Capitulo 1: Introducción
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Navidad. ¿Qué era la Navidad? Algo que simple y sencillamente no lograba entender. Le había preguntado a Temari que era la navidad ¿Su respuesta? Una época cálida y dulce para pasar con la familia y los seres queridos. Le había preguntado a Kankuro ¿Su respuesta? Una serie de celebraciones, fiestas para pasar entre amigos y familia. Le había preguntado a Matsuri ¿Su respuesta? La época mas hermosa del año. Inclusive a Baki… ¿y la respuesta de Baki? Tiempo para descansar, celebrar y relajarse con amistades y reunirse con familiares.
Para el la navidad no era mas que una excusa de una fiesta y para recibir regalos, o en dado caso, darlos. Dichosos regalos, el los recibía por montones en aquella época. ¿Y los daba también? Pues si, siempre se encontraba a si mismo prestándole su tarjeta a Temari para que se comprara lo que ella quisiera, igualmente a Kankuro.
Paseo su mirada curiosamente por la enorme vista que ofrecía el ventanal de su oficina. A pesar del sofocante calor, característico de Sunagakure, la gente iba y venia cargando numerosas bolsas con compras navideñas. Las casas estaban decoradas con aquellas características luces que se encendían al anochecer y veía a uno que otro disfrazado del barbón de rojo pululando por las calles saludando a los pequeños.
No obstante, aquel año la navidad tenía un sabor diferente. ¿La razón? Todos los años, se organizaba una fiesta navideña a la que eran invitados los altos mandos de las villas, sus ninjas mas influyentes y reconocidos, señores feudales y lideres de clanes de renombre. Casa año la dichosa fiesta navideña tenia una sede distinta. Ese año la sede seria Sunagakure. Y también seria la primera vez, desde que se convirtió en Kazegake, que la fiesta se llevara a cabo en Suna.
Paso sus dedos lentamente por los bordes de aquel libro que tenia en su regazo, sin despegar la mirada del exterior. Finalmente termino por darse la media vuelta en su silla, poner el libro sobre su escritorio y abrirlo lentamente. No paso mucho tiempo leyendo el contenido de aquel libro de tapas verdes, libro que especificaba en que consistían las tradiciones navideñas, cuando un sonido le alerto. Alguien venia.
Rápidamente cerro aquel libro y lo guardo en uno de los cajones de su amplio escritorio. Justo a tiempo para escuchar alguien tocar su puerta. Se aclaro la garganta y recargo su espalda contra el ancho respaldo de su cómoda silla.
-Adelante – sonó su voz un poco mas ronca de lo que hubiese deseado.
La puerta se abrió, revelando a una muchacha rubia de cuatro coletas que traía entre sus brazos algunos pergaminos.
-Gaara, estos son los últimos permisos a firmar. Después todo estará listo, lo demás lo arreglare yo – sonrió la rubia, colocando sobre el pulcro escritorio los pergaminos que traía consigo. Realmente, para suerte de Gaara, Temari era excelente embajadora y encargada de las relaciones publicas de la aldea. Llevaba la batuta en cuando a la organización de la fiesta se refería.
Gaara simplemente asintió, tomo un pergamino, acto seguido lo desenrolló y comenzó a leer su contenido. Justo en ese instante, la puerta volvió a sonar.
-Adelante- contesto en automático el pelirrojo.
-Gaara-sama, Temari-san – saludo el recién llegado, se trataba de Baki, su antiguo sensei – Nos informan que en un par de horas mas llegaran los adornos florales que solicito de Konoha.
-¡Excelente! – exclamo Temari sonriente, juntando ambas manos. Se levanto de su asiento y comenzó a caminar hacia la salida. –Mándame eso cuando termines Gaara – pidió simplemente, poco antes de salir junto con Baki.
Pero el pelirrojo ya no prestaba tanta atención, desde que escucho las palabras ''adornos florales'' y ''Konoha'' en una misma oración.
Apenas Temari salió, se levanto de su silla y fue a la pila de documentos apilados que había estado firmando durante el día. Rebusco un poco entre ellos, hasta que dio con una carpeta roja. La tomo, regreso a su escritorio y la abrió lentamente.
Comenzó a buscar entre los papeles, rápido dio con su objetivo. Lista de invitados de Konoha. Escaneo con su mirada rápidamente de arriba abajo aquella lista. No estuvo tanto tiempo buscando, hasta que dio con un apellido muy familiar.
Yamanaka Inoichi e hija.
Cerro lentamente aquella carpeta roja mientras clavaba su mirada en la maceta con el pequeño cactus que decoraba su escritorio. Permaneció un par de segundos en silencio, hasta que algo hizo clic en su cabeza. Abrió el cajón donde anteriormente había escondido el libro sobre celebraciones navideñas que hace poco leía, lo saco y busco una pagina en especifico.
-¿Muérdago? – pregunto extrañado, mirando al pelirrojo.
-Si – respondió el pelirrojo simplemente, al tiempo en que leía y firmaba el ultimo documento del día.
-Pues… Temari-san siempre pone solo uno en la torre, cerca de la entrada – comenzó a explicar Baki, al mismo tiempo en que recogía los documentos listos del escritorio de Gaara.
-Manda a traer más, y que lo pongan por toda la torre y la mansión – ordeno simplemente el pelirrojo, pasándole el ultimo pergamino que había firmado.
-Esta bien – respondió aun bastante extrañado el hombre. Salió de la oficina y apenas cerro la puerta detrás de si, una sonrisa apareció en su rostro. Negó con la cabeza, sin duda alguna aquel poderoso shinobi podía parecer tan estoico como siempre lo fue en su cruenta infancia y parte de su adolescencia, podía ser un duro líder comprometido con su pueblo, con demasiadas preocupaciones para alguien de su edad, no obstante no podía negar que el seguía tratándose de un joven que apenas dejaba la adolescencia.
Continuo caminando entre los pasillos, cuando casualmente se encontró a Kankuro saliendo de su propia oficina.
-Kankuro-donno – lo llamo Baki, ganándose asi la atención del marionetista. El aludido lo miro interrogante, sin decir nada – Gaara-sama me pidió que le dijera que fuera a su oficina – informo el shinobi, recibiendo un asentimiento por parte del castaño.
-Gracias Baki, iré de inmediato – inclino su cabeza en forma de agradecimiento, y comenzó a caminar despreocupadamente en dirección a la oficina de su hermano menor. Al llegar a la fina puerta de caoba ni se molesto en tocar, simplemente entro como Juan por su casa. Camino hasta el escritorio y tomo asiento, recargando su espalda en el cómodo respaldo y subiendo los pies al escritorio. -¿Qué hay? – pregunto, al ganarse una mirada reprobatoria del pelirrojo.
El pelirrojo simplemente ignoro el hecho de que su hermano mayor tenia las patotas sobre su escritorio, y siguió acomodando unos papeles. Al cabo de unos segundos termino, los guardo en su respectivo lugar y le dirigió la mirada a su hermano, no muy seguro de como comenzar aquella conversación, simplemente fue al grano.
-¿Qué le regalas en navidad a una chica? – pregunto de golpe, rezando internamente con que su hermano se conformara con responderle y, si era posible, largarse de ahí sin preguntar nada.
-¿¡Qué!? – Kankuro abrió sus ojos lo mas que pudo y, si fuera humanamente posible, Gaara hubiera jurado que su mandíbula tocaría el suelo en cualquier momento.
-¿Qué le regalar en navidad a una chica? – volvió a preguntarle, rodando los ojos.
-No, no. Te escuche perfectamente hermanito – comenzó Kankuro, una vez que se compuso de la inesperada sorpresa.
-¿Entonces? – inquirió Gaara, mirando a su hermano como si fuera un tonto, con una inexistente ceja alzada.
-Es solo que… Vaya ¿De verdad?. Quiero decir, de verdad piensas regalar algo… y a una chica!? –Kankuro estaba aun que no se la creía, miraba a su hermano como si se hubiera vuelto loco.
-Si. ¿Y que?... Siempre les doy regalos a ti y a Temari ¿Qué tiene de raro? – casi por un segundo, el pelirrojo no pudo evitar sentirse ligeramente ofendido, pues los regalos que se costeaban sus hermanos mayores con su tarjeta costaban generalmente una cantidad exorbitante de dinero. A Temari le daba por comprarse costosos vestidos de marca, perfumes, zapatos, bolsas y maquillaje. Mientras que Kankuro se inclinaba por comprarse finas botellas de liquidos embriagantes bastante costosas, igualmente ropa de marca, relojes caros y otras estupideces que se le ocurrieran.
-No me malinterpretes, sabes que yo y Temari adoramos que nos prestes tu linda tarjetita dorada… Es un regalo, ya se, pero nos dejas a escoger, lo cual es distinto- intento explicar el marionetista rápidamente.
-No le veo la diferencia… - comento el de ojos aguamarina, recargándose en su respaldo.
-Veras, cuando das un regalo, es como uhm… una sorpresa. Hay personas que regalan lo primero que se les venga a la mente, ya se, pero existen otras que inclusive pueden pasar demasiado tiempo pensando en que te gustaría recibir, que seria un lindo detalle, y esas cosas – aclaro el marionetista, seguidamente se rasco la cabeza – Tu nunca has obsequiado nada ''sorpresa'' por así decirlo, por eso me sorprende que me pidas tu opinión. Y mas cuando mencionaste que era para una chica – se excuso, curveando la comisura de sus labios sutilmente.
-Lo entiendo. Pero eso no responde mi pregunta – inquirió el pelirrojo, con deseos de obtener su respuesta.
-Ya entendí – el moreno rodo los ojos y suspiro cansinamente – no sabría decirte, depende de la persona ¿sabias? Y quizás si me cuentas de quien se trata, pueda ayudarte un poco – y de paso, quería conocer la identidad de su posible cuñadita.
Gaara simplemente guardo silencio y se quedo mirando a su hermano, escéptico.
-Ahhh, ¡Anda! Admito que quiero saber quien se te metió en la cabeza, pero realmente no te puedo brindar una buena ayuda si no me dices quien es. Tal vez y la conozca yo también y pueda sugerirte algo útil – apelo en casi un puchero – Y si no me lo dices adivinare – puntualizo, cruzándose de brazos y mirándolo como quien dice una amenaza.
Y en ese momento, se vieron interrumpidos por unos golpecitos en la puerta. Salvado por la campana.
-Adelante- contesto Gaara, mirando en dirección a la puerta de caoba.
Esta se entreabrió, asomándose la mitad del cuerpo de Baki.
-Los ninjas de Konoha ya llegaron, en este momento se encuentran instalándose en las habitaciones que Temari-san escogió para ellos. Temari-san me mando a avisarles que les dará un paseo por la villa y se encontraran hasta la cena. Y… para ese entonces ya habré hecho lo que me pidió – informo rápidamente el shinobi, recibiendo simplemente un asentimiento por parte de ambos hermanos.
-Gracias Baki-san – agradeció Gaara, inclinando sutilmente su cabeza.
-Con su permiso – el shinobi realizo la misma acción antes de retirarse.
Para cuando Gaara regreso su mirada a Kankuro, lo encontró con una sonrisa de oreja a oreja.
-Ohhhh, no me digas que esa chica es una kunoichi de Konoha - empezó el marionetista, inclinándose hacia el escritorio.
Gaara desvió la mirada, incomodo.
-¿Casualmente, no se trata de una linda kunoichi rubia que parece muñequita? ¿Tal vez con ojos celestes? ¿La ardiente amiguita de Shikamaru Nara? – le pico mas, intentando con tas sus fuerzas no reír.
Gaara en respuesta bufo.
-¿Te descubrí, verdad? – sonrió Kankuro. ¡Bingo! Había dado en el clavo.
-¿Y? – el manipulador de arena comenzó a sobarse la sien con su mano diestra y en su rostro apareció una expresión de hastio.
-Nada, nada. Es una muchacha bastante guapa – sonrió, admitiendo el buen gusto que tenia su hermanito –No me extraña que hasta a ti te halla llamado la atención.
-¿Entonces? – pregunto el joven Kage, ya harto de que Kankuro le diera bastantes vueltas al asunto.
-¡Ah, claro! El regalo. Bueno… - el moreno nuevamente se acomodo en el respaldo de la silla y con su mano diestra comenzó a frotar su mentón, pensativo – Como ya sabes, ella adora las flores. Podrías empezar regalándole unas. Que su familia tenga una florería no es una excusa para que no le des lo que mas le gusta – indago el moreno, ante la atenta mirada y oído del pelirrojo. –Adora ir de compras, igual que Temari, aunque creo que para Ino eso es casi un deporte, Shikamaru me ha contado que es prácticamente una compradora compulsiva. Dale algo lindo, como un vestido, unos tacones o joyas, claro, eso si quieres impresionarla. O simplemente puedes ir al centro comercial, dar una vuelta, y comprar algo que te recuerde a ella. No se que tengas en mente tu.
Gaara asintió, repasando mentalmente todo lo que le decía su hermano.
-Ya, creo que lo entendí – musito el manipulador de arena. Miro al marionetista y añadió – Gracias por tu ayuda.
-Por nada hermanito. Si tienes otra duda aquí esta el doctor del amor – bromeo el castaño entre risas picaras. Se levanto de su asiento, se dirigió a la puerta y antes de salir sonrió ampliamente y realizo el signo de la victoria – Suerte, campeón – y se marcho.
El pelirrojo simplemente negó con su cabeza. Kankuro siempre era igual.
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¿Les dije que me iban a tener por aquí molestándolos mas seguido no? :P
Se los advertí, se llama ocio vacacional jajajaja.
Ok, se que debería estar escribiendo Lisianthus y Cactus. Pero simplemente esto es algo que no me podía sacar de la cabeza y pues la inspiración fluye según la época, no? A mi me pasa un poco asi, no es que sea una persona precisamente navideña, es una celebración que para mi pasa como un dia normal (con la unica excepcion de que me atasco de tamales y frijoles a la charra), en mi casa ni arbolito hay jajajaja pero pues no pude evitar imaginarme una historia con algo navideño entre este par.
Y de cierta forma este es mi regalin de navidad para ustedes, mis hermosos lectores. Ojo, que la cosa aun no termina ;)
Mil gracias por leerme.
Recuerden que acepto ensaladas de frutas y verduras en los reviews, acepto de todo. Su opinión es muy importante para mi.
Saludines, un abrazo, un beso!
Nos leemos pronto.
