Este no es mi primer fanfic pero si el primero que publico. Me gustaría saber vuestra opinión. Besos a todos los seguidores de Inuyasha.

La Maldición de la Sacerdotisa.

La ley del tiempo.

Capítulo 1. Un nuevo comienzo.

En medio de la oscuridad me sentía perdida. El temor aumentaba dentro de mí sin dejarme respirar mientras temblaba irremediablemente. El frío penetraba directamente en mis huesos produciéndome escalofríos que me dejaban débil. Como accionada por un resorte levanté la vista a lo que en circunstancias normales sería el cielo para contemplar el leve fulgor rojo.

"Esta vez no cometeré el mismo error." Me dije.

Y alzando la voz chillé: -Ya no soy la misma de hace años. He crecido. He madurado. No me dejaré llevar por el miedo que me impones a la fuerza, pues no te temo. Temo por mis seres queridos que me esperan. Solo por ellos. No por mí.

Cerré los ojos, respiré hondo y remitiendo poco a poco los temblores me relajé para emitir una última promesa llena de sentimientos cruzados: -¡No me rendiré! ¿Me oyes? ¡No lo haré!

El eco de mi voz me siguió durante horas interminables. El tiempo no estaba definido. ¿Cuántas horas habían pasado? ¿Dos o tres? No, quizás hacía días que estaba atrapada sin saberlo. Empecé a caminar sin rumbo, tampoco lo necesitaba. Mis sentidos estaban alerta para que nada ni nadie me pillara por sorpresa, en un lugar como ese, nunca se sabe qué se puede encontrar. Seguramente, a causa de esto, inconscientemente cogí armas por la mañana. Para ser exactos, tuve un mal presentimiento cuando salí de casa. Algo me decía que toda protección sería inútil. Me sentí desprotegida.

¿No quieres salir…?

Con un rápido movimiento cogí con una mano el arco y con la otra la flecha que tensé al instante, preparada para disparar al demonio que me acechaba desde un punto ciego.

¿Qué quieres de mí? ¡Acércate si te atreves demonio inmundo! ¡Ya pasamos por esto la última vez!

Las risotadas del demonio me rodeaban como la oscuridad. Podría haber estado a mi lado sin que lo advirtiera pero, por primera vez en mi vida, no me importaba, solo pensaba en despellejarlo hasta que me dijera lo que quería saber. Era una sensación extraña la que me inundaba pues sentía la fuerza creciendo en mi interior capaz de explotar en cualquier momento. Con la certeza de que podía plantarle cara a ese demonio sin salir herida decidí hacer el primer paso. Me lancé corriendo hacia él.

Una cosa es estar en la total oscuridad, la otra es no poder percibir la energía vital de cada ser que te rodea. Esto no se puede bloquear.

Corriendo a gran velocidad, adquirida gracias a las innumerables peleas, y con la agilidad típica de una sacerdotisa cazadora de demonios, me acerqué, eso sí, silenciosa como un depredador hacia el demonio dispuesta a matarle con mi flecha pero entonces… Delante de mí estaba mi reflejo. Era yo misma pero con diferentes voz y ojos. Me miraba fijamente con una afilada sonrisa en su rostro que escrutaba el mío con recelo.

Ya no eres tan valiente ¿verdad? Preciosa sacerdotisa…

La voz que había hablado era la de otro demonio no la de mi otro yo. Sobresaltada, salté hacia atrás para esquivar el zarpazo que se dirigía segundos antes a mi garganta. El demonio salió de detrás del espejo con la misma mirada de recelo que tenía mi reflejo.

Bienvenida de nuevo mi preciosa sacerdotisa. Me alegra verte tan guapa después de tanto tiempo sin vernos.

Naraku… - dije con un hilo de voz. El terror poco a poco se apoderaba de mí sin remedio.