Tic, tac. Tic, tac.

Las agujas del reloj, no hacían más que hacer ese fastidioso sonido. Zack estaba sentado sobre su cama. Su cabeza estaba cabizbaja, sus codos apoyados en su rodilla, sus manos en su frente.

La habitación a oscuras, las cortinas corridas ocultando la luz de la luna azul.

Tic, tac. Tic, tac.

El sonido del reloj llenaba el silencio que la partida de Ray... había producido.

Hacía calor, pero aun así sentía frio.

Tic, tac. Tic, tac.

Era estrepitoso y nada tranquilizante. Cerró los ojos con fuerza, molesto por el incesante ruido.

Y unos ojos azules aparecieron en su mente. Esa sonrisa que le regalo antes de...

Zas...

El líquido rojo chorreando en el suelo. Sus ojos apagándose...

Tic, tac. Tic, tac.

Sus manos apretaron con fuerza las sabanas. Estaban frías... el calor corporal de ella se había ido.

Ray se había ido. Para siempre.

Las lágrimas empaparon sus vendas al recordar sus ojos azules -ya no vacíos- su blanca piel, su voz, su aroma... esa sonrisa.

Tic, tac. Tic, tac.

El sonido del reloj, lo mortificaba.

Se rió mientras lloraba. Era un estúpido; la había matado...

Él, quien odiaba las mentiras. Se había mentido: "Puedo vivir sin ti"

Tic, tac. Tic, tac.

Sus nudillos ensangrentados, su corazón destrozado. El sonido del reloj había parado como el latido del corazón de Ray.

.

.

.

"Así que así eran las cosas"

Zas...

Era simple, él no podía vivir sin ella. Era insoportable como el sonido de las agujas de ese reloj.