Bueno ojalá y les guste esta historia, trataré de hacer mi mejor esfuerzo para que les guste. Además me gusta esta pareja a pesar de que no es muy conocida, también amo el nombre que le pusieron (Ice Tea).

Espero que les agrade el primer capítulo, poco a poco iré presentando a los demás personajes, gracias por leer y no vayan a olvidar dejar un pequeño Review, no importa que sea corto, pero son sus comentarios los que me animan a continuar.

El debido crédito a los creadores del Origen de los Guardines y American Mcgee's Alice.

Capítulo 1:

Aún recuerdo mis últimos momentos en Londres como si hubieran sido ayer, el dolor que sentí al saber la verdad, la sensación de furia y adrenalina que recorría mi cuerpo.

Aunque quien diría que mi furia no me dejó ver lo obvio, al menos no hasta que fue tarde…

Estuve caminando entre Wonderland y Londres, sabía que cada vez estaba más cerca de descubrir todo y ser libre de toda esta locura. Después correr de algunas personas pude llegar a mi destino, y ahí delante de mí, estaba el ser más despreciable que pudo haber pisado la Tierra, un ser monstruoso que intentó destruirme a cualquier precio y no solo a mí, a un sinfín de niños inocentes.

Cuando bajé a la estación del tren, no lo hice buscando venganza, lo hice para huir de la pesadilla que ahora era mi vida, fueron varias sensaciones y emociones que tuve cuando lo vi ahí parado, mi juicio se nubló y solo pensé en devolverle el favor.

-Eres un sinvergüenza depravado, niños con sus nombres alrededor del cuello como si fueran crías de ganado-grité sacándolo de sus pensamientos.

-Un certificado de su pedigrí, podrías llevar otro, están orgullosos de demostrar su procedencia-se rio de una manera sínica.

-Eres una bestia-dije con asco-No pueden recordar de donde son o de donde vienen… ¿Cuántas mentes has retorcido hasta el olvido?

-No suficientes-me interrumpió-La tuya habría sido un triunfo, eres un deshecho demente…He acabado mi trabajo.

-Me has utilizado y me has maltratado, pero no conseguirás destruirme-le aseguré.

-¿Ah no? El daño está hecho, la antigua Alice y su refugio en Wonderland están destruidos, ni eres consciente de lo ocurrido, y no tienes poder para cambiarlo. Me aseguré de eso.

-Corrompiste mis recuerdos pero no conseguiste que olvidara.

-Hubiera hecho de ti alguien apetecible, los clientes esperarían para probar una delirante, ilusa, belleza, sin recuerdos del pasado ni sentido del futuro… pero no olvidas, insististe en conservar tus fantasías, estás loca… como tu hermana.

-No hables de ella, no la conociste-espeté furiosa.

-Tu hermana era una provocadora fingía que me despreciaba, consiguió lo que quería… al final.

El escuchar por lo menos que la mencionó incrementó mi odio hacia él. Aunque al escuchar sus palabras junto con las que me había dicho la Reina, lo entendí, ese monstruo había violado a mi querida Lizzie, para después matarla y encubrir su crimen con el incendio.

Mi mente no dejaba de dar vueltas mientras intentaba con todas mis fuerzas destruir el dominio que él tenía sobre mi mente, solo podía haber un vencedor, él o mi salud mental.

Y yo iba a ganar, no solo por mí o mi familia, si no, por todos esos niños a los que destruyó.

Al final de la batalla terminé exhausta pero alegre al saber que él no había ganado, ahora podía salir adelante, aun y cuando el costo había sido algo alto.

-Te juzgarán y te mandarán a prisión donde serás el novio de algún estúpido matón y te ahorcarán.

-Sí, una mujer histérica salida de un psiquiátrico lanzando injuriosas acusaciones contra un respetable científico y arquitecto, Dios mío Alice… ¿quién te creería? Casi ni yo lo creo.

-Criatura monstruosa, tanta maldad tendrá su castigo-amenacé.

-¿Por quién? ¿Por qué? Estúpida zorra lunática, tu locura si tendrá su castigo y ahora vete espero a tu sustituta.

Vi en su viejo reloj la llave, aquella vieja y oxidada llave que había cambiado todo para siempre, no pensé en nada más que en recuperar aquel ultimo objeto que había de mi familia, la arranqué no sin antes lanzarle mi peor mirada.

En ese momento sentí como si una gran dosis de adrenalina recorriera mi cuerpo, como si la parte que estaba rota se reinstaurara. Sin pensarlo me dejé llevar por la sensación y lo lancé a las vías de un tren, algo irónico si pienso en los últimos momentos que luché con él, en Wonderland.

Al salir del túnel me sentí algo diferente, pensé que era por conocer la horrible verdad, pero estaba equivocada; intenté llegar a alguna conclusión o por lo menos pensar que hacer.

Había asesinado a una persona...había destruido varias criaturas pero nunca a un ser humano, mi corazón latía con fuerza, sabía que tenía que salir de ahí o viviría lo que queda encerrada si es que no me colgaban por haber asesinado a mi psiquiatra.

En algo tenía razón, nadie iba a creerme sin importar nada, en este momento estaba más sola y vulnerable que nunca.

Huí de la escena del crimen pero al levantar la mirada noté que no estaba en Londres, sentí que la cabeza me daba vueltas y miles de ideas llegaron a mi cerebro, intenté calmarme pero no podía, quería gritar o salir de este lugar, empecé a tratar de regresar a mí, pero no fue hasta que mis pensamientos se vieron interrumpidos por la voz de cierto gato rizón.

-Oh Alice… no podemos volver a casa, no me extraña de verdad, solo unos pocos encuentran el camino, y casi ninguno lo reconoce cuando lo encuentra… las falsas ilusiones mueren por completo. Solo los barbaros consideran que la resistencia al dolor merece algo la pena, conviene olvidar el dolor, recordarlo es angustioso, pero recuperar la verdad merece ese sufrimiento. Y nuestro Wonderland, aunque deteriorado está a salvo en nuestra memoria… por ahora- los siempre raros acertijos de ese gato, a pesar de que siempre me dejan confundida, esta vez lograron calmarme.

Después de escuchar las palabras de Cheshire miré a mí alrededor y pude observar mejor el nuevo cambio en Wonderland, "Londerland".

Al principio estuve unos cuantos días como muerta en vida, no sabía que hacer o que pensar; después intenté regresar al mundo real, salir de mi mente para intentar regresar a la vida que tenía, pero nada resultaba.

Unas semanas después o al menos eso me pareció, unas ideas horribles cruzaron por mis pensamientos. "Si llegase a morir, ¿Wonderland también lo haría? ¿Qué pasaría con ellos? ¿Será que mi destino en el mundo real es la muerte que prefieren salvarme? ¿Qué es lo que aguarda mi destino?

Al día siguiente durante una tertulia con mis viejos amigos, se volvió a comentar mi terquedad sobre mi regreso hacia la realidad. Por mucho que me relajara estar aquí, tarde o temprano tendría que aceptar las consecuencias de mis actos.

-Oh Alice, déjalo ya-me aconsejaba el conejo blanco.

-Eres tan testaruda como para volver ahí-me preguntó la oruga.

-Solo quiero saber si ese maldito de Bumby pagó por sus crímenes-espeté molesta mientras ocultaba mi enojo y miedo al mencionar su nombre.

-Deja que lo sepa, al final ella tendrá que aceptar lo que pasó… La ignorancia es felicidad hasta que se pone a prueba-dijo una voz detrás de mí, cuando me giré divisé una sonrisa.

-Hola gato.

-Alice, es momento de que sepas una cosa más-sonrió como siempre pero su tono de voz era algo distinto.

-¿Qué?

-Detente gato-se escuchó la voz de la Reina-Yo iré.

-Pero…Lizzie-suspiré-¿Qué está pasando?

-Nada Alice, ahora vamos que no hay tiempo que perder… hay cosas que debes saber, ¿estás lista?

Yo asentí algo temerosa, todos mis miedos estaban metiéndose en mi cabeza, aunque de alguna manera logré ignorarlos y con algo de valor me acerqué al portal que habían hecho.

Al cerrar los ojos me preparé mentalmente para todo lo que fuera a ocurrir, pero sobre todo, para el odio y desprecio de los ciudadanos.

Cuando logré salir de mi mente y volver, al abrir los ojos noté que estaba en el mismo lugar donde había empujado a Bumby, observé cada detalle del lugar, al poco tiempo aparecieron dos personas, estas señalaron una especia de placa, me acerqué a ellas un poco temerosa ya que nunca me ha gustado mucho estar con las personas y ahora menos por las reacciones que podría causar.

Accidentalmente choqué con una de las mujeres que estaban ahí pero esta ni siquiera se inmutó, eso no me sorprendió ya que muchas personas o eran groseras conmigo o simplemente me ignoraban. Aunque me pareció ver algo diferente en su indiferencia.

Una vez que se marcharon me acerqué lo suficiente para leer:

"Aquí descansa el Doctor Angus Bumby, un ser incomparablemente gentil, un hombre que luchó por lo que es correcto y por el bienestar de un sin número de niños, lo veremos pronto doctor, siga haciendo el bien como siempre donde quiera que esté"

Mi furia al leer ese epitafio, no fue nada comparado a cuando terminé de leer.

El día 14 de abril de 1812, Angus Bumby fue asesinado tras una discusión con su ex Paciente Alice Liddell, al parecer la lunática tuvo una especie de ataque psicótico y no dudó ni un momento en asesinar a su psiquiatra y protector el cual la cuidó desde su "rehabilitación" en el Asilo Rutledge. Este horrible caso nos recuerda, que la locura puede destruir hasta lo más amable y bueno.

Lo único bueno que podemos obtener de este cruel suceso, es la muerte de aquella muchacha, la cual no era más que un desperdicio en nuestro querido Londres.

Mis ojos empezaron a soltar todo el dolor que me había guardado, no podía dejar de llorar, mi fuerza se había acabado; yo ya no sabía qué hacer más que aceptar el último sueño que me dio Wonderland.

Cuando alcé mi cabeza, noté la mirada de Lizzie, ella me daba una sonrisa algo triste pero su sola presencia era lo que necesitaba para calmar la histeria que amenazaba con destruirme, me acerqué a las vías del tren y noté un moño negro, pero en las vías además había un lirio morado.

-Ese lo pusimos por ti-me dijo-Lamento no haber sido de ayuda-reconoció con tristeza.

-No fue tu culpa Lizzie… yo fui una cobarde.

-No-alzó la voz como la Reina que era antes de recuperar un poco de su esencia- Tú solo eras una niña pequeña.

-Pero-sacudí mi cabeza, y suspiré después de jugar un poco con mis dedos- ¿Cómo pasó?

-¿Qué?-preguntó con algo de temor.

-Mi muerte-bajé la cabeza.

-Oh Alice-espetó con su viejo tono fraternal- ¿En verdad quieres saber?

-Sí, la muerte no me da miedo, solo curiosidad-reconocí algo sorprendida por mis palabras.

-Siempre tan curiosa-me sonrió- bueno justo después que venciste al Juguetero empezaste a pelear con Bumby, él te golpeó algunas veces pero tú no te rendiste, parecía que ibas a ganar pero…-se detuvo.

-¿Qué?-insistí.

-Cuando tú lo empujaste él-su voz tembló un poco.

-Dime Lizzie-supliqué.

-Él te jaló y ambos cayeron al tren, los mató a los dos automáticamente-me miró y me abrazó-A pesar de haber muerto, Wonderland no dejó que te fueras, así que creó ese recuerdo para hacerte creer que todo ya iba a estar bien.

-Yo-mi voz se quebró-Vámonos Lizzie, regresemos a Wonderland.

-Sí Alice… ahora todo va estar bien-me sonrió.

-Jamás volveré a este mundo tan cruel e injusto-juré mientras hacía mi insignia sobre la placa.

-No te preocupes, cerraremos cualquier portal, pero la única que puede decidir cuándo volver… eres tú.

-Nunca-repetí.

-De acuerdo-abrió un portal, aunque pude notar su cansancio-No te vayas a rendir pequeña, ahora la única que puede volver eres tú-murmuró aunque la pude escuchar perfectamente.

-Jamás regresaré sin importar las circunstancias-me dije.

De ese horrible día han pasado muchísimos años aunque no sé cuántos con exactitud, lo único que sé es que la sensación de locura que me causó no se ha desvanecido por completo y nunca lo hará.