Autor Original: Ceibrielle

ID: 2926285

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"¡Cuarta vez hoy! ¡Esta es la cuarta vez que me he encontrado contigo leyendo porno! ¡Estúpido obispo pervertido!"

Frau recogió apresuradamente las revistas que le rodeaban antes de que el furioso chico pudiera cogerlas y romperlas. Maldito mocoso, ¡justo había llegado a la mejor parte también! alzó la mirada para ver un libro elevándose en el aire hacia su rostro; se agachó pero no fue lo suficientemente rápido.

"¡Hey! ¿Qué te dio? Estás tan malhumorado hoy como ese cuatro ojos de las muñecas"

"Bueno, Castor-san tiene razón, lo sabes; no es nuestra culpa que insistas en mostrar tu sucia afición en un lugar público"

"Esto no es público. ¡Es tu habitación!"

"¡Eso no lo hace mejor en lo más mínimo! ¿Qué estás haciendo aquí de todos modos?"

Frau pensó durante un momento antes de ver a Teito coger otro libro para lanzarle. ¿Quizás podía negociar? Realmente estaba cansado de que le tirasen cosas mientras disfrutaba por su cuenta. Desde esa mañana, habían sido siete libros, tres cepillos y el Báculo lo que se le había tirado. Por no hablar de los asaltos de esa muñeca hecha por el cuatro ojos. ¿La razón? ¡Porque nadie entendía los placeres del porno! Sus ojos brillaron ante la idea de tener una orden de restricción puesta sobre el obispo castaño, ¡pero ahora no era el momento!

Frau sostuvo sus manos delante como un signo de paz "Te diré qué, mocoso, negociaremos"

Teito bajó con cautela el libro que había estado a punto de lanzar a la cabeza de Frau "Habla"

"Si dejas de molestarme por leer porno, te daré esta revista porno súper rara para – ugh…"

Ni siquiera tuvo oportunidad de acabar la frase antes de ser golpeado en la cara por un muchacho enfurecido.

"No me interesada nada de aquí, obispo pervertido. Así que si vas a usar eso para sobornarme, entonces no tendré ningún reparo en entregarte a Castor-san"

Frau se estremeció interiormente ante la idea de que Castor lo descubriera. Pensó bien en ello.

"No estás interesado en eso, hmm…"

Se levantó y cruzó la habitación hasta donde estaba parado el chico, apoyándose en la pared con uno de sus brazos y bloqueando con eficacia la salida. Repentinamente alerta, Teito exploto la habitación con la mirada por una ruta de escape.

"Así que," empezó Frau, volviendo a captar la atención del muchacho "¿Qué sería suficiente para sobornarte entonces, mocoso?"

Teito se encogió cuando el hombre acercó más su rostro al suyo.

"A-Algo que quiera y apreciaré" murmuró, un ligero rubor extendiéndose por sus mejillas. ¡Espera! ¿Por qué narices se estaba sonrojando? Claro, la proximidad estaba haciéndole sentir un poco incómodo pero no era como si no hubiesen estado antes así de cerca el uno del otro con anterioridad.

"¿Algo que quieras? ¿Y no te gustan las mujeres? Entonces, y si hago algo así…"Frau acortó la distancia entre ellos y atrapó los labios del chico en un beso.

Teito luchó, incapaz de apartar al hombre que estaba prácticamente atrapándole contra la pared.

"Mhph… Frau… Tú…"

Cuando Frau finalmente soltó al chico, estaba satisfecho de ver que el muchacho estaba sonrojado.

"¿Más?"

"Cállate" pero no se movió así que Frau lo tomó como una invitación para seguir.

Esta vez el chico no luchó sino que se inclinó hacia el beso, evidentes sentimientos de amor en el gesto.

"Así que, ¿todavía piensas decirle a ese loco de las muñecas?"

"Cállate" dijo el chico de nuevo. Pero Frau sabía por el sonrojo en el rostro del muchacho que su secreto estaba a salvo ahora.