¡Hola!

Uh. Bueno, traigo este fic en disconformidad. Es decir, no me convence para nada el resultado, pero tampoco me siento capaz de hacerlo mejor. Podría dejarlo estacionario en Mis Documentos hasta que me sienta capaz de hacerlo mejor, pero la verdad es que eso no me funciona. Realmente, una idea me captura y hasta que no la dejo ir (la publicó) ella no me deja ir a mi. En fin.

Paso a informar que, mayormente, el motivo de mi descontento es que intente hacer la historia desde el punto de vista de Sam, que descubrí que se me da casi tan mal como John. Es un poco sobre Dean (no se asusten por el título, suena muy Wincest pero no) pero contado desde la perspectiva de Sam. Sepan disculpar. La acción transcurre en el enero anterior a "After School Special" como para que se hagan una imagen de Dean y Sam. Y ¡Atención! ¡Tenemos una aparición especial hoy! No es John ni Bobby...

Por último (además de que los personajes no me pertenecen... blablablabla ¡Blablaba!) el fic se me hizo muy largo, por lo tanto lo corté en dos capítulos que, en realidad hacen uno. Por eso los publicó juntos: no hay ninguna intención de intriga, sólo hacer un poco más fácil la lectura, ya de por si complicada. Como espero que noten (y me perdonen) a lo largo del capítulo hay como "baches", cosas que en un capítulo se solucionarían con un golpe en la cabeza, un corte o un fundido a negro. Puesto que nadie quiso pagarme por publicidad y no se justificaban noquear tanto a los chicos, lo solucioné con la leyenda ******fundido a negro*******

Casi todo, momento, momento, ¡Muchas gracias a quienes me dejaron Reviews en "Mantener la línea"! Si quieren, pueden buscar al final de la segunda parte. Y a Haruka-chan 27 y Orihime Altair, que me consta que me leyeron.

¡Espero que les guste!

Ahora que tienes dieciocho

Sam solamente vió a su hermano rezar una vez.

Fue en la noche del 23 de enero de 1997. Parecía de agradecimiento y no de desesperación. Resultó un poco sorprendente, porque en su vida había generalmente más de lo que desesperarse de lo que agradecer.

Sammy sabía que era posible fingir que nada pasaba y que Dean ayudaría con gusto, así que se dió media vuelta en la cama, como si se removiera entre sueños, y se tapó hasta la cabeza.

*************************** Fundido a Negro**************************************

El día de su cumpleaños, Dean olvidó que Sam pesaba por lo menos diez kilos menos que él. Lo zamarreó de tal forma, que lo tiró de la cama.

- ¡Auch, Dean! ¿Qué demonios...?- Sam intentó levantarse, pero se enredó más en las sábanas.

- ¡Cuida esa boca, muchacho! ¡Ahora soy un adulto y merezco respeto!- informó exaltado el mayor.

- Nunca seras un adulto y nunca mereceras respeto.- Sam se gira hasta quedar boca arriba en el suelo. Escucha claramente la risa maliciosa del rubio. Dean parece realmente feliz con todo aquello.

Pero, una punzada de inquietud recorre a Sam, ¿Qué es todo aquello?

- ¡Levántate y brilla, Sammy!- en dos zancadas, Dean rodeó la cama y lo levantó de un codo, con brusquedad.

Sammy cree que nunca odiará lo suficiente esa frase, porque es la que usa Dean cuando esta de un humor excelente.

Dean nunca esta de un humor excelente por algo inocente.

- ¿Qué has hecho esta vez?- masculla medio dormido el más chico, buscando con la vista algo con que vestirse.

- Preparativos, Sammy. Tú y yo vamos a celebrar mi cumpleaños.- dice Dean mientras le pone una taza de café en las manos.

- No me gusta el café.- arruga la nariz Sam.

El rubio se encoge de hombros, le saca la taza, se bebe dos tragos grandes y rellena el faltante con leche en polvo.

- Ahí tienes. Latte esspresso con leche.-

- Gracias.- Sam observa la taza con asco y fascinación, como si las respuestas a los grandes interrogantes de su vida flotarán en el menjunje marrón. Lo deja sobre la mesita de noche. -Tenemos escuela, Dean.-

- Sí, pero no tenemos que ir.- Dean pone su sonrisa satisfecha de "Ya-sé-lo-que-estamos-cazando"

- Si no vamos, van a llamar a papá.- acota Sam con su tono de "No-puede-ser-un-hombre-lobo. Los-corazones-estan-ahí." - Hay que lavar, Dean.- Sam rebusca entre los bolsos ropa limpia.

- Llamé a la escuela y dije que tenías fiebre.-

- ¿Te creyeron?-

- Soy mayor, Sammy.-

- La honestidad no viene con la edad, Dean.- Sam se sienta en la cama para ponerse las medias.

- No, pero si la responsabilidad. Ahora puedo firmar tu boleta cuando traigas bajas calificaciones y no quieras mostrarsela a papá.-

- Nunca traigo bajas calificaciones.-

- Lo sé. Eres un pequeño nerd.-

- Cállate.- Dean sonrió con ganas. Le encantaba molestar a su hermano pequeño y Sam se lo estaba poniendo muy fácil. Sammy gruñó y siguió vistiéndose.

- Como sea. Tenemos el día libre. Soy el mayor, es mi cumpleaños y lo vamos a pasar a mi manera.- cortó la discusión Dean.

Sam rodó los ojos y se pusó un grueso pullover sobre la camiseta. Era el cumpleaños de su hermano, así que ni modo.

***************************** Fundido a Negro ************************************

- Ten.- Dean le arroja las llaves de un auto a su hermano y se para junto a un Peugeot blanco en el estacionamiento del motel.

- ¿Qué es esto?- Sam las mira con desconfianza.

- Las llaves de un auto, Sammy.-

- ¡Ya lo sé! ¿Lo robaste?- Parecía que Sam estaba dispuesto a pasar el día entre el pánico y la indignación.

- No. Es alquilado.-

- ¿Qué tú qué?- Y la sorpresa, por supuesto. Sorpresa era el segundo nombre de Dean Winchester.

- Lo alquilé, Sammy. ¿Sabes? Hay negocios en los que te alquilan coches.- Dean sostiene un cartón verde plastificado entre dos dedos, como si fuera un as bajo la manga. "Gambito." piensa Sam y rie tontamente, porque sabe que si lo dijera en voz alta, Dean lo acusaría de nerd a pesar de que el rubio puede recitar por orden de aparición cada uno de los planetas que el Capitán Kirk y compañía han visitado hasta la fecha.- A adultos. Como yo.-

- ¿Voy a ser tu chofer todo el día?- protesta Sam.

Por primera vez en su vida, Dean no retrocede ante su cara de cachorrito apaleado.

- Sip. Yo quiero empezar a celebrar desde temprano.-

- Muy responsable por tu parte, adulto.- Sam remarca la última palabra con sorna.

- ¡A callar, enano! Tenemos trabajo que hacer.-

Sam conduce con extremo cuidado, no sólo porque el auto es alquilado, sino porque asi es su forma de conducir. Dean dice que parece una anciana. Tardan veinte minutos en llegar hasta la pequeña tienda de comestibles a diez cuadras del motel.

Dean maldice porque se les esta haciendo tarde. Sam pregunta para que, pero su hermano no responde. Baja corriendo del auto y vuelve diez minutos después con un carrito de supermercado lleno. Sam lo observa por el espejo retrovisor, un segundo antes de que la tapa del baúl del Chevy le bloque la visión. Dos packs de cervezas de seis unidades, tres packs de seis de gaseosas, tres bolsas de papas fritas, una bolsa grande de pan de molde y seguramente jalea y mantequilla para hacer sandwiches.

Sam juró que comería lo mínimo indispensable.

Dos segundos después, Dean esta sentando a su lado nuevamente y lo mira interrogantemente.

- ¿Qué?-

- ¿Sólo piensas comer eso?- Sam señaló con el pulgar el baúl.

- Sí. Y tú también. Es mi cumpleaños.-

- Sigue soñando.- Dean hace una mueca, Sam aferra el volante, fija la vista al frente.- ¿A dónde vamos ahora?-

- Al cine.- Dean saca un paquete de M&Ms del bolsillo de su campera y comienza a comer. - ¿Quieres?- Dean contempla con diversión la expresión de asco de Sam.- Si vas a vomitar, fuera del auto.-

- ¿Al cine?- Sam baja la ventanilla y toma aire fresco. Más bien helado. La vuelve a subir con rapidez.- ¿Piensas meter todo eso de contrabando en el cine?-

- No, claro que no. Volveremos más tarde.-

- ¿Entonces por qué sacamos las entradas ahora?-

- Así no tenemos que darnos prisa en volver.-

- ¿Y adónde vamos?-

- Ya veras.-

- ¡Demonios!- masculla Sam. Eso le da alguna pista a Dean de que es grave.

- ¿Ahora qué pasa?-

- Hay un policía cinco calles más abajo.-

- ¿Y qué? Estás con un adulto con licencia.-

- ¡Si, pero yo no tengo permiso de aprendiz!-

- Bueno, geniecillo. Tranquilo, nadie te abrirá historial criminal. Aún.- Dean sonríe con sorna.- Si queremos salir del pueblo tendremos que pasar por su puesto. Cambiemos lugares cuando terminemos con el cine.-

- ¿Y para qué saldremos del pueblo?-

- Porque yo lo digo. Vamos al cine.-

Un cine pequeño: típico de esos pueblos perdidos en medio del desierto. Con afiches de películas que tenían entre diez y treinta años, amarillentos por el sol.

Y sólo tres salas.

- ¿Qué quieren?- el empleado de la única taquilla rebosa amabilidad, nota con sarcasmo Sam.

- Dos entradas para... - Dean miró la lista de películas y sus respectivos horarios.- Scream 2.-

El empleado se enderezó un poco más, apenas lo suficiente como para ver a Sam, que lo contemplaba con hastío, esperando la siguiente idea de su hermano mayor.

- Eso no va a poder ser.- informa secamente.

- Esta bien. Él viene conmigo.- Dean sacó su licencia de conducir nueva, que acredita su mayoría de edad.

El vendedor apenas levanta una ceja. Ni siquiera cambia la inflexión de la voz.

- Están agotadas.-

- Esta bien.- la sonrisa de Dean vaciló un segundo y luego los ojos volvieron a brillarle.- Entonces para "Sé lo que hicieron el verano pasado" la función de las 17.30.-

- No.-

- ¿Cómo que no?- empezó a exaltarse el rubio. - ¡Ya dije que yo me hago responsable de él!-

El tipo de las entradas volvió a mirar evaluadoramente a Sam. El castaño levantó una ceja y le devolvió la mirada con desafío.

- Tampoco quedan.- informó finalmente.

- ¿Qué?- el chillido de sorpresa de Dean fue tan cómico que Sam no pudo menos que reír por lo bajo. - ¿Por qué demonios no?-

- Es un pueblo pequeño, amigo. ¿Qué crees que hace la gente un viernes por la noche?-

- Esta bien. ¿Para qué hay lugar, entonces? Cerca de las cuatro.- todo ese asunto del cine empezaba a darle jaqueca a Dean. Se masajeó la frente.

- "Hércules" a las 14.30 o "Titanic" a las 15.45.-

Sam rió más alto. Dean lo fulminó con la mirada.

- Dame dos para Titanic. Espero que la chica este lo suficientemente buena. Tranquilo, yo me responsabilizó por él.- señaló a Sam.

- No hace falta. ¿Ya tienes trece o más, no?-

Dean gruñó y pagó.

Con todo el dinero que ya llevaba gastado en el auto, la comida y el cine, Sam comenzó a preguntarse por cuanto tiempo había estado ahorrando Dean para ese día.

Aparentemente, más del que nunca creyó posible que su derrochón hermano ahorrará.

- ¿Qué hacemos aquí?- Dean estacionó el auto enfrente de una armería.

- ¿Podrías parar con las preguntas? Tomalo como mi regalo de cumpleaños.- Dean bajó fastidiando del auto y detrás, Sam.

- ¿Qué hacemos aquí?- Sammy ignoró los bufidos del rubio.

- Comprar una escopeta de caza.- soltó con molestia su hermano mayor.

- ¿Qué? ¿Por qué?-

- ¿No te parece que hace diez años que pasaste la edad de los "por qué"? Porque soy mayor de edad y puedo hacerlo y porque quiero ir a practir tiro al bosque y papá se ha llevado todo en el Impala.-

- Estas loco. No van a venderte nada hasta los 21 años.- Sam se había conseguido uno o dos libros de leyes, como para estar positivamente seguro de cuanto años de cárcel le darían a su padre o a su hermano el día que los atraparán. Si es que lo hacían alguna vez. Él rezaba todas las noches para que no.

- Según la ley de Virginia, puedo comprar armas de caza, esas que no tienes forma de ocultar.-

- No estamos en Virginia.- Dean rodó los ojos y abrió la puerta del negocio.

*************************** Fundido a Negro **************************************

Aparentemente, la ley sobre armas era igual en Virginia que en Arizona, porque los chicos se pasaron lo que quedaba de la mañana y la tarde practicando tiro al blanco con latas de gaseosa y cerveza en los flancos de las montañas que rodeaban al pueblo donde estaban parando esta vez.

En la imaginación de la gente, Arizona es desértica e inhóspita. Pero, en realidad, en invierno, con vientos frios y lluvias un poco más frecuentes, es bastante verde.

A Sam le pareció hermoso y lamento no tener una cámara. Pero no dijo nada.

En cambio Dean se pasó el día hablando, casi sin parar. Después del almuerzo, seguía comiendo papas fritas y riendose de la pésima puntería de Sam al tener que sostener la mira de la escopeta. Sin embargo, cuando el cuchillo que él mismo le había regalado a su hermanito una Navidad le arrancó la bolsa de papas fritas de la mano y la clavó contra el árbol donde estaba apoyado, ya no le pareció gracioso.

Sam empezaba a ser peligroso.

Y él comenzaba a sentirse orgulloso del mocoso.

***************************** Fundido a Negro ************************************

- Es la peor película que he visto en mi vida.- Sam sonrió divertido al ver la expresión entre asqueada, aburrida y aterrada de Dean.

No la tenía desde que vieron "Los puentes de Madison" Dean tuvo pesadillas por una semana después de eso.

Claro que, sin Clint Eastwood de por medio, no habría problemas nocturnos esta vez.

- Has visto peores. ¿Recuerdas...?- Sam intenta solidariamente palmearle el hombro.

- ¡No te atrevas!- chilla Dean y se cubre los oídos. Juró que se arrancaría los ojos antes de volver a ver a Clint Eastwood preocupandose por los chismerios de un polvoriento y aburrido pueblo agrario. Sam ríe aún más fuerte.

- ¿Entonces qué? ¿Compramos una pizza y vamos al motel?- propone el menor.

- La noche es joven, Sammy. Al menos para mí. Vamos a comer afuera hoy.- ambos suben al auto y Sam se queda viendolo.- ¿Qué?- era peor su mirada interrogante que las preguntas constantes.

- ¿Cuánto dinero gastante ya hoy, Dean? ¿Cuánto tiempo llevas ahorrandolo?-

- ¿Importa?- Dean se encoge de hombros.- Es mi cumpleaños y puedo hacer lo que quiera.-

- ¿Y lo gastas conmigo?- Sam lo miraba con la expresión de cachorro desamparado que generalmente le conseguía lo que fuera. Pero esta vez absolutamente sin querer.

- ¿Por qué no?- Dean no entendía la expresión brillante de su hermano.- Vamos, no te pongas a llorar, Samantha. O pasare por el motel, te dejaré y me iré a cenar sólo.-

- Idiota.-

- Nenaza.-

Por supuesto, era todo una trampa. Tenía que ser una trampa. Sam tendría que haberlo sabido desde que lo tiraron de la cama aquella mañana.

- No puedo creer que me hayas traído aquí.- murmura Sam con los ojos desmensuradamente abiertos y arrugando la nariz ante el olor a grasa frita del ambiente.- Juro que me lo pagarás algún día. El día que menos lo esperes, me lo cobraré.-

- Enano rencoroso.-

Estan en un restaurant de comidas rápidas, lleno de gente que quiere comer mucho, pero barato. Porque esa es la definición de "Heart Attack Grill" para Sam: comer mucho, barato y de la comida chatarra que fascina a Dean.

Su hermano se dirige a una mesa para dos en un rincón y Sam lo sigue a regañadientes. Se detiene un momento a observar a un anciano que parece increíble que en su estado pueda comer una hamburguesa cuádruple con papas con picante y cerveza. El viejo le dirige una mirada, apunta su ganchuda nariz a él y luego vuelve los ojos a sus manos. En una de ellas tiene un anillo. Lo gira en su dedo. Una camarera pasa por delante de su mesa, Sam parpadea y el viejo desaparece. De hecho, la mesa queda inmaculadamente limpia.

- Creo que estás un poco joven para mirar así a las camareras, pero no puedo culparte, Sammy.- Sam esta tan confundido con todo el asunto del viejo que ni siquiera escucha la burla de su hermano. Se sienta enfrente suyo y ve por la ventana a un Cadillac blanco alejarse.

- ¿Qué?- murmura.

- ¿Te sientes bien?-

- Sí, estoy bien.-

- ¿Cómo se sienten los pacientes hoy?- una camarera rubia, de piernas largas y cortisimo uniforme de enfermera sexy se para junto a su mesa. A Dean se le pinta la sonrisa tonta que le presagia a Sam momentos de vergüenza ajena.

- No podríamos estar mejor. ¿No es verdad, Sammy? Te dije que esto era el Paraíso.- los ojos le brillan demasiado a Dean. - Un sabor por el que vale la pena morir.- el rubio cita el slogan del local.

Sam sólo gruñe.

- Seguro, cariño.- la camarera se inclina un poco, sin ninguna necesidad.

Sam esta muy rojo, pero ninguno de los otros dos lo nota. En momentos como este, realmente extraña a John. Al menos delante de su padre Dean se comporta.

Un poco.

Sam carraspea.

La chica se endereza y su hermano también.

- Bueno, yo seré su camarera esta noche. Soy la enfermera Louise Fletcher... -

- Espeluznante.- murmura Dean.

Ella ríe.

Sí, lo sé. Por eso me contrataron, mayormente. ¿Sus nombres?-

- Dean y Sam Winchester.-

- Muy bien: Dean y Sam.- les pone a cada uno una pulserita de papel con sus nombres, como si fueran realmente pacientes.- ¿Qué van a querer?-

- Yo quiero un Bypass triple, una doble porción de papas y una malteada grasosa. Como para empezar. ¿Qué quieres, Sammy?- Dean lo mira con impaciencia.

Sam temía que si habría la boca vomitaría de sólo oír todo lo que su hermano pensaba comer.

La mesera lo mira con una expresión sorprendentemente maternal.

- ¿Te sientes bien, Sam? Puedo traerte un vaso de agua de contrabando si quieres.-

- Una hamburguesa y una coca, por favor.- logro responder el chico.

- Debilucho.- Dean sonrió con sorna.

- Tómalo con calma ¿Esta bien?- y por el tono que uso, Louise se pareció sorprendentemente a una enfermera real.

Cuando la chica le trajo la comida (además de palidecer ante la expresión de asco de Sam) le hizo una graciosa sonrisa a Dean y se marchó.

- Esa podría ser mi próxima esposa.- Sam esta muy ocupado observando la hamburguesa triple de Dean como para entender de que habla su hermano.

- ¿Qué?-

- Ahora puedo casarme: ella podría ser mi esposa.-

Sam se mete una papa frita en la boca y les encuentra increíble buen sabor.

Come dos o tres más.

- Ahora también puedes firmar contratos laborales. Quizás puedas trabajar aquí, en las cocinas.-

- ¿Te imaginas? Sería la única forma de que yo sea doctor.-

Sam observa la sonrisa llena de comida de su hermano y no dice nada por un momento.

- Esta malteada...- Dean baja un bocado de la(s) hamburguesa(s) -¡Es genial! ¡Chocolate derretido con manteca!¡Y congelado! ¡Es genial, debes probarlo!-

- No, gracias.- Sam pone cada vez más cara de enfermo.

- ¿Qué pasa, Sammy? ¿Algo va mal?- pregunta el mayor con ingenuidad.

- Estoy intentando no vomitar.- frunce la nariz Sammy.

- Gallina.- le da otro mordisco a su hamburguesa. Sam lo imita. Le sabe bien, tan bien como las papas.

Se sorprende de nuevo.

- Me gusta una chica.- suelta al fin. Y cree que todo el pudor que le daba confesarle eso a Dean (y que debió superar) lo vale por la expresión de sorpresa y estupor de su hermano.

- Creo que son un poco grandes para tí, Sammy. Pero con intentarlo no pierdes nada.- Dean le palmea el hombro y toma un puñado de papas fritas.

No una, ni dos.

Por lo menos diez.

- ¡No me refiero a ellas!- el menor les echa un vistazo. Dean se quedá viendolas sin ningún disimulo. -¡Dean! ¡Te estoy hablando!- se queja el pequeño.

- Si, lo siento... Una chica... ¿De tu escuela, cierto? ¿Qué? ¿Va en matemáticas avanzadas contigo?- Dean le da otro mordisco gigantesco a su hamburguesa.

- No.- Sam hace una expresión indescifrable. Dean se encoge de hombros y lo alienta a seguir.- En Biología.-

- Ah. Una nerd. Como tú. ¿Son compañeros de mesada?-

- No. Se llama Aldys.-

- ¿Aldys? ¿Qué clase de nombre es ese?-

- Bueno, en realidad es Leelee.- Dean hace una nueva expresión de desagrado.- Lo sé. Sus padres son rusos o algo así. Aldys es un sobrenombre.-

- Nunca creí que te gustará las chicas con sobrenombres, Sammy.- comenta socarronamente el mayor.

- ¿Qué?-

- Olvídalo. Así que Aldys ¿Eh?-

- Si, le dicen así por "Alderaan", tú sabes, donde Leia nació. Es una gran fanática de Star Wars.- Sam sonrie y casi no le importa que su genial-guapo-ganador hermano sepa que le gusta una chica que todo lo que le ha dicho hasta ahora es "Estos no son los androides que estas buscando"

- ¡Es realmente una nerd! ¡Finalmente encontraste alguien como tú! ¡Felicidades!- Dean no puede ignorar esa sonrisa boba. Tampoco es que quiera, de cualquier forma.

- Cállate. Aún esperas que Uhura baje del Enterpreise.- contraataca Sam.

- ¡Eh, respeta a tus mayores! Bueno, Leia es ardiente. ¿Ella es ardiente?- Dean levanta una ceja y pone su sonrisa "peligrosa"

- ¡Dean!- se asusta Sam.

- Lo siento, Sammy. No entiendo para que me cuentas esto.- Dean se encoge de hombros y continúa comiendo.

- Dime que hacer. Para acercarme a ella.- Sammy lo mira con cara de cachorrito y se muerde los labios, esperando una respuesta.

- No puedo decirte que hacer.- Dean lo mira como si hubiera enloquecido de repente.

- ¿Por qué no? Siempre me dices que hacer. ¿No puedes darme un consejo cuando te lo pido?- Sam frunce mucho el entrecejo y a continuación tuerce la boca en un puchero.

Sam observa atentamente a su hermano. Dean finge que se niega unos segundos más, come unas papas fritas y después suspira.

Sammy esconde su sonrisa.

Ganó.

- Serás un caso dificil... pero esta bien. - Sam rueda los ojos.- ¿Ella sabe que existen?-

- Sí, creo que sí.-

- Bueno, eso facilita mucho las cosas. Eres un Winchester, Sam. Sólo se tu mismo y ella caerá.-

- Muchas gracias. Muy útil.- Sam se recarga contra el respaldo de su silla y toma un sorbo de gaseosa.

- Pero es cierto, Sam. Si es tan nerd como tú, le fascinarás.- dice con inocencia su hermano.

- Gracias.- Sam toma otro trago de coca.- Eres un imbécil la mayoría del tiempo, ¿sabes?- agrega a continuación.

- ¿La mayoría? Eso es mejor que ser una perra todo el tiempo.- Dean sonrié, toma un trago de cerveza.

Ninguno de los dos lo dicen en serio, pero así es como Dean habla con algunos adultos y eso le hacen sentir a Sam que lo considera grande también.