Hola a todo el mundo. Bueno pues el día de hoy les traigo mi primer Romione, una historia algo dramática, loca, no sé, muchas cosas jaja. La escribí hace casi un año y ahora la publico por aquí.
Espero que les guste.
Saludos, LoveDreamer
Prólogo
Enamorarse es fácil, desenamorarse… eso… eso es más complicado y Hermione Granger estaba segura de ello, no cabía duda que, a pesar de sus extensos conocimientos, no había encontrado la cura para el amor. Para ella, esa cosa desconocida le había sacado miles de canas verdes al no saber el por qué siempre que estaba al lado de uno de sus mejores amigos, Ronald Weasley, se le ponía una estúpida sonrisa; o por qué, en los últimos meses había estado sufriendo gracias a él y a la que una vez fue también su amiga, Lavender Brown.
Hermione, una chica de ojos color marrón y el cabello castaño que por alguna razón siempre tenía un poco alborotado, se encontraba sola en su habitación, lloraba desconsolada y silenciosamente para que sus padres no pudieran escucharla. Sí, ya no podía negárselo, estaba muy enamorada de Ronald Bilius Weasley, un pelirrojo de hermosos ojos azules, pero ese no era el verdadero problema, el problema era que desde hacía unos tres meses, él y una de sus mejores amigas (al menos ella creía que lo era), Lavender Brown, habían comenzado una relación y eso era algo que Hermione ya no podía soportar.
Sin darse cuenta de sus acciones, la castaña tomó una vieja navaja entre sus manos y la acercó a su muñeca izquierda, con los ojos hinchados de tanto llorar y temblando, presionó un poco el filo en su piel y de inmediato aventó el objeto lejos de ella.
-¿¡Pero qué rayos estoy haciendo!?- dijo en voz alta tratando de tranquilizarse. Miró la navaja por un momento y se sintió decepcionada de sí misma
–Ya no más, Hermione, ya no más. Basta de llorar- se dijo secándose las lágrimas –De ahora en adelante le demostrarás al mundo quién eres y Ron tendrá que darse cuenta de lo mucho que perdió, se arrepentirá- concluyó determinantemente.
A día siguiente, Hermione se levantó con un mejor ánimo, se duchó y se preparó para ir al colegio, ese día comenzaría su plan maestro. Se colocó frente al espejo y sonrió para sí misma, tomó el maquillaje y comenzó a arreglarse más que otros días pero siempre tratando de verse natural, arregló su cabello más que en otras ocasiones aplacándolo y en un rato estaba lista para irse. El plan había comenzado.
