No se porque tardo tanto en escribir estas cosas (?) lok no me pertenece y discúlpenme si encuentran algún error gramatical o de ortografía. Que lo disfruten :)


La luz en la oscuridad

En el pueblo todos se conocían unos a otros. La gran mayoría trabaja como agricultor o gremio y sus hijos cada mañana tenían una rutina asignada por la iglesia. Los días en el pueblo estaban controlados por el rey Raiko, el responsable de sus condiciones y sus pérdidas. Cada día los plebeyos luchaban por sobrevivir por la falta de recursos y las malas condiciones de vida. Sin embargo la iglesia les daba esperanzas, y gracias a eso, el sol iluminaba sus tierras y con sus rayos florecían los cultivos. Generalmente era un lugar donde los homicidios y los asaltos sucedían cada un minuto y los ricos gastaban sus fortunas en prendas de seda.

Cuando el fin del atardecer se asomaba, todos se escondían esperanzados, tomaban entre sus brazos a sus hijos y corrían al interior de sus construcciones de piedra y paja, alegres por su llegada. El rey Raiko les ordenaba a un centenar de guardias que vigilaran los límites de la clase alta y más aún de su castillo. En cada puerta y esquina de los palacios y antiguas cátedras, vivía prácticamente un soldado, dispuesto a dar la vida por el rey, sin pensarlo dos veces. Los ricos le tenían miedo y resentimiento, los pobres lo admiraban, porque cada cuatro veces por semana les dejaba bolsas llenas de alimento.

Cuando su sombra se presentó por primera vez, el rey sintió en sus venas una sensación falsa de coraje y con voz estruendosa, un día les ordenó a los guardias enfrentarse a aquel caballero misterioso y responsable de sus pesadillas.

La leyenda cuenta que con tan solo tres simples golpes con su reluciente espada derribo a todo un ejército, sin inmutarse a moverse. Su leal compañero, una bestia de dos metros con su pelaje resplandeciente y sus colmillos igual que lanzas afiladas, derribó cuatro iglesias y dos mansiones con su poderoso rugido. Algunos rumores decían que escondía sus alas bajo esa gruesa manta de pelo blanco y que por las noches reinaba la tierra desde arriba entre las estrellas, otros que su piel era como un arbusto de púas venenoso y que con tan solo asomarte hacia ellas, tu piel sufría convulsiones y podías llegar a desangrarte en segundos.

Rondaba por donde le apetecía, algunos le tenían respeto porque gracias a él las noches eran más seguras que cuando salía el sol. Desgraciadamente cualquiera que demostrara simpatía por el jinete, era torturado y sentenciado a muerte. Era difícil llevarlo a cabo porque temían que el legendario se enterara y cortara en rebanadas con su espada al responsable.

Nadie había visto quién se escondía detrás de aquella armadura de plata, ni cuando comenzaron sus guardias. Ni un solo individuo en su sano juicio encontraba el valor para enfrentarse a aquella criatura de metal. Se arrastraba a sus espaldas una capa de seda, blanca como la nieve e Intocable, sujetada en sus hombros. Siempre bailaba y protegía las espaldas del caballero intimidante. Sus manos estaban cubiertas por unos guantes del mejor cuero de dragón que una vez haya existido.

Tenía varios apodos pero la mayoría lo llamaba "El caballero legendario" debido a que salia siempre victorioso en cada batalla, sin ningún rasguño. Las noches que hacía guardia, se encargaba de vigilar, pocos desconocían la razón, pero paseaba por las calles de tierra y muy rara vez se lo veía acercarse al castillo, a menos que sea una situación compleja. El rey, al caer la luna, lo observaba desde una de sus más altas torres, taladrando con la mirada su presencia, aun así no era lo suficientemente valiente como mirar su yelmo, el jinete alzaba su mentón pero la mayoría de las veces veía las cortinas bailando alrededor del marco y no los ojos del monarca.

Nadie se atrevía a hacer algo.


Bolín se precipitó sobre los pastizales sofocantes, sus piernas daban grandes pisadas para ganar más territorio. Los girasoles bailaban al compás del viento, las rosas extendían sus pétalos, los dientes de león flotaban en el mar celeste y los niños con sus juegos de madera, batallaban como príncipes y soldados. Dieron un grito de sorpresa cuando vieron pasar a Bolin, quien ignoró sus saludos y aceleró el ritmo.

Con sus pies agito la tierra cocida por el sol, y dejó un rastro de polvo a sus espaldas. A unos metros se extendía un sendero que lo conducía a la clase baja y a la entrada principal del reino. Saltó las vallas de madera y aterrizó sobre un camino de barro, así evitar atropellar a los plebeyos y continuó con su tramo.

Término ignorando a la muchedumbre y brinco sobre las hileras de verduras y hierbas, aplastando a algunas por su prisa. No se detuvo hasta llegar a la herrería, y buscar frenéticamente a su hermano. Del techo flotaban espadas, escudos y armamento bélico, en las mesas de madera había moldes de arena, que en su interior se encontraba un líquido oscuro. Un par de martillos y tenazas se esparcen en los estantes de piedra junto con las bolsas de carbón, y con cuidado, Bolin trato de no pisar ningún clavo o tornillo sobre el piso de tierra.

Mako estaba fundiendo los lingotes de cobre con el calor del fuego de leña, cuando el ojiverde lo halló.

-Mako - escupió mientras que se sentaba para recuperar el aliento.

-¿Que pasa Bo? - cerró los ojos y se masajeó el puente de la nariz - Por favor decime que no te metiste de nuevo con la pandilla

- No me metí de nuevo con la Pandilla -repitió y sacudió la cabeza unos segundos después - Es algo mejor

Su hermano alzó las cejas. Era raro encontrar cosas buenas en esos tiempos.

- Mako encontré un pueblo perdido a kilómetros de acá, me contaron de que había un reino, donde nadie pasa hambre y los delitos no existen

-Ya hablamos de esto -continuó empuñando armas y lanzó un bufido irritado- no seas estúpido, no existe un lugar donde no pase eso

Los ojos de Bolin se inundaron de lágrimas, era el más sentimental de los dos. Sus esperanzas de encontrar una forma de vivir mejor nunca se acababan, pero solo hallaba viejos mitos y leyendas. Mako le ordenaba de olvidarse de esas cosas para concentrarse en el trabajo y ganar dinero.

-Ahora andate a la panadería y ayuda a la señora Ting a cocinar

Bolín se frotó los ojos con su muñeca y agarro una capucha rota perdida entre los trapos sucios. Cuando salió de la herrería, las calles estaban cubiertas de agua, sus suelas se empaparon y con la cabeza agachada se aventuró hacia la panadería.

Mako seguía fabricando armas pero estaba desconcentrado. La tonta idea de que exista un lugar con mejores condiciones de vida parecía absurdo, rozando la línea de lo surrealista. Una pequeña sonrisa se deslizó entre sus labios, y por un momento se permitió soñar. Se imaginó a sí mismo como un rey, viviendo en un lujoso palacio con criados, volando para ejecutar sus órdenes. Rodeado de marcos y oro, tendría sirvientes que lo cuidaran y bellas mujeres que lo alimentaran y satisfagan sus placeres. Por supuesto una parte de su cerebro le dijo que tendría varias responsabilidades, y con aquella cantidad de dinero podría conseguir alimentar a su familia. Su malhumor lo dominó gracias a aquel pensamiento.

Cuando escucho un golpe en la puerta, se convenció de que se trataba de su torpe hermano, siempre se olvidaba algo. Se preguntó qué era esta vez.

Para su sorpresa (y su mala suerte) se encontró con una dentadura de caballo castaño. El oji dorado tuvo razón, Bolin se olvidó de contarle que había aplastado los cultivos del mes y aquel día ocurrieron tres cosas; la entrega de sus ahorros a una figura de la clase alta, la aparición de un ojo negro en su cara como regalo del conde Zao y se pasó soñando sobre bellas mujeres mientras lo llevaban a las mazmorras.


La helada llovizna continuaba y en su habitual recorrido de pordiosero, Bolin vagaba desalentado por el sitio que rodea la panadería de la señora Ting. Luego de pasar hora tras hora cocinando, le permitieron tomar un descanso.

En el interior de Bolin burbujeaba tristeza, descalzo y con frío paseaba por los senderos. La atmósfera estaba sombría, era un día melancólico. Rendido ante la depresión, llegó inconscientemente a la vivienda de Iroh, tan mojado, rendido y hambriento. Ni se inmuta en alzar la cabeza para leer lo que estaba escrito en el cartel, debido a que se lo sabía de memoria «Aquellos cuyos estómagos angustiados reclaman alimentos vengan hacia mi, que yo los restauraré». La puerta emitió un horrible chillido, sacudió sus harapos, y se limpio sus suelas con la paja del piso.

La casa abierta al público era una posada con grandes salones comunes, habitaciones individuales y se instalaba en una manzana.

El establecimiento tenía varias funciones.

Iroh acogía a los viajeros llegados de otras tierras, no le importaba el hospedaje, porque se podía enterar de noticias de lugares lejanos. Se alquilaban un cuarto en privado y se quedaban todo el tiempo que quisieran.

Nadie observó el desamparo de Bolin al entrar a la construcción de madera. Al fin sus pensamientos flotaron hacia lejanas tierras imaginarias, y pisoteando el piso con desgana, se acercó hacia el mostrador y se enrolla sobre el asiento torcido.

En ese espacio te podías hacer amigo de cualquiera: de herejes, hechiceros, ladrones y hasta de un noble. Era un centro de reuniones sociales donde se celebran asambleas, juegos o cualquier tipo de apuestas.

Los campesinos se concentran en el centro, discutiendo sobre su mundo rural, tanto como en el área de cultivo como para organizar las revueltas campesinas. En los rincones se escondían los comerciantes para entablar sus negocios. En el segundo piso de la taberna vivían los conflictos entre los condes y el clero, a causa de sus diferentes perspectivas sobre el bar.

Los condes acudían porque consumían distintas variedades de bebidas como el vino, la cerveza y la sidra.

La gran mayoría acudía para disfrutar de los tarros de cerveza en el salón común, escuchar todos los chismes del pueblo, y servirse comidas.

Bolin escucho un cristal roto y giró su cabeza buscando el origen del ruido. Su semblante se contrajo y miró afligido al dueño de la casa.

- Lo siento - mostró el interior de sus bolsillos - no vendimos tanto como el último mes

- Al menos podrías pagarme sacando ese rostro largo, no te voy a permitir quedarte con esa cara, niño - Bolin dio una sonrisa tímida - ¡ese es mi chico! - le entregó un tarro de cerveza - yo invito, nadie se va de acá con la panza vacía

- ¿Me contas otras de tus historias? - sus manos se movieron con nerviosismo y desvió su atención hacia las mesas

-Por supuesto, hijo - se acarició su canosa barba, mirando el techo - solo dame cinco minutos, parece que arriba están compitiendo otra vez, y me van a derrumbar mi taberna con esos golpes

Antes que Bolin contestara, sintió un empujón en su hombro. Era un hombre calvo con barba, ojos maliciosos y un tapado negro - compiten por quien es mas idiota - el ojiverde pareció poner una cara graciosa porque el viejo se rió, mientras observaba los estantes detrás del mostrador. Había una gran cantidad de botellas de vidrio, y Bolín por un momento las comparo con las personas. Algunas tenían cuello ancho o largo, de ganso o curvado, otras tenían envases, los cuales estaban hechos con animales reales disecados. Había botellas con formas de calaveras, diamantes y otras que el morocho no pudo descifrar. Cada una con un líquido diferente en su interior, y con distintos tonos de colores.

¿Que se sentirá ser una botella? Pensó

- Allá arriba - la burbuja de pensamiento de Bolin explotó y captó las señales que lanzaba al aire - esta el clero y los condes discutiendo y perdiendo el tiempo

- Nadie debería pelear, en esta taberna se amigos, no enemigos

Lo miró expectante y el morocho se movió incómodo - Me parece que la iglesia no comparte tu perspectiva - el hombre se balanceaba ligeramente hacia los costados, estaba borracho - se opone a este tipo de reuniones, pues son lugares de vicio, y hay juegos de azar, están las borracheras, prostitución, esa clase de mier...

-¿Como estas Pakku? - interrumpió Iroh en el momento justo. Tomó unos tarros sucios y les paso un pañuelo para deshacerse de la mugre.

-No tenes ni idea - suspiro y cayó rendido sobre el mostrador de piedra.

- no debería trabajar tanto - la preocupación de Bolin se ensanchó - es muy viejo

Iroh se rió con ganas - El es un monje, hijo, aun así te recomendaría que no lo llamaras así la próxima vez ¿Otra vez regreso la cara larga? - los puños del morocho sostenían su semblante a los costados.

- Hoy encontré un lugar maravilloso, donde la comida alcanza para todo el reino y nadie tiene que pelear

El rostro de Iroh se ensombreció - ¿Tenes idea de como se llama?

-Nooope, pero me encantaría que existiera - Iroh levantó una ceja exigiendo saber del tema - Mako dice que deje de soñar y que no sea estúpido

-¿Por tener esperanza? - Bolin asintió. Ninguno de los dos habló, el bullicio aumentaba al haber más gente en la taberna - ¿Porque no vas y lo comprobas? - el ojiverde torció el cuello, el dueño sintió una calidez inundando su pecho -me refiero a viajar, nunca sabes con que encontrarte. En mi juventud me encontraba con todo tipo de gente, hasta vi con mis propio ojos un dragón

Los ojos del joven brillaron como las estrellas - ¿un dragón? Mako no me va a dejar, dice que no te escuche porque sos un viejo borracho que vive aislado

Para su sorpresa se río realmente divertido - ¿ves a tu alrededor? Cada día vienen extranjeros, viajeros de todas partes...te sorprenderías las cosas que escuchas acá dentro - una sonrisa se deslizó en sus labios con aire travieso y Bolin se acercó para escuchar sus murmullos - hace tres días vino un viajero, me alquilo una de las habitaciones de arriba y dijo que venía más allá de los límites que conocemos y les permiten controlar los elementos - antes de enderezarse y volver a su tono normal, su palma creó una llamarada- ¿tal vez venga de allá? No perdés nada, ¿verdad?

Entonces señaló con su mentón el piso de arriba, Bolin tardó un rato para descubrir lo que le estaba tratando de decir el viejo. Cuando lo entendió, Iroh se había ya ido del mostrador, sin antes mirar un pedazo de pergamino roto con curiosidad. Estaba anotado el número de habitación y un nombre.

Korra


Es corto lo se, pero subiré mas capítulos
Lo juro
Gracias por leer!