Declaraciones: No me pertenecen ni las PowerPuff Girls, ni sus personajes, ni Dexter. Sí la trama de la historia.

Aclaraciones: Para acortar... nadie aquí tiene poderes. Es un Universo Alternativo.


Universidad

Capítulo 1

Una noche de diciembre, en una universidad británica…

Pudo haber escogido otra opción. Haberse quedado con su familia y su novio… pero no. Ganó esa beca en Inglaterra, y en una de las mejores Universidades del país. No podía desaprovechar esa oportunidad, ya se lo dijo su novio. No ir habría sido de estúpidas… Pero, aun así… sus ojos están hinchados de tanto llorar. Hecha demasiado de menos a Dexter. Le duele tanto su ausencia… el que no pueda estar a su lado y abrazarla, besarla; hacer que ella se sienta amada. Su hermana ya se lo dijo. Las relaciones a distancia son difíciles, y te destruyen por dentro… ¿Desde cuándo Buttercup es tan profunda? No lo recuerda. Esos meses antes de la despedida en el aeropuerto hablaron tan poco…

La chica de largo pelo pelirrojo se abraza a sí misma con el rastro de las lágrimas recorriendo su rostro. Mirando el nublado y frío cielo por la ventana. ¿No podría Londres regalarle unos rayos de sol? No. Esa batalla ya la tenía perdida en cuanto puso un pie fuera del avión. Además, en esta ocasión deberían ser rayos de Luna. Es de noche. Una noche en la que diciembre se nota más que nunca en Londres. Hace tanto frío…

Un sonido de una llave girando la cerradura hace que aparte la mirada de la ventana y la dirija a la puerta. Una muchacha con el pelo castaño y ojos azules, ojos que le recuerdan muchas veces a los de Bubbles, asoma la nariz.

Ça va, Fleur. ¿Has estudiado algo? –la pelirroja niega. La castaña suspira y se sienta en la cama de la chica de orbes rosas, provocando un pequeño bote– Si te sirve de consuelo, yo tampoco. La biblioteca parecía una jaula de monos.

–Irónico.

–Y dime, ¿tú por qué no estudias?

–No podía concentrarme –los ojos azules de la una se clavan en los rosas de la otra, esperando más explicaciones—. No me mires así, ¿qué más quieres saber?

–Dexter.

–¿Qué?

–Otra vez estabas pensando en él –se levanta para luego despatarrarse en una silla. Saca un paquete de tabaco del bolsillo y enciende un cigarro. Toma una calada–. Te lo digo: cortar con él sería la mejor solución. Tú no sufres, él no sufre. Todos contentos.

–Otra vez: no. Le haría daño, y yo me auto lastimaría. Lo siento, Robin, pero no comparto tu filosofía.

–Pues mira, cuando está el océano Atlántico de por medio entre vosotros dos, creo que sería lo más sensato. Yo rompí con Mike y solo nos separa el Canal de la Mancha.

–Pero nos queremos –la castaña rueda los ojos–. Y no pongas esa cara de superioridad, anda.

–Yo solo digo… –es interrumpida por la musiquilla del Skype.

La pelirroja se restriega los ojos y se arregla un poco antes de poner el ordenador, hasta entonces encendido, sobre sus rodillas y atender la llamada. En la pantalla aparece un joven igualmente pelirrojo, pero con el pelo rizado, y unas gafas de pasta.

–Hola, Blossom. ¿Qué tal estás? –pregunta él.

–Bien, aunque hoy no he podido estudiar nada.

–¿Y eso?

–No he podido concentrarme ni un poco.

–¿Problemas con Robin?

–¡Eh! ¡Que estoy aquí! –grita la mencionada todavía fumando su cigarro.

–No, tonto. Es que… –acerca su boca al micrófono incorporado del portátil– Es que te echo de menos –risilla nerviosa. Solo a Dexter le dice eso; no suele expresar tan abiertamente sus sentimientos.

–Yo también a ti… –afirma, aunque parece un poco inseguro. Esto lo nota la pelirroja, pero decide pasarlo por alto– Eh, ¿sabes? Bubbles me ha dicho que lleva sin hablar contigo una semana.

–Hum… Pues tiene razón. La llamaré después de cenar.

–Y, ¿qué tal el día?

–Pues… Bien, ahora iba a bajar a cenar. ¿Y tú?

–Terminé de comer, y ahora tengo que volver a las clases.

–¿Época de exámenes? –el pelirrojo asiente– Yo también. El estrés me va a salir por las orejas.

–Aunque no se puede comparar la tesis doctoral con…

–Lo sé. No se puede comparar lo mío con lo tuyo… que por cierto es impresionante. 18 años y tendrás un doctorado, eres el chico más listo que podría desear.

–Siempre me lo dices –intenta parecer modesto.

–Me gusta repetir verdades –una alarmita al otro lado del "charco" indica que ya no pueden continuar conversando–. ¿Ya… te tienes que ir? –Dexter asiente– Que pases buena tarde.

–Que pases buena noche. Te quiero, Blossom.

–Y yo a ti, Dexter.

Él es el primero en colgar. Blossom parpadea unas cuantas veces, para impedir que salgan las lágrimas que se asoman en sus ojos. ¿Por qué tiene que quererlo tanto? La distancia la está matando… Claro que extraña a su familia, pero le duele mucho más que su amado no esté para limpiarle ese rastro de lágrimas que últimamente siempre están en su cara.

Se levanta y se estira. Respira una gran bocanada de aire. Grave error. Comienza a toser exageradamente y le pide a Robin, por vigesimosexta vez esa semana, que no fume en la habitación. La castaña se encoge de hombros y apaga el cigarro en un cenicero de su mesilla. Teóricamente, no se puede fumar en la residencia, pero la compañera francesa de Blossom se limpia el culo con esa regla.

La pelirroja se peina, recogiéndose el pelo en una alta coleta. Ahora la melena le llega por el trasero y es un engorro, pero le encanta ese estilo. Se abriga con una chaqueta vaquera y se despide de su compañera, quien le pide que le traiga una manzana. Sabe que Robin no bajará a cenar, desde hace una semana se sube su propia comida.

Por suerte, hay una cafetería en cada residencia del campus y no hace falta salir al frío de la noche. Sin embargo, los pasillos están helados. Blossom no sabe que en esa noche cambiaría toda su existencia en la Universidad.

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Ese mismo momento, en una singular casa de los suburbios de Townsville…

Ya es la tercera vez que se deshace las coletas. No está satisfecha en cómo le quedan. ¿Por qué? Solo va a ir a las clases de la Universidad. Cierto que ella siempre quiere verse bien antes de salir, pero… Quizás el motivo de su nerviosismo sea ese chico de ojos azules y cabellos dorados que vio de casualidad en los pasillos. Solo cruzó una mirada con él. Le sonrió. Oh, Dios… esa sonrisa… era la más hermosa que nunca hubiera visto. La sonrisa perfecta. Pero, ¿y si esa sonrisa perfecta no era para ella? Seguramente no. A lo mejor solo era para alguien que pasaba por detrás de ella. Seguramente una chica, porque una sonrisa así no es de las que se muestran a los amigos…

Como sea. Por la culpa de ese chico, ahora tiene que verse absolutamente fabulosa… por si se vuelven a cruzar por los pasillos. Oh, suena tan iluso. Pero ella es así. Bubbles Utonium es una joven ilusa, que sueña con el amor verdadero y los flechazos. ¿Habrá sentido ella un flechazo? No lo sabe. Solo sabe que quiere volver a ver a ese chico de sonrisa perfecta, conocerlo y… quién sabe más tarde.

Se vuelve a peinar y a hacer las coletas. Esta vez sí. Están como a ella le gusta.

Por suerte, ya había elegido la ropa para las clases de la tarde. Es que ahora le toca Diseño. Por la mañana siempre da Arte, y entonces no tiene que verse tan espectacular. Pero en la clase de Diseño no. Hay que causar buena impresión en lo que se refiere a la ropa. Las chicas que cursan esa materia pueden ser bastante crueles si te has equivocado al combinar rosa con rojo. Se fijan incluso en los calcetines.

Se pone el abrigo blanco sobre la ropa y la bufanda azul alrededor del cuello. Están a 17 de diciembre, y se nota muchísimo que dentro de nada harán su entrada en el invierno. Baja al primer piso y sale de la casa, cerrando la puerta con llave. Mira al cielo. Está nublado… va a llover, o a nevar. Camina por las calles hasta llegar a una parada del bus. Se frota las manos y se echa el aliento en ellas para calentarlas. Este mes está siendo realmente frío. ¿Cuándo viene el autobús? Podría acabar congelándose si no llega pronto…

Por fin. El autobús 78. Se detiene en la parade, ella pasa el bono bus y se sienta en uno de los asientos. No hay mucha gente en el vehículo, y ella los ignora. Mira los coches y los edificios pasar por la ventana, pensando en el chico. ¿Por qué él no lo había conocido antes?

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En el centro de Townsville…

Loose, footloose. Kick off your Sunday shoes. Please, Louise. Pull me off a my knees… –cantan todos los de la clase a coro mientras Footloose suena en la radio.

Aunque parezca increíble, casi todos están realizando a la perfección el ejercicio que ha mandado la profesora, la cual también canta. Los alumnos mueven los pies al son del ritmo mientras preparan un Tiramisú el cual será calificado al final de la hora. La primera que termina es una chica que enseguida entrega el postre italiano a la profesora. Ella lo mete dentro de una neverita y le pone una etiqueta en la que aparece el nombre de su alumna estrella: Buttercup Utonium. Ya más tarde verá con qué nota la calificará.

Esa chica de despeinado pelo azabache y brillantes ojos verdes es una de las mejores (¿mejores? LA mejor) alumnas que ha tenido… A pesar de que sea una rebelde que muchas veces hace las recetas como quiere. Lo malo es que le quedan mejor y suele dejar a la profesora en evidencia. Esa chica es un genio para la cocina, pero rechazó la beca que la llevaría a Italia a estudiar la gastronomía propia de allí. Sin embargo, la *Accademia di Vesta e Bacco, logró convencerla de que aprendiera la cocina básica de Italia con una ex profesora de la AVB activa en Townsville: Margaret Keane.

Everybody cut Footloose! –y la canción termina. Los alumnos le dan últimos retoques a su postre y se lo entregan a la profesora. Recogen sus instrumentos de cocina, los cuales habían tenido que traer de su casa, y van saliendo. Solo una se queda en la clase, por la llamada de Keane.

‒¿Qué pasa, Srta. K? –pregunta la chica‒ Tengo que volver a casa ya.

‒¿No será que quieres echarte una siesta? –ironiza la profesora arqueando una ceja y sonriendo divertida.

‒Sí, eso también… pero, ¿qué pasa?

‒Verás, hace un par de días recibí un e-mail de la AVB…

‒Ah, no, otra vez no… ¿Qué tengo que hacer para hacerles creer que no quiero ir a Italia?

‒No lo sé, querida… pero ya has visto que están muy interesados en ti. Además, tú aquí ya no tienes nada que aprender.

‒Pues me apunto a Master Chef.

‒Muy graciosa, aunque los ganarías a todos –pausa un segundo, mientras la joven resopla‒. Y esta vez ha sido por algo un poquito diferente.

‒Déjeme adivinar… ‒hace como que piensa‒ Me inscribo a sus cursos de verano.

‒No. Esta vez quieren convencerte de una manera menos sutil… Estas Navidades….

‒¡Ah, no! ¡Eso sí que no! ¡No pienso irme a Italia en Navidad! –exclama con el ceño fruncido‒ Volverá Blossom de Londres y son tres meses sin verla por un sitio que no sea la webcam

‒Buttercup, hazme el favor de dejarme terminar… ‒ella enmudece, aunque de mala gana‒ Decía: los alumnos que estarían en tu curso vendrán aquí, a Townsville, para hacer una demostración.

‒¿Demostración?

‒En efecto. Prepararán una serie de tapas y canapés que serán servidos en bandejas y demás… Luego también habrá una cena preparada por ellos mismos.

‒Y yo… ¿qué tengo que ver?

‒Asistirás a la cena. La directora confía en que así te animes a asistir a las clases del próximo septiembre… Ah, y después de la cena los cocineros saldrán a hablar con los que han probado su cena.

‒Ufff… ‒bufa. Realmente, no se esperaba eso‒ ¿Qué día será?

‒El veintitrés de diciembre, comenzará a las siete de la tarde y finalizará a las once y media. Vendrías acompañada conmigo.

‒Bueno… pero verás como no me convence –termina accediendo.

‒Eso ya lo veremos… Bueno, ahora vete.

‒Sí, Srta. K. Adiós –y sale de la clase pensativa.

¿Por qué insistirán tanto en tenerla en su academia? Seguro que los que cocinan ahí lo hacen mejor que ella. Vamos, que tienen mejor preparación… Además, le duele admitirlo, pero le costaría mucho estar tan lejos de su familia… Ya fue duro cuando Blossom se fue a Londres, y por muchas falsas sonrisas que ponga la pelirroja, sabe que lo está pasando fatal. Además, a Buttercup no le apetece ganarse en otro país la reputación de: machorra, marimacho, lesbiana y yanqui.


Ejem... Lo siento, me vino esto a la cabeza y no pude evitarlo... Quería hacer una historia en la que las chicas fueran normales y tuvieran una vida normal.

Ah, y Sus dice que le da mucha pereza hacer las preguntas para este fic (y a mí también)... y Sandra... Pues bueno, Sandra no sabe nada de momento (sí, Dorita está medio muerta...).

Y tenía pensado hacerlo un BlossxBrick, pero se me quedaba soso si no añadía a las otras dos parejas...

Así que:

¡Adiós-chavles-que-no-tiene-nada-mejor-que-hacer-que-leer-esto (comúnmente llamados lectores)! Dorita out.