Todo lo referente a twilight pertenece Stephenie Meyer, yo solo creo ficción con sus personajes.

Niñera

Edward POV

Odiaba tener que mudarme a Forks, un pueblito tan insignificante y húmedo, pero era el único trabajo relajado que pude encontrar. Después de casi morir el año pasado en una misión de la CIA, le prometí a mi hermana Esme que cambiaria de ocupación.

Que tan difícil sería cuidar a una niña de 16 años en un pueblo tan pequeño, que peligros podía tener para necesitar un guardaespaldas ¿tropezar en las aceras congeladas?

Avancé entre las curvas de la carretera rodeadas de un espeso bosque por las que me guiaba mi GPS hasta llegar a una desviación por un camino angosto y sin pavimentar apenas señalado, conduje a una gran casa blanca abrigada por la sombra de los árboles, era muy hermosa y desencajaba completamente con los edificios que pude ver en el pueblo, aunque precisamente no se encontraba dentro de Forks.

Estacione mi Volvo en la entrada, Félix ya me estaba esperando, como yo, él era ex-agente de la CIA, fue él quien me recomendó para el empleo, lo llamaba reintegrarse a la sociedad como si fuéramos ex convictos, aunque en cierta madera lo éramos, cuando pertenecíamos al servicio secreto no teníamos vida, cambiábamos de nombre entre una misión y otra, Felix era el único que conocía mi nombre real dentro de la agencia al igual que yo el suyo.

—Edward, amigo—me saludó con entusiasmo. Nos dimos un cordial abrazo—Las cosas no son tan divertidas sin ti.

—Lo se, dudo que en este lugar haya algo divertido—aseguré.

Félix me dirigió una sonrisa que no supe interpretar, como si hubiera algo que yo desconocía pero no fue al grano.

—Si, por cierto hoy me voy a Italia, soy el custodio de Charles Swan, voy a reunirme con él en Roma.

—Ahh Roma, como olvidarla— suspire como una jovencita—Vas a ir ver a Gianna.

—Por supuesto, como olvidar a las chicas Italianas—Félix sonrió pícaramente al recordar—quieres que le de unas nalgadas a Jane por ti.

—No amigo esas cosas prefiero hacerlas personalmente—definitivamente— Pero cuéntame por que no te fuiste junto con Charles, no soportabas las ganas de verme— le dije agitando las pestañas como una chica.

—Si no sabes cuanto te he extrañado— me dijo siguiéndome el juego— en realidad el jefe no quería dejar sin protección a su pequeña princesita— rodeé los ojos.

—Que peligroso mantenerse a salvo en este lugar.

—Ya verás—sus comentarios crípticos me desorientaron.

Me encontré ansioso de conocer a la chica.

Félix me mostró la casa, el interior era mas imponente que el exterior y muy luminoso, me entregó un plano para que conociera cada rincón y me enseñó el sistema de seguridad. También me presento a la servidumbre, el mayordomo se llamaba Demetri, la cocinera Sue y dos sirvientas que me observaron de arriba abajo. Eran atractivas, tal vez me divertiría con ellas un poco.

Dos horas mas tarde Félix se fue a Port Angeles, donde según me dijo, tomaría una avioneta al aeropuerto de Seattle. Me deseó suerte porque según él la necesitaría, no entendí la sonrisa en su rostro al marchase, era como de "prepárate para lo bueno" o tal vez me estaba volviendo un paranoico.

Llevaba alrededor de cuatro horas en la casa y aún no había tenido el privilegio de conocer a la "princesita" que debía cuidar, genial, ahora me sentía como un niñero. Me dedique a merodear por la casa, siempre me gustó conocer el terreno donde piso, exactamente a las 7:30 la mucama quien me dijo con una sonrisa insinuante que su nombre era Jessica, me indicó que en media hora se le serviría la cena a la señorita Bella y que esta quería verme.

Me dirigí al salón y me senté en un en un sofá individual desde el cual podía ver hacia la escalera de caracol, junto al sofá había una pila de revistas, las tomé para entretenerme un rato pero la mayoría eran revistas femeninas, solo una era de Nacional Geografic, con muchos lugares que yo ya había visitado, para evitar atraer viejos recuerdos a mi mente opté por la revista "Adolescentes de hoy".

Estaba muy entretenido leyendo un artículo de cómo deshacerte de un chico sin herir sus sentimientos y recordando cuando mi segunda novia, Victoria, comentó en una cena con mis padres lo mucho que le agradaba mi familia y explayó nuestro deseo de casarnos pronto y contribuir con un miembro nuevo para la familia Cullen, solo teníamos 15 años, naturalmente que terminé con ella lo mas pronto posible. En la revista mencionaban comprometer a tu novio delante de su familia, como una táctica para que salga huyendo, ahora comprendo como Victoria, después de hacerme un megapancho cuando terminamos, a las dos semanas andaba consolándose en los brazos de James Gigant. Conclusión: Las chicas son perversas.

Estaba tan ido en mis reflexiones sobre el artículo que no me percaté de que alguien entró a la habitación hasta que la persona carraspeó, levante la vista contemplé a la niña que estaba frente a mi, era pequeña, como de 1.60 de estatura, delgada, llevaba una falda hasta los tobillos negra y una blusa de cuello de tortuga verde. Su rostro era de rasgos finos y pálidos, sus ojos, ocultos tras unos enormes lentes de pasta, eran de un extraño marrón oscuro, tan oscuro que parecían opacos al contraste de su casi transparente piel.

Después de observarla por casi un minuto, caí en cuenta de que tenía que decir algo pero ella se me adelantó.

—Buenas noches soy Bella Swan— la chica enarcó una ceja al ver la revista que tenía en las manos.

Casi la arrojo al suelo, pero en cambio la deposité en el lugar de donde la había tomado.

—Esto… yo… —tartamudeé como un idiota— Me llamo Edward Cullen, voy a ser su custodio.

—Si lo se, podría acompañarme al comedor, no me gusta cenar sola_ dude un momento en aceptar juzgando si era lo apropiado— Félix lo hacía— agregó.

—Claro—acepté al fin, debe de ser duro vivir solo en una casa tan grande, yo sabia un poco sobre el peso de la soledad.

Caminamos en silencio hasta la mesa, Bella se miraba cómoda aunque a primera vista me había parecido tímida.

— ¿Usted es amigo de Félix?

—Así es nos conocemos desde hace un tiempo.

—No será difícil cuidarme, no salgo mucho, solo voy a la escuela y a la iglesia —me aseguró.

—Me parece bien—genial iba ser mas aburrido de lo que pensé.

En se momento entró Sue, la cocinera, para preguntar si podían servir la cena, Bella le dijo que hoy servirían dos lugares. Después de un rato el cual habíamos permanecido en silencio apareció la sirvienta con la cena y se quedo parada allí, por si algo se ofrecía, supuse.

—A que se dedicaba antes de venir a aquí señor Cullen— la chica inició la un interrogatorio.

—Trabajaba como vigilante en un banco— Mentí con naturalidad, tal vez si lo había hecho, en alguna misión encubierta por supuesto.

— ¿Cuántos años tiene? — Preguntó con curiosidad.

—Veinticinco.

— ¿Y es casado?

—No y usted algún novio del que la deba proteger —hice la pregunta de forma impulsiva tratando de desviar el tema de mi vida personal, pero en seguida me arrepentí de haberla hecho.

—No, yo no salgo con nadie —respondió con nostalgia— mi papa cree que soy muy chica para tener novio, nunca he tenido uno.

La sirvienta soltó una carcajada ahogada que sonó como un gorgoteo, parecía que se estuviera burlando de sus palabras. Bella le mandó una mirada envenenada que percibí que implicaba algo mas que rabia ¿advertencia?.

—Puedes retirarte Lauren—le ordenó de forma autoritaria y la aludida obedeció en seguida.

—La cena transcurrió sin ningún inconveniente, conversamos de algunas cosas triviales.

Nos pusimos de acuerdo para el día de mañana. La llevaría a la escuela y la recogería después para llevarla a la iglesia. La acompañe hasta la escalera al verla subir no pude evitar imaginarme como luciría Bella con ropa menos discreta y sin sus lentes de fondo de botella. En realidad era muy linda solo que ocultaba su belleza tras metros y metros de tela, en un momento ella volteó y se percato de mi intensa mirada, se ruborizó y yo me avergoncé, me retiré de inmediato, no quería dar la impresión equivocada.

El siguiente día fue tan aburrido como me había imaginado, como lo habíamos acordado lleve a Bella a la escuela y me presentó a sus amigas Alice y Rosalie, eran muy distintas a ella, lo que llamo mi atención, la pequeña tenía apariencia de duendecillo de facciones dulces y era muy baja de estatura, la segunda parecía modelo alta, rubia y muy hermosa, las dos eran muy hermosas, y eso sí, al contrario de Bella iban a la ultima moda. La pequeña Alice fulminaba con la miraba el conjunto que usaba su amiga.

Por la tarde la lleve a la iglesia donde se tardó horas supuestamente confesándose ¿Qué tantos pecados podría cometer una niña de dieciséis? Pensé en las cosas que yo hacia y sonreí.

Pasaron tres semanas, donde cada día me parecía más monótono que el anterior de la casa a la escuela, de la escuela a la iglesia y de la iglesia a la casa, solo un día Bella había ido a visitar a su amiga Rosalie en lugar de ir a la iglesia.

Todo se me había vuelto una rutina hasta el día de hoy, estaba esperando que Bella saliera de rezar cuando recibí una llamada de Félix.

—Te voy a ahorcar este es el trabajo más aburrido del mundo.

¿aburrido? con Bella, la chica es un torbellino, ¿recuerdas Vietnam?, es el triple de peligrosa.

—De que estas hablando esa chica es una santa, no ha hecho más que estudiar y rezar.

¿En donde estas Edward? —preguntó divertido

—Afuera de la iglesia, esperando a Bella.

Félix se empezó a carcajear, puedo asegurar que se estaba retorciendo a causa de la risa.

—Con razón esa chiquilla no quería que te hablara de ella, según quería que te hicieras tu propia opinión.

Él estaba queriendo decir que…

—Que demonios…

—En cierta manera Bella me decepciona el mismo truco dos veces solo, que yo no fui tan lento como tu.

—Habla claro y déjate de acertijos— exigí molesto.

Solo espera atrás de la iglesia y verás—me colgó.

Me baje del coche y rodeé la Iglesia, detrás había un callejón y la que supuse seria una casa abandonada, porque estaba muy descuidada. Veinte minutos después apareció Bella en una motocicleta con un chico, me que de perplejo al verla, no traía la misma ropa que usaba cuando entro a la iglesia sino un short de mezclilla muy corto, botas dark hasta la rodilla, un top rojo y encima una chamarra de cuero negra que le entregó a su acompañando un tipo muy alto y moreno.

Se bajo de su motocicleta y se despidió con un, para nada inocente beso, luego se metió a la casa abandonada. Minutos más tarde salió con la ropa anterior.

Me regresé al auto sin que me viera, sentía que echaba chispas por las orejas.

La muy cínica entro al auto y me sonrió inocentemente.

— ¿Nos vamos?

—Si señorita— acepté sin inmutarme— ¿confesó todos sus pecados?

—Si… y también recé— otra sonrisa.

Bonita manera de rezar, más bien ella le estaba haciendo una exploración a la garganta de su amiguito.

—Espero que me haya pedido por la salvación de mi alma.

—Claro que sí, usted siempre esta presente en mis oraciones.

Correcto a su juego podríamos jugar los dos.

Hola, quiero agradecer a Marce y Giselle, por haber guardado esta historia en su computadora y así poder permitirme publicarla de nuevo, como algunos saben en días pasado la borré, con el fin de editarla, y no creé un respaldo, por supuesto a mi PC se le ocurrió morirse llevándose todos mis textos en el proceso.

Bueno el punto es que aquí estamos de nuevo, pese a todos los acontecimientos y revueltas que están empañando el propósito y la finalidad de este sitio que es compartir nuestras historias.

En fin, iré subiendo los capítulos, previamente editados, y posteriormente los capítulos nuevos, espero que los vuelvan a leer porque incluirán pequeños cambios.

Quiero aclarar para todas las personas que han seguido esta historia desde sus inicios hace mas de dos años que no la abandonaré y que voy a seguir aquí hasta que se me permita, no me voy a mudar a ningún blog ni a cualquier otra pagina, pues lo consideraría una falta de respeto a ustedes.

Con cariño Lizzie Swan :)