Disclaimer: El potterverso pertenece a Rowling.
Este fic ha sido creado para el "Amigo Invisible Veraniego 2013" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black"
A mí me tocó escribir a Anyza Malfoy, una de sus peticiones era esta: "Quiero ver la historia de Salazar Slytherin, como crea la cámara, sale de Hogwarts, vive y tiene descendencia, hasta su muerte (algo trágico por favor)..." Y esto es lo que he podido hacer, espero que sea de su agrado.
Aviso: Esto NO es un long fic, son viñetas sueltas que, aunque estén en orden cronológico no están unidas.
El pequeño Salazar miraba con expresión triste por la ventana, la lluvia caía a mares ahí fuera, casi podía olerla a través del fino cristal que le separaba del exterior. El cielo cubierto de nubes y la incansable llovizna habrían hecho que prácticamente cualquiera denominase ese día como "feo", Salazar no comprendía eso, a él le encantaba la lluvia, pero su madre le había prohibido salir, a sabiendas de que si se lo permitía acabaría cubierto de barro y resfriado al menos por una semana.
El muchacho consiguió distinguir algo entre la cortina de lluvia que le impedía ver con claridad; al principio le pareció una mancha alargada, un palo quizás; sin embargo cuando comenzó a moverse vio que era una serpiente, a penas del tamaño de una culebrilla, que vagaba sin rumbo fijo por el jardín.
Una sonrisa iluminó el rostro del niño, podría intentar convencer a su madre, quizá unos cuantos pucheros entornando los ojos y bajando la cabeza… No, eso no tendría ningún efecto con su madre, ella era tan terca como lo sería él en un futuro. No quería que su hijo saliese cuando llovía y no le permitiría hacerlo.
Pensó que, si no paraba de llover, a lo mejor al día siguiente seguiría allí y podría quedársela de mascota. Aunque a mamá no le gustará, pensó; a su madre, al contrario que a su padre y a él mismo, le repugnaban las serpientes. Salazar frunció el ceño e hizo un mohín, seguramente a Godric, el hijo de un conocido de su padre y también su mejor amigo, tampoco le gustaría la serpiente, no le entendería.
Salazar continuó observando a la serpiente hasta que los cristales se empañaron lo suficiente como para no dejarle ver.
En ningún momento de su infancia llegó a pensar que sus gustos le hacían diferente, pero lo era. Él era extraño
Esta vez Salazar no se conformó con observar la lluvia a través de la ventana, en esos momentos ahí fuera tenía todo lo que necesitaba. Necesitaba que el frío contacto de las gotas de lluvia sobre su piel le demostrase que todo era real, aunque doliese necesitaba asumir cuanto antes que no era una pesadilla, necesitaba tener la certeza de que la realidad no era otra que lo que se le mostraba ante sus ojos para poder cargar con el peso de la situación.
También necesitaba alejarse del interior de la casa, que estaba cargada de recuerdos demasiado dolorosos para él, que a sus trece años era apenas un niño.
Y es que ¿Cómo aguantar la mirada perdida de su madre durante más tiempo? ¿A quién habían quitado la vida realmente?
Porque sí, la noche anterior esos muggles arrebataron el último aliento de su padre; pero su madre parecía haber muerto con él al recibir la noticia, al principio lloró, Salazar escuchó sus lamentos desde su cuarto, cerrado a cal y canto. Sin embargo después se sumió en una especie de trance en el que todavía continuaba inmersa, mirando al infinito e ignorando todo lo que sucedía a su alrededor.
Por otra parte se habían llevado su infancia, la habían acuchillado hasta no dejar más que cenizas. Le habían obligado a crecer demasiado pronto, a convivir con el hueco que dejó su padre y con el muerto en vida en el que se había convertido su madre.
Y le condenaron a odiar.
Era descorazonador ver cómo, a tan temprana edad, alguien buscaba venganza. Salazar quería vengarse de los muggles que asesinaron a su padre por brujería; la rabia le consumía porque, aunque a la vista de todos quedase claro el delito que cometieron, sabía que no les sucedería nada; las autoridades también eran unas malditas puristas.
Si hay algo que el pequeño Slytherin tenía claro era que odiaba a los muggles.
Odiaba a los muggles que apalearon a la pequeña serpiente que vagaba por su jardín, sin molestar ni hacer daño a nadie, tachándola de peligrosa bestia.
Odiaba a los muggles que mataron a su padre y que, al no poder aceptar la idea de que los magos eran superiores a ellos, acababan con sus vidas por no ser iguales que ellos.
