Kagayaite mieru
¿Cuánto tiempo es necesario para olvidar a una persona? ¿Diez años tal vez? ¿Veinte años? ¿Y qué ocurre cuando han pasado más años que los que puedes contar? ¿Cómo sabes que tu recuerdo no es más que una parte de tu imaginación? Si volviera, ¿podrías reconocer a esa persona como si el tiempo no hubiera pasado?
Toc, toc.
Silencio.
-Adelante – susurró una voz monocorde desde el interior de la habitación impidiendo un segundo llamado a la puerta.
Un hombre la abrió con cuidado y se adentró en el estudio. Sus vestiduras negras y una insignia en su brazo indicaban su rango: Teniente del Sexto Escuadrón.
Pero, pese a su rango, se encontraba tan nervioso como si se tratara de un novato. Aún cuando cada año pasaba por la misma situación, un cosquilleo asomaba en su interior ante la mínima posibilidad de éxito. Se sentía extraño. Él no era una persona sensible, pero la posibilidad de ver su deseo hecho realidad hacía mella en su carácter.
- Necesito… - comenzó el teniente al notar que su presencia no era tomada en cuenta. No reparó en formalidades, no era su estilo.
-Sé muy bien lo que quieres, y mi respuesta no se ha modificado – lo interrumpió formalmente el otro hombre. Vestía el uniforme de capitán y los adornos en su negra cabellera señalaban su pertenencia a una de las Cuatro Casas Nobles.
- Pero… - insistió el teniente con un tono más alto del necesario.
- Creo que comprendes perfectamente el significado de "no". Ahora retírate de mi presencia, aún tengo mucho trabajo por delante como para desperdiciar mi tiempo contigo.
El teniente abrió la boca para protestar, pero a una mirada de su capitán la cerró nuevamente con frustración. Sin decir palabra ni dedicarle la reverencia que merecía por su rango mayor, se retiró de la habitación. Conocía demasiado bien a aquel hombre. Casi 150 años bajo su obediencia le habían enseñado un mínimo respeto al noble, pese a que eso le molestara sobremanera.
Recorrió sin prisa el camino hacia los campos de entrenamiento, recordando el primer momento en que planteó sus deseos al frío e imperturbable capitán. Muchos lo tacharon de loco y seguían haciéndolo. Sin embargo, él mantenía viva la esperanza y pese a la inmutable respuesta del noble, sabía en su interior que él también deseaba lo mismo. Ambos, uno más profundamente que el otro, creían en los milagros y ese era el más importante que jamás podrían pedir.
-¿Se ha negado nuevamente? – preguntó una voz con cierto dejo de soberbia, sacando de su ensimismamiento al teniente.
- ¿Tú que crees? – respondió el susodicho lanzándole una mirada asesina. El aludido se limitó a sonreír y acomodarse sus lentes rectangulares.
- Creo que deberías rendirte… Kuchiki-taicho nunca dejará que vayas en su representación.
- No es de tu incumbencia…
El shinigami de anteojos abrió la boca para contestar ante la mirada mortífera de su compañero, pero un hombre los interrumpió antes de que pudiera pronunciar palabra. Hizo una reverencia profunda ante los dos shinigamis y se volteó hacia uno de ellos.
- Ishida-san, una mujer se encuentra preguntando por ust…
- Uuuryuu-kuuun~ - dijo una voz cantarina y chillona precediendo la aparición de una mujer de voluptuosas formas.
- ¡Hime-chan! Creí haber acordado que nos encontraríamos en un rato – murmuró el aludido avergonzado por la inesperada entrada de la chica.
La muchacha lo miró con reproche y el teniente rió por lo bajo, captando su atención.
- ¡Ichigo! – gritó con alegría al reparar en su presencia.
- Inoue-san – respondió como todo saludo el teniente.
- ¡Deja de llamarme Inoue-san! – espetó con fingida furia la pelinaranja – Orihime para ti.
Esbozo una amplia sonrisa e infló el pecho con orgullo. Tanto Ishida como Ichigo miraron a su alrededor con cautela: varias personas observaban la escena confundidas.
- Hime, creo que has despertado a todo el cuartel – susurró abochornado Ishida intentando pasar desapercibido.
La chica lanzó una mirada a su entorno sin comprender y los colores subieron a su rostro al percatarse de su público.
- No te preocupes Orihime, ya era hora de que esta agrupación de vagos comience sus tareas – rió Ichigo y tomando el control de la situación se volteó y gritó - ¿Qué esperan? ¡A trabajar!
Rápidamente la pequeña multitud se dispersó entre bostezos y charlas hacia sus destinos. Algunos murmuraron "Kurosaki-fukutaicho" como saludo al pasar junto al teniente antes de alejarse arrastrando los pies por el amplio pasillo.
- Lo siento Ichigo – murmuró Inoue Orihime.
El pelinaranja esbozó una sonrisa a medias como toda respuesta y cambió de tema.
- ¿Cómo van las cosas por el cuarto escuadrón?
- Tranquilas – respondió ella con una sonrisa - Hemos tenido unos días muy poco atareados durante el último tiempo. Unohana-taicho ha utilizado sus espacios libres para proseguir con su estudio de nuevas medicinas. Estamos tan cerca de dar con la cura para la enfermedad que…
La chica se frenó por precaución y lo miró afligida. Sabía que ese era un tema tabú para su amigo.
- Continúa, puedo soportarlo – suspiró el teniente con una sonrisa que no llegó a sus ojos.
La chica respiró profundamente antes de proseguir.
- Ya sabes, aquella enfermedad genética que padecieron Hisana-san y Rukia-chan. Creemos que podemos frenar la autodestrucción de partículas espirituales y reprogramar el sistema central para que las reponga de su entorno. El medicamento aún se encuentra en estado de prueba, pero estamos un 80% seguros de su efectividad.
- Me alegro – fue la única respuesta que el pelinaranja dio sin apartar la vista de un punto fijo lejos de sus compañeros.
- Nos disculparás Ichigo. Debemos irnos – acotó Ishida ante el silencio de su teniente y sin esperar respuesta se retiró. Conocía muy bien el estado de ánimo en el que se ponía cuando el tema salía a la luz y lo difícil que era sacarlo de sus cavilaciones una vez inmerso en ellas.
El pelinaranja teniente permaneció inmóvil hasta que estuvo seguro que sus acompañantes habían desaparecido por el corredor y suspiró con desgano. Ya todo estaba preparado. Sólo faltaba ella, ¿cuándo iba a volver?
Aquí les dejo el primer capítulo de mi nuevo fanfic.
Si han leído el último que he publicado (hace ya casi un año, perdón por eso) esta es una continuación.
Si no lo han leído, háganlo :) Es el llamado "Sonriendo por fuera, llorando por dentro"
Con respecto al nombre de este fanfic, lo he sacado de la canción Gallop, de uno de los endings de Bleach. Amo ese ending! es muy Ichiruki :)
Significa Try to shine según encontré en internet, y me gustó así que ha quedado con ese nombre.
Espero disfruten de este fanfic.
Saludos.
Lulaa-chan
