Rojo, que te quiero rojo

Acorde 7: Can't help falling in love with you

Mientras una lágrima tras otra le caía sobre el rostro, Charlie Weasley no podía evitar el impulso de limpiárselas a manotazos feroces. No había orgullo masculino en el gesto, porque pese a lo que podría creerse, el hecho de ser seis hermanos varones no había afectado en lo más mínimo la sensibilidad de los Weasley. Bill nunca había sido un hermano mayor tiránico, y los pequeños nunca habían buscado ejemplo en los mayores, obligándolos a ser estoicos y perfectos. Por el contrario, la filosofía familiar siempre había sido brindarse apoyo y consuelo mutuos y constantes, respetando la personalidad y la independencia de los demás.

Charlie Weasley no se sentía menos hombre por estar llorando, sino sólo avergonzado.

Porque los dragones no lloran.

Porque los dragones- él lo sabía muy bien- aman y sufren en silencio.

Charlie entendía perfectamente cómo se sentía el macho de la manda cuando era reemplazado por otro más joven- aunque su caso presentara paradojas muy singulares.

Pero le faltaban fuerzas para in búsqueda de otra manada, autocontrol para aguantar el dolor impasible, mordiéndose los labios, y valentía- esa valentía Gryffindor de la que siempre había presumido tanto, para descubrir en el momento clave que no la poseía tanto como creía- para dejarse morir con orgullo.

Por eso, Charlie escondía la cabeza entre los brazos y se decía a si mismo que tenía que aprender a dominarse, que toda característica que lo mantuviera alejado de los dragones era un defecto.

Y cuando se reponía de las crisis y volvía a su vida plena, con los ojos hinchados y el alma avergonzada y triste, no podía evitar pensar que era razonable que los dragones se emparejaran con dragonas. Ellas eran sus análogas perfectas en todos los aspectos imaginables.

Él había sido menos sensato.

El cielo y el bosque no eran compatibles.

La impasibilidad milenaria del fuego no podía luchar en duelo con la fugaz versatilidad de la metamorfomagia.

En eso había consistido- y, para que negarlo, consistía- su error. No era natural un dragón enamorado de una loba.

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El título es en alusión a Verde, que te quiero verde de Federico García Lorca. Prometo que no sólo va a haber Charlie sufriendo por Tonks, sino también Bill, Ginny… quizás hasta gemelos xD ¿Comentarios?

Lean, escriban, sueñen, amen, sonrían

Estrella