Capítulo 1: El Diamante

Hacía un día hermoso. Rarity se encontraba en una zona rocosa, a cierta distancia de Ponyville, buscando gemas. Ya había reunido unas cuantas de varios colores, y pensó que había tenido suficiente. Hasta que, por intuición, extrajo una más de las profundidades de la tierra: Era un diamante del tamaño de un casco, color esmeralda y con un extraño brillo anaranjado en su interior. Feliz por su hallazgo, lo puso en la canasta donde tenía los demás y empezó a caminar de regreso a su pueblo.

Todo estaba muy tranquilo. A medida que se acercaba a su hogar, notó que no había cruzado a nadie en su camino. Se extrañó, pero decidió seguir adelante.

Abrió la puerta de su boutique e ingresó lentamente. Todo estaba a oscuras ahí dentro. Ya no escuchaba absolutamente nada, ni siquiera los pájaros del exterior.

-¿Sweetie Belle?-Llamó Rarity, sin obtener respuesta.

Dejó la canasta a un costado y se adentró en la boutique. A medida que sus ojos se acostumbraban a la oscuridad, podía distinguir algunos objetos en la penumbra. Casi se chocó contra los maniquíes, pero los evitó a tiempo. Tuvo una sensación de inquietud por un momento, como si no estuviera sola.

Miró a su alrededor, escudriñando las sombras. No parecía haber nadie allí, y sin embargo, escuchó un golpecito muy bajo.

Esperaba ver a alguien, pero entonces escuchó unos pasos lejanos y un fuerte ruido de algo rompiéndose contra el suelo.

Se sobresaltó de tal manera que al moverse derribó todos los maniquíes. Notó que se le aceleraba la respiración, y trató de calmarse.

-¿Sweetie Belle?-Volvió a llamar.

Nuevamente un silencio absoluto. Comenzó a caminar hacia las habitaciones, esperando encontrarse a Sweetie Belle al lado de un jarrón roto, o al menos a Opalescence con cara de culpable.

Pero no parecía estar llegando a ningún sitio. Seguía en el cuarto de los maniquíes. Empezó a mirar hacia todos lados, buscando una salida, pero no había nada. La desesperación se apoderó de ella y comenzó a correr hacia la nada, chocándose contra alguna pared y golpeándola, esperando derribar una puerta o romper una ventana.

Pero se detuvo cuando sintió un resoplido a sus espaldas. Luego una tranquila pero constante respiración.

Rarity se dio vuelta rápidamente. Entre las penumbras pudo distinguir a alguien. No era Sweetie Belle. Era alguien de su altura, y estaba allí, inmóvil en la oscuridad.

No sabía qué hacer. Movió su cabeza y el otro pony imitó el movimiento.

-¿Qué es esto?-Preguntó Rarity, con firmeza.

-¿No lo ves?-Contestó el pony, en un susurro.

El pony empezó a acercarse. Rarity retrocedió, pero se encontró justo contra la pared.

A medida que se acercaba, pudo distinguir que el otro pony era de color claro. Se detuvo a poca distancia. Rarity observó detenidamente.

El color... la crin... y el rostro. Esos ojos... era ella misma. Estaba frente a sí misma.

La confusión dio lugar al miedo. Rarity quería salir de allí, pero no podía. Y estaba atrapada con ese ser que se veía igual que ella.

La otra Rarity se acercó y susurrando dijo:

-No lo entenderías.-

A continuación comenzó a derretirse. Parecía como si fuera líquido tomando una nueva forma. Y entonces, frente a sus ojos abiertos de par en par, empezó a surgir un pony de color gris y ojos oscuros. Tenía una forma espeluznante, y en cuanto abrió la boca comenzó a chillar de forma estridente.

Rarity se apretó contra la pared y gritó. Sintió que le faltaba el aire pero gritó aún más fuerte...


Y despertó. Se incorporó bruscamente, agitada, con el pulso acelerado y transpirando. Estaba en su habitación, y todo parecía estar en orden.

Miró a su alrededor con detenimiento, esperando encontrarse algo extraño. Pero todo parecía estar en su lugar.

Rarity se bajó de la cama y caminó hasta la ventana. La abrió y dejó que la luz del sol iluminara su cuarto. No sabía qué hora era, pero eso no le preocupaba.

Era ya la tercera vez que despertaba en medio de una pesadilla similar. Sólo que ésta vez fue bastante más lejos, antes nunca había llegado a tener a ese otro pony tan cerca.

Mientras miraba hacia fuera, recordando su sueño, recordó que tenía una reunión con sus amigas. Habían acordado verse en Sugarcube, pero no tenía idea de la hora.

Esperando que no fuera demasiado tarde, se acicaló y salió velozmente en dirección a la confitería.


Todo estaba en orden. Hacía un día espectacular, y todos los habitantes de Ponyville estaban en las calles. Se los veía muy contentos, disfrutando la tarde. Rarity siguió corriendo hasta que llegó al lugar y entró abriendo la puerta de par en par.

Sus amigas estaban en una mesa conversando. En cuanto la vieron entrar miraron hacia la puerta y le sonrieron.

-¡Rarity! No sabíamos si ibas a venir...-Dijo Twilight.

-Hola chicas... me quedé dormida. Disculpen.-Rarity sonrió y se ubicó al lado de Rainbow Dash.

Las demás la saludaron y le invitaron un empalagoso pastel rosa que Pinkie estaba ofreciendo a todo el mundo.

-¡Esta noche habrá una gran fiesta! ¡Será en la plaza principal!-Exclamó Pinkie lanzando serpentinas al aire.

-Allí estaré. Alguien tiene que ocuparse de las acrobacias aéreas.-Dijo Rainbow Dash con ilusión.

-Yo iré cuando Spike esté durmiendo. Ya saben, nunca puede quedarse hasta tarde y siempre se entristece cuando sabe que hay algo y no puede ir.-

Mientras se desarrollaba la conversación, dos ponies se dieron cuenta que algo le pasaba a Rarity. A pesar de que sonreía, se reía y comía todo lo que tenía delante, su mirada transmitía algo diferente. Una preocupación, o una incomodidad...

-¿Todo bien, Rarity?-Preguntó Applejack en voz alta.

-Sí, por supuesto. Gracias por preguntar.-Contestó Rarity amablemente.-¿Y qué más habrá en la fiesta?-

Pinkie aprovechó el disparador para soltar la lengua y hablar de todo lo que tenía planeado. Applejack sabía que Rarity acababa de desviar el tema. Y entonces pensó que quizás Rarity no quería hablar de lo que le pasaba en público.

En un momento Applejack se encontró con la mirada de Fluttershy. Bastó un gesto para darse cuenta de que Fluttershy también notaba algo en Rarity.

Pasaron un largo rato allí, hasta que Pinkie decidió que todos debían irse a prepararse para la fiesta.

-Pero Pinkie, son las seis de la tarde, la fiesta no es hasta pasadas las diez...-Dijo Twilight.

-¡La fiesta no se preparará sola, Twi! Además, Gummy debe tener hambre.-Respondió Pinkie.

-Por mí está bien. Quiero aprovechar para hablar algunas cosas con los de Cloudsdale, últimamente se relajan demasiado.-Dijo Rainbow Dash y salió volando.

-Perfecto entonces, ¡nos vemos luego, Pinkie!-Se despidió Twilight.

Las demás también se despidieron y salieron.


-Bueno, me voy a la biblioteca. Le escribiré a la Princesa y me prepararé para la fiesta. ¡Nos vemos!-

Cuando quedaban Applejack, Rarity y Fluttershy, la primera tomó las riendas rápidamente.

-¿Estás segura de que estás bien, Rarity? No estás como siempre.-Insistió Applejack.

-Ya te dije que estoy bien, Applejack.-El tono fue levemente cortante.

-Ehm... si quieres hablar sabes que puedes confiar en mí.-Dijo Fluttershy en voz baja.

-Pero no pasa nada, estoy bien... si no les molesta, tengo que ir a prepararme. Estas cosas toman su tiempo.-Rarity fue evasiva y aprovechó para dar por terminada la charla. Dicho eso se retiró caminando lentamente.

Applejack la siguió con la mirada por unos instantes y luego se dirigió a Fluttershy que miraba el suelo.

-Te das cuenta. Mira, Fluttershy... tú eres su amiga más cercana. Quizás quiera hablar contigo luego, estate atenta.-

-Sí... aunque...-

-¿Qué pasa?-

-Rarity no siempre quiere hablar de lo que le pasa. Ya hace unos días que está así.-

-¿Qué? ¿Y si no es por esta reunión no me entero? Fluttershy, tienes que preguntarle qué le pasa. Seguramente esté atravesando otra situación problemática con su familia y necesite apoyo.-

-Pero... ella no quiere hablar de eso. Ha estado un poco evasiva.-

Applejack se mantuvo en silencio un momento, pensando qué podría estar aquejando a Rarity de esa manera. Al punto de no querer hablar ni con su mejor amiga.

-¿Alguna idea de qué pueda ser?-Preguntó Applejack.

-La verdad, no. Hace una semana estaba muy feliz. Ahora sólo lo aparenta.-

-Esta noche tendremos que hablar con ella. Le diré a las demás.-

-Está bien...-

-Hasta luego, Fluttershy. Nos vemos.-

-Nos vemos.-

Applejack se marchó pensando en la situación. Fluttershy hizo lo mismo, preguntándose qué le pasaría a Rarity y cómo reaccionaría si le insisten de nuevo.


Por su lado, Rarity llegó a su casa. El sol ya estaba bajando. Una sensación de incomodidad se apoderó de su mente.

Veía el salón de la boutique y lo asociaba con su sueño. Empezó a sentirse mal y se dirigió a la cocina. Opalescence estaba durmiendo sobre la mesa tranquilamente.

Rarity sonrió al verla y se dirigió al refrigerador. Encontró una jarra con agua, le dio un trago y volvió al salón de los maniquíes. Los observó con detenimiento, uno a uno.


Había algo que la estaba poniendo nerviosa...