Hola hola :D yo soy nueva por aquí, este es mi primer fic de Saint Seiya. Esto se me ocurrió de la nada mientras pensaban en la amistad de Milo y Camus xD como serian las cosas entre ellos si lo que les voy a presentar aquí llegara a pasar. Esto NO es yaoi, no tengo nada en contra de dicho genero, simplemente no soy…fan
…am… bueno, dependiendo de que tan bien me vaya veré si le continuo ya que…tengo mucho trabajo.
Disclaimer: Saint Seiya no me pertenece, si fuera así los protagonistas hubieran sido los caballeros dorados -n-
Capitulo 1: Una pobre y desdichada alma
No tenía ni la más mínima idea de por qué no protestó ni siquiera un poquito y mucho menos el porqué de que el Patriarca y la mismísima Athena estuvieran involucrados con la desgraciada cucaracha con cola. Al principio solo se lo pidió como un favor que él no quiso hacer por razones obvias y después se involucraron las grandes autoridades y ahí si ya no tuvo opción. En ese momento su gran e imponente orgullo de Caballero Dorado de Athena estaba miserablemente reducido a un simple gusanito que se retorcía agonizante en su interior. Y es que la misión era tan estúpida y tan denigrante hasta para la más inferior de las criaturas del universo. Incluso era ridículo considerarle como misión.
En su opinión, ese arácnido era un explotador de amigos y el rey del cinismo; se había atrevido a escogerlo a él, Caballero Dorado de Acuario, el más joven en toda la historia en conseguir tal rango, el mago del agua y el hielo, y para rematarle el orgullo, se había hecho de quien sabe que tantas artimañas para convencer a su Ilustrísima y a la princesa Saori para que lo enviaran a ese miserable pueblo inexistente en el mapa y atrapado en la era de los mitos que apestaba a cabra, todo para buscar a una chica.
–Bicho sin vergüenza. –musitó en francés, totalmente furibundo, a lo que le siguieron una que otra majadería en los diferentes idiomas que conocía, todo mientras caminaba por las empolvadas y mugrientas calles de aquel pueblito.
Solo tenía una manera de encontrarla y ese era el nombre: Nicole… una variante francesa del nombre griego Nike, la diosa de la victoria y buena fortuna, y por alguna razón, él estaba seguro de que todo esto le iba a traer todo lo contrario. Benditas ironías. Aunque, por lo menos el nombre era raro para alguien en Grecia y el lugar era pequeño, solo bastaba con preguntarles a las personas si le podían dar información. Sí, hablar con las personas, su pasatiempo favorito, y que se note el sarcasmo con el que lo pensaba, todo para encontrar a la nueva 'aventura' de su amigo, porque eso era: una simple diversión como el resto de las mujeres que habían tenido el infortunio de cruzarse en el camino de ese Don Juan, mejor conocido como Milo de Escorpio, he ahí la ironía del nombre Nicole.
Era increíble, un record, merecedor de quedar registrado en el libro Ginés. Apenas teniendo un año de haber sido resucitados después de la pelea contra Hades, una nueva oportunidad brindada por su Diosa, y este ya había comenzado otra vez. Seguramente Shion había sido engañado con la vil mentira de que el Casanova iba a "sentar cabeza" de una vez por todas, casarse y asegurar su descendencia.
–Sentar cabeza mi abuela. –pensó Camus malhumorado. Quien mejor que él para saber que su gran amigo, casi hermano, sentaría cabeza cuando alguien fuera capaz de cocinar un huevo en un Ataúd de Hielo hecho por todos los Caballeros de los Hielos juntos.
Pero en fin, no tenia caso seguir haciendo corajes y dañar mas su pobre hígado, ya solo quedaba rogarle a Athena porque no terminara metido hasta el cuello en el problema que seguramente se iba a armar cuando Milo dejara a la chica. Pero no por su seguridad o por represalias, sino mas bien porque de verse involucrado, tanto la casa de Escorpio como la dorada armadura corrían el riesgo de quedarse sin dueño otra vez ya que este terminaría hecho cientos de paletas de hielo y repartido a todas las Furias griegas habidas y por haber.
Y con esos pensamientos de una fría y dulce venganza, siguió su búsqueda, pasando de un 'creo que vive en este lado' al 'creo que es del otro lado' y después a un 'está completamente perdido, señor'. Ya cuando el sol estaba en todo su apogeo, con la necesidad de hacer uso de su helado cosmos para no caer muerto ante el insufrible clima del Mediterráneo, y ya con la ulcera en el estomago a punto de estallar, llegó a su destino: una casita a las orillas del pueblo y para ser sincero y más breve, la más horrible que hubiese visto desde que lo enviaron a ese lugar.
Antes de tocar a la destartalada puerta de madera podrida y manija de metal oxidada, Camus suspiró profundamente para relajarse y poner la mejor cara estoica de su repertorio. Eso de socializar nunca se le había dado, ni siquiera de niño. Una vez que ya se sintió listo, dio unos leves toquecitos a la puerta y esperó.
– ¡Ya voy!–gritó una voz ronca y que denotaba que la mujer estaba de un humor que de seguro ni ella misma se aguantaba.
Se escucharon un montón de cadenitas que muy seguramente eran los seguros de la puerta, y al final, esta se abrió con un rechinido que para el siempre silencioso Camus, al odiar semejante cosa, era como lacerarle los oídos.
– ¿Qué quiere?–preguntó de manera poco afable una anciana con cara de perro, cabello blanco, opaco y desordenado y unos ojos marrones muy pequeños que parecían estar hundidos en su demacrado rostro.
–Vengo a buscar a Nicole. –respondió el francés cortésmente y manteniendo su frialdad intacta.
–Esa desdichada mocosa, ¿Qué demonios hizo ahora?–preguntó la anciana estrechando mas sus ojos con suspicacia.
–Vengo de parte de su Milo. –dijo sin cambiar su expresión estoica aunque por alguna razón se sentía demasiado incomodo además de molesto. –Mi nombre es Camus.
–Claro, ese inútil me menciono algo sobre eso. –la mujer, con una sonrisa desagradable, se hizo a un lado, invitando al caballero a pasar. Él no la desairó y con mucho pesar entró a la casa. –Claro que nunca pensé que estuviera hablando de un maldito extranjero.
Si bien a Camus le molestó la parte de "maldito extranjero" y la manera tan despectiva con la que se dijeron esas dos últimas palabras, ni por un segundo su seriedad flaqueó.
–¿De dónde eres?–siguió la mujer sin el menor sentido de modales, sentándose en una desgastada silla que daba la impresión de no soportar más, subiendo los pies en una mesita de centro y sacando un cigarrillo.
–¿Dónde está la joven?–preguntó Camus de la mejor manera que pudo para no sonar grasero, a pesar de estar molesto y completamente renuente a responder dicha pregunta, él era una persona tolerante y en cierta forma muy paciente, pero eso no significaba que iba a ser la burla del día de aquella mujer.
–Tu maldito acentito. –musitó ella distraídamente y disfrutando del cigarro cuyo humo provocaba nauseas y una pequeña dificultad para respirar en el francés. –Ya no tarda en llegar
– ¡Señora Agropa, ya volví! –se escucho una voz femenina desde afuera. Acto seguido, la puerta se abrió dejando ver a una linda mujer… no, a una linda jovencita de no más de dieciséis años.
–Athena, piedad para ella que es solo una niña y para mí también por permitir semejante atrocidad. Zeus, manda un rayo que parta a Milo por la mitad por dejar que la testosterona remplace a la única neurona que tiene. –pensó Camus con un poco de indignación y sintiendo mucha lástima y desdicha, señal de que el gusano en que se había trasformado su orgullo ya había muerto. Y es que la joven era bastante bonita; un cuerpo bien formado como le gustaba al escorpión y ciertamente a cualquiera, un largo y parcialmente lacio cabello de color negro con unos destellos azules y un flequillo en picos que adornaba perfectamente su rostro y resaltaba increíblemente sus ojos azul turquesa que producían una extraña sensación de deja vú totalmente fuera del lugar en el francés.
– ¿Quién es él? –preguntó con curiosidad y señalándole con el dedo como si de un vil objeto en exhibición se tratase, a lo que él solo alzó una ceja.
–Este es Camus, el maldito extranjero que mando Milo para que te fueras. –respondió Agropa muy concentrada en su cigarro.
Nicole le sonrió al francés como si pidiera disculpas por la actitud de la anciana y comenzó a hablar en susurros que fueron perfectamente oídos por Camus.
– ¿Cómo se supone que le crea?–dijo la joven con furia contenida. –La última vez también me había dicho que habían venido por mí y resulto que me había vendido. Gracias a los Dioses que me se defender sola o de lo contrario no estaría aquí y usted se estaría pudriendo en su propia mier…
–Ya muchacha, vete de una buena vez con ese. –le respondió la mujer con esa misma indiferencia. –Agradece que no esta tan mal como el otro. Digo, solo míralo, es un muñeco. A pesar de ser extranjero es un pecado andante. Y di que no te retengo aquí para que me pagues por haberte cuidado los últimos años.
Nicole se giró nuevamente y encaró a Camus sin ocultar su desconfianza.
– ¿Cómo dices que te llamas? –le preguntó, curvando su boca en una media sonrisa.
–Soy Camus de Acuario y vengo de parte de Milo de Escorpio. –le respondió, asegurándose muy bien de esconder su molestia.
–Camus…–repitió la joven muy pensativa por un momento hasta que sus ojos se iluminaron y una sonrisa surcó sus labios. – ¡Claro! ¡Ya me acorde! Milo me ha hablado mucho de ti, dijo que eres como un tempano de hielo.
Camus no se inmuto, aunque muy en el fondo estaba haciendo uso de palabras altisonantes que en su vida había utilizando, todo porque el escorpión había hablado de él con una desconocida.
– ¿Nos vamos ya? –le dijo con su común frialdad.
– ¡Sí! –exclamó la muchacha, era obvio que quería irse lo más pronto posible de aquel lugar.
–Largo ya, y cuidado de llevarte algo de aquí niña, todo es mío. –Agropa se puso de pie, miro a Nicole y luego a Camus.
–Pura basura tiene aquí. –fue la respuesta de la muchacha, sacándole la lengua para después salir.
Camus sintió de nuevo ese curioso deja vú, pero simplemente le restó importancia y salió de aquella casa junto con la joven.
– ¿Vamos a tardar mucho en llegar? –le pregunto justo cuando Camus ya iba a la par de ella
–No. –fue su simple respuesta, sin siquiera mirarle a los ojos, caminando más rápido para que lo fuera siguiendo.
El camino a las afueras del pueblo no fue muy rápido y pronto se encontraron con Mu, quien los llevaría de vuelta al Santuario.
Bueno, ese fue el primer capítulo n.n espero que les haya gustado. Como ya les mencione, seguiré con esto dependiendo de…lo bien que me vaya n.n así que sus comentarios serán muy bien recibidos
Adiosito.
