayas a preocuparte por desentonar -dijo Theodore sin mirarla, estaba atento a la carta.

-¿Como sabes que eso me preocupa?

Theodore levanto los ojos de la carta, le hizo una seña al mozo- Por como mirabas a todos lados cuando entramos. Son solo unos cuantos personajes que vienen aquí a presumir. No les hagas caso. Comeremos y después tu propondrás un lugar a cual ir.

Ese había sido el plan que Theodore le propuso y lo mantenía. Cuando le hizo la oferta, a ella le pareció un imbécil, pero tenía razón en que no aguantaría un minuto con sus traidores amigos y el idiota Dan. Apenas llego con las cervezas, Dan actuó como un loco celoso interrogándola acerca de que tanto se reía con aquel hombre trajeado. Dios, Nadine no duro ni medio minuto. Ignoro los reclamos, volvió a ver hacia Theodore y debió tener algo en la cara para que él le sonriera y luego de acabarse su bebida de un trago, pagara y saliera por la puerta.

Nadie había tardado medio segundo en levantarse, tomar su bandolera y seguirle.

-¿Y luego de eso? -pregunto Nadine, observando recién la carta.

-¿Luego de qué? -pregunto él.

-Luego de ir a algún sitio que yo quiera.

Theodore se encogió de hombros- Samuel y yo te llevaremos a tu casa, o te acompañaremos a un taxi, como tu decidas. O... buscamos otro sitio más.

Nadine frunció el ceño- ¿Porque haces esto?

El volvió a encogerse de hombros- Bueno, como descubriste astutamente, fui allí a ligar universitarias, tu sabes. Actitud de galán y todo eso. Pero me pareciste interesante y decidí mejor invitarte a tí, tengo un presentimiento de que serías una mejor compañía por esta joven noche. Claro, hasta que tu decidas que la noche debe ser asesinada y marchita... Y... Diablos, debería escribir poemas también.

Nadine hizo una mueca para tratar de no reírse- Suena como el inicio de una película de terror. De esas que parecen buenas y terminan con la protagonista encerrada en un sótano.

Theodore encontró el comentario divertido- No, es más como una película para mirar en el televisor comiendo helado en un sofá feo y gastado ¿No tienes un gato o sí?- Nadine negó con la cabeza- Oh, un gato podría ser el elemento perfecto en ese cuadro. Uno enorme al que no podría caerle bien y me gruñera cada que me acercara a tí. Los gatos son muy listos. La gente debería de escuchar a sus gatos todo el tiempo -Theodore se rió, pero esa era una sonrisa diferente a las demás que le había dedicado. Miró a un punto entre ella y la nada, como si no la viera. Reacciono cuando el mesero llegó para tomarles la orden- El plato del día. ¿Tú, Nadine?

-Lo mismo -dijo ella de inmediato.

-¿Algún vino, Señor Nott? -pregunto el mesero, educado- ¿Lo de siempre?

-Si, eso estaría bien.

Nadine le miró fijo entonces- ¿Theodore Nott, entonces? -preguntó. Le sonaba de algún lado.

El se dedico a desdoblar su servilleta y la tendió en sus piernas- Bueno, ahora sabes quien soy. No parece justo ¿Cual es tu apellido?

Nadine demoro un poco en contestar- Badoise.

-¿Francés? -preguntó- ¿Eres francesa?

-Mi padre -dijo ella- El vino aquí a la universidad y nunca se fue. He vivido aquí toda mi vida.

Theodore suspiro- Interesante -casi canturreo- Eso es bastante interesante.

El mesero llegó con los platos. La comida estaba deliciosa. La bebida era un vino blanco de buen sabor. Nadine, acostumbrada a las cervezas, no era muy fan del vino, pero definitivamente podría beber de aquella botella sin mucha resistencia.

-¿También naciste aquí? -pregunto ella.

-Si, pero el origen de mi apellido y mi nombre es de Noruega o algún lugar cercano de allí -el parecía mas reacio que la actitud relajada que mostró al inicio- No se muchos detalles.

-¿Y a que te dedicas? -peguntó.

-Relaciones públicas -dijo sencillamente- Manejo personas y todo eso. Como podrás notar, soy muy carismático.

Nadine rodó los ojos- Seguro.

-¿Ya pensaste a que lugar iremos? -pregunto él, de pronto.

Nadine se lo pensó, realmente se lo pensó- Sigo pensando -miro hacia su plato, esos canelones estaban deliciosos. Corto un pedazo y lo sostuvo en el tenedor- un lugar donde te pongas incomodo. Podría llevarte a un club de streepers masculinos.

Theodore soltó una risa que parecía cantarina- Eres divertida. Pero si lo hicieras, pagaría para que uno de ellos te hiciera un baile privado.

Nadine enrojeció- Bien -dijo entre enfadada y divertida- de acuerdo, nada de Streepers.

-Si quieres pagar un baile privado para mi en un club femenino no me opondría -dijo alzando las cejas.

Ambos se rieron.


Theodore había bajado la ventanilla de su lado para mirar el local donde Nadine había pedido que se estacionaran.

-Se ve bien -dijo y abrió la puerta.

Nadine también bajo y caminaron lado a lado hacia la entrada del lugar, Nadine le hizo un adiós con la mano a Samuel.

Apenas entraron se acercaron a la barra, era un bar casi parecido a donde había conocido a Theodore Nott, pero este tenía música en vivo. Justo en ese momento estaban tocando una canción algo movida y había gente bailando mas adelante. Nadine pidió una cerveza y Theodore Whisky sin hielo.

-¿Siempre lo bebes sin hielo? -pregunto ella. La inexperiencia le hacía tener cuidado con las bebidas fuertes.

-El hielo arruina el buen Whisky -dijo sencillamente. Nadine se le quedo mirando de nuevo. Theodore tenía una postura rígida cuando se sentaba en una silla sin respaldo. Se quedó mirando por más tiempo del debido su mano y un anillo enorme que allí no había notado antes.

-¿Y eso? -dijo apuntándole

Theodore miró su mano y volvió a beber- Era de mi padre -dijo escueto- Y este, sin embargo -dijo llevándose una mano adentro de la camisa y sacando un brillante collar que llevaba como pendiente un anillo casi tan grueso como el de su mano- era de mi madre.

-No se ve muy femenino -dijo ella, frunciendo el ceño.

-Oh, pero se convertirá en un precioso anillo cuando lo ponga en la mano a mi futura esposa -dijo mientras se guardaba el anillo de nuevo.

Nadine enarco una ceja, pensando en que seguramente llevaría ese pedazo de anillo enorme a un joyero o algo por el estilo- ¿Seguro que no eres un Noble Británico o algo por el estilo? Creo que eso es muy anticuado.

Theodore volvió a reírse- Si, es anticuado -dijo- Pero debo llevar ambos. El de mi madre, hasta que me case y el de mi padre, hasta que yo muera. Alguien debe hacerlo, ya que mi padre esta muerto y no tengo hermanos. Es... Tradición.

Nadine casi se atora con su cerveza- Lo siento -alcanzo a decir.

El se acabo su bebida de un trago y pidió otra- No lo sientas tanto -dijo sereno- Mucha gente dice que los padres son importantes y todo eso... pero mi madre murió antes de conocerla realmente, y mi padre... bueno, nunca nos quisimos. Ni yo a él ni él a mi, bueno, puede que en algún tiempo si, pero... cuando realmente era necesario, cada uno supo las intenciones del otro. La vida es una perra a veces. ¿No hablemos de eso, sí? -La bebida de Theodore llego y el volvió a beber un largo trago

- Creo que las chicas de allá te están mirando -dijo ella, para hacerle pensar algo diferente.

Theodore era un descarado, pues las miró de pies a cabeza y les dedico un "salud" con su copa.- No están mal -declaró.

Nadine le miró entrecerrando los ojos- Eres un descarado.

-Nunca he hecho algo para demostrar lo contrario -dijo encogiéndose de hombros de nuevo- Si te aburres de mí, ya tengo un perfecto plan B. Y me siento tentado, sería un dos por uno. Pero eres divertida así que me tienes en tus manos, hasta que te aburras de mí, claro.

Nadine sabía que debía de ofenderse, pero en lugar de eso, se echo a reír. Algo fuera de lo políticamente correcto era refrescante. La actitud descarada de Theodore era con mucho mil veces mejor que la hipocresía de otras personas. Entre ellas, el imbécil Dan.

-¿Estas pensando en eso, verdad? -le dijo Theodore casualmente.

Nadine casi volvió a atragantarse. Parecía como si Theodore pudiera escuchar lo que ella pensaba- No estaba pensando en él -dijo enfadada.

-¿Él? -dijo divertido- Yo no he mencionado un él, pero ya veo que hay un él. ¿Era el No-novio?

Nadine rodó los ojos, luego suspiro. Se acabo de un trago su cerveza y pidió otra- Bueno, antes novio. Ahora es un definitivo ex-novio.

-Eso me parecía a mi -murmuro- ¿Vamos a una mesa? -dijo apuntando hacia una que acababa de vaciarse.

-Claro -dijo Nadine.

Ya estando en la mesa, Theodore sacó de su bolsillo un teléfono. No lo había sacado hasta entonces, ninguno de ellos. Nadine había apagado el suyo, supuso que Theodore también. Él miro la pantalla unos segundos, tecleo unos instante, espero, volvió a teclear y luego volvió a guardarlo.

-Cosas del trabajo -dijo a modo de explicación.

-Relájate -dijo Nadine, bebiendo de nuevo su cerveza- Aunque si me parece extraño. Son casi las diez. ¿Acostumbras trabajar a esta hora?

Theodore se removió en su silla- Bueno, lo mio son las relaciones públicas y como ya mencione, mi carisma me ayuda. Pero no le caigo bien a todo el mundo. Tu entiendes.

Nadine se inclino sobre la mesa- Las relaciones Públicas no son lo mio. No entiendo mucho en realidad.

Theodore dio otro trago a su bebida- Bueno, han estado corriendo rumores sobre mi en... -el frunció el ceño y se lleno el indice sobre pos labios, parecía mortalmente concentrado. ¿Acaso ya se le había subido el alcohol?-... El periódico. Si, eso. Tengo una reportera maníaca esperando a que de un paso en falso y... Pues sería la ecatombe. El equivalente al Y2K.

Nadine se rió de su dramatismo- ¿te persiguen los paparazzi? ¿Porque un paparazzi perseguiría a un relacionista público?

Theodore pidió un nuevo trago y soltó un suspiro extraño- no es cosa mía -dijo mirando a sus manos- de mi pueden decir lo que sea, no me importa demasiado. Pero no soy yo quien esta en juego. Ojalá fuera yo.

Nadine trato de unir esa información- Eso no tiene sentido.

Theodore sonrió, pero no parecía divertido, más bien triste- ¿verdad que no?

Nadine ya se había acabado otra cerveza, el barman llegó con una cerveza más y otra copa para Theodore- Oh -dijo dando un sorbo- hace tiempo que no probaba esto. Siempre me gustó esta bebida. Se parece mucho a una que solía beber cuando era joven.

Nadine dio un trago a su cerveza- ¿joven? ¿Cuántos años tienes exactamente?

-veinticinco.

-tonterías -Nadine le hizo una mueca- veinticinco es ser joven. ¿Cuando comenzaste a beber?

-la primera vez, a los dieciséis -dijo, otra vez parecía perderse entre pensamientos y recuerdos- no era algo que yo hubiera buscado. Fue en la escuela. Era una época mala. Realmente mala y yo... Ummmm... Digamos que tenía que unirme a un club, pero no estaba muy convencido de ello. Todos mis amigos se estaban uniendo y yo no podía quedarme atrás.

-Presión social - apuntó Nadine.

Theodore trono los dedos con aprobación- si, y no eran solamente mis amigos. Mi padre también había participado en aquel club en sus años.

-Oh, ustedes eran los Junior -Nadine se rió.

Theodore se contagio de su risa- Si, unos Junior. Que estúpidos eramos, Dios. -Sacudió la cabeza y dio un largo trago a su bebida- y entonces, esta este sujeto... El que decidía quien entraba al club y quien no... Y estaba esta este amigo mío, el pequeño Drake que quería entrar desesperadamente... Y esa vez se veía muy asustado y viene y me dice: Hey Theo, ¿sabes? Mi padre le ha fallado a quien tu sabes...

Nadine casi se desternilla de risa- ¿Quien que? ¿Que carajos es eso?

Theodore estalló en una carcajada alta, pero luego se inclino hacia ella y le chito- Shhhhhh -dijo bajito- no debe ser nombrado.

Nadine encontró el comentario graciosisimo- Dios ¿Que clase de club es ese? -Se limpio lágrimillas de los ojos- Tu amigo te dijo aquello de su padre y todo eso, ¿Luego que pasó?

Theodore se había recompuesto y estaba recibiendo otra copa del mesero- bueno, mi amigo viene y dice que tiene una misión que cumplir.

-¿Una novatada? -sugirió Nadine.

Theodore se lo pensó un momento y luego meneo la cabeza- Nah, era más bien un mandado. Querían que reparará un armario.

-¿Tu amigo es carpintero?

Theodore parpadeo y luego casi se atora con su trago. Se quedó riendo un buen rato antes de responder- No, claro que no -Theodore se dio viento con las manos para serenarse- no lo era. Y estaba tan asustado...

-¿Por ese quien no se que que dices?

Theodore asintió.

Nadine frunció el ceño- eso suena como una pandilla.

Theodore miro hacia la banda de música, ahora tocaban una balada suave- La realidad, Nadine, es que eso era. No lo sabíamos. Pensábamos que era un club con actividades de cualquier club. Reuniones y eso... Pero... Realmente fuimos unos idiotas.

Nadie solo continuó riéndose un rato, pero se quedo callada cuando Theodore miro de nuevo a un punto en la nada y se llevo una mano al brazo izquierdo, apretándolo con fuerza- No es una cuestión de arrepentimiento. Las cosas malas que pasaron en aquellos días formaron mi carácter, haciéndome quien soy, y no puedo arrepentirme por eso -Theodore se soltó el brazo y volvió a centrarse en su bebida- Pero claro, todo tiene consecuencias. Y puede que yo comience a pensar que esas consecuencias son demasiado superiores a mi justo ahora.


El poema lo saque de aquí, "Poemas sin sentido-S; de Antonino M. Lecona Jimenez"; porque hay que poner la fuente.

Me parce que este sera un Short fic. Tendrá tres capitulos, a lo mucho. Si no cambiara a un Twoshot.

:s