Disclaimer (la letra menuda que le llaman): Los personajes no son míos (lamentablemente) yo solo los secuestro momentáneamente para mis ratos de ocio en la computadora XD.


El error más grande

Aquella noche, todo había terminado. Todo.

Su apellido estaba manchado para siempre, su reputación, su riqueza, su honor. Todo estaba manchado.

Lucius Malfoy estaba en Azkaban, la prisión mágica, condenado por cometer tantos asesinatos como mortífago y por ser un fiel servidor de "Aquel-que-no-debe-ser-nombrado".

Casi no se había llevado juicio para condenarlo, lo habían atrapado en plena acción y Lucius sabía que sería imposible rebatir algo contra el Ministerio. No había podido argumentar que estaba bajo un Imperius, ni que lo habían amenazado. No había podido argumentar nada porque no le habíancreído ni una sola palabra.

A partir de aquella noche, no había visto mas días con luz, ni había conocido nada mas que el sufrimiento. Los dementores siempre estaban rondando entre las celdas, robando aquellos pocos recuerdos que tenía, aquellos recuerdos que le traían calor a su cuerpo.

Su memoria se desvanecía conforme pasaba el tiempo, los recuerdos de Narcissa y Draco se esfumaban.

Y la tortura se volvía insoportable cada minuto que pasaba.

-Si tan solo no lo hubiera hecho.- pensó para sus adentros

En aquel momento, los dementores se habían alejado de él, no tenía recuerdos felices que arrebatarle. No tenían razón para estar ahí. Lucius pensaba en Draco, su hijo de 16 años que ahora estaba en manos del Señor Tenebroso.

-Un adolescente... un niño.

Años atrás, cuando Draco no debía de haber tenido arriba de 2 años, Lucius soñaba con todo lo que su hijo lograría. El heredero de los Malfoy... sería un excelente chico, refinado y por supuesto, mortífago.

Mas ahora, cada que Lucius pensaba en lo que le esperaba a Draco no podía mas que temblar, ahora mas que nunca, su señor estaba furioso con él por el error cometido en el Departamento de Misterios. Le habían encargado la misión y había fallado miserablemente.

Ahora, Lucius estaba seguro de que Draco sería marcado y que se le encargaría una misión suicida. El Señor Tenebroso no permitía errores, y aquellos que los cometían eran severamente castigados, junto con la familia entera.

Draco estaba en peligro, lo sabía. Era solo un adolescente impetuoso, que no mediría las consecuencias y que arriesgaría su vida en balde.

-Hubiera deseado no arrastrarte conmigo.

Era su único hijo, hasta entonces se había dado cuenta de que lo mas importante era él. No su amo, no su reputación, no su honor, no su riqueza...

Solo Draco y su seguridad, así como la de Narcissa.

Lo había visto ahora que era demasiado tarde.Y no los vería de nuevo, de eso estaba seguro.

Y con sus acciones los había condenado a muerte a manos del Señor Tenebroso.

Ya no vería mas la sonrisa de Narcissa, ni vería su hermoso cabello rubio cayéndole sobre la espalda, no escucharía mas la voz de su mujer, no volvería a sentir su cercanía. No volvería a ver a Draco tampoco, ni lo vería montar una escoba, no lo escucharía mas, ni vería aquella pequeña sonrisa que de cuando asomaba a su rostro.

Lucius sonrió brevemente al recordar aquello. Su hijo sonriéndole orgulloso.

-Lo siento.

Cuando aquel recuerdo comenzó a inundarlo, los dementores volvieron a aparecer a su lado, arrebatándoselo despiadadamente.

-No.

Lucius no volvería a ver nada de ello. Aquella sonrisa nunca volvería a aparecer en el rostro de Draco. Había vendido la inocencia del chico "Al-que-no-debe-ser-nombrado".

Había vendido el alma de su hijo por falsas promesas... y lo lamentaba tanto.