Disclaimer: Nada del Potterverso me pertenece, todos los créditos son para Jotaká, ¿quién dijo que las rubias eran tontas?
Este fic participa en el reto "Todo sobre el azar" del foro Amor de Tercera Generación
Personaje: Godric Gryffindor
Generación/ Época: Fundadores
El bullicio matutino llegó a sus oídos antes de entrar al aula, con decisión y a paso firme se dirigió a la parte frontal. Todos se callaron, o al menos la mayoría lo hizo, pues habían algunos que aún murmuraban acerca de lo buen duelista que era, todos lo miraban con curiosidad y respeto. Sonrió para sus adentros, le gustaba ser respetado.
Impartió su clase sin ningún contratiempo, le encantaba compartir sus conocimientos a jóvenes magos que algún día se convertirían en formidables y respetables hechiceros.
Con el mismo paso firme que lo caracterizaba al andar, ingresó en el Gran Comedor después de una agotadora jornada laboral. Había tenido su última clase hacía 10 minutos y estaba famélico, siempre tuvo un apetito insaciable. Una vez sentado a la mesa de los profesores comenzó a mirar a su alrededor. Sus ojos verdes recorrieron las mesas de las cuatro casas y los diferentes estudiantes que había en cada una de ellas; algunos se encontraban conversando animadamente, otros riendo a carcajadas, otros se gastaban bromas o se molestaban entre sí. Mirando a su lado veía al taciturno Salazar rabiando porque una muy juguetona Helga le estaba tomando el pelo bajo la atenta, pero divertida mirada, de Rowena. No importaba lo que estuvieran haciendo, todos ellos, se veían felices. Y eso lo hacía feliz.
Agradecía el momento preciso en el que había conocido al que ahora era su mejor amigo, el famoso duelista, Salazar Slytherin, que a pesar de ser muy reservado y severo, era en demasía uno de los mejores magos de todo el mundo; habían tenido la brillante idea de realizar lo que ya rondaba por sus mentes: crear un colegio de magia. Slytherin había llamado entonces a una amiga suya, Helga Hufflepuff quien había resultado ser la mujer más noble y trabajadora que Godric hubiese conocido, su apariencia regordeta y su carácter benevolente no tenían nada que ver con sus habilidades como duelista, era tan buena que incluso había vencido a Salazar en una ocasión, luego estaba Rowena, la había conocido por una mera coincidencia y cuando descubrió su brillante mente y su talento con la varita, la invitó a fundar la escuela con ellos, la mujer de cabellos oscuros había aceptado gustosa.
Ahora tenían el colegio ya fundado, habían decidido usar el método de casas para clasificar a los alumnos según sus habilidades y virtudes para lograr una mejor organización entre ellos y explotar al máximo los talentos de los alumnos.
No había nada que lo hiciera sentir tan bien y tan satisfecho consigo mismo que, cuando veía por las noches durante la cena, como los estudiantes convivían tranquilos después de un agotador día de clases, así mismo como lo hacían sus tres amigos.
Mirando esta estampa pensaba que, tal vez, si habían logrado un cambio en el mundo mágico.
No tengo idea de dónde exactamente surgió esto, sólo sé que quise enfocarme en algo diferente a la partida de Salazar, quise resaltar los buenos momentos que hubo en los comienzos y dejar de lado los tristes.
No tengo más que decir, espero que disfruten de este absurdo (?), saludos c:
Pd. Es el primer fic que publicó *oh my gosh*
