Konichiwa! Pues aquí os dejo un shot, producto de una noche de insonmio, protagonizado por una pareja que me lleva rondando mucho tiempo. Y es que Kakashi no será tan jodidamente atractivo como los Uchiha, pero no se... algo en ese pelo, en la mascara, y en su afcción por leer libros eroticos... a mi me pone a mil! XD

Así que aquí os lo dejo, para que lo disfrutéis!


Sensei.

Sakura lo contemplaba embobada. Era uno de esos días en que los miembros del equipo siete volvían a reunirse en aquella explanada del bosque, para recordar viejos tiempos y demostrar nuevas habilidades. Naruto y Sasuke, como siempre, peleaban el uno contra el otro, katana contra clones, fuego y relámpago contra viento, ignorando todo lo demás a su alrededor.

Sakura, por el contrario, permanecía quieta, sentada sobre el mismo tronco de madera en el que Naruto había sido hecho prisionero una vez, a la espera de que uno de los dos ninjas, o quizá ambos, colapsara, y preparada para aplicar sobre el caido alguna de sus avanzadas técnicas médicas.

Los tres habían evolucionado mucho. Se habían hecho más hombres, más fuertes, más experimentados. A decir verdad, el único miembro del equipo que no había cambiado era Kakashi. El continuaba exactamente igual que la primera vez que lo vieron, entrando por la puerta de ese aula y cayendo de lleno en la trampa de Naruto.

Seguía teniendo la misma altura, el mismo color de pelo - gris, pero sin parecer canoso -, la misma máscara ocultando sus rasgos, el mismo uniforme típico de los shinobi. Por tener, hasta seguía teniendo los mismos vicios, siempre retrasándose, poniendo excusas patéticas, y leyendo esos libros pervertidos.

Sin embargo, a pesar que Hatake no hubiese cambiado nada en los últimos cinco años, había alguien que sí lo veía distinto. Y aquella tarde, como muchas otras desde hacía un tiempo, ella lo contemplaba embobada. A él. A su sensei.

Lo observaba de pie, apoyado seductoramente en el tronco de un árbol, sin despegar su único ojo libre de las paginas del libro. Y no podía evitarlo. Sakura apretaba con fuerza las piernas, una contra la otra, y mordía su labio inferior, en un intento desesperado de aplacar ese ardor que la electrizaba, asciendo desde las plantas de sus pies y perdiéndose en partes prohibidas de su anatomía.

Y entonces, su imaginación volaba sola.

Se veía a sí misma acercándose hasta él, apoyando las manos sobre el árbol, y acoplando la cadera contra la suya de un solo golpe; frotando el pequeño bulto de su pantalón con la mano, repetidamente, con fuerza, mientras este adquiría un tamaño que la enloquecía.

Sakura acercaba entonces los labios hasta su rostro, y con la mano temblorosa a causa del deseo, bajaba un poco su mascara, lo suficiente para besar su boca, morder sus labios y capturar su lengua salvajemente. Y él permanecía inmóvil, no reaccionaba. Entonces, los labios de la jade vagaban hasta su oreja, electrizando la piel a su paso, y susurraban:

- Sensei... hágame suya.

Y las posiciones cambiaban. Kakashi era ahora quien la retenía prisionera contra el árbol, clavando una rodilla entre sus piernas, tentándola con su erección. Y sus manos recorrían su cuerpo, sus curvas, sus senos, excitándola, arrebatándole el control. Sakura gemía, y el silenciaba sus gritos en un fiero beso, y los labios y las lenguas de ambos se unían y repelían al mismo tiempo, como si trataran de devorarse mutuamente, de saciar su sed.

- Sensei – volvía a susurrar Sakura en su oído con la respiración agitada – Enséñeme... enséñeme a hacer todas esas cosas que lee en sus libros.

Y ahora era él quien gruñía, incapaz de contener la excitación. Sus manos rasgaban el traje de Sakura, liberando sus senos, poco antes de acariciar con ellas su húmeda entrepierna. Y Sakura gemía, incontrolada, mientras sentía a dos de sus dedos introducirse en su interior, poseyéndola.

Con el clítoris resbaladizo y ardiente, la jade se negaba a perder ventaja. Temblando de excitación, trató de quitarle a él la chaqueta, y al comprobar que sus manos no servían para la tarea, se valió de sus dientes. Kakashi, ante aquel gesto tan osado y salvaje, se compadeció de ella, y con el miembro bombeando excitación, la ayudo a quitarle a sí mismo la ropa hasta quedar en boxer, negros, cuya parte delantera se estiraba rebeladoramente hacía arriba.

Aprovechando el momento, Sakura volvió a lanzarse sobre él, sin dejar espacio entre ambos cuerpos, mientras una de sus manos se introducía en su prenda interior, agarrando su miembro y agitandolo en movimientos de ascenso y retroceso. Kakashi gruñó, paralizado por la excitación, y Sakura le dio carta blanca para seguir.

- Sensei, enséñeme... enséñeme lo que es sentir su miembro en mi interior.

Y antes de poder darse cuenta de ello, Sakura se vio arrojada sobre el suelo, completamente desnuda, con él bullendo sobre ella, con su virilidad abriéndose paso en sus paredes. Y gimió. Ambos gimieron cuando oleadas de intenso placer recorrieron sus columnas perdiéndose entre sus cuerpos. Kakashi siguió invistiendo, sin detenerse. Y Sakura alzó la cadera apretándose aun más contra su cuerpo, permitiéndole llegar a él más hondo, más adentro.

- Sensei... quiero más... Sensei, enséñeme... lo que es... perder la conciencia... en pos de un orgasmo...

El jounin no se hizo de rogar. Uniendo su lengua con la de ella, giró sus cuerpos hasta colocarla encima. Ahora era ella quien se agitaba, hundiendo su miembro entre su interior con movimientos que los enloquecían a ambos. No resistirían mucho más.

- Sensei... Sensei... enseñeme... lo que es... sentir su... semilla... en... mi interior...

Kakashi sonrió volviendo a colocarla bajo él, y con tres últimas embestidas, la jade sintió que su cuerpo se rompía en pedazos de placer, mientras su maestro descargaba en ella todo la excitación que había estado sentido... Y Sakura jadeaba, perdida, inconsciente del mundo que la rodeaba, colmada, llena...

- Sakura, Sakura – la pelirrosa sintió que alguien la sacudía del hombro, rompiendo el encanto, atrayéndola hacía la realidad.

Lentamente, con desgana, abrió los ojos; y enrojeció. Frente a ella se hallaba el objeto de su excitación, de sus delirios, observándola preocupado, con la misma mirada con la que la contemplaba cuando ella todavía era su alumna y él su profesor. Profesor... La palabra la hizo enrojecer todavía más. Avergonzada, apretó las piernas.

- ¿Qué ocurre Kakashi sensei?

- El combate ya ha terminado y ninguno de los dos ha conseguido vencer – explicó Hatake.

- ¡Oh! - exclamó asombrada - ¿Naruto y Sasuke están heridos? ¿Necesitan atención?

El hombre negó con la cabeza.

- Tienen algunos rasguños, pero no necesitan ser tratados.

La pelirrosa asintió, incorporándose. Después, volvió a dirigirse hacía él, medio en broma.

- Ne, Sensei, algún día tendrá que enseñarme a mi también alguna técnica nueva ¿okay? – pidió, guiñándole un ojo.

Él sonrió...

- Claro Sakura, cuando quieras.

... Y siguió mirándola como a una niña.

Pero Sakura correspondió su sonrisa. Algún día, él se daría cuenta de que ella ya había crecido, y cuando ese día llegará, Sakura aprovecharía, y le demostraría que era toda una mujer.

¿Verdad que sí, sensei?


Neee! Espero que os haya gustado. Y ahora, se queréis que envie a Kakashi para que os haga una visita por las noches, ya sabéis lo que tenéis que hacer... XD

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