Walking dead no me pertenece ni sus personajes. Algunos de los que se encuentran aquí si son de mi autoria pero solo forman parte de la imaginación de este universo.

"Morir, eso es parte de la vida tal como fue y como será…yo solo desearía que se me permitiera despedirme"

Giselle Dixon

Lori sabía que el bebé estaba mal y que no nacería por medios naturales; lo único que quería era saber que el bebé estaba bien así que con toda su voluntad le pidió a Maggie que la salvará. Se despidió de su hijo deseando con todas sus fuerzas que la niña estuviera bien: así nació Judith Grimes. La primera como le llamaban, en la era de los caminantes.

Por su parte, Beth había logrado salir de ese hospital y abandonar Atlanta junto con su familia pues habían dejado que Noah se fuera con ellos. Pero esa policía parecía querer venganza y luego de varios años y de buscar a Beth la había encontrado en su nuevo hogar; Beth estaba a punto de dar a luz cuando la policía se llevó a la joven embarazada para llevarla de regreso a Atlanta pero Beth dio a luz en el camino así que todo se retrasó. El grupo fue en su búsqueda por lo que las cosas se complicaron, Beth se dio cuenta que esa mujer no iba a dejar que ella y su hija estuvieran en paz así que tomó la decisión, deseó con todas sus fuerzas que la niña estuviera bien y cortó la garganta de la mujer antes de recibir un disparo en la cabeza: así se conoció a Giselle Dixon. La última como le llamaban, en la era de los caminantes.

Pero no solo habían perdido a sus madres, eran hijas de los líderes de su pueblo y las únicas mujeres del grupo original; significaba tener muchas cosas en común sin importar la edad. Aunque también tenían cosas diferentes: Judith tenía una familia conformada por su padre, su madrastra Michonne, su hermano Carl y su hermano Federic.

Giselle por otro lado contaba con su padre, su tía Maggie y sus primos, los gemelos Jung y Conrad Greene; con todo eso el mundo era igual pero distinto para estas dos chicas.

Carl caminó entre las calles, tenía que encontrar a Daryl para que hablara con su padre sobre las cercas del poblado, no lo había visto en todo el día así que fue a su casa, una de las pequeñas casas blancas con azul que conformaban el lugar. El jardín estaba un poco descuidado y el pasillo de piedra que conducía al portal estaba dibujado con conejos de gis; Carl sonrió al pensar que todo eso había sido obra de la pequeña Giselle que estaba en la edad (4 años) en la que se obsesionaba con los conejos.

El propio Carl le había apodado bunny ya que Daryl había hecho lo similar con su hermana; por lo menos él le había dado un sobrenombre bonito. Llamó en la entrada y de la puerta apareció una pequeña que al verlo se aferró a su pierna con una sonrisa —Carl—.

—Hola bunny— contestó, caminó con la niña pegada a su pierna porque a ella le encantaba que la moviera con su propia fuerza.

Maggie estaba en la cocina preparando la comida y en la sala dos chicos de ocho años jugaban, era triste que Glenn no había podido disfrutar tanto de sus hijos; al morir cuando estos tenían dos años.

— ¿Daryl está por aquí? — pidió a Maggie en la cocina mientras se quitaba a la pequeña de la pierna.

—Creo que fue a tu casa para hablar con Rick— respondió ella.

Carl bajo la mirada a la niña que le miraba con una sonrisa, tenía el cabello rubio corto a la altura de la barbilla junto con un pañuelo blanco en la cabeza con las puntas levantadas que daba la impresión de unas orejas de conejo, unos hermosos ojos azules y el rostro que por momentos se parecía a su madre. Carl se despidió de todos para poder ir a casa.

Al llegar Judith estaba en el patio jugando con su hermano menor Federic de cinco años, la niña era de piel blanca y cabellos castaño claro mientras su hermano era una mezcla morena de su padre y Michonne. Los dos pateaban una pelota mientras reían; le invadió la melancolía porque deseaba que esa inocencia que tenían no acabara pronto.

Al entrar en la casa escuchó a Rick: la tensión con otros pueblos se sentía, en espacial por la lucha de recursos y su buena capacidad para abastecerse había logrado que otros grupos les envidiaran. En su mente suspiró porque de nuevo los caminantes no eran problema: la mayoría de los andadores estaban demasiado putrefactos para ser peligrosos, las comunidades estaban en una época de florecimiento y luchar entre grupos era lo más común.

Sin mostrar su presencia vio como Daryl se pasó la mano por la cara —Yo no voy salir muy lejos, tendrás que enviar a alguien más—.

La voz del hombre era cansada y no era para menos considerando que tenía una nena de cuatro años que podía ser muy alegre pero también reservada; el último aprieto del que se había enterado había sido hace dos semanas. Todos habían buscado a bunny como locos para encontrarla en el armario del ático envuelta en sabanas. Carl había estado ahí cuando Daryl le gritó por haberle asustado así y ella había llorado, al final padre e hija habían hablado en privado.

Judith le había dicho que bunny no quería ir a la escuela ese día, se había escondido porque ese día todas las mamás iban a la clase. Desde ese momento Daryl había rechazado salir aunque de por sí lo hacía menos cada vez.

—No es necesario, habrá una reunión aquí— contestó su padre

El propio Carl pasó su mano por la cara, cuidar de su familia era muy complicado.

Por un momento Giselle vio el plato en la mesa, el silencio arrollador en toda la casa y el vacío que sentía. La tía Maggie era muy sobreprotectora pero había logrado escaparse de su casa para ir a la suya un rato; su papá regresaría en unas horas así que estaba sola. Quería llorar, no sabía porque sentía vacío si tenía a su tía o sus primos y su papá, quizá era porque había visto a Carl y le había recordado cuando iba a casa de Judith; a veces veía cuando todos se sentaban a comer como la familia que eran y la calidez que desprendían.

No es que su papá no la quisiera, era todo lo contrario pero le hacía falta algo; volvió a mirar al plato en la mesa, si quería comer tendría que ser sola, limpió sus lágrimas —Yo quiero una mamá, eso querría—. Sin más salió corriendo de su casa para volver con Maggie.

Judith estaba sentada en la escalera oculta por las sombras de la vela que no podía cubrir, sus manos se aferraban a los barrotes de la escalera porque quería escuchar la conversación de sus padres.

—Podría ser una trampa— le dijo Michonne a Rick —Ver las defensas por dentro—.

—Yo sé pero no quiero iniciar una guerra. No como lo que ocurrió con Hershel o Glenn— respondió con voz áspera Rick.

Judith había escuchado en secreto todas y cada una de las conversaciones de sus padres o Carl; no podía entender todo pero le inquietaba que algo malo le pudiera ocurrir a su familia, en la escuela sus compañeros de clase decían que como hija del jefe del pueblo también debía tener responsabilidades y que en algún momento debía ocupar el puesto que dejaran su padre, madrastra o hermano. Cosas que le repetían porque era lo que otros adultos decían.

Judith había comenzado a pensar que esa responsabilidad nacía desde ahora, desde lo que podía entender así que iba a curiosear. Por eso el propio día de la reunión fue al salón donde se iba realizar el dialogo, junto con Federic tenían una vista privilegiada porque nadie los vería.

Vio a los hombres, escuchó los gritos, se dio cuenta de las amenazas a su padre y sintió miedo pero sintió más miedo cuando su padre dio un disparo en la cabeza a uno de los hombres para dejar en claro que no iba a dejarse intimidar. Federic quiso gritar pero Judith tapó su boca, los dos hermanos se clavaron las uñas en sus pieles por la tensión, por la brutalidad de su padre y por lo que parecía que era la responsabilidad.

Cuando su padre salió, ella y Federic corrieron hasta los patios llorando por todo lo que habían visto pero ambos prometieron no mencionarlo a nadie. Judith siempre trataba de proteger a Federic y fue de esa manera que entendió lo que significa cuidar de alguien, que el trabajo que hacia su padre era feo pero si quería evitar que su hermano se hiciera daño debía evitar que viera cosas como esa.

—Quisiera ser más fuerte— pensó Judith pues si entre más grande se era más responsable no sabía que es lo que le esperaba a ella.

Giselle y Judith se encontraron en medio del patio, la pequeña Giselle no iba a la escuela con ella pero como la zona escolar estaba toda junta era fácil ponerse de acuerdo para verse. Ambas se sonrieron y usando la tiza que tenían en las manos se pusieron a dibujar.

—Bunny, deberías ir a la casa para una pijamada hay muchas cosas que quiero hacer— mencionó Judith mientras dibujaba.

Bunny asintió con la cabeza mientras parecía absorta en su dibujo. Los otros niños jugaban alrededor pero nadie se atrevía a fastidiar a esas niñas porque si bien bunny era más tranquila, Judith podía tener la energía para darles una lección por las dos.

La primera y la última como les llamaban estaban unidas, tanto en lo bueno como en lo malo porque eran diferentes pero también semejantes.

Este frío (aunque lo amo), solo hace que me enferme y me duela la piel. Esta es una nueva historia que espero disfruten tarde un rato en decidirme si la escribia y otro más en si iba a publicarla pero se los dejo a su criterio. Tambien para agradecer la recepción de mis trabajos anteriores (voy a publicar un capitulo de nacida así en jueves). Y que sigan esta historia si lo desean.