Advertencias: Este fic es un R27 y contiene menciones y roces de AG, 8059, D18, XS, 10069, 6927 y otras.

Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! No me pertenece, así como tampoco sus geniales personajes. Son propiedad de Akira Amano.

Aclaraciones:

–Hablan los personajes. –

Hablan los personajes en italiano.

"Recuerdos"

'Pensamientos'

Mensajes de texto. (También dependerán del idioma)


Capítulo 1

El cliente

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Era tarde por la noche cuando decidió que era tiempo de regresar a casa. Las luces de las calles estaban encendidas desde hacía un largo rato y la luna asomaba su mejor cara en el cielo estrellado. Con un suspiro de pesar, Sawada Tsunayoshi cerró las cortinas del establecimiento y se giró para comprobar la limpieza de aquel lugar. Con una sonrisa de suficiencia depósito las botellas de café nuevas en las estanterías de la barra y término de juntar el resto de los pequeños platos para pastel debajo del mostrador.

Dando pequeñas palmaditas, Tsunayoshi se deshizo el nudo del delantal negro que llevaba puesto, para posteriormente dejarlo también bajo el mostrador.

–Luce-san, ya he acabado de acomodar todo aquí. –habló Tsuna con un tono suave y respetuoso. –¿Va a querer que prepare el cappuccino que siempre me pide antes de irme? –pregunto el muchacho de castaños cabellos.

De la parte trasera del espacioso local que hacía de cafetería, se asomó una hermosa mujer con una curiosa marca bajo el ojo. –De hecho, Tsuna-kun, de eso quería hablarte esta mañana. –dijo la mujer con una tenue sonrisa. –Uni-chan se ha enfermado y Aria trabajará hasta tarde, así que hoy no podré atender yo personalmente a ese cliente. ¿Podrías hacerme este favor? A él le fascinan tus cafés, lo único que debes hacer es servírselo y ya. Serán unos veinte minutos nada más. –

El chico parpadeo sorprendido. Su jefa era una mujer muy amable que pocas veces le pedía favores. Por ello, él que ahora estuviera casi suplicándole que la ayudará, le sorprendía. Con una sonrisa formándose en sus labios, Tsunayoshi asintió con la cabeza.

–Por supuesto, Luce-san. No se preocupe. –Tsuna camino de nueva cuenta al mostrador y saco su delantal. –De todas formas mañana no tengo que ir a la preparatoria. –

Luce respiro aliviada, después lo miro con confusión. –¿Y eso? Creí que estabas en exámenes, o por lo menos eso fue lo que me dijo Kyoko-chan esta mañana. –

–Sí, bueno, Akizuki-sensei me ha dicho que no hay necesidad de que presente el examen. Así que, afortunadamente, mañana no hay mucho que tenga que ir a hacer a la escuela. –le explico Tsuna, mientras sacaba los elementos necesarios para hacer la bebida de ese cliente especial que solo se aparecía a las diez de la noche. Luce lo atrajo en un abrazo.

–¡Felicidades! –lo apretujo un poco más. –Llegando a casa de Aria llamaré a tu madre para contárselo, ¡Nana estará tan orgullosa! –

–¿Qué? ¡No! ¡no! ¡Luce-san, ya sabe cómo es mi madre, no me dejará colgar hasta haberme hecho todo un interrogatorio! –se sobresaltó el menor. La mujer le apretujo las mejillas con cariño.

–No te preocupes, tú mismo has dicho que mañana no tienes que ir a clases, además mañana es jueves y no abro la cafetería temprano. –dicho aquello, Luce lo liberó y se adentró de nueva cuenta en la parte trasera del lugar. Minutos después reapareció llevando un abrigo azul mar y con el manojo de llaves en la mano. –Recuerda poner el candado después de que Reborn-kun se vaya ¿sí? Te vas con cuidado y llámame cuando llegues a tu casa ¿bien? –

El adolescente soltó una risita y asintió. –Sí, no se preocupe, Luce-san. Mañana pasó por su casa para dejarle las llaves y recoger a Uni para llevarla al jardín de niños. –le dijo, tomando las llaves y guardándoselas en el bolsillo izquierdo de su pantalón negro. La peliverde asintió alegremente y salió por la puerta.

–¡Oh, de hecho ahí viene Reborn-kun! –soltó Luce alegremente, quedándose parada a medio paso de salir del café. Tsuna, que ya se encontraba detrás de la barra preparando el cappuccino, alzo la cabeza con interés.

'Así que finalmente podré conocer al tan famoso cliente preferido de Luce-san' Pensó Tsuna con cierta curiosidad, estirando un poco el cuello para ver si era capaz de vislumbrarlo.

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Como siempre y para variar había salido tardísimo del trabajo. Si no fuera porque el idiota de Colonello confundió su papeleo con el de Mammon no estaría saliendo pasadas las diez. Le había dicho a Luce en la tarde que estaría ahí temprano porque quería charlar un poco con ella, pero al final le había tenido que cancelar. Sin duda esperaba que al menos su cappuccino estuviera listo antes de irse a acostar en su casa. Porque, definitivamente, el nuevo empleado del café preparaba unas bebidas exquisitas.

Con parsimonia aparco el automóvil a tres locales de la cafetería, apago el motor y bajo tras activar la alarma de seguridad. Observo un momento el cielo estrellado antes de iniciar su camino hacia dónde Luce le esperaba con una gentil sonrisa. A lo lejos pudo escuchar que le hablaba a alguien, mientras le hacía señas para que apresurará el paso.

–¿Qué sucede, Luce? –interrogo Reborn cuando estuvo lo suficientemente cerca. La mujer que era como su madre amplio una sonrisa y le abrazo cuando estuvo frente a ella.

–Apura, apura. Hoy te atenderá Tsuna-kun porque yo tengo que ir a cuidar de Uni-chan. –con una alegre expresión ella señalo el interior del café. Reborn la miro sin comprender. –No te preocupes, es el que prepara tu cappuccino favorito. No vayas a hacerle pasar un rato desagradable, por favor, Tsuna-kun también es mi preferido. –

–Vamos, Luce, yo sería incapaz. –sonrío de forma torcida. –Además yo solo vengo por mi bebida y me largo a descansar. Hoy tuve un día muy agotador gracias a Colonello. –

La peliverde soltó una suave risita. –Tenle paciencia, Reborn-kun, es un muchacho muy distraído. –

El muchacho chasqueo la lengua con fastidio. La italiana volvió a soltar una risita y se apartó de la puerta para permitirle el acceso al joven. De inmediato Reborn percibió el dulce aroma a canela que siempre tenía la cafetería y sonrío de lado.

–Tsuna-kun debería estar aquí, hace menos de medio minuto que le quite la vista de encima. Ese chico es muy silencioso. –musito la mujer repasando toda la estancia. Reborn Arcobaleno le restó importancia y se sentó en la mesa junto a la ventana recién cubierta con la cortina de terciopelo verde.

Con un suspiro se quitó el sombrero fedora negro y lo deposito a su lado en la silla. Sin duda alguna Reborn era como una especie de modelo de revista, con su porte, encanto y belleza. Y eso fue algo que Tsunayoshi no pudo pasar por alto cuando regresó al mostrador con una taza de azúcar y canela.

–Oh, allí estás. –habló alegremente. –Ya que están ustedes dos aquí yo me retiro. Los veo mañana a ambos. Ah, y antes de que se me olvide. –la dueña del lugar se giró de nuevo hacía ambos, quienes la miraron curiosos. –Reborn-kun. –lo llamó, captando su atención. –Este es Sawada Tsunayoshi. –lo presentó.

Cuando Reborn alzó la mirada y la clavo en aquel individuo, no pudo evitar pensar que era el chico más hermoso que había visto nunca. Con su cabello castaño rebelde, sus grandes e inocentes ojos café caramelo, sus labios rosáceos, su piel pálida y su cuerpo delgado. Sin poder evitarlo recorrió toda su persona con la mirada.

Tsuna sintió los nervios florecer al estar de frente a una persona tan elegante y apuesta. –M-mucho gusto. –se inclinó en una reverencia respetuosa.

–Y él es Reborn Arcobaleno. –prosiguió Luce. –Ahora que ya se conocen los dejo, Uni-chan me espera. –se despidió con una alegre sonrisa. –¡Ciao! –

Tsuna se quedó parado detrás de la barra sosteniendo los objetos de porcelana que contenían los elementos faltantes para realizar el usual pedido. Reborn se cruzó de piernas y observo atento al otro joven.

–¿Qué edad tienes? –la voz sedosa y elegante atrajo la atención del castaño.

–Ah, tengo dieciséis años. –respondió con tono nervioso. –¿Y u-usted? –

El hombre recargo su codo en la mesa y sonrío. –Vaya, eres bastante educado para ser un adolescente. –Tsuna se sonrojo un poco. –Tengo veinte, en unos meses veintiuno. –respondió finalmente, observando como el menor se dirigía a la pequeña mesita que había detrás de él con los distintos tipos de bebidas y sus ingredientes.

–Un cappuccino ¿verdad? –

–Sí. –sus orbes ónix siguieron todos los movimientos del muchacho, quien tras unos minutos de labor se dirigió a la mesa con el vaso en mano. Reborn lo recibió y lo colocó sobre la mesa, mientras Sawada regresaba sobre sus pasos para volver a limpiar los utensilios recién utilizados. –¿Hace cuánto que trabajas aquí? –

Tsuna, sin mirarlo, comenzó a reacomodar los ingredientes para poder sacudir un poco la mesa. –Diez meses, el día que cumpla diecisiete será cuando cumpla un año trabajando aquí. –

Reborn dio un sorbo a su bebida y de inmediato notó el agradable y delicioso sabor que caracterizaba el trabajo de Tsunayoshi. Un sabor que desde el primer momento en que Luce se lo dio a probar no pudo olvidar. Y bien sabía ella que complacer el gusto de Reborn era bastante complicado, por ello no perdió la oportunidad y le encomendó a su empleado preparar sus cafés antes de marcharse. Así ella no escucharía las constantes quejas sobre lo deficiente de sus queridos trabajadores y él obtendría un sabor inigualable. Todos salían ganando.

–Jeh, es un tiempo considerable para alguien de tu edad. –musito con un deje de burla.

El castaño lo miro de reojo. Comenzaba a sacarlo un poco de quicio con sus comentarios sobre su edad, no es como que él fuera un anciano o veinte años mayor que él. Le llevaba cuatro años ¡Solo cuatro! Y el tono de voz que estaba utilizando le resultaba un tanto molesto.

–…sí, supongo que sí. –forzó una sonrisa.

'Parece ser que la apariencia no compensa su lengua.' Pensó el castaño con disgusto.

–¿Estudias? –

Sawada rodó los ojos. Qué era aquello ¿Un interrogatorio? Antes de notarlo el nerviosismo había sido remplazado por la irritación.

–Sí, estoy en la preparatoria… ¿Y usted, estudia? –interrogó dándose la vuelta para verlo desde detrás de la barra. Reborn esbozó una sonrisa socarrona.

–Claro que no, hace años que termine la universidad. Soy un genio, después de todo. –la mirada de superioridad que le fue dirigida difícilmente pudo ser ignorada. Tsuna se mordió el labio inferior antes de sonreírle.

–Oh, que interesante. No todos los días uno se encuentra con un genio. –musito con cierto sarcasmo. El pelinegro amplió su sonrisa.

Comenzaba a ser cada vez más divertido molestar a aquel muchacho. La forma en la que parecía controlarse le hacía gracia, su postura tensa y su sonrisa forzada le daban un toque por demás interesante a toda aquella situación.

–Por lo visto Luce te tiene mucha estima ¿Por qué? –

Tsuna estuvo tentando en responderle que aquello no le importaba, pero se contuvo al ser consciente de que aquel entrometido sujeto era el cliente más preciado de su jefa. Con una mueca de irritación escondida bajo una sonrisa amable, el castaño se dispuso a contestarle.

–Luce-san es una mujer muy cariñosa, Arcobaleno-san, así que no sabría contestarle esa pregunta. –una inteligente respuesta de evasión, porque Tsuna no quería decirle que su madre y su jefa eran amigas de la infancia. ¿A él eso que podría importarle?

–Jeh, quizás lo haga. –en un elegante movimiento se llevó la taza a los labios. De nueva cuenta observo al muchacho y se levantó de la silla tras depositar el objeto sobre la mesita. –Debo decir que tienes unas habilidades exquisitas en la cocina, buen trabajo, Sawada Tsunayoshi. –

Sin decir nada más el pelinegro decidió que era hora de retirarse. A pesar de lo mucho que le interesaba seguir molestando a aquel muchacho, la hora le decía que era momento de marcharse.

–Hasta luego. –

Colocándose el sombrero fedora y ajustándose el saco negro de su traje, Reborn salió del local con paso tranquilo y elegante. Tsuna bufó en respuesta y salió de detrás de la barra. Con parsimonia regresó a la mesa que anteriormente había ocupado el Arcobaleno y recogió la taza de cristal.

–Querrá decir hasta nunca. –replicó el chico en voz alta, sin notar que el mayor se encontraba parado fuera del establecimiento. Con una sonrisa divertida, Reborn se retiró definitivamente. Tsuna, por su parte, finalizó la tarea encomendada por Luce y decidió que era el momento adecuado para volver a su casa.

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Una mañana esplendorosa y cálida fue la que recibió a Colonello en las instalaciones presidenciales de la corporación Arcobaleno. Sus ojos azules brillaban alegres y maliciosos cuando se sentó frente al escritorio de Reborn.

–¿Me llamabas-kora? –pregunto alegre.

Reborn lo miro sin demasiado interés y asintió. –Ayer por la noche conocí a un chico llamado Sawada Tsunayoshi, he de admitir que me pareció familiar por algún motivo. –

'E interesante' Agrego mentalmente.

Colonello alzó una ceja y frunció el ceño. ¿Qué quería su compañero, amigo y rival con Tsuna? Por algún motivo no le agradaba del todo que le preguntará por él.

–¿Qué hay con él-kora? –pregunto con cautela, removiéndose un poco en su asiento.

Reborn dejó el documento que leía sobre la superficie negra de su escritorio. Sus orbes ónix se posaron sobre su interlocutor y, solo por un momento, estos reflejaron interés. Colonello sabía que esa mirada no presagiaba nada bueno, y también sabía que sí el otro se daba cuenta de que conocía datos sobre Tsunayoshi se los sacaría sin dudarlo.

Y sí hablaba sobre Tsuna, hablaría también sobre aquello. Y sí se le salía algo indebido pues…Tsunayoshi lo mataría. ¡Y él no quería morir aún!

–Solo me preguntaba si tú sabrías algo sobre él. –una sonrisa maliciosa cubrió sus labios. Colonello ladeó el rostro en su mejor actuación de niño bueno e inocente.

–…no, en realidad no. Te equivocas de persona-kora. –sonrío. –¿Acaso te gustó ese niño-kora? –pregunto.

El pelinegro lo miro nuevamente. Después negó con la cabeza. –Colonello, no es cosa tuya. –

El rubio soltó un bufido de descontento antes de levantarse de la silla. Se giró sin decir nada más y salió por la puerta con paso parsimonioso. Reborn se acomodó en la palma de su mano y esbozó una sonrisa sádica.

–Colonello, Colonello…sí no lo conoces ¿Cómo es que sabes que es un niño? –pregunto al aire, divertido y malicioso.

Por el momento le seguiría el juego a su rubio compañero de trabajo, después de todo tenía algunas cosas en las cuales debía pensar…cosas relacionadas con el chiquillo de la cafetería.

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Uni Giglio Nero era una niña alegre, amable y enérgica de cinco años. Su madre, Aria, era una mujer de veintitrés años de edad que solía trabajar mucho. Por esa razón, y porque su abuela Luce no podía cuidarla, era que Tsunayoshi solía acompañarla gran parte del tiempo.

–¡Mira, abuelita, es onii-chan! –señaló la pequeña con una sonrisa de lo más contenta. Luce levantó la vista y sonrío a un cansado Tsunayoshi.

–¿Qué pasa Tsuna-kun? –pregunto la mujer con una sonrisa. –Pareces cansado. –

El rostro del Sawada mostraba claramente que había dormido muy poco. Además, inevitablemente, había estado recordando el rostro de Reborn Arcobaleno toda la noche. Lo peor de todo fue cuando su madre decidió llamarlo para felicitarlo por su examen, así como para aprovechar y preguntarle si por fin había conseguido una pareja. La llamada había durado tres horas, por lo que dormir había sido bastante complicado.

–Veo que cumplió con su palabra de llamar a mi madre, Luce-san. –suspiro el castaño, abriendo la reja que separaba el jardín del exterior. –Hola Uni, ¿Cómo te sientes? Ayer me dijeron que estabas enferma. –dijo, recibiendo a la niña en sus brazos y alzándola con facilidad.

La pequeña soltó una risita y se abrazó al castaño. –Mucho mejor, onii-chan. Abuelita me hizo una comida calientita y me cuidó toda la noche. –sonrío contenta. –Mamá me pidió que te dijera que si podía quedarme contigo las próximas tres semanas. –

Tsuna alzó una ceja. –¿Y eso? –

Luce se hizo a un lado en la escalera de la entrada para dejarle lugar al muchacho, segundos después palmeo el sitio. Tsuna se acercó a ella y se sentó con Uni en sus rodillas.

–Aria y yo tenemos que viajar a Italia, ayer aproveche la llamada a Nana para preguntarle si nos podíamos quedar con ella unos días. Al parecer hay que dar el visto bueno al nuevo jefe de las empresas Gesso. –

–Ah, ya veo. –Tsuna sintió como Uni se recargaba en él. –No hay ningún problema ¿Va a querer que vaya a revisar la cafetería mientras no esté? –cambió de tema.

–No, no te preocupes por eso. –le sonrío cálidamente. –Oh, hablando de eso ¿Cómo te fue ayer con Reborn-kun? –pregunto con entusiasmo.

–Ah, sí, Arcobaleno-san. –murmuro hastiado. –Por favor, no pregunte. –

–¿Has conocido a Reborn-nii? –pregunto la pequeña en un tono inocente, girando un poco la cabeza para mirar al mayor. El castaño forzó una sonrisa y asintió. –Es raro, pero es muy bueno. –comento Uni alegre.

Luce río. –Sí, es verdad. Pero ya me imaginaba que algo haría en cuanto me fuera ¿Qué fue? –pregunto directa. Tsunayoshi resoplo.

–Nada de cuidado, solo un montón de palabras llenas de burla y malicia. –musitó con hastió.

–Oh, así es él. Pero le dije que tuviera cuidado. Lo siento mucho Tsuna-kun. –

La mirada que le dirigía Luce no le estaba gustando nada al castaño, puesto que esa curiosa habilidad que se heredaba en su familia estaba comenzando a advertirle sobre algo. Y si había algo que había aprendido con el transcurso de los años, era que jamás debía pasar por alto ese sentimiento. Entrecerrando sus orbes chocolates, el chico miro fijamente a la mujer.

–Por algún motivo presiento que no sé está disculpando precisamente por lo de ayer ¿Por qué? –la miro inquisitivo. La mayor desvió la mirada avergonzada.

–Sí, bueno, no creí que te disgustaría tanto conocerlo. –comenzó ella nerviosa. –Pero es que Uni-chan lo quiere mucho y Aria estuvo de acuerdo en que fueran ustedes dos quienes cuidarán de ella, juntos. –

Tsuna abrió los ojos con desdén. –¿Qué quiere decir con juntos, Luce-san? Quisiera una explicación, si no es molestia. –

Antes de que la mayor pudiera decir nada, Uni intervino con felicidad. –Mamá dijo que para no moverme de casa, ambos pueden vivir aquí, conmigo. –

–Oh, oh, eso no. –respingo el chico. –Eso será malo para mis nervios. –

–Por favor, Aria se acaba de ir a hablar con él hace unos minutos. Sí quieres lo puedo amenazar para que no te moleste, pero en verdad necesito que cuides de Uni-chan. –

–¿Y por qué no puede ser uno o el otro? ¿Por qué ambos? –

–Bueno, Reborn-kun trabaja mucho, esto es también para hacerlo descansar un poco. Sí está con ustedes estoy segura de que lo hará. –

–¿Ahora encima seré su niñera? –pregunto sin poder creerlo. –Oh mi dios, ahora si lo he escuchado todo. –

Luce se mordió el labio inferior. –¿Por favor? –

–Pero, Luce-san, en el tiempo que no esté tengo que encontrar otro trabajo y no… –

–Oh, por eso no te preocupes. –interrumpió. –Sé que el cuidado de esos dos será pesado, así que Aria pasó a pagar el alquiler de tu apartamento antes de ir a ver a Reborn-kun, no tendrás preocupaciones los próximos tres meses. Aunado a eso, tu trabajo en la cafetería ha sido excepcional desde que llegaste, así que estuve pensando y decidí aumentarte el sueldo. Por supuesto, también he llamado a alguien que se haga cargo de mi negocio, por lo que podrás ir a trabajar sin problemas, lo único es que saldrás un poco más temprano hasta nuestro regreso. –

Tanta información lo mareo un poco, pero sí lo veía objetivamente, Luce lo había atado de pies y manos desde el momento en el que Aria pago el alquiler de su apartamento por tres meses. Suspiro pesadamente.

–Solo serán tres semanas ¿verdad? –pregunto resignado. Ella asintió vislumbrando su victoria.

–¿Aceptarás? –pregunto ilusionada.

–Sí, creo que sí. Además no es seguro que Arcobaleno-san acepté. –

La mujer sonrío ampliamente. –Oh, no te preocupes. Aceptará. –

Tsuna no entendía porque ella aseguraba aquello. Pero Luce se había dado cuenta, y vaya que lo había hecho, de que a Reborn le había interesado su pequeño castaño. No estaba siendo entrometida, pero ella pensaba que ya era momento para que Reborn olvidará a su amor de infancia, y comenzará a tomar en serio a otras personas.

Claro que sabía que existían riesgos, pero tenía un buen presentimiento acerca de todo aquello, y no desaprovecharía la oportunidad de que esos dos convivieran.

'Algo en todo esto no me gusta.' Pensó Tsuna, lamentándose internamente de la decisión que acababa de tomar.

Solo esperaba que las tres semanas acabarán rápido, y que su tortura no fuera demasiada.

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Continuará~

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¡Hola gente preciosa!

Ya sé que tengo muchas historias pendientes, lo sé, de veras, pero es que está historia ya la tenía pensada desde hacía mucho. La verdad es que ya llevo escrita casi la mitad de toda la historia y decidí comenzar las publicaciones. Este fic no será tan largo, si acaso de unos diez a doce capítulos como mucho, así que voy comenzando el capítulo seis.

De todas formas espero les llame la atención y que les haya gustado.

Sin más que decir les deseo un grandioso día y una espléndida semana. Espero estén todos muy bien.

Nos leemos en la próxima.

Ciao, ciao :)