" Sí, la tranquilidad es cosa buena, pero de la misma familia que el tedio..."

Votaire

EDWARD POV

Mi vida transcurría sin muchos sobresaltos, pasando de un día a otro sin nada que me sacara de un estado profundo de serenidad. Disfrutaba mucho ver los atardeceres... la hora del crepúsculo siempre había sido mi favorita porque me permitía perderme en todos los matices reflejados en el cielo, mientras llevaba conmigo mi única e inseparable compañía, mi gran amor… mi guitarra.

Solía sentarme en un prado cercano a mi casa, y desde allí divisar todo el paisaje de Forks y tocar las melodías que venían a mi cabeza sin esfuerzo alguno. Hacer eso me daba paz, y esperaba poder asegurar con eso la felicidad de mi vida.

Sólo había un momento de mis días en los que, de un tiempo para acá, perdía un poco de esa tranquilidad: las noches.

Durante los últimos 2 meses había tenido un sueño recurrente, y aunque no llegaba a considerarlo como una pesadilla, simplemente no lo podía entender o descifrar:

Me hallaba en mi prado, tocando mi guitarra, observando el atardecer, cuando de pronto, sentía que alguien me observaba desde atrás; entonces yo me giraba para ver quién era y ahí estaba una joven, muy hermosa por cierto, con unos profundos ojos color chocolate, tez blanca, delicadas facciones, pero con una expresión completamente frustrada… como si quisiera entenderme o saber algo sobre mí, pero ella, simplemente me observaba en silencio, y entonces, justo cuando yo intentaba acercarme a ella... desaparecía, como si hubiera sido un invento de mi imaginación; y yo volvía a quedarme solo… Elproblema era que tan pronto como ella se iba, a mi se me acababa la inspiración para seguir tocando, y el atardecer se terminaba, quedándome en absoluta oscuridad, y sintiéndome terriblemente solo.

Entonces me despertaba muy asustado, pero más que nada, muy triste. Era una sensación muy extraña. ¿Cómo podía extrañar a alguien que ni siquiera existía? ¿Cómo podía sentir tristeza por no poder hablarle, por no poder conocerla, por no poder preguntarle cuál era el motivo de su frustración y contrariedad?

Pero sobre todo, ¿Cómo era posible que después de que ella desaparecía las melodías rehuían de mi mente, cuando componer era algo tan natural para mí?

Y ese era mi sueño recurrente, una y otra vez lo tenía noche tras noche

Amaneció por fin… era el primer día de escuela desde el regreso de vacaciones de mitad de año. Normalmente, éste día no era uno de mis favoritos en el año, ya que todo el mundo tenía un montón de cosas que contarse, y yo en cambio seguía con mi rutina invariable, solo que la duplicaba al no tener que ir a estudiar. Mis hermanos en cambio disfrutaban mucho de ésta época. Emmet, el mayor se la pasaba con su novia Rosalie, quien ya era prácticamente un miembro más de la familia, junto con su hermano Jasper, quien a su vez era el novio de mi hermanita menor, Alice. Rosalie y Jasper quedaron huérfanos desde muy pequeños a causa de un terrible accidente automovilístico y por ello su custodia fue encargada a mis padres Carlisle y Esme, pues ellos eran muy cercanos a sus fallecidos padres. Los cuatro se iban de campamento, o salían a jugar algún deporte, o simplemente desaparecían y regresaban en la noche llenos de paquetes y riéndose a carcajadas. Ellos siempre me invitaban, pero la verdad era que a mi me agradaba más quedarme en casa, acompañando a mi madre, tocando mi guitarra por ahí en un rincón, o leyendo algún buen libro. Era fanático de los clásicos. Todo esto me convertía en el aburrido de la casa según ellos, decían a cada instante que parecía que tuviera 30 años más de los que en realidad tenía y no 17.

De vez en cuando me cuestionaba acerca del amor, y de su incidencia en la vida de las personas… de hecho el ambiente que respiraba era amor puro, mis padres que se profesaban uno de esos que rayaba en la idolatría, y mis hermanos, que daban la vida por nsus respectivas parejas; sin embargo esto no me incomodaba o molestaba, al contrario, me alegraba que ellos fueran felices; y tampoco era que yo no pudiera tener una pareja, mi madre y mi hermana me repetían todo el tiempo lo "apuesto" que era, pero yo no conseguía fijar mi atención en nadie en particular… O tal vez sí, solo que esa persona era un producto de mi imaginación...

- Edwaaaard!!! - gritó mi madre desde el primer piso- baja ya que se te hace tarde. Tus hermanos -así se refería también a Rosalie y Jasper- ya están listos, esperándote.

Como las noches anteriores, no había dormido muy bien gracias a mi repetitivo sueño. Pero ésta madrugada me había llevado más tiempo dejar de pensar en la joven de mis sueños, en ese hermoso producto de mi imaginación… Cómo me habría gustado que mi ésta hubiese sido más bondadosa y me permitiera escuchar su voz… al menos una palabra. Vaya… de verdad estaba volviéndome loco, ahora le reclamaba a mi imaginación por no ser capaz de producir una voz en mis sueños… que absurdo!

Bajé las escaleras, sintiéndome un poco extraño. Quizá era la falta de sueño, pero… no. En realidad sentía algo extraño en mi pecho, aquello que las mujeres llaman "presentimiento".

Pero, qué podía ser? No se me ocurría absolutamente nada que pudiera modificar o entusiasmar mi día. Entonces, decidí ignorar mi corazonada o lo que fuera que me sucedía y me dirigí a la puerta. Ya todos estaban impacientes por mi demora.

- Al fin bajaste - dijo algo enojada Alice. – Ya sabes que odio llegar tarde Edward, todo el mundo nos mira raro. No tienen ni idea que son ellos los que no tienen sentido de la moda- dijo riéndose de su comentario final.

- ¡Vamos, estoy impaciente por regresar a la escuela!- dije irónicamente. Mis hermanos estallaron en carcajadas…

Llegamos al instituto y nos dirigimos a nuestros respectivos salones de clase. Mi primera clase era Biología, y la tenía sin ellos.

¡Que interesante...!- pensé medio aburrido al llegar al salón- lo mismo de siempre...

Pero no tenía idea de cuánto iba a cambiar ese día, ni los que veían...