Hola gente linda, primero que todo, quiero agradecer enormemente a todas las personas que me han enviado reviews en fics anteriores, me hacen muy feliz leerlos, saber lo piensan, y sentir que siempre están ahí apoyándome, sin duda, es algo que no tiene precio. Igual agradezco a quienes marcan mis historias como favoritas o siguiéndolas, igual a las que me marcan como autora favorita o siguiéndome, para mí es un gran honor. También quiero agradecer a las personas que simplemente leen, esos lectores fantasmas que siempre están leyendo fics.

Yo comencé escribiendo para satisfacción personal, pero es inevitable querer saber lo piensan los lectores, ya que es una motivación extra a las ganas que uno tiene de escribir un fic.

Recuerden que «un review es alimento para el alma del escritor»

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Nota del autor: Capítulo 1 basado en el capítulo 497 del anime Naruto Shippuden, ese decir, es lo que creo que pudo haber pasado entre Shikamaru y Temari después de cenar, debido a que Pierrot nos privó de aquello XD.

Disclaimer: Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto. La historia es mía y la publico sin ánimos de lucro.


El primer beso

Capítulo 1.- Nervios y ansiedad.

La noche había cubierto a Konoha, las estrellas y la luna comenzaban a destacarse en el cielo. Los locales comerciales ya habían cerrado, sólo los puestos de comida y restaurantes quedaban abiertos; la mayoría de las personas había regresado a sus hogares, sólo parejas se veían caminando por la calle principal, las cuales eran alumbradas por las luces de los faroles a lo largo del camino.

Shikamaru y Temari acababan de salir del restaurant donde habían tenido su primera cita, y se toparon con ese romántico ambiente. A esa altura de la noche, eso ya no los avergonzaba tanto, habían cenado juntos, así que podían sobrellevarlo, pero de igual manera, no podían evitar sentir algún grado de incomodidad, o quizás nerviosismo, sobre todo si se topasen con algún conocido. Aunque, tal vez, la atmósfera con la que se encontraron era una señal de que todo se estaba dando para ellos, y simplemente debían aprovechar el momento.

—Gracias Shikamaru por invitarme a cenar—prosiguió la rubia, mientras caminaba junto al pelinegro. Su semblante se veía sereno, aunque por dentro seguía nerviosa—, la comida estaba deliciosa. Lo pasé muy bien.

—No tienes nada que agradecerme, Temari—señaló, el moreno, con las manos en los bolsillos y mirando el cielo, tratando de disimular su inquietud—. Yo debería agradecerte por haber aceptado. Pudiste haber rechazado la invitación, por lo que ocurrió el otro día en las aguas termales.

—Sólo fue un mal entendido, Shikamaru—acotó con algo de culpa, la kunoichi, mirando el suelo—, yo tampoco reaccioné muy bien después de todo, lo siento.

—No te preocupes, ya lo olvidé —suspiró, el estratega, deteniendo su cansino caminar.

—¿Qué pasa Shikamaru? —inquirió dudosa, la mujer, girando su rostro para verlo a los ojos—, ¿por qué te detienes?

—Estamos caminando sin rumbo definido, si te fijas bien —agregó, el estratega, desviando su mirada y rascándose la nuca—. No sé si tienes que volver pronto a tu hotel o quizás… te-te gustaría ir a otro sitio.

Temari al escuchar esas últimas palabras se ruborizó, no quería tergiversar las palabras del moreno, pero no lo pudo evitar, su mente la traicionaba, vaya que era mal pensada, pero sabía que él hablaba sin mala intención. Era un hombre de mente sana, ya lo había comprobado la otra vez en las aguas termales, cuando ella había hablado una sarta de cosas, y él, siendo el hombre más inteligente de país del fuego, nunca entendió nada.

—No, todavía no es tan tarde—acotó nerviosa, la rubia, mirando a cualquier lado—, ¿a dónde podemos ir?

—Vamos a dar un paseo —respondió un poco más sereno, el pelinegro, atreviéndose a mirar los ojos aguamarina de la kunoichi—, hay lugares en Konoha que se aprecian mejor de noche, te mostraré uno.

La embajadora asintió, y así, la pareja reanudó su camino. Los nervios nuevamente se apoderaron de Temari, ella había logrado controlarlos en el restaurant, al igual que al salir de éste, pero luego de ver tantas parejas juntas, las mariposas en el estómago comenzaron de nuevo a revolotear, y más aún, ahora que Shikamaru le dijo que dieran un paseo. Muchas veces ellos habían paseado por Konoha, pero las circunstancias habían sido diferentes, sino eran por asuntos de trabajo, eran por cuestiones diplomáticas. En lo que respecta al estratega, éste igual estaba algo inquieto con la situación, pero había decidido dejar a un lado su cobardía, con el fin de aprovechar el poco tiempo que le quedaba con la rubia, ya que sabía, que al día siguiente ésta partiría con sus hermanos de vuelta a Suna.

Caminaron unos cuantos minutos en silencio, y luego empezaron a hablar de simples banalidades. Había acordado que en esta cita, no hablarían nada relacionado con trabajo, y lo estaban logrando; la idea era conocerse más como simples seres humanos, dejando a un lado al ninja que los caracterizaba, ya que como shinobis se conocían bastante bien.

La pareja llegó a un mirador, el cual no estaba tan retirado de la urbanización, pero de donde se podía apreciar claramente una parte de Konoha vista desde una mayor altura, siendo alumbrada por pequeños faroles a lo lejos; sin duda, era una hermosa vista. Temari estaba embelesada con la panorámica que tenía de la aldea, a su vez, ésta se comía el paquete de castañas asadas, que el pelinegro le había comprado a la salida del sector de comidas de Konoha. El estratega se había dado cuenta del nerviosismo de la rubia, por ese motivo, le había ofrecido comprar un paquete de castañas asadas; si algo había aprendido de su problemática compañera de equipo, era que las mujeres combatían sus nervios comiendo cualquier cosa, ya sea dulce o salada, sin duda había acertado.

—Temari…, yo quería conversar algo importante contigo—habló, el moreno, dejando a un lado su cobardía y fijando sus orbes en ella.

—Shikamaru, dijimos que no íbamos a hablar de trabajo—acotó distraída, la rubia, mirando la aldea, mientras vaciaba en su mano las ultimas castañas que quedaban del paquete.

—No quiero hablar de trabajo, mujer —suspiró nervioso, el estratega, manteniendo sus manos en los bolsillos—, sino de algo personal.

—Pe-personal… —musitó inquieta, la kunoichi, girando su rostro para encontrarse con ojos oscuros de él, lo que la hizo ruborizar —, y… ¿e-eso me involucra?

—Sí… y mucho—susurró, el pelinegro, desviado su mirada.

Temari se alejó del borde del mirador, y se sentó en un banco mirando el suelo, mientras que con su mano derecha arrugaba el envoltorio vacío de las castañas.

El moreno observó de reojo todos los movimientos de la rubia, sabía que ella estaba nerviosa, tal como lo estaba él, pero era ahora o nunca. Lentamente, Shikamaru se acercó al banco y se sentó junto a ella, pero sin mirarla.

El nerviosismo y la ansiedad se apoderaron de la pareja; no era fácil para ellos estar en esta situación, ya que nunca antes la habían experimentado. Expresar los sentimientos era difícil; más sencillo era idear una estrategia para una misión, o quizás, dirigir una reunión en la Unión Shinobi.

Cada uno tenía claro lo que sentía por el otro, y quizás también sospechaban de las emociones que provocaban en ese otro, pero hablar del tema era tan incómodo y vergonzoso. Él, porque siempre demostró un desinterés por las cosas, en especial por las mujeres, ya que siempre decía que éstas eran unas problemáticas; y ella, porque tenía la fama de ser despiadada y cruel en el mundo shinobi, características que traspasaban más allá de lo laboral, llegando incluso a su vida cotidiana.

—Temari… —el estratega miró al cielo, como pidiendo valor a Kamisama, y continuó; mirándola de reojo—, nosotros nos conocemos hace bastante tiempo…; hemos luchado juntos; hemos trabajo juntos, organizado los exámenes chunin, en la Unión; y en todo ese tiempo que hemos compartido, he aprendido a conocerte más allá de la gran kunoichi que eres.

—He aprendido a conocerte como persona, como mujer… —musitó con un deje de ansiedad, el moreno, girando su cara para mirarla. Con su mano derecha, éste alzó el rostro de la rubia y lo giró hacia él, para verla a los ojos —, y debo reconocer que me agrada mucho como eres..., me gustas, Temari.

La emoción de ambos se notaba en los ojos, el brillo de éstos los delataba. Él, porque esperaba una respuesta por parte de ella, por sus recientes dichos; y ella, porque había escuchado lo siempre había querido escuchar.

—Shikamaru…—susurró ruborizada, la kunoichi, mirándolo, y llevando su mano al rostro del moreno para acariciarlo.

El estratega comprendió que ella no iba a ser capaz de expresar lo que sentía, quizás porque siempre se caracterizó por ser una chica ruda, y las palabras dulces simplemente no le salían, pero con la caricia que le hizo, más la forma como lo miró, era más que suficiente para interpretar lo que ella sentía. Con esa ventaja, Shikamaru se atrevió a dar el paso tan esperado en toda la noche; lentamente acercó su rostro al de Temari y posó sus labios sobre los de ella.

Temari con suavidad respondió el beso del moreno, sentía tantas emociones juntas; ese hombre, sin duda, era su felicidad, lo podía sentir en su corazón. Movió sus labios al compás de los labios del pelinegro, no fue un beso ni rápido ni lento, más bien un beso dulce y tierno. «Para ser el primer beso, estuvo bastante bien», pensó la kunoichi, esa sensación húmeda en los labios, le había fascinado.

Cuando separaron sus labios se miraron con dulzura; ella sonrió mostrándole su perfecta dentadura, él sonrió de medio lado como idiota enamorado. Sin duda, habían dado un gran paso para un incipiente noviazgo.

La pareja regresó feliz al centro de Konoha. Shikamaru aprovechó de acompañar a Temari hasta su hotel.

—La próxima vez que nos veamos será en la boda de Naruto, ¿cierto? —sonrió de medio lado, el moreno, mirándola a los ojos.

—Sí, exactamente en dieciséis días más —sonrió, la rubia con un leve sonrojo —. Ahora entraré al hotel, ya es tarde. Mañana partiremos temprano a Suna.

—Hasta dieciséis días más, Temari—musitó, Shikamaru, sin dejar de mirarla.

La kunoichi volvió a sonreírle y movió su mano en señal de despedida, luego giró sobre sus talones para entrar al hotel, pero no avanzó.

Shikamaru la observaba con expectación, seguro algo se le había olvidado.

Temari volvió a girar su cuerpo para quedar en frente del Nara, dio unos pasos rápido acortando toda distancia y se empinó para besarlo.

El moreno reaccionó de inmediato, bajo su rostro hasta la altura de los labios de la rubia y recibió el beso. Fue un beso fugaz, pero necesario. Sin duda, lo había sorprendido.

—Hasta la boda de Naruto —susurró, Temari, al separar sus labios de los del estratega. Luego le sonrió y entró rápidamente al hotel.

Shikamaru estaba feliz, pero no perdió el tiempo y se marchó pronto de allí, debía alejarse rápidamente, en caso que los hermanos de la rubia, los hubiesen visto.


Esta idea me llegó ayer de golpe y la desarrollé, es algo romántico, lo sé, pero la vida no es sólo lemon XD. No quise dedicárselo a nadie, porque no sé qué chica es romántica, yo sólo conozco a las pervertidas que escriben reviews, jajajjjaja.

Y hablando de lemon, no me he olvidado de mi fic "Sin arrepentimientos", sé que lo he dejado de lado, ya que me he puesto a escribir otras historias, pero ya estoy trabajando en el próximo capítulo, lo que no sé es cuando lo tendré listo, esta semana que viene será muy ajetreada e intensa en lo laboral, se me viene una auditoría encima (12 de Julio) y hay mucho papeleo por hacer en la oficina, ¡Kamisama, ayúdame!

Gracias por leer, cualquier cosa que quieran decirme pueden hacerlo a través de review (me encantan). Recuerden que los reviews son motivadores para el escritor. Saludos a todos, un abrazo.