Este es mi primer Fanfic, la verdad es que es un poco extraña la trama, y con el nerviosismo de mi debut no me fije bien en los detalles de la historia.
Disclaimer: el personaje OC es de mi creación, lo demás es de Masashi Kishimoto, (si fuera mío Naruto no tendria tanto relleno y no habría matado a Itachi), es mi primer intento así que no sean tan duros.
Aún recuerdo cuando se enteraron mis padres, estaban tan enojados que arrojaron mi acta de nacimiento y todos mis documentos que comprobaban mi existencia a la estufa y la encendieron, podía sentir el llanto de mi madre detrás de mí, lamentándose sobre en que había fallado, como si fuera su culpa y como las palabras de mi padre herían mi dignidad como mujer, mientras tanto yo mantenía la vista inerte, razonando lo que había pasado y como en un segundo mi vida se venía abajo. Apreté los puños para propinarle un buen golpe a mi padre, pero este nunca llego ya que descargue mi ira corriendo hacia mi cuarto, sacando una mochila grande de mi armario y empaque lo básico, incluyendo ahorros de debajo de mi cama, ropa para una semana, unos dulces y una tarjeta de débito de mi bolsillo. Salí de mi casa aun con la sensación de adrenalina en mi cuerpo, e ignorando las miradas de los vecinos que sin duda habían escuchado la conversación con mis padres, me veían con desaprobación y decepción, era como si la niña prodigio acabara de meterse en problemas
Mis pies corrían a través de la nieve caía ya que apenas estaba iniciando el invierno, mis pasos se hacían más dificultosos, no sentía el frio por el calor que mi cuerpo tenia de tanto correr, pero empecé a detenerme y con ello el frio golpeo mi cuerpo y mis huesos empezaron a dolerme, mis músculos se paralizaban y la piel me quemaba, lleve una mano a mi vientre moviéndola en círculos, tratando de mantener a el feto caliente.
Irónico que mientras mi vida se estuviera desmoronando en el exterior, en mi interior una vida se creaba, desde el momento en que me di cuenta, decidí que lo amaría y cuidaría con todo mi ser, después de todo él no tenía la culpa de nada, la culpa era mía por ser una irresponsable.
Camine por muchas horas, subiendo y bajando por las colinas sobre las que estaban construidas las calles, hasta salir de la ciudad y encontrarme con la carretera, era un pueblo pequeño así que no tarde mucho. Tuve que cubrirme con una chamarra cinco tallas más grandes encima para que no se me pudiera ver mi cara, para que los hombres no se dieran cuenta de que era una joven huyendo de casa y por lo tanto una presa fácil para el comercio de humanos, cuando la gente me hablaba trataba de imitar una voz grave. Así llegue en dos días a el pueblo más cercano, pidiendo aventones a camioneros o a inmigrantes ilegales, pero los problemas que tuve, surgieron por la escases de comida, ya que los dulces no eran muy saludables y necesitaba algo mejor para los dos, además de los ligeros pero exigentes antojos que tenía y mis constantes idas a el baño. Decidí dejar a un lado mi orgullo y busque un hotel en un barrio peligroso, donde saldría más económico que luego pagar un hospital, además de que no preguntarían de dónde vengo y tendría comida saludable.
Al llegar a un edificio pintado de blanco, me di cuenta de que el lugar no era tan recurrido como pensaba, aunque había montones de drogadictos apilados en el piso de la recepción, una mujer de claros signos de cirrosis, de cabello pelirrojo enmarañado, dientes amarillos, y arrugas en la cara se asomó por el escritorio de al lado de la escalera, me dio una lista con un sujetador de madera , tome una pluma de al lado y comencé a rellenar los ovalitos de la hoja, tomando algunas referencias de mi amiga solo en los apellidos, por lo que quedo marcado en la hoja con tinta negra y letras extrañas "Scarlet Dreaven". Después le entregue las hojas y a cambio me dio unas llaves un poco oxidadas con un numero inscrito.
Subí un piso hasta ubicar la puerta blanca con mallugadas y los números de la llave en el frente superior de esta. Tome el metal y lo inserte en la manija.
Del otro lado había un cuarto sencillo, una cama con sabanas dobladas en donde van los pies y una pequeña ventana cuadrada que daba a la calle y un cuarto de baño con regadera. Un olor a crack invadía el ambiente, deje mi equipaje a un lado y abrí la ventana para que circulara el aire fresco y no le hiciera daño a él bebe.
"Ese pequeño", me senté en la orilla del colchón sin sabanas, pensaba en lo mucho que había cambiado a comparación de hace dos semanas, me sentía más madura, con miedo de enfrentarme al mundo tal y como era, esto era diferente a ir a la escuela, por lo menos allí tenías las lecciones de la vida en pequeña escala, pero en el mundo, cualquiera podría traicionarte, aprovecharse de ti, lastimarte e incluso matarte. ¿Había sido tan egoísta? Irme de casa, no decirle nada a el padre, tal vez lo era, pero de algo estaba segura, lo decidí una noche, no lo dejaría en una casa de adopción, no lo abortaría y menos lo abandonaría en un bote de basura, quiero hacer algo bien por primera vez sin ayuda de nadie, era el momento de hacerme responsable de mis actos.
Pero al menos había ideado un plan en el trayecto del camino hacia acá, mañana a primera hora iría a buscar un trabajo, y en cuanto obtenga mi primer pago lo gastare en un médico, medicina y en pagar el albergue. Me levante lentamente un poco cansada de mi columna y empecé a tender la cama, el olor era de detergente barato combinado con cloro, acomode mi maleta debajo y me dormí con la ropa puesta.
En la mañana podía escuchar a través de las paredes los sonidos de los demás, alguno tenía una discusión, otro apenas llegaba de la noche, era alrededor de las cinco de la mañana, no dormí casi nada por la paranoia que no estaba de más en aquel momento.
Me levante apresurada, tome una ducha de agua caliente que solo me duro dos minutos exactos, ya que ese era el límite de tiempo. Me vestí con una blusa de tirantes negra, una chamarra de color verde militar, unos jeans negros y mis converse negros, Salí del edificio, tratando de evitar que la gente me viera, y cubriendo lo más posible lo que podría evidenciar mi género, vi la hora en el enorme reloj de la pared junto a la recepción 6:30.
Camine por las calles del centro, en una zona común, preguntando en cada aparador de "se solicita empleado(a)", cubría todas las expectativas que se pedía, los empleados estaban más que encantados conmigo, el problema surgía en cuanto me pedían un comprobante médico, preguntaba si habría algún problema en mi estado, pero ellos solo me hacían una mirada reprobatoria o se retiraban y en el mejor de los casos solo me decían que no me podrían aceptar de manera directa.
Doce eran las veces en un solo día, iba por la treceava, cuando me detuve delante de una cafetería, vi hacia arriba para saber el nombre pero solo había un anuncio con letras rojas y una extraña nube roja diciendo "Akatsuki", el nombre me parecía muy oriental, pero no importaba, el mantener a mi hijo era la cosa más importante que el miedo a un restaurante de mala muerte se podía ver como una sombra pasaba atrás dela ventana caminando de un lado a otro con algo en las manos que debía de ser una escoba o un trapeador, luego desapareció, di unos pasos hacia la puerta, para saber si alguien podría ayudarme, pero la persona se había ido.
Pues hasta aquí llego mi inspiración pero escribiré lo demás en unos cuantos días no se olviden de dejarme reviews y de hacerme sugerencias, tomatazos aplausos o lo que se les de su gana.
PD: Creo que después tendrá un poco de lemon.
