Ansias

Una pequeñísima historia de la pareja que robó mi corazón. ¡Netflix no tardes para una tercera temporada por favor!

Gilbert ansiaba estar con Anne, a veces no hacía falta hablarle, el simple hecho de estar en la misma habitación le llenaba de una calidez exorbitante, una paz que solo podía comparar a aquellos momentos junto a su padre. Por eso la busca, la invita, la siente cerca en cada momento que puede, embriagándose de sus palabras rebuscadas, sus ojos entusiastas y su maravillosa manera de ver la vida.

Es un respiro de aire fresco en la asfixiante vida de Avonlea; siente que vale la pena, haber viajado, trabajado y llorado, todo tiene sentido cuando Anne Shirley Cuthbert sonríe y llena de esperanza todos los rincones de su existencia. Este día es un buen ejemplo, caminando por las calles a su lado sin darse cuenta de la suciedad que les rodea, con Bash adelante sosteniendo la mano de su esposa y los Cuthbert detrás, todos en un grupo particular que Gilbert reconoce como su familia. Deja que su mente viaje mientras la pelirroja le pregunta sobre sus viajes, él habla; le cuenta todo, cada parte, cada detalle que sabe se quedara grabado en su memoria para siempre y que aprecia sea así, que una pequeña parte de él puede estar encerrado en ese lugar que tanto admira.

—¿Planeas viajar después? -. La chica se detiene frente a una tienda que exhibe bolsitas de toda clase de medicinas, brebajes y ungüentos, sus ojos no abandonan la imagen y él siente que la sonrisa brota sin que pueda evitarlo. Es más que hermosa, es divina, algo que no pertenece en un lugar tan pequeño e insignificante y que destaca como oro entre un puñado de tierra. Anne se gira para verlo cuando él no responde su pregunta y se sorprende de nuevo de encontrar esa mirada, esa especial mirada Blythe que le hace cosquillas en cada parte de su cuerpo, de la clase que solo Diana o Ruby o las mujeres hermosas recibían.

—Sí- respondió el al fin, desviando sus ojos de aquellos hermosos orbes azules que le confunden —Algún día, tal vez después de la escuela de medicina-. Anne parece satisfecha con su respuesta porque enseguida se aventura a temas sobre los rincones del mundo y todo lo que él podría ayudar en las comunidades, lo que podría conocer y oh cuánto le gustaría a ella poder ir con él, no es que quiera ir con él, él, sino vivir todas esas maravillosas aventuras. Gilbert sonríe porque una parte de su alma, esa parte que se niega a olvidarla y que la hace siempre presente en todos los momentos de vida le dice que será así; que algún día él la llevará consigo a todos los lugares del mundo, que ella le llevará también a esos instantes maravillosos que les aguardan en el futuro.

Juntos cruzan la calle, se internan en las demás conversaciones, en las felicitaciones, en los planes para regresar a sus respectivas granjas y las invitaciones a cenar y desayunar de los siguientes días, él acepta todas las que vienen de Green Grables porque sabe que su amigo necesita tiempo a solas ahora y porque eso significa más tiempo cerca de Anne y cómo diablos puede alguien negarse a estar con ella en todo momento.

Y mientras viaja de regreso, sentado en parte trasera de la carreta de los Cuthbert y con el cabello de Anne oliendo a sol, jungla, cielo y nubes en su rostro, Gilbert sabe que está perdido, completamente enamorado de la chica pelirroja con los ojos ensoñadores y que no importa cuanto tenga que trabajar para conseguirlo, quiere que ella anhele estar con él así, para siempre.