Hola, Hola! Espero que tangan un agradable día.

En esta ocasión, les quiero compartir un nuevo OS (si ya se, es mes de OneShots jajaja) Mientras termino de corregir Hechizo les quería compartir esta extraña idea que me surgió al ver cierto corto que tiene mucha influencia en esta historia. Bueno, en realidad había querido hacer una historia así desde que entre a la escuela, y la pareja iba a ser diferente: pensaba en un NozoxKoto, y lo iba a subir en las historias de parejas random, pero es que, Hanayo... Hanayo... Bueno, cuando terminen de leer completo este párrafo abajo jajaja.

Esta historia es muy diferente, ya que, irónicamente (muy irónicamente) Rin es una maestra de ingles en Otonokizaka y Hanayo cursa su ultimo año en la escuela... Creo que ya saben por donde van los tiros... Es por eso, que, dado que Rin es mayor en esta historia, tuve que eliminar su típica muletilla, pero trate de conservar lo mejor que podía a los personajes...

Sin hacer esto más largo, espero disfruten la lectura.


Flor silenciosa

Falsa simpatía

Mientras el secreto de la estudiante escoce fuerte en su corazón, por primera vez la profesora lo descubre; descubre algo mas grande que un simple secreto, una personalidad que no se imaginaba encontrar en el cerrado y tímido corazón de su alumna.


Entre los pasillos de la escuela se colaban los primeros rayos blanquecinos del sol matutino. Las estudiantes entraban veloces a la escuela, dispuestas a tomar otro día de clases. Múltiples cuchicheos y pláticas inundaban los pasillos. Eso al menos hasta que la campana que anunció el comienzo de las clases hizo que cada una de las alumnas se dispersara hacia todas direcciones. Cuando eso paso, no duró mucho el ruido en los pasillos hasta que se apaciguó el barullo lenta y suavemente.

Los pasillos de la escuela se quedaron en silencio. Solo eran algunos los susurros que salían de cada aula; solo era el sonido de los gises, de los borradores, de las voces de los profesores que daban su cátedra frente a los grupos de alumnas lo que resonaba en la escuela.

Silencio, un profundo silencio se cernía sobre la escuela; un silencio que le daba a la escuela un aire de abandono. Pero de pronto: pasos, pasos se escucharon en los pasillos, pasos de las chicas rezagadas que iban tarde a sus clases, y en particular una corría desesperada por llegar.

Como si corriera en cámara lenta, la chica miró su destino: su salón de clases de tercer año. Los rayos de sol le golpeaban en el rostro, iluminando su piel blanca y sus amables y grandes ojos rosados. Su cabello iba de un lado a otro y se iluminaba con la luz natural de la mañana; a pesar de que su cabello dorado era cortó, danzaba suavemente con la brisa que le daba en la cara debido a la carrera.

Entre suspiros de cansancio, la chica corrió con todas sus fuerza hasta llegar a la puerta y, sin pensárselo dos veces, la abrió de forma abrupta y violenta debido a la prisa que tenía por llegar.

—L-Lo siento… —su voz sonó entre jadeos debido a que esta era dulce y tenue—. S-Siento llegar…, llegar tarde…

Las alumnas dentro del salón la miraron fijamente; a unas se les dibuja una sonrisa burlona en los labios, mientras tanto, a otras les toma simplemente por sorpresa la inoportuna y repentina interrupción.

—Adelante… —Respondió una voz desconcertada, pero que a su vez se escuchaba animada—. Koizumi-san, nos sorprendiste a todas al llegar de esa manera. ¿Estas bien?

La mirada de la chica de cabello dorado estaba perdida en el suelo del aula, pero lentamente, al escuchar la voz que la llamaba, subió la vista. Despacio, paso sus ojos por la mujer que estaba frente a ella. Lentamente, subió por la figura de la profesora, de la mujer que frente a ella la esperaba impaciente. Sus ojos examinaron meticulosamente cada parte del cuerpo de la mujer, empezando desde las piernas; esas delgadas piernas cubiertas por un par de medias negras que desaparecían debajo de un vestido blanco que le llegaba hasta las rodillas. Su mirada se levantó más y se encontró con las impresionantes curvas del cuerpo de la profesora, las cuales, cubiertas por aquel vestido, se acentuaban más a las caderas y cintura de la maestra. Casi llega a su destino, pero no sin antes sentir como su corazón latía más desesperado al ver la parte de arriba del cuerpo de la profesora; su blanco cuello; sus suaves hombros, y sus casi inexistentes pechos tomaron posesión de la atención de la chica. Finalmente llegó a la mirada amable de la profesora, la cual veía fijamente a su alumna.

—¿Esta bien, Koizumi-san? —La profesora le esbozó una sonrisa; una hermosa y enorme sonrisa que hizo que el corazón de Hanayo se acelerara y le robara el aliento por cada pulsación—. Es raro que tú llegues tarde, ¿segura que no te pasa nada?

—N… No… —La voz de la chica salió apenas en un susurro. Ya no podía ver más a la profesora, ya que, por cada segundo que pasaba, se sentía más y más mareada—. E… Estoy…

—Me alegra que digas eso… —Tranquila, la profesora se acercó a Hanayo, poniendo su mano en el hombro de la estudiante y haciendo que esta diera un respingo nervioso en su lugar. Parecía como si una corriente eléctrica recorriera todo el cuerpo de Hanayo; una corriente que iba desde el lugar que tocaba la maestra y se dispersaba hacia todo su cuerpo—. Pasa a sentarte entonces. Apenas acabamos de empezar la clase.

—S… Si… —Apenas si Hanayo podía gesticular palabra alguna; simplemente estaba perdida en los ojos color amarillo de la profesora; era tal su ensimismamiento que apenas si podía pensar con claridad— Hoshizora-sensei…

Mientras las manecillas avanzaban en el reloj del salón de clases, mientras el constante tic tac del reloj inundaba el aula con fuerza; con cada sonido de él el corazón de la joven Hanayo temblaba más y más dentro de su pecho. Desde que llegó en la mañana, desde que entró precipitadamente por la puerta del salón, su corazón no había dejado de latir desesperado.

Hanayo no podía apartar la mirada de la maestra; nunca lo hacía. Siempre ponía atención en sus clases, aunque atención era lo de menos cuanto se concentraba en ella; sólo en ella.

"A secret that can't be told" —La profesora de inglés caminaba de un lado a otro, recitando un párrafo del libro que sostenía en sus manos; sin darse cuenta, sin percatarse siquiera de la mirada de la joven estudiante—. "A truth that can't be said. The fake simpathy of the two that can't go anywhere".

Los minutos pasaban y, con cada uno, el corazón de Hanayo quería escapar cada vez más desesperado de su pecho. Sus mejillas estaban en todo momento pigmentadas de rojo y sus ojos temblaban al igual que todo su cuerpo. Eso era lo que provocaba la voz de su profesora, eso era lo que…

"A powerless flower you picked" —La profesora continuó leyendo, sin darse cuenta de que la campana que anunciaba el final de clase había sonado segundos antes—. "Tears falling down; smells like honey. It can't be touched the red captivating fruit…" —Las alumnas entonces comenzaron a cuchichear entre ellas y fue en ese momento que la profesora se dio cuenta de que la clase había terminado.

Los ojos de la profesora examinaron cada uno de los rostros de las estudiantes. Sus ojos se abrieron sorprendidos y un atisbo de vergüenza se mostró en su rostro. Sus ojos continuaron viendo las caras de las estudiantes hasta llegar a...

—Lo lamento chicas. Debieron de haberme avisado que la clase había terminado —Rin suspiró profundo mientras cerraba el libro que tenía en las manos—. Esta bien, pueden salir… ¡No olviden que para la próxima clase tiene que entregar su cuestionario de palabras! —Una sonrisa sincera apareció en los labios de la profesora—. Pueden salir todas…

Las alumnas agradecieron a la profesora y se despidieron de ella. Una a una fue saliendo del aula de clases, una a una se acercaron a la profesora Hoshizora y le mostraron una sonrisa sincera y de agradecimiento por la clase; una a una salieron hasta que solo quedó…

—¿Koizumi-san? —Mientras guardaba sus cosas, la profesora se dio cuenta de que solo una chica quedaba en el salón de clases—. La clase se terminó. Puedes irte ya… ¿O acaso quieres quedarte a hacerme compañía? —La joven profesora rió y sonrió divertida. Mientras tanto, las mejillas de Hanayo se pigmentaron una vez más de carmesí—. Solo bromeo… —Rin rió nerviosa mientras continuaba guardando sus cosas—. Vamos, Kayochin, llegaras tarde a clase si te quedas ahí…

—¿Kayochin? —Dijo Hanayo de forma tímida, llamando así la atención de la profesora—. Pensé que…

—¿Que pensaste? Tú me pediste y me diste permiso de llamarte así… —Rin esbozó una sonrisa, una hermosa y sincera sonrisa que no pasó desapercibida por el corazón de por sí ya acelerado de Hanayo—. En realidad, me gusta mas decirte de esa forma. Aunque prefiero no hacerlo en clases ya que parecería que te estoy dando preferencia. Te he llamado así desde que eras muy pequeña, así que decirte Koizumi todo el tiempo se me hace algo difícil de hacer.

—Lo… entiendo —Hanayo miró nerviosa hacia el suelo y se estrujó los dedos de las manos. Una tiesa e inocente sonrisa apareció en su rostro, una sonrisa que, a pesar de parecer forzada, mostraba lo nerviosa que se encontraba la chica.

—Bueno, tengo otra clase que atender… —Rin se acercó al pupitre donde estaba Hanayo—. Vamos, Kayochin, no podemos llegar tarde…

Hanayo levantó la mirada, encontrándose frente a frente con la profesora. Sus ojos se abrieron con sorpresa y un rubor carmesí cubrió de nuevo sus mejillas.

—¿Kayochin —Rin se acercó a ella preocupada—, segura que te encuentras bien? Durante toda la clase estuviste con las mejillas rojas —Rin acercó su mano a la joven estudiante, y lenta y suavemente palpo sus enrojecidas mejillas—. ¡Esto no está bien, parece que tienes fiebre! Kayochin, ¿por qué no lo dijiste antes? Tienes que ir a la enfermería. Sabía que no te encontrabas bien cuando…

—E-Estoy bien… —Hanayo se levantó de repente de su asiento; sin despegar su mirada de la de Rin. La altura de ambas chicas era notable cuando Hanayo se puso frente a ella, ya que la joven estudiante le sacaba un par de centímetros de altura a la profesora—. Estoy bien… —Repitió y se puso nerviosa al ver lo cerca que estaba del cuerpo de Rin.

—N-Nos vamos… —Por alguna razón, al ver la altura de Hanayo en comparación a la de ella, Rin se sintió un poco cohibida y avergonzada. Su corazón comenzó a latir rápido y sus manos comenzaron a temblar. Pero pronto, para mostrar confianza hacia su alumna, Rin ignoro esto y esbozo una sonrisa de autosuficiencia—. Oh, ya que dices que te sientes bien, ¿qué te parece si te invito un helado cuando acaben las clases? ¿Recuerdas el lugar al que fuimos la otra vez? —Hanayo sonrió alegre y comenzó a caminar enfrente de la profesora, en dirección a la puerta.

—C-Claro que lo recuerdo; no podría olvidarlo nunca.

—Ese día fue divertido… —La profesora caminó detrás de Hanayo, mientras reía y recordaba aquel día en el que las dos salieron juntas—. No me esperaba que te encontraría cerca del centro de Akiba, y tampoco me esperaba que tuvieras esos gustos, Kayochin… —Rin miro a Hanayo de manera sugerente y burlona.

—¡No diga eso! —Dijo alterada la joven mientras se avergonzaba y ruborizaba más—. Ya le dije que fue una casualidad que me encontrara en esa tienda, solo una casualidad, no tiene que recordármelo siempre…

—¿En serio? Pues a mí me pareció que estabas muy concentrada en aquellos Doujinshis. Tanto como para no prestar atención a tu alrededor.

—¡R-Rin-chan! —Gritó alterada Hanayo—. No tienes que decirlo de esa forma.

—Me preguntaba en qué momento me comenzarías a tratar como normalmente lo haces; sin formalidades —Rin le esbozo una sonrisa a Hanayo y la miró fijamente a los ojos. Cohibida y nerviosa, Hanayo trato de no ver a Rin a los ojos—. Por otra parte, a mí no me parece malo que te gusten ese tipo de cosas, después de todos son tus gustos…

—Y-Ya lo sé, pero…

Sin darse cuenta, las dos estaban muy cerca una vez más. La sonrisa de Rin poco a poco desaparecía al ver los avergonzados ojos de la joven castaña.

—Y también, ese día estabas llorando… —Los ojos de Hanayo se abrieron grandes, y su cuerpo enteró comenzó a temblar. De sus labios parecía querer salir las palabras, sin embargo no salían más que susurros—, y nunca me dijiste porque...

Un suave silencio tomo procesión del lugar; en el ambiente había una tensión tan densa que se podía cortar con un cuchillo. Los ojos de ambas chicas no se separaban, ni siquiera parpadeaban. Ambas veían cada reacción de la otra con atención. Pero de pronto, apenada y triste, la profesora Hoshizora fue la primera en apartar su mirada de la de Hanayo.

—L-Lo siento… —Rin trató de sonreír, pero le costaba mucho hacerlo—. Y eso que te prometí que no lo diría de nuevo.

Sin embargo, a pesar de que Rin quisiera solucionar esa tensión que se había creado entre las dos, Hanayo no contestó, ni siquiera parecía tener la intención de hacerlo. Decepcionada y sintiéndose culpable por lo que había dicho, Rin simplemente caminó hacia la salida sin decir más.

—¿No vamos? Se está haciendo tarde… —Rin trató de abrirse paso por un lado de Hanayo, pero sin darse cuenta, la joven, con una mano, tomó a la profesora del brazo y con la otra tomó la manija de la puerta, impidiendo que esta diera un paso y que pudiera abrir la puerta.

—Profesora… —La voz de Hanayo salió en un suspiro. Rin miró atónita a su alumna—. Quiere que le diga algo más…

—¡No tienes que decirlo si no quieres! Es solo que me preocupa… verte llorando así.

—No me refiero a eso… —Hanayo tomó con más fuerza el brazo de Rin, haciendo que esta se pusiera de nuevo frente a ella—. Me refería a hoy…

—¿Hoy?

—¿Acaso no se pregunta por qué llegué tarde? —Los ojos de Rin se abrieron grandes por la sorpresa de la pregunta—. ¿Quieres saberlo, Rin-chan? —susurró Hanayo mientras miraba de nuevo a los ojos a su profesora…

—Ah, tienes razón, no te pregunte por eso… —Rin rió nerviosa, mientras trataba de liberarse del agarre de Hanayo—. Puedes decírmelo esta tarde. Mientras tanto yo… —Sin posibilidad de seguir hablando, el clic del seguro de la puerta se escuchó detrás de Hanayo; había cerrado la puerta con seguro, dejando a la joven profesora sin ninguna escapatoria—. ¿Kayo-chin, qué es lo que haces?

—Me gustaría contarle por qué llegué tarde… —Los ojos de Hanayo mostraban confianza, y una enorme y hermosa sonrisa aparecía lentamente en su rostro—. ¿Tiene tiempo de escucharme?

Hanayo por fin soltó a Rin y la dejó libre. La joven maestra veía cada movimiento en Hanayo, cada reacción en el rostro de la estudiante la cual no dejaba de sonreír. Entonces, la chica comenzó a caminar lentamente hacia la profesora, dando un paso a la vez y haciendo que Rin retrocediera al mismo tiempo.

—N-No estés jugando, K-Koizumi-san… —La voz de Rin era entrecortada y nerviosa, no podía apartar su mirada de los ojos decididos de su alumna, y no podía evitar alejarse con cada paso que ella daba hacia ella—. No tenemos tiempo para hablar de eso. Espera hasta la tarde…

—Vaya, ¿Así que ya no soy Kayo-chin para usted? —El corazón de Rin palpitaba cada vez más rápido—. Ya no puedo… —La voz de Hanayo salió en un susurro apenas audible, aunque, dado que la profesora estaba muy cerca de ella, está la pudo escuchar a la perfección—. He estado aguantando desde la mañana… —Hanayo extendió su mano hacia la profesora—. He estado esperando tanto para esto, Rin-chan.

—¿Hanayo? ¿Qué es lo que haces?

Terminando con las vías de escape que pudiera tener Rin, Hanayo paso su brazo sobre su hombro, aprisionándola contra la pared, sin oportunidad alguna de que la joven maestra pudiera escapar.

—¿Recuerdas esa vez que nos encontramos en Akiba…? —Las mejillas de Rin se colorearon de carmesí al ver la mirada imperturbable de Hanayo—. Es verdad, es verdad que me gustan mucho compara ese tipo de Doujinshis… —Hanayo levantó su otra mano, aprisionando con sus dos brazos a la joven profesora. Rin hacia un intento de no ver a Hanayo a los ojos, ya que sentía que si lo hacía su corazón se escaparía de su pecho—. ¿Le puedo contar un secreto, profesora? —Hanayo acercó su mano al rostro de Rin, tocando y acariciando sus rojas mejilla. Rin no podía hablar, y aunque así lo quisiera, no podría contestarle a Hanayo la pregunta que le había hecho, solo le quedaba esperar a que su alumna continuara hablando—. La verdad es que me gusta ver ese tipo de amor plasmado en las páginas de los Doujinshis. Eso es porque me hacen estremecer, hacen que mi corazón se acelere con cada palabra, con cada imagen. Cada que los leo, pienso que algún día también me pasaran las cosas que pasan ahí, y no puedo evitar imaginarme a mí amando a otra chica… Rin-chan, la verdad es que a mí me gustan las chicas…

Rin levantó la mirada y miro atónita a Hanayo, sus ojos se abrieron grandes por la sorpresa y su corazón había dejado de latir. Lo único que sentía ahora era el tacto de la mano de Hanayo contra su cálida piel. Rin comenzó a balbucear, tratando de encontrar las palabras correctas para contestarle a su estudiante, pero le costaba mucho reaccionar después del shock de escuchar a Hanayo confesar algo como eso tan repentinamente.

—B… Bueno… —Rin se aclaró la garganta, mientras veía como una enorme sonrisa aparecía en los labios de la tímida Hanayo; la cual, en ese momento, ya no parecía nada frágil y tímida a como la conocía su profesora—. H-Hanayo, realmente… realmente eso… —Hanayo acercó su mano más hacia el rostro de Rin, pasando y rozando sus labios rosados— eso no está mal… —Rin esbozo una sonrisa, tratado de que así los nervios disminuyeran un poco, sin embargo…—. No está mal enamorarte de una chica… Después de todo es tu corazón… —no funciono, y la joven profesora explotó en nervios al ver como Hanayo se acercaba más y más a ella—. Si tu corazón así lo quiere entonces…

—Ya sé que no está mal… —Hanayo susurro cerca del oído de su profesora, el cálido aliento de Hanayo estremeció el cuerpo de Rin y le puso los pelos de la nuca de punta—. No me importa que me vean y me señalen por eso. Siempre he sabido que me gustaban las chicas… —La mirada confiada de Hanayo parecía genuina, en ese momento, la profesora se preguntaba dónde se había ido su tímida estudiante; está más bien parecía una persona completamente diferente—. Desde que era pequeña lo sabía, sabía que mi amor era diferente al de los demás… Tú lo sabes mejor que nadie Rin-chan, tú lo sabes porque desde que nos conocemos… has estado conmigo mucho más tiempo que cualquier otra persona… Eres mi mejor amiga y es por eso que…, es por eso que…

El silencio colmo una vez más el ambiente. Rin volvió a encarar a Hanayo y se dio cuenta de que presionaba con fuerza los párpados. La chica tímida había regresado. Hanayo temblaba, todo su cuerpo temblaba tanto que parecía que en cualquier momento iba a sucumbir y caer en brazos de Rin, pero, antes de que ocurriera, el iris rosado de Hanayo apareció de nuevo de debajo de sus párpados; con un sentimiento determinado reflejado en ellos.

—D-Detente Hanayo… —Dijo Rin con temor al ver la mirada decidida de su estudiante—. Esto no está…

—Mi amor nunca es correspondido… —Esa fue la bomba que detonó todo, que hizo que el silencio alrededor de ambas se hiciera más profundo y abrasivo, que los murmullos de la voz de Hanayo hiciera eco en la cabeza de Rin; dejándola paralizada.

Rin abría desesperada la boca, pero no había palabras que salieran de ella. Por más que lo intentaba no podía hablar; se había quedado muda al escuchar a Hanayo. Sin embargo, Hanayo aún sonreía, sonreía con una falsa sonrisa de fingida alegría; una sonrisa triste que se dibujaba en su sombrío rostro.

—Ahora… —Hanayo volvió a susurrar; su aliento golpeó con su calidez el rostro de Rin—. ¿Quiere saber porque llegue tarde?

—Hanayo… Detente, por favor… —Rin trató de apartar los brazos de Hanayo; levantó las manos y temblorosa las llevo hacia el uniforme de su estudiante, sin esperar que eso había sido un rotundo error.

Rin tembló y sus manos tocaron parte del pecho de Hanayo, haciendo que esta tensara todo el cuerpo, como si la pincharan repentinamente con una aguja.

—¡L-lo siento! ¿Te hice daño…? —Dijo la profesora de manera inocente y asustada. El rostro de Hanayo estaba muy rojo, y su pecho se expandía y contraía velozmente; parecía como si hubiera corrido un maratón entero sin descanso.

—Rin-chan… —Dijo con una voz tímida mientras trataba de tomar a Rin de la barbilla—. Yo llegue tarde el día de hoy porque… —Las mejillas de la chica se ruborizaron más; sus párpados se presionaron de nuevo, dejando salir un par de lágrimas que tímidamente se deslizaron por sus ruborizadas mejillas—. Fue porque me quede despierta toda la noche haciendo…

Rin miro precavida a Hanayo. Tenía que detenerla antes de que las cosas avanzaran más; eso se le estaba lleno de la manos a la profesora, tenía que apartarla de su lado si no quería que… sino quería que eso continuara. Pero, por más intentos que hacía, por más que busca una salida y una forma de escapar de las manos de la tímida chica, no podía escapar de ella; o quizás no quería hacerlo.

—Estuve toda la noche pensando en usted… —Hanayo por fin apartó sus manos de los costados de Rin, pero esta no hizo intento de huir ni de moverse—. Estuve toda, toda la noche… —Hanayo acercó su rostro a la profesora, solo unos milímetros separaban los labios de las dos chicas. Rin podía sentir cada sensación en sus sensibles labios; cada cálido suspiro que le acariciaba; cada intento de palabra que de ellos salían. Hasta que… —: ¿Quiere saber lo que hacía…? —Fue el susurro que hizo que Rin se sintiera igual de inquieta. Tímidamente, Rin presiono su cuerpo más contra la pared y apretó con fuerza ambas piernas. Sabía lo que vendría, sabía exactamente las palabras que con desesperación querían salir de los labios de Hanayo; lo veía en ese par de ojos color rosado que gritaban justo lo que pensaba—. ¿Quiere sentir lo que hice anoche…?

—Koizumi-san, por favor… —Rin apenas si quería hablar, ya que sentía que si lo hacía sus labios chocarían en cualquier momento con los de su estudiante—, aquí no… —Entonces una tenue risita acarició sus labios; sorprendida, la profesora levantó la mirada y se encontró de nuevo con los hermosos ojos de Hanayo.

—Entonces, sí que sabe lo que hice anoche… —Hanayo volvió a reír tímidamente—. ¿Quieres entonces que…?

—No, Hanayo, si viene alguien entonces…

—No vendrá nadie.

—Koizumi-san, esto no está bien, por favor…

—No puedo dejar de pensar en ti, … —Hanayo levantó la mano de Rin y la acercó lentamente hacia su pecho; Rin sintió como el desesperado corazón de Hanayo golpeaba con fuerza contra él—. E-Este día te ves muy linda… No pude poner atención en toda la clase…

—K-Koizumi… —Hanayo comenzó a acariciar el blanco vestido de Hanayo, tocando suavemente los pequeños pechos de Rin. El rubor en las mejillas de la profesora se acrecentó; calentando al instante todo su rostro—. No…

—Me gustas… Me gustas mucho, Rin-chan…

—Esto no está bi…

—Me gustaría que tú fueras la que esté siempre junto a mí… —La mano de Hanayo se iba lentamente deslizando hacia abajo del cuerpo de Rin, tocando con delicadeza su abdomen sobre la tela blanca del vestido—. Me gusta que seas más infantil de lo que de verdad aparentas; me gusta verte vulnerable, solo como yo puedo verte. Me gusta tu cabello corto del color de los rayos del sol. Me gustan tus ojos color amarillo que hacen juego con mi cabello. Me gusta cuando sonríes; cuando me hablas con confianza y me tratas con paciencia a pesar de que sea tan indecisa y tímida por mi personalidad —Hanayo bajo la cabeza; un sollozo resonó entre sus palabras—. Por favor, tú no… Por favor, no soportaría que tú me rechazaras… —un par de lágrimas se deslizaron por las mejillas de Hanayo, lo cual paralizado por completo a Rin—. No soportaría que tú me vieras con odio… ¡Por favor! —Los labios de Hanayo se robaron la atención de Rin, no podía dejar de ver como lentamente se movían— No me odies…

La corta distancia que separaba los labios de ambas chicas desapareció. Rin veía asombrada a Hanayo, viendo como con ímpetu se buscaba acercar más hacia ella; saboreando violentamente los labios de su profesora.

La respiración de Rin se entrecortaba por cada segundo que pasaba. Su corazón latía con tanta fuerza que todo sonido a su alrededor se convirtió en las constantes palpitaciones de su corazón. Mientras tanto, las manos de Hanayo tocaban y acariciaban con más fuerza el cuerpo de Rin. Sus ojos no se despegaban de su alumna, por más que quería moverse aún estaba en shock; probando los labios que se juntaban con los de ella con fuerza y torpeza.

Cuando Rin por fin reaccionó; cuando sintió las caricias abrasivas y torpes de Hanayo, la joven profesora se comenzó a mover entre los brazos de Hanayo, tratando desesperada de separarla de su lado, pero no podía hacerlo, en ese momento Hanayo tenía la iniciativa y la fuerza de controlar por completo el cuerpo de Rin. Sin poder hacer nada más, siguió probando los labios de su alumna, hasta que sintió como su mano bajaba más y más por su cuerpo.

La mano de Hanayo se deslizó por el vestido de Rin, tocando con delicadeza cada una de las partes de su cuerpo. Hanayo no se separaba del beso, más sin embargo también estaba concentrada en acariciar cada parte de Rin. Las manos de la estudiante pasaron de nuevo por los pequeños pero suaves pechos de su profesora, los cuales se tensaron al sentir los rígidos dedos de Hanayo en ellos. Sus manos lentamente se dirigieron a las caderas de la profesora, haciendo círculos en ellas; el cuerpo de Rin se acercó cada vez más a Hanayo debido a que, con cada caricia, parecía que una corriente eléctrica recorría todo su cuerpo, dejándola paralizada, provocando que múltiples suspiros golpearan el interior de la boca de Hanayo. La mano de Hanayo bajó más, hasta la falda de la chica, donde acarició suavemente los muslos de su profesora sobre las delgadas medias. Poco a poco subía de nuevo, buscando un rincón oculto, un lugar al que Hanayo quería llegar entre la entrepierna de Rin. Pero entonces, las caricias ya no parecían nada suaves, más bien comenzaron a tomar un sentimiento más desesperado y brusco. Hanayo quería llegar rápido a su destino, era tanta su desesperación que no podía pensar en otra cosa. No podía pensar en lo que en ese momento sentía Rin, su maestra, su amiga…

Rin por fin se separó del beso que le daba Hanayo al sentir como los dedos de su estudiante entraban un poco entre sus piernas; se liberó de la única forma que podía hacerlo: abofeteando la mejilla de Hanayo dejando la marca de sus dedos en su tersa piel. Fue entonces cuando Hanayo abrió de nuevo los ojos y vio atónita a su profesora. Lágrimas bajaban por las mejillas de la joven profesora; lagrimas que desesperadas salían de sus acuosos ojos amarillos y que se precipitaron y empaparon todo su cuerpo. Aterrada, Hanayo dejó de tocar a su maestra y retrocedió asustada; llevándose una mano a su adolorida mejilla.

—Yo… Yo… —Hanayo comenzó a temblar con fuerza, y al momento, lágrimas comenzaron a salir de sus ojos—. L-Lo siento… —La chica frunció el ceño con pena y comenzó a llorar con fuerza—. Yo no quería… Yo no quería esto…

Las manos de Rin temblaban. Con delicadeza e hipando entre sollozos, Rin se llevó las manos al rostro y se enjuago las lágrimas que salían desesperadas. Y entonces, después de ver como los ojos de Hanayo continuaban derramando lágrimas, fue cuando pudo tranquilizarse un poco. Sin quererlo y por mero impulso, Rin acercó sus manos a las mejillas de Hanayo, tratando de limpiar las lágrimas que desesperadas salían; viendo en todo momento la marca roja de sus dedos en la mejilla donde la había abofeteado. Pero, antes de tocar a la joven, está retrocedió y miró asustada a Rin, la cual no pudo hacer otra cosa que sentir pena por ella en un momento así.

—Mírame, Kayo-chin —Hanayo negó con su cabeza, tratando de por nada del mundo terminar viendo a los ojos a Rin—. Tranquila… Estoy bien. Es solo que… me sorprendí un poco al sentir… —Hanayo comenzó a sollozar con más fuerza—. Tranquila, no hiciste nada malo… Deja de llorar…

—T-Te hice daño… —Susurro Hanayo entre susurros—. Yo soy… Por mi culpa tú estás llorando.

—Tienes razón… —Hanayo apretó con fuerza los apartados y bajó la cabeza derrotada—. Fue muy repentino para mí verte actuar de esa manera… Pero no fue por eso por lo que llore… —Rin trató de esbozar una sonrisa, mientras que con tranquilidad trataba una vez más de acercar sus manos a las de Hanayo—. Veme a los ojos, Hanayo… —Asustada, la chica volvió a negar con la cabeza. Sin embargo, esta vez sí se dejó agarrar por Rin, la cual había entrelazado los dedos de sus manos con los de ella.

—L-Lo lamento… —Hanayo trataba desesperada soltar a Rin, pero ella no la dejaba escapar del agarre—. Me voy a casa… —Murmuro mientras trataba de caminar hacia la puerta del aula. Sin embargo Rin no la soltó por nada del mundo.

Sin espéralo, al mismo tiempo que Hanayo trato de huir de lado de Rin, está la atrajo hacia ella; hacia su cuerpo. Esta vez, los ojos de Hanayo se abrieron grandes por la sorpresa que sintió al sentir como los brazos de Rin la envolvían y abrazaban con fuerza. Rin estaba temblando y débiles sollozos salían de sus labios constantemente, pero no soltó en ningún momento a Hanayo, la cual parecía haberse quedado muda y muy quieta por el repentino abrazo de su profesora.

—Tenía miedo… —Dijo Rin mientras temblaba en el cuerpo de Hanayo; ya no sabía si solo era ella, pero parecía que Hanayo también comenzaba a tiritar en sus brazos—. Tenía miedo de verte así… Para mí, Kayo-chin, siempre has sido una niña pequeña… —Rin abrió los ojos y se quedó en silencio unos segundos; frunciendo sus labios y tratando de encontrar las palabras correctas para decir—. Es por eso que me dio miedo que repentinamente tú… tú… —Rin liberó a Hanayo del abrazo y acaricio los brazos de la joven estudiante. Lentamente sus manos fueron subiendo; tocando los hombros, su cuello, hasta llegar al mentón de Hanayo, el cual sostuvo un momento tratando de obligarla a que la viera directo a los ojos, sin embargo, Hanayo apretó con fuerza los párpados—. Tenía miedo de que hicieras esto…

Sin pensarlo ni preverlo, Rin juntó esta vez sus labios con los de Hanayo, haciendo que la chica, al instante, cediera en su tarea por ocultar sus ojos y viera frente a frente a su profesora, la cual besaba suavemente sus labios. El corazón de Hanayo comenzó a latir con fuerza. Sus ojos poco a poco iban cediendo a las sensaciones que Rin le hacía sentir, hasta que por fin, tranquila y suavemente, sus ojos color lila se ocultaron detrás de sus párpados mientras disfrutaba los sentimientos que le trasmitían los labios de Rin.

Hanayo comenzó a tomar la iniciativa en ese beso una vez más, tratando de profundizarlo y probar más de los suaves y dulces labios de Rin. Esta vez, la profesora no se negó a que Hanayo tomara la iniciativa, solo se quedó esperando cada sensación que le hacía sentir Hanayo, cada sentimiento transmitido por medio de sus labios, cada lágrima que desesperada entraba por sus labios, con un sabor salado y amargo.

Después de unos segundos ambas chicas se separaron, buscando un segundo respiro después de haberse besado tan apasionadamente. Rin miraba a los ojos a Hanayo y sostenía su rostro acunándolo con sus dos manos. Hanayo no podía dejar de ver a Rin, con un claro y brillante rubor carmesí en sus mejillas.

—No me esperaba… —Rin fue la primera en romper el silencio; haciendo que Hanayo tratará de desviar nerviosa la mirada— que fueras tan ruda, Kayo-chin —Rin esbozo una enorme y sincera sonrisa, al mismo tiempo que sus mejillas brillaban de carmesí; al mismo tiempo que todo el rostro de Hanayo se terminaba de pintar de carmín—. No me esperaba este lado de la tímida chica que conozco…

—Yo… —Hanayo intentó hablar, pero, por más que lo intentaba, no podía articular bien sus palabras y encontrar lo que en verdad quería decir. No obstante, cuando las manos de Rin presionaron suavemente sus mejillas, y una sonrisa enorme se dibujó en sus labios, Hanayo volvió a tener un poco de confianza en ella—. Lo lamento… —Hanayo miró a su profesora, decidida—. Lamento haberte hecho todo esto… —A pesar de que no quería volver a llorar, las lágrimas ya se deslizaban por sus mejillas una vez más—. Realmente lo siento. Por favor, Rin-chan, no me… —Sin dejar que Hanayo terminara de hablar: Rin puso su dedo índice en los labios de la estudiante, haciendo que la palabra que estaba a punto de decir Hanayo se quedara solo en sus pensamientos.

Después de quitar su dedo de los labios de Hanayo, y al ver la sorpresa en el rostro de la castaña, Rin se acercó de nuevo a sus labios y depositó un rápido beso.

—No lo vuelvas a hacer… —Dijo Rin en un susurro cerca del oído de Hanayo—. No vuelvas a querer ser quien no eres —Rin se apartó de lado de Hanayo y la vio de nuevo de frente, esta vez la joven profesora inflo las mejillas e hizo un puchero—. Me enojare mucho si me arrebatan a mí tierna y tímida Kayo-chin.

Hanayo no pudo hacer otra cosa que sonreír nerviosa. Su corazón latía tan fuerte en su pecho que era doloroso. Poco a poco se fue apartando de lado de Rin, dejando por fin un espacio considerable entre el cuerpo de la una y la otra. Desesperada, se llevó las manos a las mejillas y al rostro; tratando de enjuagarse las lágrimas. Entonces, sin esperarlo, la dulce risa de la chica inundó el lugar; una risa suave y que sonaba aún entre algunos sollozos.

—¿Estas bien? —Rin se acercó a Hanayo, con una enorme y tranquila sonrisa en su rostro. Entonces, sin previo aviso, volvió a tomar la mano de Hanayo, tratando de llamar su atención.

—Si… —Contestó de forma tímida Hanayo mientras limpiaba el resto de las lágrimas de su rostro—. Ya estoy bien, Rin-chan.

—Entonces, es mejor que nos vayamos ahora —Rin miró preocupada a Hanayo—. Ve a casa y descansa, les diré a los profesores que no te sentías bien —Rin comenzó a caminar hacia la puerta del salón con Hanayo tomada de la mano—. Yo aún tengo cosas que hacer, pero apenas acabe el trabajo yo…

—Rin-chan… —Rin volteo la mirada y se sorprendió al sentir un repentino y tímido beso de Hanayo en sus labios—. Estoy bien… No quiero ir a casa —Hanayo presiono suavemente la mano de Rin—. Te esperare hasta que salgas del trabajo…

—¿Segura? —Hanayo asintió con la cabeza y comenzó a caminar hacia la puerta, un poco más calmada y tranquila.

—Rin… —La profesora levantó la cabeza y vio directo a los ojos a Hanayo; estos brillaban más que nunca y desbordaba un sentimiento cálido—. La verdad es que no estaba actuando diferente… —Rin abrió sorprendida los ojos—. Así es como en realidad soy.

Hanayo abrió la puerta y salió corriendo por ella, dejando a la joven profesora confundida e inquieta.


... Lo siento pero NO PUEDO EVITAR VER A HANAYO DE MANERA MAS TACHI... AUNQUE AQUÍ FUE UN POCO MAS TEKO.

Listo, ya me desahogue. Espero que les haya gustado la historia, como dije, se sale mucho de lo acostumbrado en el fandom y cambia por completo las personalidades de ambas chicas; sin embargo, y como ya lo dije, no puedo evitar pensar que Hanayo es aveces la que controla la relación en temas más... íntimos... Si les gusto la historia, espero leer su opinión en las Reviews.

PD: No la pongo en M porque creo que no fue muy explicita la historia, ¿o si?

Esta historia la hice porque, la verdad, quería darle un cambio a como se ven los personajes, y quería saber si podía mantener la esencia de cada una. Sinceramente creo que con Rin no funciono tanto aunque me gusto mucho, sin embargo, con Hanayo, creo que conservo la mayor parte del tiempo su esencia. Esto lo hice también porque estaba experimentando y estaba, sinceramente, un poco cansado de darle la misma temática de personalidad a cada una de las chicas, quería un cambio, aveces es bueno dejar que Kotori no diga cada cinco minutos : Onegai jajaja ok no, ya me callo.

finalmente, esta historia tiene como referencia el corto que vi en estos días, que, si les interesa, lo compartir más tarde en mi Facebook (Biso47 fiction) y también tiene como referencia... Quien adivine la canción le doy un premio; como siempre, quizás sea un OS cortito de la pareja que quiera (La verdad es muy fácil de adivinar la canción, el nombre esta explicito en la historia)

Sin Más, Muchas gracias por Leer y muchísimas gracias por todo el apoyo a mis historias.