La magia en nosotras

NA: Holas... tras un destrozo increíble que tuve con mi pc (y que me ha dejado sin él durante un mes y pico, no, no sé cómo he aguantado) he vuelto al mundo del fanfiction, ALELUYA.

Sé que tengo varios fics por terminar, avisar que RRS finalmente tiene un final que terminaré con suerte antes del ocho de este mes que es cuando empiezo el segundo semestre en la universidad. Respecto al otro swanqueen le voy a dar otra vuelta pues desde que empecé hemos tenido muchas emociones fuertes, como el Winter finale que personalmente me dejó medio muerta...

Respecto a los warnings: Efectivamente este fic posee una muerte de un personaje canon, soy consciente de que corro el riesgo de que me queráis asesinar de forma que me acojo a la quinta enmienda (?). Aparte de ello esto es un femmeslash, yuri etcetc. Haters volveos por donde habéis venido.

Por último, Disclaimer: Esta historia, desde su comienzo hasta su finalización no me pertenece. Los personajes que uso no son míos así como los mundos que presentaré. Si he de admitir que la idea que manejo es totalmente mía de forma que ya sabéis guionistas de OUAT... (xd)

PD: Dedico este fic a shaakeiit, que es mi musa desde hace dos años y espero que por mucho más.

¡Arriba telón!

Puertas cerradas

Regina hubiera jurado que nunca más se iba a encontrar frente a una puerta cerrada. Pero ahí se encontraba, una puerta y el sonido de la ciudad de Nueva York tras ella. Con un enorme suspiro preparó la máscara que sabía iba a ser necesaria para enfrentarse contra la mujer que no la recordaba. La mujer que tenía a su hijo y a todos y cada uno de sus recuerdos. Emma Swan

La melena de la rubia fue lo primero que la saludo cuando la mujer abrió la puerta, luego fue el olor, tan conocido por la morena. Por último fueron los increíbles ojos de la antigua sheriff de "su" pequeña ciudad.

- Hola- dijo con la voz suave, afinada como el más exquisito instrumento. Apenas pudo evitar sonreír al ver como las pupilas de Emma se dilataban ligeramente antes de volver a su tamaño normal. Algunas cosas nunca parecían cambiar.

- ¿Puedo ayudarla en algo?- preguntó la rubia apoyándose en el quicio de la puerta, tras ella Henry se asomó curioso y Regina, la poderosa reina malvada del bosque encantado, tuvo que aguantarse para no saltar a sus brazos y abrazarlo.

- Si- fue su respuesta atropellada y nerviosa.- Soy Regina Mills, antigua... alcaldesa de la ciudad de Storybrook en Maine.- decir aquellas palabras fue mucho más complicado de lo que se había imaginado.- Y aunque usted no me recuerda me gustaría contarle algo.

Emma se limitó a cruzarse de brazos mientras elevaba una ceja, sus músculos marcándose levemente y el dedo anular derecho brillando claramente para Regina: la piel del dedo aún portaba una ligera marca que ni la magia había querido borrar.

- ¿Por qué debería escucharla? Con todos mis respetos señorita... Mills, efectivamente no la recuerdo y dudo haber cruzado si quiera dos palabras con usted.

- Es cierto, no tiene por qué recordarme pero sé, porque la conozco, que deseará escuchar lo que tengo que decirle, al igual que desea saber por qué no duerme del todo bien por las noches o porqué tiene la marca de un anillo que no recuerda haber llevado nunca. Porque hay cosas que ni siquiera un milagro puede borrar.- Dijo esto olvidando totalmente sus planes anteriores, su cuidado guion. Emma había tenido esa capacidad desde el primer momento, hacer que la callada reina sacará su más profundo genio, su más oculto fuego.

Distinguió la duda en los ojos de la rubia segundos antes de que ésta hiciera un gesto a Henry, que había permanecido algo alejado frunciendo el ceño como siempre que no entendía algo, antes de volver a dirigirse a ella.

- Le diré una cosa, tengo ahora mismo dos pensamientos igual de fuertes en mi mente, el primero escucharla y el segundo llamar a la policía y dejar que ellos se encarguen de todo esto. Le dejo dos minutos para inclinar la balanza a uno de los lados.

Regina notó como su cuerpo se movía sin ser ella consciente, convirtiendo la distancia entre ambas en una de apenas un par de centímetros. Sus brazos también cruzándose sobre su generoso pecho, pero sus manos portando una fina banda de oro.

- Me sobrarán minutos, señorita Swan- dijo con agilidad- pero le ruego que escuche mi historia... y me crea cuando le diga que soy Regina Mills y que soy su prometida.

Reviews por favor... ah, y tengo los próximos tres capítulos escritos, y son mucho más largos que estos ;)