N/A: ¡Hola a todos! Woah llevaba mucho tiempo sin escribir ni una línea, realmente se me había ido la inspiración y ya casi creía que no recordaba cómo escribir, pero de pronto ¡Puf! Llegué al último episodio que ha salido de Corazón de Melón y creo que me quedé con una especie de vacío ansioso que disparó mi creatividad. Tengo que admitirlo, a pesar de que juego ese Otome-game, no hago más que fantasear situaciones potencialmente yaoisables con sus bellos bishies o3o es por eso que ahora traigo este fic n.n
Advertencias: por ahora es un shonen-ai muy ligero pero creo que poco a poco irá dando paso a algo mayor, la verdad no estoy segura sobre si seguirlo o dejarlo hasta aquí, todo dependerá de lo que me pidan -w-
Pareja: Kentin x Alexy 3 posible mención de otras parejas~

Espero que les guste n.n
¡Ah, una cosa! si no les gusta el BL (Boys Love) no lean y así nos ahorramos problemas ;)

Juegos mentales

Cuando un sitio se hace totalmente desagradable para una persona, entonces comienza a convertirse en una especie de salón de tortura donde todas sus capacidades son llevadas al límite, incluyendo, por supuesto, la virtud por antonomasia, la paciencia.

Es usual que ante la aparición de un problema se busque una solución y eso es lo que el muchacho de cabello castaño había decidido hacer para ese día, lo había analizado en profundidad y en su meditación había llegado a la conclusión de que efectivamente ese niñito molesto se había convertido en un problema, sí, Alexy se había convertido en su problema y por lo tanto había que solucionarlo; tenía dos opciones, apartarlo o enfrentarlo.

Su amigo cerebro no lo había abandonado ante la llegada de sus nuevos amigos los músculos, por el contrario, potenciaban su capacidad para aplicar la soluciones que anteriormente sólo podrían haber sido llevadas a cabo en su cabeza, pero no, el fregar a golpes al azulito no era la solución, además él no era una mala persona, sólo era increíblemente molesto y Kentin no soportaba que lo molestaran puesto que le traía malos recuerdos, memorias de los años de instituto que tanto se esforzaba por olvidar.

Eran dos problemas realmente, o más bien, habían comenzado como dos puesto que eran gemelos, nada más volver al instituto Armin también se inmiscuía en las jugarretas molestas de Alexy para carcomerle la cabeza desde adentro y sólo con el fin de exasperarlo ¿Que subió de nivel como los pokémon? Decía uno ¿Que gracias al cielo su vieja ropa ya no le quedaba pues era horrible? Decía el otro ¡Dios! ¿Era necesario? Y lo peor del asunto es que cuando iba a responderle a uno, el otro atacaba con otra extraña y molesta frase ¡Eran insufribles!

Sin embargo con el tiempo, a pesar de que las bromas persistían, había llegado a calcular el potencial de ambos, sabía que tenían un límite en cuanto a fastidiarlo pero no llegaba a la conclusión de por qué ese trazo existía. Armin y Alexy no eran como los abusones de antaño, no, estos al parecer los motivaba un deseo mucho más inocente.

Con el paso del tiempo pudo notar cómo poco a poco Armin comenzó a alejarse del campo de batalla para darle libre albedrío a su gemelo y de hecho, no era sino hasta hace poco que Kentin había notado que prácticamente ya no cruzaba palabras con el gamer, y su círculo de relaciones sociales se había ido reduciendo y alterando en una especie de gráfico de torta donde el porcentaje coloreado de azul era lo que más predominaba.

Nunca había tenido muchos amigos en el instituto pero ahora prácticamente ni con Sucrette hablaba seguido, al parecer cada vez que trataba de acercarse a alguien una frase humillante disparada por Alexy interrumpía el momento y acababa con sus deseos de seguir hablando, y con su confianza. De esta forma Alexy era quien más ocupaba su tiempo.

Era por ello que este día quería caminar desde otra perspectiva y para variar se cambió de asiento, sabía que Armin se sentaba al final del salón para poder jugar sus videojuegos sin intervenciones del maestro, y también sabía que este últimamente llevaba muy buena relación con Sucrette y por lo tanto no se sentaría lejos de ella. Sabía que ella se sentaba para el lado del pasillo para que le fuera más rápido salir en caso que le encargaran algo, ya que se había convertido prácticamente en aliada del representante del alumnado Nathaniel y éste se sentaba justo en frente, puesto que no dejaría por su fama de niño bueno y también claro, porque era el puesto más alejado del buscaproblemas de pelo rojo, Castiel, quien se sentaba a la ventana para distraerse cuando le aburría la clase, eso claro, cuando iba a clases. Detrás de él se sentaba Lysandro, también junto a la ventana para inspirarse y escribir canciones cada vez que pudiese y junto a ellos las diversas muchachas interesadas en formar parte de su círculo social. Es por todo ello que sabía que en el otro extremo al fondo del salón había un puesto vacío lo suficientemente alejado de Armin y Alexy donde podría iniciar un nuevo día con esperanzas de paz en el instituto.

Esa mañana llegó a una hora razonable y se escondió en el baño para evitar asaltos de pasillo por parte de su acosador y una vez que fue la hora salió a su casillero, tomó lo que necesitaba y entró al salón sentándose en el puesto que tal y como predijo estaría desocupado.

Alexy ya había llegado y estaba sentado junto a Armin donde siempre solían estar, le vio entrar y le saludó con una sonrisa y un movimiento de mano que a los ojos del castaño ya era burlesco, sin embargo este no le respondió y fue a sentarse, de esta forma el puesto frente al gemelo peliazul que solía ser ocupado por Ken (junto a Sucrette) quedó vacío.

Kentin sonrió para sus adentros, al parecer todo había funcionado y al menos por esa clase podría hallar paz, junto a él se había sentado Iris, y junto a ella Kim, por lo tanto los gemelos estaban bastante alejados de su persona y allí se quedarían.

Pero no contaba con algo, tal vez los gemelos si podían sentarse separados si se trataba de una situación importante, y lo que Kentin no sabía era que para Alexy él era lo suficientemente importante como para sentarse alejado de su hermano en el salón de clases, así que antes de que llegara el maestro, tomó sus cosas, se puso de pie y fue con Iris dejando a Armin con una sonrisa en los labios que apenas podía distinguirse detrás de la PSP.

Kentin, quien descansaba la cabeza sobre su mano derecha, con el codo sobre la mesa, alzó una ceja al notar que el gemelo venía en su dirección y con una mueca de disconformidad se preparó para enfrentarlo, pero tuvo que detener motores en cuanto se percató que este iba a hablar con la muchacha de junto.

- Buenos días, Iris –saludó él, alegre como siempre, pasado del castaño, como si este no estuviera sentado a unos centímetros de distancia.

- Buenos días, Alexy –respondió ella contenta- ¿Se te ofrece algo?

Él posó su mano en el respaldar del asiento y prosiguió.

- ¿Sabes? Tengo razones importantes para querer sentarme en este puesto…

- ¿Qué? –se escuchó que interrumpía Ken, mas fue ignorado.

- … así que –prosiguió el peliazúl alzando levemente la voz- ¿Me lo cederías sólo por esta vez? Por favor.

- Seguro, no te preocupes –concedió ella, dejando al castaño perplejo-. Tenía unos asuntos que tratar con Sucrette así que aprovecho la situación –se puso de pie tomando sus cuadernos y se cambió, dejando el puesto vacío.

Alexy apartó la silla y se sentó al fin, con una sonrisa en el rostro que Kentin pudo reconocer mas quiso ignorar ¿Es que a caso era permanente?

Se cruzó de brazos y en su último intento por alejarse desvió la mirada hacia la ventana, lo más lejos posible de Alexy, pretendiendo ignorarlo.

Hasta que…

- Chico militar ¿Qué hay de nuevo? –comenzó el recién llegado estirando su torso sobre el pupitre, apoyando la mejilla sobre sus brazos cruzados cual si fueran almohadas.

El castaño sintió respingar y cómo un incipiente tic en la ceja se hacía presente.

- ¿Qué quieres? –No quería responder con hostilidad de primera mano pero había sido inevitable. De hecho ya no podía detenerse, volteó a verlo al fin apoyándose fuertemente en la mesa, golpeándola un poco- ¡Vine aquí para que dejaras de joderme y llegas! ¿Qué quieres de mí?

Alexy le miraba tranquilo, sonriendo tenuemente.

- Pues… estar contigo ¿Qué más podría querer?

Eso no se lo esperaba ¿Estar con… él? ¿Por qué? ¿Con qué propósito? No pudo evitar sentirse avergonzado ante la ocurrencia, no le gustaba cuando lo tomaban desprevenido y eso había sido sorpresivo ¿A caso estaba tratando de jugar con su mente otra vez?

- E-estar ¿Qué? No te entiendo, tú lo que quieres es fastidiarme.

- ¿Fastidiarte? ¿Por qué lo haría? Tú me agradas –dijo sonriendo con los ojos.

- ¿Oh, sí? ¡¿Pues si te agrado entonces por qué te empeñas en molestarme?!

Alexy se encogió de hombros.

- No lo sé, no te molesto, sólo quiero hablar contigo, pero al parecer te tomas todo a mal.

Y aún con esa tranquilidad en su voz, con esa sonrisa permanente y con esa contextura física menor a la suya propia no podía dejar de sentirse intimidado por el ojivioleta.

Miró el profundo color de su mirada y se abstuvo de increpancias, Alexy estaba raro ese día, menos molesto, más humano. Quizás por fin lo estaba viendo como un compañero de clase más que como una cosa molesta y al parecer, no era tan desagradable.

- Es… la forma en que Armin y yo nos acercamos a lo que nos gusta ¿No está bien?

No entendía nada ¿Por qué Alexy se estaba comportando así? ¿Por qué se confesaba?

- Si no respondes daré por hecho que debo seguir tal y como lo he hecho hasta ahora –rió un poco-. Pero no vuelvas a asustarme sentándote de la nada en otro sitio, creí que estabas enojado.

Y entonces por primera vez creyó percibir un deje de tristeza en su mirada, hasta que de pronto entró el maestro y entonces el contacto visual se interrumpió dando paso a la atención en clase.

Alexy no le fastidió como otras veces, sin embargo de todas formas había logrado distraerlo. Toda la clase, toda la maldita clase no pudo dejar de pensar en esa mirada, en esos ojos que ahora evitaban mirarlo y que desde que se habían conocido habían estado, sin darse cuenta, jugando con su mente.