Hola a todos los que leen este mensaje, este es un fanfic que se me ocurrió una noche estrellada donde mis sentidos estaban al máximo, realmente creo que tiene futuro, bueno, a mí me gusta, aunque eso no es una gran referencia considerando que yo la escribí ¿verdad? Pues bueno, hagamos algo, léanla ustedes y díganme si tiene futuro o no. Espero les guste, y envíenme su opinión, gracias de antemano.
Nota: si Digimon me perteneciera no estaría escribiendo fanfics si no que estaría creando una nueva temporada, una que saliera a MI MODO lo que acarrearía muchos cambios, así que mejor que no me saque la lotería y compre los derechos ¿verdad;)
Esperando su opinión sobre esto, no los entretengo y los dejo con la lectura…
Isabel Black
¿Cómo sabes si estas enamorado?
Era una fría mañana de invierno en las calles de Tokio, la época blanca apenas comenzaba a abrirse puertas en la cosmopolita capital de Japón, la nieve aun no cubría con un manto aperlado los parques, pero el frío se abría paso ocupando todo lugar a la vista. Una brisa delicada movía las hojas de los árboles aun regadas por la partida del Otoño y las personas se movilizaban apresuradamente para llegar a tiempo a sus trabajos, colegios, o a donde sea que les interesara llegar, la gente siempre esta apresurada ¿No les parece? Es un misterio porque, el ponerse de mal humor y empujar a la gente no nos lleva realmente mas rápido, solo es una manera de torturarnos¿Habrán pensado esas personas, alguna vez, que si están retrazados es por azares del destino? Quizás no debían estar allí, por razones mas allá de su entender, pero la verdad, a ellos no les importan sus razones, solo les importa llegar, no el modo de hacerlo.
Aquella mañana transcurría con relativa normalidad para los residentes de la hermosa ciudad, trafico matutino, embotellamientos, taxistas gritando, gente corriendo, adolescentes dirigiéndose a sus preparatorias, ejecutivos hablando por sus celulares, algo bastante normal. Una chica observaba toda aquella mañana con fascinación, no exactamente por que disfrutara aquellas mañanas, si no porque disfrutaba el simple hecho de vivir en aquella ciudad mágica.
Con un sutil movimiento de su mano retiro sus delicados cabellos del rostro y alcanzo su cartera para pagarle al taxista, bajo del taxi y observo la casa victoriana de color azul que tenia frente a ella. Respiro hondo, había llegado la hora.
+Punto de vista de la chica+
"Finalmente aquí estoy, frente a esta casa, esperando convertirme en alguien independiente y cortando el cordón umbilical de mis padres" me dije a mi misma con emoción, el taxista saco mis maletas y las coloco a mi lado, le di las gracias con una sonrisa, a pesar de creer que me había cobrado demasiado, pero hoy le perdono todo a quien sea, me he mudado y recibido mi carta de aceptación para la universidad de Tokio ¡todo en un mismo día! Mis padres no podían creerlo y menos yo. Por cierto, aun no les digo quien soy ¿o si? Mmm… creo que no.
"¿Quién soy?" es una interrogante sumamente interesante, es una pregunta con millones de respuestas y a la vez con ninguna, es algo que me da tanto en que pensar y a la vez confunde mis pensamientos, por más contradictorio que esto pueda sonar. "¿Quién soy?" es la pregunta más difícil que, ahora que lo pienso, me ha tocado responder, o al menos intentar hacerlo; y mientras más pienso en ello, más me convenzo en que no existe una respuesta convincente que yo misma me pueda dar, mucho menos a alguien más.
Soy una chica de 18 años que ha vivido una vida que la mayoría de las personas catalogaría como "Normal", tal vez la mayoría pero no yo, para mi lo normal no existe; todos somos extraños aunque no queramos admitirlo, todos tenemos cosas que sobresalen del llamado: margen de lo común, y lo irónico del asunto es que la mayor parte de la gente trata de esconder esos detalles especiales, solo para entrar en un tonto estereotipo de lo que la sociedad llama normal¿Quién es normal, de todos modos¿Quién podría decir, seriamente hablando, que nunca se ha considerado extraño o diferente? Si me preguntan a mi: nadie; a como yo lo veo en este punto existen dos clases de personas los que esconden sus extrañases y los que las aceptan atreviéndose a ser originales. Yo me cuento en este segundo fragmento, confío en la indiferencia a las habladurías de la gente y que el seguimiento arcaico de las reglas de la sociedad es solo un boleto a eterno martirio interno; si ya de por si nosotros somos nuestros peores verdugos ¿Por qué preocuparse por el que dirán un montón de personas que creen saber vivir mejor nuestra vida que nosotros mismos, y sin embargo, son incapaces de vivir la suya propia? Hay un dicho que expone: "Los sabios juzgan teorías, los inteligentes se juzgan a si mismos, los idiotas juzgan a los demás", a mi parecer no podría estar mejor indicado.
La mayor parte de mi vida la he pasado soñando despierta, imaginando cosas que tal vez nunca pasen, pensando, analizando y calculando cada movimiento que hago con tal cuidado que a veces me olvido que el pensar no es vivir. Desde que me inicie en el mundo de la lectura, hace unos ocho años por guía de mi mejor amigo, he sospechado que la uso como un escudo a la realidad, que me escondo detrás de finales felices y problemas ajenos para no tener que lidiar con los que tengo yo misma.
Soy alguien que solía vivir como dos personas, la que todos creían conocer y que solo era una mascara utilizada por miedo de que los demás no me querrían si era como realmente soy, y la segunda que vivía en las sombras y que nadie llego realmente a conocer, hasta que llego alguien que fue capaz de ver detrás de mi disfraz y de mi mascara, alguien que supo quien era antes de que yo lo dijera, él me dio la confianza para creer en mi misma. Ahora solo soy una persona: YO, si a alguien no le gusta… pues ese realmente no es mi problema, mi mascara se cayo y se hizo añicos, ya no puede volver, ahora solo estoy yo, le guste a quien le guste.
En mi interior poseo un mundo de temores ocultos con que luchar en el día a día, donde la muerte es mí última preocupación y el vivir un infierno en vida es la mayor de estos. Con tantas inseguridades y defectos, de los cuales la lista es inmensa, aunque estos son solo obstáculos con los que lucho para mejorarlos y corregir aquellos a los que aun estoy a tiempo.
Soy una chica con aspiraciones, quizás más ambiciosas de lo que deberían ser; con seudo aires de escritora, a pesar de que ni yo me atrevo a llamarme de ese modo, por falta de una confianza, que quizá nunca llegue.
¿Quién soy? Soy alguien que desea más que nada alcanzar sus metas, y que no se detendrá hasta lograrlas; ya que si yo no lucho por mis sueños, nadie lo hará por mí. Soy solo alguien que busca entender porqué esta aquí, persiguiendo ese significado, que espero, le de sentido a todo lo demás; alguien que convive con sus contradicciones pues aprendió que no vale la pena pelear con ellas, después de todo ¿Qué es más contradictorio que vivir? La vida es la mayor contradicción que existe, comparada con ella, lo demás son solo tecnicismos.
¿Quién soy? Me llaman Mimi Tashikawa, y la verdad, aun no estoy segura de quien soy en realidad, pero intento averiguarlo y no descansare hasta descubrirlo, eso se los aseguro.
¡Mimi! – grito alguien a mis espaldas, sacándome de mi monologo interno, no necesitaba voltear para saber de quien se trataba, no era mas que él, la única persona en todo este ancho camino que llamamos vida que realmente me conoce, que realmente sabe quien soy… ¿y saben qué? Así me quiere.
- Llegas tarde – le informe a sabiendas de que no era cierto, solo me gustaba molestarlo, si, ya lo se, soy rara.
- No es cierto – dijo él revisando su reloj – yo nunca llego tarde – dijo con aire de suficiencia sonriéndome.
- Seguro, síguete repitiendo eso – le dije con una sonrisa.
- A veces me pregunto porque eres tan mala con la única persona que te soporta, Tashikawa – dijo el en tono de broma tomando mis maletas.
- Mmm… tal vez porque esa persona es igual de mala conmigo, así que no te quejes – dije también en tono de broma, me sonrió y comenzó a subir las escaleras.
¿Qué llevas aquí¿piedras?
- Maquillaje, ropa…
- Dios, no quiero verte al natural.
¡hey! Ya me has visto así que cállate – le dije ofendida de broma – también llevo libros…
¿y que te trajiste toda tu biblioteca de New York o qué?
- Claro que no, esa no me cabe en las maletas – dije con una cara inocente.
¿Srta. Tashikawa? – preguntó una mujer canosa de ojos claros al abrir la puerta y vernos parados allí.
- La misma – dije sonriendo.
- Bien, adelante, su habitación esta arriba, en el segundo piso, es la segunda a la derecha – dijo la mujer – mi nombre es Tsubumi y soy la dueña de la residencia.
- Lo se, hablamos por el teléfono – le dije recordando este detalle¡que distraída soy! Lo había olvidado.
- Bien, las reglas son simples, como hemos discutido y la mas importante es… - dijo mirando a mi amigo que luchaba por no dejar caer mis maletas ya que sabia que lo mataría si lo hacia ¡nada de chicos! No quiero a su novio rondando por aquí.
- Oh, dios, el no es mi novio – dije sonriendo, al igual que él, siempre éramos mal confundidos en este caso.
- Bueno, igual lo mantengo – dijo Tsubumi recelosa y dándole a mi amigo una mirada desaprobatoria – si todo esta en orden, puede subir.
- Si, gracias – dije comenzando a subir seguida de mi amigo.
- Vaya, te toco una estricta – dijo él.
- Parece que si – dije, llegamos al cuarto que me estaba asignado, no fue difícil encontrarlo ya que afuera decía: TASHIKAWA, el cuarto era bastante amplio, tenia un escritorio donde colocar mi computadora si es que en algún momento se dignan a traerla (entupida mudanza ), una cama, un armario y un televisor. Mi amigo coloco mis maletas en el suelo y me miro.
¿nenecitas ayuda desempacando?
- Supongo que si, pero no creo que te dejen quedarte – le dije sonriendo.
- Es verdad – dijo el pasándose las manos por su cabello – probemos cuanto tiempo nos dan.
- Así que aquí estoy… Japón… - dije dándole la espalda.
- Ni siquiera te he dado la bienvenida como te mereces – comento él con una voz nostálgica.
- Porque eres un insensible – le dije, iba a decir algo más, pero no pude, sentí sus brazos alrededor de mi cintura y su barbilla apoyada en mi hombro derecho.
- Te extrañe, te extrañe mucho – dijo él sonrojándose y abrazándome con mas fuerza.
¿de cuando acá tan sensible? – dije yo mirando al techo, sonrojada, e intentando no llorar, dios, cuanto lo había extrañado…
- No soy mas insensible que tu – dijo el soltando una risa.
- Hey… ¿será por eso que somos tan amigos? – pregunte.
- No lo había pensado, pero quizás si – dijo el riendo – no vulvas a irte.
- No lo haré, ya no – le dije. Tenia que callarse me haría llorar si no lo hacia.
- Nunca pensé que el correo electrónico, las llamadas telefónicas y las ocasionales visitas pudieran darme una amiga como tú – dijo él, permanecí callada, el no era así la mayoría del tiempo, y cuando lo era… lo mejor es escucharlo, y si a esto le sumamos que no podía hablar…
Me soltó un poco y con sus manos en mis caderas me volteo para que le diera la cara, fijo sus ojos en los míos, pero yo le huí la mirada, tomo mi barbilla con su mano izquierda forzándome a mirarlo y me sonrió con nostalgia.
- Cuando te conocí lo último que se me paso por la mente fue que te convertirías en mi mejor amiga – me dijo.
- No fue algo que yo pensé tampoco – acepte.
- Y sin embargo, quien nos ve ahora… completamente inseparables – dijo él – te has convertido en la persona mas importante en mi vida, porque me conoces… nadie me conoce mas que tu, has iluminado mi vida en muchos sentidos.
Mi corazón comenzó a latir mucho más rápido y no pude mas, enrolle mis manos en su cuello y lo abrase con fuerza dejando que las lágrimas corrieran por mis ojos, cada vez estaba más segura de que volver había sido lo correcto, mi vida junto a él seria finalmente completa. Tenerlo como amigo a distancia, era genial, pero tenerlo tan cerca, era indescriptible.
A él le debía todo lo que soy, y teníamos una relación reciproca de confianza ciega, apoyo mutuo, y nuestra amistad había evolucionado al punto en que no importaba que relación de turno tuviéramos, ninguna era mas importante que el otro. Solo nos teníamos el uno al otro, primero estaba eso, después estaban los demás. Mi amigo, a quien debería presentar, es un solitario por naturaleza y con actitudes bastante inusuales (quizás por eso nos llevamos) no confía en mucha gente, y me honra decir que en mi si, es por mucho la persona mas increíble que jamás he conocido y no lo cambiaria por nadie, a pesar de que puede ser un fastidio la mayor parte del tiempo, pero ¿no es en eso que se basa la amistad? En conocer todos los hábitos molestos de una persona y aun así quererla, mas aun, querer esos hábitos también, solo porque pertenecen a esa persona. Su nombre es Yamato Ishida, todos le dicen Matt, ya que yo soy la única persona que pude pronunciar su nombre completo sin meterse en problemas, y no crean que exagero, realmente tiene un carácter de los mil demonios, mi querido Yamato, solo esperen, lo comprobaran ustedes mismos.
Nos habíamos conocido por un error del destino, tanto le debíamos al Digimundo, nos tratamos por un accidente impredecible, mantuvimos contacto por los medios mas bizarros, solo nos veíamos una vez cada dos meses, y aun así, somos mejores amigos, somos inseparables. Tenemos el don de aparecer justo en el momento en el que el otro nos necesita, es como un sexto sentido, siempre sabemos cuando la otra mitad quiere vernos ¡QUE RARO¿No creen?
Somos almas gemelas, o al menos a esa conclusión llegamos durante una noche de observar las estrellas, claro que eso no quiere decir que estemos enamorados, como mucha gente cree, solo quiere decir que tenemos una conexión mas allá de la comprensión de terceras personas, después de todo ¿Quiénes son ellos para juzgar?
Fuimos rompiendo el abrazo, Yamato limpio las lagrimas de mis ojos con un pañuelo que tenia en el bolsillo de su chaqueta y me sonrió juguetonamente.
- Eres una llorona – dijo en tono burlón – que gran bebe, en serio.
- Cierra la boca, Yamato – dije empujándolo y soltándome de su abrazo – además el que anda con cursilerías de novela de la tarde es otro – cruce los brazos y le sonreí triunfante.
- Bueno, pero aun no te doy mi bienvenida – dijo volviendo a tomarme de la cintura y acercándose peligrosamente a mi.
¿Qué… qué haces? – dije retrocediendo, o al menos intentándolo, porque el no me dejo.
- Algo que quise hacer desde que te vi afuera, Mimi – me susurro al oído¿EN QUE DEMONIOS ESTABA PENSANDO ESTE CHICO?
¿y eso qué es? – pregunte yo.
- Bueno… - apoyo su frente a la mía y nuestras narices se rozaron. Acaso… acaso Yamato iba… ¿a besarme?
- Yama…
De repente comencé a reírme y a tratar de quitar sus manos de mi cintura, el muy desgraciado estaba haciéndome cosquillas, corrí por todo el cuarto tratando de huir de el, pero fue inútil caímos al suelo y el continuo torturándome.
- YA BASTA… basta… BASTA… ?YAMATO!
¡Bienvenida de vuelta! – dijo Yamato juguetonamente.
¡NO! NO, NO, NO… ya entendí ¡Estas feliz de verme! Pero por favor… ¡BASTA! – grite.
- Bien, bien, pero solo si dices: Yamato es el rey del universo y todos somos sus sirvientes.
¿Estas bromeando verdad? – dije tratando de contener la risa y con un fuerte dolor de estomago.
¿me veo como que estoy bromeando, Tashikawa?
- Yo no diré eso… - las cosquillas empeoraron ¡BIEN, BIEN! YAMATO ES EL REY DEL UNIVERSO Y TODOS SOMOS SUS SIRVIENTES.
- Así me gusta – dijo él apartándose satisfecho.
Me senté en el suelo con las manos en mi estomago. Le envié cuna mirada asesina.
- Nunca vuelvas a hacer eso.
¿Por qué? Es muy divertido.
- Interpreta mi silencio Ishida – dije levantándome.
Comenzamos a sacar las maletas, Yamato tomo la de mis libros y comenzó a organizarlos en el librero, a lo que tuve que intervenir pues el chico es un completo desorden, no que yo no lo sea, pero el me gana por mucho. Mientras yo comencé a sacar mis peluches y mi ropa. No habíamos terminado aun cuando la dueña nos hizo saber que hasta allí llegaba el periodo de gracia y saco a Yamato de mi cuarto.
¿Vamos por un café? – me preguntó Matt.
- Claro – dije caminamos muy juntos y con frío por la calle, a pesar de ser medio día.
¿le avisaste a los chicos que vendrías? – preguntó Yamato.
- No, solo a ti – dije yo.
- Ya veo… ¿los sorprenderás o algo?
- Mmm… pues iré a verlos, si se sorprenden o no, depende de ellos – dije cerrando los ojos y sintiendo la brisa de mi amado Japón.
- Has cambiado tanto desde que te conocí – comentó Yamato de repente.
- También tú – dije yo.
- Creo que nos hemos cambiado el uno al otro – dijo Yamato – o mejor dicho, nos hemos ayudado a descubrir quienes somos en realidad.
- Es verdad…
Hubo una pausa de silencio, pero un silencio nada incomodo, porque él y yo podíamos pasar horas callados y estar a gusto, nuestro silencio, porque nuestro silencio habla tan bien como nuestras palabras.
¿Qué dijo Michael cuando le dijiste que volverías a vivir aquí? – pregunto Matt de repente, recordé que le conté que no le había dicho a Michael que me mudaría hasta el ultimo momento, supongo que pensaba que no me gustaría su reacción.
- Pues… estaba muy molesto – dije yo caminando adelante – dijo que era imperdonable que esperara hasta mis últimos tres días para avisarle sobre mi partida… y bueno, rompimos.
- Ya veo… ¿estas bien, respecto a eso? – preguntó Matt.
- Sorprendentemente, sí – dije yo – supongo que había durado demasiado y realmente…
- Nunca lo quisiste – completó él por mí.
- Quise quererlo, pero eso no fue suficiente – acepte.
- Y… ahora que estas aquí ¿se lo confesaras? – preguntó dudoso, me detuve y lo mire directamente a sus azules ojos.
¿decirle que a quien? – pregunte tratando de disimular el hecho de que sabia exactamente a que se estaba refiriendo.
- Al chico que te roba el sueño – dijo él con una sonrisa extraña ¿le dirás lo que sientes?
- Realmente dudo que el confesarle mis sentimientos sea algo prudente, mas bien aumentaría sus problemas – dije dándome la vuelta.
- Mimi, han pasado ¿Cuánto¿diez años desde que te gusta? Y aun no le dices nada – dijo Matt.
- Yamato el no me corresponde, es caso perdido si quiera intentarlo – dije queriéndole dar fin al asunto y comenzando a caminar.
- Taichi merece saberlo, es imposible que sepas si te corresponde o no por quedarte callada esperando, mi querida Meems – dijo rodeándome con sus brazos.
- Déjalo así, Yamato – dije – porque mejor no me hablas de cómo van las cosas con Sora.
¿Qué pasa con ella?
¿Le confesaste que aun la quieres? – pregunte.
- No – respondió el después de un rato.
- Otra cosa más para añadir a los registros de parecidos. Ambos somos unos cobardes al tratar de admitir nuestros sentimientos – dije soltándome y corriendo hasta el café que teníamos de frente, haciéndole señas a Yamato para que me siguieras.
- No tienes idea de cuanto… - dijo Yamato en voz queda, aunque yo jamás me entere de esto.
+Vista General+
Ambos chicos entraron en el café, este era acogedor y a la antigua. Se sentaron en una de las mesas más apartados y comenzaron a hablar, mientras una camarera llegaba por su orden. No paso mucho tiempo hasta que una chica de cabellos castaños llego a atenderlos en patines.
- Bienvenidos a "Daisuke's Café" ¿Qué pudo ofrecerles?
- Dos mocachinos – dijo Matt ¿o me equivoque de café?
- No, para nada – le sonreí – aun no lo olvidas.
- Bien, dos mocachinos ¿algo mas?
- Mmm… un panecillo de chocolate – dijo Mimi.
- Si, eso suena bien. Que sean dos – dijo Yamato levantando la vista para ver a la mesera por primera vez. La chica le sonrió, sonrojada.
- Bien. Volveré con su orden en unos minutos – sonrió, a Yamato, y se fue.
- Te estaba coqueteando… - le informo Mimi a su distraído amigo.
- Claro que no – dijo Yamato sonrojado.
- Tu no cambias, gracias a dios – dijo Mimi riendo.
¿Por qué crees que me coqueteaba?
- Te sonreía y estaba sonrojada. La intimidaste Yamato – dijo Mimi.
¡claro que no¿Por qué habría de intimidarla?
- Mmm… quizás te conoció en tus años de estrella de Rock – dijo Mimi.
- Oh, por dios, los Teenaged Wolves murieron hace años, ahora soy un chico común que próximamente asistirá a la universidad de Tokio, al igual que tu – dijo Yamato. Se había retrasado un año por las giras del grupo, pero aquello no le molestaba porque quería decir que estudiaría con su mejor amiga. Taichi y Sora habían empezado el año anterior.
- Tal vez solo seas un chico normal, pero sigues siendo un bombón – dijo Mimi pellizcándole la mejilla. Yamato se sonrojo.
- Seguro… - dijo con sarcasmo.
- Es en serio, eres muy lindo – dijo Mimi.
- No más que… - Yamato no pudo terminar esto pues la mesera había vuelto.
- Tengan buen provecho – dijo, sonrió a Yamato una vez más, y se fue.
- Que clase de almuerzo el nuestro ¿no? – dijo Yamato.
- Si, súper nutritivo – dijo Mimi comiéndose su panque y tomando un sorbo de su café.
Después de culminar su "almuerzo", comenzaron a caminar por la ciudad, en donde Yamato se dio la tarea de ser guía turístico para su amiga, que a pesar de haber vivido allí, se asombraba de todos los cambios, o si a esas vamos, de volver a ver todo de nuevo.
En otro lugar no muy lejos de allí, dos chicos mas caminaban, la chica era hermosa, con cabellera rojiza y ojos enigmáticos, vestía ropa de invierno de color rojo oscuro y cargaba una mochila de color blanco; a su lado caminaba un chico de espesa melena marrón y dulces ojos chocolates, vestido en ropa de invierno azul rey, y cargando un bolso de color negro.
¿nos reuniremos a estudiar Matemáticas mañana, Sora? – pregunto el chico.
- Claro. Necesitas ayuda – dijo ella en tono de broma.
- Oh, vamos, no estoy tan mal – dijo el chico colocándose la mano en la cabeza.
- Pero podrías estar mejor, Taichi – dijo Sora.
- Solo si tú me ayudas – dijo Taichi.
- Que interesado eres a veces, Tai – dijo Sora.
- Claro que no… ¿es algo malo que quiera recibir ayuda de mi mejor amiga? – pregunto en tono "inocente" Taichi.
- Mmm… supongo que no – admitió Sora tomándolo del brazo – pero me deberás una.
- Hecho – admito Taichi con una sonrisa, de repente se detuvo.
¿pasa algo? – pregunto Sora.
¿ese no es Matt? – preguntó señalando con su brazo libre hacia delante.
Sora alzo la vista y vio al chico rubio de profundos ojos azules, vestido con jeans negros, camisa verde y chaqueta larga de color negro, que caminaba alegremente, riendo y con apariencia divertida, tomado del brazo de una hermosa chica de cabello castaño y largo, con dulces y vivaces ojos del color de su cabellera, vestida con una falda de color negro por la rodilla, camisa rosa oscuro y chaqueta larga de color rosa pastel, con medias largas negras igual que sus botas. Tomaba fuertemente al rubio del brazo y este parecía estar mostrándole la ciudad.
- Si, ese es Matt – dijo Sora ¿Quién es la chica que lo acompaña?
- No tengo idea – dijo Taichi distraído observando la alegre parejita, no recordaba haber visto a Matt sonreír tanto antes – pero esa es una de las chicas mas hermosas que he visto – acepto.
- Lo se… - dijo Sora resignada ¿Cómo se puede competir con alguien así?
- Tú también eres hermosa…
- No, no lo soy. Menos si me comparas con ella – dijo señalando a la castaña.
- Sora…
- Además imagínate lo especial que debe ser ¿alguna vez habías visto esa sonrisa en el rostro de Matt antes- preguntó Sora.
- Bueno…
¡No! Matt nunca sonríe de ese modo… esta feliz… - Sora bajo la cara.
- Oh, vamos, ni siquiera sabes quien es – dijo Taichi abrazándola - tranquilízate. Además sabes que Yamato no es nada superficial, es un hico profundo, tú también eres así que aun tiene oportunidad.
- Pero Tai…
¡si!
¿ah?
- Si había visto esa sonrisa antes – dijo Taichi.
¿Cuándo? – pregunto Sora.
- Cuando Mimi visito Japón hace unos… OH, por dios – dijo Taichi volviendo su vista a la pareja de nuevo.
¡OH POR DIOS! – grito Sora soltándose de Tai y entendiendo lo que pasaba.
Intercambiaron una mirada, antes de gritar a coro:
¡MIMI! – corrieron a encontrar a la pareja.
+Punto de vista – Mimi+
Yamato y yo la estábamos pasando genial, hacia mucho que no pasábamos tanto tiempo haciendo eso: nada, solo pasear y hablar de cualquier tontería, como el sombrero de la mujer que se nos paro enfrente antes de la luz de cruce, en serio las cosas que usan algunos ¿Por qué alguien querría pájaros en su cabeza? En fin, eso fue divertido. Caminaba tomada del brazo de Yamato mientras el me explicaba las "bases históricas" tras el cine comunitario, cuando escuche mi nombre salido de quien sabe donde. Yamato y yo vimos alrededor para tratar de encontrar la fuente aquello, cuando vimos a dos chicos acercarse corriendo a nosotros. Mi corazón dio un vuelco. Sora y Taichi estaban allí, corrieron a nosotros, solté a Yamato y corrí a abrazarlos.
¡MIMI! Amiga hacia tanto que no te veía, has cambiado tanto, y tienes tanto que contarme, y yo a ti ¡no sabría por donde empezar¡tenemos que ponernos al día! – dijo Sora mientras me abrazaba con fuerza – no tienes idea de lo feliz que estoy de verte, amiga…
- Ya basta Sora, yo también quiero abrazarla – dijo Taichi, Sora le coloco mala cara y se aparto, me sonroje.
- Bienvenida a casa, Meems – dijo mientras me abrazaba con fuerza, yo también me aferre a él – te extrañe… te extrañe mucho – susurro Taichi a mi oído.
- También yo – dije sonrojada. Escuche la tos fingida de Yamato y supe que era hora de separarse – los extrañe mucho a los dos.
¿tanto que ni nos avisaste? – dijo Sora.
- Oh… me disculpo por eso… - dije sonrojada.
- Mimi solo quería sorprenderlos, darle una sorpresa a todos – salio a mi rescate Yamato, le agradecí con una mirada el ser mi Lancelot en momentos de crisis.
- Oh, Meems. Bueno eso no es importante ahora, tenemos que salir y ponernos al día – dijo Sora.
- Si, es verdad. Tendremos que reunir al grupo para celebrar que nuestra Princesa ha vuelto – dijo Taichi. Sonreí tímidamente.
- No es necesario…
- Oh, claro que es necesario – dijo Sora.
- Llamare a los demás hoy mismo, nos vemos en mi casa a las ocho ¿aun recuerdas donde es, no princesa Mimi? – preguntó Taichi.
¿Cómo olvidarlo? – dije yo.
- Y si lo olvido, yo la llevo, porque con esa memoria – dijo Yamato.
¡Matt! – dije empujando su brazo en broma.
- Bueno, esta hecho, no falten – dijo Taichi.
- Nos vemos all Matt, Mimi – dijo Sora. Mientras se alejaba con Taichi.
- No faltaremos – dijo Yamato.
- Nos vemos – grite yo.
- Eres tan obvia – dijo Matt conteniendo una risa.
¿tanto¿se daría cuenta él?
- No, solo yo me doy cuenta, porque nadie te conoce mejor que yo – dijo Yamato.
- Oh, bueno, nadie te conoce a ti mejor que yo, así que estamos a mano – dije.
- Es verdad – dijo el sonriendo.
Pasamos mucho tiempo mas caminando y hablando de lo que fuera, reímos como niños chiquitos, la gente comenzó a pensar que estábamos locos pero ¿a quien le importa? Matt es un chico muy divertido una vez que agarra confianza, los chicos dicen que es alguien completamente distinto cuando esta conmigo, pero para mi solo es extraño cuando actúa de modo distinto, el Yamato que yo conozco dejo caer su mascara y a mi ya no me engaña con ella, aunque aun haya gente que sea lo suficientemente ciega para no ver mas allá de el exterior de Yamato, y si no se tomaban el tiempo para conocerlos era su perdida.
Me llevo a mi "nueva casa", aproximadamente a las 5:30pm, y decidió pasar por mí a las 7 para ir a cenar antes de irnos a la casa de Tai a las ocho. Se despidió de mi murmurando algo de ir a buscar su auto a la casa de Takeru y, con un beso en la mejilla y un abrazo se despidió de mi, subí las escaleras y el espero a que entrara, pero cuando tenia la mano en el manubrio dijo algo mas.
- I'll miss you my pink princess, never leave me alone again – me guiño un ojo y comenzó a alejarse, entre y sonreí para mi misma. Ese había sido un gran día.
Espero les haya gustado, envíenme su opinión (he perdido la cuenta de cuantas veces he dicho esto, pero bueno, el que no pide a llorar se queda) díganme que pensaron de la historia y… envíenme Reveiws para saber si debo seguir o no ;), kiss, kiss, bye, bye
Isabel Black
