Cuando iniciamos Entre Tus Garras, fue con un PRIMER BORRADOR hecho en hojas a modo de roleo. Sin embargo, hubo ocasiones en las que se escribió online mediante redes sociales en base a ese borrador. Sobra decir que el borrador tiene hechos muy diferentes a la historia actualmente en publicación, por lo que la siguiente historia corta contendrá hechos que nada tienen que ver con la versión final de Entre Tus Garras.
Esta historia corta fue hecha a modo de comedia, y quizás les parezca chafa. Pero déjenme recordarles: está hecho hace casi 4 años, donde aún las autoras eran novatas.
Consejo N°1: Nunca Juntes a Dos Activos Obstinados.
Ya había pasado un rato desde que Shin había llegado con Vladimir y éste se había encerrado con Angie en el cuarto de Yuki. Klaus caminaba nervioso de un lado al otro siempre atento a los ruidos que hacían en el interior.
—Oye, fundirás la madera. —regañó con burla, pero nervioso—. ¿Quieres quedarte tranquilo un momento?
—¿Cómo quieres que esté tranquilo cuando "ese" está ahí metido con Yuki? —le gruñó al castaño.
—No está sólo, Angie esta con él. Además, él sabe hacer su trabajo. ¡Quédate quieto un momento, por dios! —exclamó—. ¡Me pones nervioso!
Klaus estuvo a punto de gritarle cuando escuchó como la puerta se abría revelando al médico ruso. El alemán, al ver al ruso, de inmediato se plantó frente a éste. Le gruño bajo y, sin decir palabra, entró al cuarto de Yuki.
—Eso fue… amable. —El castaño miro a Vladimir—. ¿Cómo está Yuki?
Mirando a Klaus desde donde estaba, Vladimir dijo:
—A530 ha mejorado su conducta. —Esta vez volteó a mirar a Shin mientras se quitaba los guantes—. Hemos logrado estabilizarlo. Ya no corre peligro.
—¿Mejorado su conducta? Jah, claro. —Shin pone los brazos en jarras, mientras que el mayor solo se encogió de hombros.
—Al menos muestra emociones. —Se acomodó la corbata y tomó su maletín—. Me voy. Si sucede algo más, me estoy quedando en la posada cerca del pueblo.
Shin, al ver que se iba, lo detuvo.
—Wou, espera hombre. Vamos al bar de Jim por un trago. No me agrada beber solo. —Comienza a caminar—. Anda, vamos.
Vladimir siguió a Shin. Caminaron un rato hasta llegar al pueblo, y de ahí, hasta el bar de Jim. El lugar no era tan grande; acogedor era la palabra más adecuada. Esa noche no había tanta gente, por lo que decidieron sentarse en la barra.
—Jim… —llamó al negro para que se acercara—. Un Sake y… —Voltea a mirar a Vlad—. ¿Y qué tomaras tú?
—Whisky en las rocas. —Pidió al hombre negro.
—A la orden caballeros. —De forma automática, sirve rápido y firme las bebidas, colocándolos frente a ambos—. Disfrútenlos.
Shin toma del Sake.
—Me pregunto qué ocurrirá ahora con esos dos. ¿Cómo es que conoces también a Klaus?
—Trabaje con él tres años antes de que se fuera. —Una media sonrisa apenas visible en su rostro—. Aunque sería más adecuado decir "Antes de que escapara".
—¿Escapar? —Bebió un poco de su Sake—. ¿Lo tenías retenido acaso?
—En cautiverio —corrigió el mayor, bebiendo un sorbo del amargo líquido ambarino—. Experimento A530. Dragón de Sombras. Llego a mis manos con apenas 14 años.
—¿Mantenías a un chiquillo para hacerle de experimento? Que cruel. —Su tono fue neutral, aunque con una ligera burla.
Vladimir solo se encoge de hombros ante eso—. Se hace lo necesario por el progreso, ¿y tú? No escuchaba de ti desde hace mucho.
—Lo mismo de siempre. Metiéndome en problemas sin haber hecho nada malo. —Bebió otro sorbo—. Creo que la mala suerte anda tras de mí.
—Eso solo te lo crees tú mismo. —Se burla del castaño—. Ese chico, Uki… ¿Es tu hermano?
—Yuki. —Corrige Shin— Mmh. Digamos que sí. Mi padre lo halló abandonado cuando era pequeño, así que prácticamente lo adoptó. Cuando murió mi padre, decidí irme de la aldea que fundamos pero Yuki decidió quedarse en Japón… tenia años sin verle, hasta ahora.
—Es curioso como resultan algunas cosas. —Vlad termina su bebida de un solo trago.
—¡Jim, trae las botellas! —Dice de repente el castaño—. Se me ha ocurrido algo divertido. Te reto a que no eres capaz de tomarte dos botellas de whisky sin emborracharte... yo haré lo mismo. El que gana… bueno, se gana algo. —Apoya su brazo en la barra—. ¿Aceptas, ruso, o no te crees capaz?
En respuesta, Vladimir tomo una de las botellas que trae el negro, la destapa y bebe del pico de esta—. ¡Vas a perder!
—Oh, lo siento mucho, amigo. —Agarra la otra botella, destapándola igual—. Pero pocas veces me emborracho. —Bebe de un tiro.
Jim, que miraba la escena de ambos hombres, no pudo más que mirar al techo y susurrar "Bendito Damballa".
Empezaron a beber ambos hombres, ninguno dispuesto a perder. No habían terminado ni la segunda botella cuando ambos ya estaban más borrachos que una cuba, con los rostros sonrojados y caras de idiotas, diciendo incoherencias y riéndose de todo y nada.
—Sabes… —Shin lanza un golpe a la barra con la palma de la mano—. Me siento taaan culpable... —Su rostro mostró una expresión abatida.
Mientras que Vlad lo mira con una sonrisa boba en su cara—. Culpable, ¿por qué?
Shin lo mira como si estuviera loco—… Ni puta idea.
Vladimir mira un momento a Shin antes de echarse a reír. – ¿Desde cuándo eres tan gracioso? – Logró articular en cuanto dejo de reír.
Shin lo piensa… o al menos, lo intenta. Frunció el ceño. – Creo que me metieron extracto de payaso en algún momento.
Vlad abre los ojos grandes ante ese comentario—. ¡Eres uno de los experimentos de Sketter! —Le apunto con el dedo—. ¡Sketter trabajaba con payasos!
El castaño pareció asustado, llevándose una mano al cabello exclamó—: ¡Por las bolas de mi abuelo, mi padre me dejo con un viejo loco y yo ni jodida idea de eso!
El ruso se vuelve a reír por la reacción de Shin. Tomó un poco más de su botella—. ¡No estamos locos! No tanto…
—Bueno, bueno, señores. Creo que es hora de que se vayan. —Aparece Jim, ya cansado de tantas estupideces. Shin observa a Jim detenidamente— ¿Qué? —Pregunta bruscamente.
—Cuándo te carbonizaron, ¿Cómo es que quedaste vivo? —Preguntó curioso a su vez.
—¡Yo sé cómo! —Vladimir levantó la mano como si estuviera en una clase de primaria.
—¡Ya déjense de idioteces racistas y lárguense de mi local! —Bramo molesto Jim.
Ignorando un momento a Jim, Shin miro a Vlad—. ¿Cómo quedo vivo?
—Primero inyectas una droga que anestesia por completo el cuerpo. Luego le metes una vara muy larga desde el culo hasta la boca y lo pones a girar sobre un fueguito, y así le vas dando vuelta hasta que se ponga negro. —Cada paso que explicaba hacía gestos con sus manos, intentando demostrar cómo se hacía cada paso.
Jim apretando la mandíbula, y haciendo caso omiso al "Ohh" de Shin, da la vuelta a la barra y toma a ambos por las orejas, sacándolos del establecimiento—. ¡No vuelvan hasta que estén en sus cabales!
—¡Auch! —Shin se soba la oreja—. Creo que le dieron más vueltas que las que deberían, ¿no crees?
—Tal vez es un intento fallido.
—La ciencia es una porquería. —En su voz hay un tono de decepción.
—¡Espera a que deje de darme vueltas el piso y te demostraré que la ciencia sobrepasa los límites de tu inútil cerebro!
—¿Crees que… te tengo miedo, ruso? Si tan genial es la ciencia, demuéstrame que un hetero puede ser gay. ¿Cómo lo harías, sabelotodo? —Retó de nuevo, balanceándose apenas.
Vladimir pensó la idea por un momento. En un movimiento rápido, estampó a Shin en la pared del local y lo beso ahí mismo, aprisionándolo con su cuerpo. El beso rudo y desesperado, un beso necesitado. Shin al principio queda impresionado por la inesperada acción, pero se recompone, abriendo la boca dejándole vía libre a Vlad, correspondiéndole con la misma exigencia mientras que el ruso impulsa su cadera hacia adelante, pegando la pelvis de Shin con la suya propia, sintiendo como ambos penes comenzaban a reaccionar.
El castaño se separa un momento, en busca de aire—. Doctor, creo que me han convertido en experimentos dos veces en mi vida, y tengo derecho a pedir que no sea en plena calle. —Habló, gimiendo.
Vladimir mira a un lado y otro dándose cuenta de que estaban llamando la atención—. Vamos… —Lo besa una última vez antes de tomarle una mano y guiarlo hasta donde creía estaba la posada.
En cuanto lograron llegar a la posaba, Vladimir se dedicó a manosear el cuerpo del joven entre sus brazos. Entre besos y tropezones lograron encontrar la habitación del extranjero. Apenas cerraron la puerta, comenzaron a tocarse con más intensidad; Esa ardiente desesperación que tienen los borrachos cuando están calientes. Bendito el genio que haya creado el whisky.
Shin trataba de deshacerse de la ropa del ruso, comenzando por la camisa, molestándose con los botones hasta finalmente, harto, rasgándolos y pasando las manos por el pecho amplio. Vlad se terminó de quitar los girones de lo que quedo de su camisa. Volvió a apretar a Shin entre sus brazos, algo torpe lo guió hasta la cama y se acomodó sobre el japonés ahora lamiendo su cuello.
El japonés mareado tanto por el alcohol como por el placer que sentía—. ¿Tienes algo para preparar tu trasero, ruso?
Eso detuvo todos los movimientos de Vladimir. Miro escéptico al hombre bajo su cuerpo—. ¿Disculpa? —Frunció el ceño con molestia.
Shin miro ultrajado a Vladimir—. ¿Acaso creías que me pondría abajo? No señor, yo pido arriba, y no necesariamente a cabalgar, ruso.
—Ni hablar flacucho, ¡yo iré arriba y te callas!
Shin lo observo como si estuviera demente—. ¿Estás loco? Bueno, considerando que eres científico y ruso, es normal. ¡Pero aun así! No dejaré que me monten, yo monto y punto.
—¡No voy a permitir que nada entre en mi culo! —Le espeta molesto—. ¡Date la vuelta para terminar con esto de una maldita vez!
—Ah, no, rusito, pues yo tampoco dejaré que algo entre en mi trasero. Así que, o monto yo o ya verás cómo le haces. —Proclamó con el entrecejo fruncido.
A partir de ahí, ambos empezaron a pelear de quien iría arriba, lo cual fue una discusión larga y sin sentido. A la mañana siguiente, ambos hombres estaban en la cocina de la mansión del SF, uno al lado del otro con una taza de café en frente y una resaca monumental. Maldito sea el que haya inventado el whisky, lo pagaría caro. En ese momento entra Angie a la cocina para prepararle un té a Yuki que aún estaba en cama.
La chica, al ver a Shin y a Vladimir sentados uno al lado del otro con caras de pocos amigos, no pudo evitar sonreír—. ¿Y a ustedes que les pasó?
—Aaghr… —Susurra bajo Shin—. No hables. Tu chillona voz retumba en mi cabeza.
La neko frunce el ceño por el comentario, aun así no puede evitar seguir sonriendo por la desdicha de los otros dos—. Resaca, ¿eh? Y díganme ¿ocurrió algo interesante anoche?
Vladimir solo gruñó escondiendo la cabeza entre sus brazos—. Sin comentarios.
—Lo lamento, encanto, pero tu curiosidad no puede ser satisfecha… —Miro de reojo, de mala manera a Vladimir, antes de mirar con cierta perversión a Angie—. Aunque, hay algo que puede ser satisfecho, claro… —Se alza de hombros—. Si quieres, no.
Angie frunce el ceño y luego le da una cachetada a Shin—. Satisfácete tú solo. —Toma el té que había ido a buscar y deja la cocina.
Vladimir se ríe por el trancazo que le dio la chica al idiota castaño, mientras que Shin se sobaba la mejilla, bufando—: Mujeres…
N.E: Como habrán visto, todo es muy... novato y dista mucho de la realidad en el libro oficial. Pero como dije, es solo entretenimiento que nos dimos en su tiempo y que he decidido traerlo para el entretenimiento de ustedes. Corta. Sencilla.
Espero que les haya sacado alguna sonrisa o risita. Y recuerden siempre el consejo.
