Ye old Disclaimer: Pokémon is Propierty of Satoshi Tajiri, Gamefreak, Nintendo, and many others. I claim nothing, and as always this is done marely for fun.
Declamo: Pokémon es propiedad de Satoshi Tajiri, Gamefreak, Nintendo entre otros. Esta historia está escrita sin fin de lucro alguno.
NA: Este es mi más reciente proyecto, hecho en los pocos minutos de libertad que hoy en día gozo. Esta historia será una amalgama de la serie animada, el manga, y los juegos. Es decir, contendrá elementos de todos ellos, por lo que Ash y compañía serán muy distintos a lo acostumbrado. Tengan eso en cuenta a la hora de leerla.
Como siempre, gracias a Alex, quien es el segundo al mando en mis historias, y a sus amigas quienes han hecho un trabajo extraordinario Beteando. Cream y Muselina, espero haber escrito sus nombres correctamente.
Todo concluyó con una oleada de luz cegadora y de dolor inconmensurable. Una experiencia corta pero indescriptible, suficientemente clara y perceptible como para que terceros pudiesen vivirla por ínfimos segundos.
Arceus, quien desde hacía años seguía los pasos del ahora caído héroe, no pudo más que suspirar con resignación, a sabiendas de que este sería el fin del tan proclamado Elegido. Es curioso como esa posición a menudo sólo existe para complacer, salvar o mejorar la vida de terceros, pero para el individuo que portaba semejante cargo no era más que una maldición que lo mantenía lejos de vivir una vida plena y lejos de las responsabilidades que les aguardan a aquellos tocados por el destino.
Tampoco es que dicho Elegido en particular tuvo una vida desgraciada, nada más alejado de la verdad. Este hombre en particular contaba con una excitante vida que parecía nunca cansarse de arrojarlo en una aventura tras otra; contaba con renombre mundial, cientos de amigos y millares de fanáticos y seguidores en todo el globo.
Una vida que muchos en este planeta ansiaban con desesperación, sin embargo Arceus sabía que éste no era el destino que el hombre añoraba para sí mismo. Ciertamente consiguió fama y fortuna, pero esos eran sueños materiales, difíciles de alcanzar pero ciertamente no imposibles. Sin embargo, la verdadera felicidad esa continuaba eludiéndolo, no importa cuantas veces la buscara.
Su rol como Elegido siempre lo alimentaba con ansias de partir y de mantenerse en movimiento de un lado a otro, con tal de que acudiera a donde debía estar, con tal de cumplir sus tareas, aun sin estar al tanto de ello.
El hombre vivía para y por el camino, siendo un nómada en casi todo el sentido de la palabra, condición que Arceus sabía más que nadie en el mundo, le había costado mucho.
Como creador, Arceus tenía los poderes para vislumbrar posibles rutas que el hombre pudo haber tomado, muchas de ellas diferían enormemente de las otras gracias a quien acompañaba al hombre en sus travesías.
Algunas estaban llenas de tragedia y conflicto, en otras el hombre cayó para jamás recuperarse de dicho evento, tornándose más oscuro y desesperado con cada nuevo intento, hasta el punto en que el producto final era el opuesto diametral de lo que fue en su juventud. En todas las realidades, el hombre siempre fue el Elegido, por algún motivo que ni siquiera él siendo el creador puede explicarse.
Era una curiosidad, pero si era sincero consigo mismo, era un destino triste que en algunas realidades acabó con su familia en más de una forma. Para su alivio no todo era tristeza o malos augurios en esos futuros, algunos de los compañeros y parejas que el hombre escogió en dichas posibilidades, tuvieron la fuerza de voluntad suficiente como para soportar las asperezas y responsabilidades que estar al lado del Elegido, acarreaban.
Todas y cada una de ellas (ellos en algunas ocasiones, si lo que ve en algunas realidades es de tomarse en cuenta), se desempeñaron de manera formidable, cada una a su manera ayudó a forjar al hombre a diferentes finales, la mayoría admirables si le preguntaban; pero de todas las posibilidades que existían, Arceus notó que sólo un elemento o mujer en particular parecía ser una constante en la vida del hombre.
Dicha persona, sin saberlo, ayudó a forjar y dar forma al hombre que hoy luchó por salvar al planeta nuevamente de la estupidez humana que ansiaba poder por sobre todas las cosas, tristemente en esta oportunidad otorgando su vida y las de sus Pokémon para lograr completar semejante tarea.
Arceus miró hacia el horizonte, atravesando la distancia con su mirada como si fuera un juego de niños, fijando su atención en la reacción de esa persona en particular que, a pesar de no haber terminado como amante del Elegido en esta realidad, sí fue un elemento vital en su vida que le dio forma a su destino.
Lo que vio fue desconcertante, la mujer estaba encerrada en el gimnasio llorando descorazonada ante las noticias. Sus hijos, al igual que su marido, a pesar de estar allí por ella, no podían alcanzarle y consolarla bajo ninguna circunstancia, ninguno comprendía o quería entender el lazo que la pelirroja portaba con el hombre que dio su vida por el mundo. Alguien que en algún momento fue el amor de su vida, la relación que tanto deseó pero jamás obtuvo, su mejor amigo, su memoria amarga y sus deseos incumplidos.
Arceus miró en el corazón de dicha mujer, supo que a pesar de amar a su marido y a sus hijos más que a su propia vida, siempre hubo un trozo de ella que le pertenecía al Elegido, un pedazo de su alma que estaba destinada únicamente a él a pesar de cómo resultaron las cosas, y cómo el destino parecía insistente en separarlos.
La pérdida de ese hombre es un daño que le tomará un tiempo en superar, pero Arceus sabía que sería una herida que la acompañaría hasta la tumba.
Miró en dirección de los otros compañeros, y pudo ver que, a pesar de la tristeza desgarradora que les consumía, cada uno de ellos fue capaz de superar el distanciamiento y encontrar en su momento una pareja ideal con la cual proseguir su camino. Nadie aparte de esa pelirroja, había entregado tanto de sí hacia él hombre como para no seguir adelante a pesar de la perdida.
La pelirroja por otra parte, luego de varios meses de deliberación terminaría dejando su trabajo a cargo de su marido y sus hijos y se dedicaría a intentar completar su verdadero sueño, motivada en sus acciones por la pérdida que desgarraba su alma, intentando en vano el rellenar el vacío que por años suprimió y que ahora que se ha desbordado. Con el tiempo, su pareja se unirá a ella en un intento por comprender qué buscaba específicamente, sólo para terminar con una respuesta que jamás deseó conocer.
Al final, la mujer no se buscaba a sí misma, mucho menos completar sus sueños como en un principio lo había dicho. Estaba buscándolo a él y simplemente no pararía hasta no lograr conseguirle.
Arceus cerró los ojos, no deseando ver el resultado de esas acciones y la vida a la cual la mujer se había condenado de manera intencional. Sabía que las cosas podrían mejorar o empeorar, nadie sabía qué camino tomaría la chica, ni siquiera él siendo el creador, pero vio lo suficiente como para saber que tenía que intervenir como nunca antes lo había hecho.
Se lo debía a Ash, después de todo estaba en deuda con él.
Continuará...
