Capítulo 1 Rumbo a Londres.

Nueva York diciembre 25 de 1912.

El invierno enfriaba los ligeros vientos de la mañana, el Mauretania el barco más veloz y lujoso se preparaba para zarpar y comenzar su travesía por los mares del Atlántico. Su destino era llegar a su madre tierra Inglaterra.

Los pasajeros unos a uno comenzaban a abordar, algunos volvían a sus hogares después de pasar la noche buena en Nueva York. Algunos con sus seres queridos, otros con sus nuevos amigos y otros tantos a solas en su cuarto de hotel solo a la espera de que zarpara el barco. Ahora sabían que recibirían el año nuevo en las aguas del Atlántico.

Entre los pasajeros se encontraba Candy una rubia pecosa de ojos color esmeralda se encontraba entusiasmada porque en un par de semanas se rencontraría con sus primos Stear y Archie.

-George mira cuanta gente! Yo nunca había subido a un barco – decía entusiasmada, con una sonrisa que contagiaba incluso al sereno del Sr. George.

-Le gustará Señorita Candy – decía George tratando de guarda la actitud serena que le caracterizaba. Pero junto a Candy era una diligencia casi imposible, pues la pequeña pecosa no paraba de sonreír o hacer comentarios graciosos.

-Oh por Dios George mira ese sombrero – señalaba el puesto por una elegante mujer – parece un avestruz – esto último lo decía por debajo de manera que solo George la pudiera escuchar

-Señorita Candy es la moda en las grandes ciudades le sorprenderá lo que pueda ver cuando lleguemos a Londres.

-Alguna vez le vi algo parecido a la Tía Elroy pero no llevaba tantas plumas- le decía extrañada al pobre George que seguía tratando de controlar la risa.

– Será mejor que subamos.

-¡Si! ¡Ya muero por estar arriba! – casi brincaba de la emoción.

-Bien vamos. por favor no se separe de mí - le ofreció el brazo a la joven.

George había tomado cariño a Candy, durante los días que estuvieron en NY esperando el Mauritania, se había dado cuenta que la hiperactividad de Candy a veces le traía sorpresas. Como aquella en la que trepo un árbol para rescatar un pequeño gatito que quedo atrapado en la rama de un árbol. O cuando metió un cachorro a escondidas a su habitación pensando que estaba solo, pero resulto que era del dueño del hotel además George tuvo que pagar los destrozos que hizo e animalito cuando Candy intento bañarlo.

El entusiasmo de Candy era percibido por las personas a su alrededor. Algunas mujeres la veían extrañadas, pues no era bien visto que una señorita de sociedad fuera tan expresiva. Otros les parecía divertido e incluso conmovedora la escena.

Otro pasajero era un joven con un par de ojos color mar, también comenzaba a bordar el barco, se encontraba tan absorto en sus pensamientos que ignoro por completo a George y Candy pese a las ocurrencias y casi gritos de la joven.

-George quiero ver el puerto para despedirme de América. ¿puedo quedarme aquí? – decía Candy con sus manos unidas como si fuera a hacer una oración.

-Bien la acompaño. Pero vayamos a aquel lado aquí estorbaríamos a quienes siguen subiendo- señalaba George.

-¡Gracias George! - gritó Candy y de inmediato tomo el brazo de George para echar a correr antes de que más gente se arremolinara en el lugar sugerido por George.

Fue en ese momento cuando Candy corría que sintió una extraña sensación haciéndola voltear hacia la escalera donde seguían abordando. Terry por su parte también sintió lo mismo, por un par de ojos esmeralda que lo miraban fijamente, Verde y Azul se fusionaron por un instante

-¿Quién será este chico? -pensó Candy que no encontraba razón a su perturbación.

-Esos ojos… y esas pecas mmm es linda- se dijo Terry a si mismo mientras una ligera sonrisa se formaba en sus labios - pero por su vestimenta sin duda es una niña mimada como todas las que conozco – dejo de mirarla y se dirigió de largo a su camarote.

Candy se quedó mirándolo mientras este se alejaba.

-¿Pasa algo señorita Candy? – preguntó George

-No nada, es solo que … - la chica estaba intrigada por el sentimiento que le despertó la mirada del joven.

-Ya veo… es el joven Terry Grandchester hijo del Duque de Grandchester – le comentó George suponiendo que Candy le gustaba el chico pues esta no dejaba de mirar en dirección a donde este se alejaba.

Candy volteo de inmediato a ver a George - ¡Pero no es lo que crees! es solo que…- la pecosa se sonrojo de solo pensar que George pudiera creer que a ella le gustara ese o cualquier otro chico

-Duque ahora entiendo su altivez, aunque su mirada lo sentí tan… – pensó para sí misma.

-Señorita Candy el barco está zarpando es hora de despedirse – dijo George sacando de sus pensamientos a Candy.

-¡Ah es verdad! ¡Hasta pronto América! ¡Hasta pronto Colina de Pony! – Candy agitaba su mano y daba pequeños saltos. Y abrazando a su querido Clin– Por cierto, George ¿cuánto tiempo estaré en Londres? – preguntó

-El necesario hasta que se convierta en una hermosa dama – contestó George.

-Mmm eso será mucho tiempo entonces – expreso Candy ladeando su cabeza, haciendo que George soltara una carcajada y la pecosa le hizo segunda.

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Terry Grandchester llego a su camarote, ordeno al bell boy que cerrará las cortinas de todas sus ventanas. Tenía una horrible resaca y no quería escuchar ni ser molestado por nadie.

Se dirigió al mini bar de su habitación y bebió de un trago un vaso de whisky. Prendió un cigarrillo. Comenzaba recordar a la causante de su dolor cuando de pronto volvió a su mente un par de ojos esmeralda que acababa de ver mientras subía al barco

-¿Quién será esa pecosa? – se preguntaba Terry mientras re recostaba en la cama, – Realmente serás como las demás? – por alguna extraña razón la mirada tierna y dulce de Candy lo había hecho sentir un sentimiento que no podía descifrar.

Terry estaba acostumbrado a ser asediado por las mujeres. Pues al ser el primogénito del Duque no se dudaba que heredaría el ducado y la fortuna de su padre. Además, el ser buen mozo y tener exquisitos modales por su educación aristócrata lo hacían un perfecto caballero inglés y el perfecto candidato para toda mujer casamentera. Ya el Duque había recibido comentarios por parte de padres sugiriendo un matrimonio entre Terry y alguna de sus hijas, pero el Duque se hacia el desentendido, pues consideraba que su primogénito era aún muy joven (aunque entre las familias reales se acostumbraba los matrimonios arreglados no quería que un matrimonio impuesto volviera más rebelde a su hijo. Para su conveniencia el Duque alucia la rebeldía de su hijo a que este estaba en plena adolescencia por lo que tenía la esperanza que una vez adulto sentara cabeza y tomara el ducado.

Terry era su orgullo, fruto de su más grande y único amor. Por ello logro que su esposa Lady Sofia o mejor dicho le impuso a esta que ambos registraran Terry como hijo legítimo de su matrimonio Grandchester para que este como primogénito y heredara el ducado y toda su fortuna. El Duque la había amenazado con humillarla de la manera más ruin usando todas sus influencias que tenía por ser sobrino nieto del monarca y haciendo creer a todos que era una mujer infiel lo que le daría el divorcio sin ser obligado a darle pensión. Y dado que la familia de la ahora duquesa estaba en bancarrota Lady Sofia terminaría en la calle. Obviamente la mujer no dudo ni por un momento en ceder ante las amenazas del Duque.

El duque había jugada sus cartas a favor de su primogénito, pero no aceptaba una cosa, lo único que su rebelde hijo le interesaba era estar con su verdadera madre. Al menos eso deseaba Terry aquella tarde que decidió partir Nueva York

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Flashback

-Terruce déjate de tonterías nos acompañaras a mí y a tu madre a la fiesta que dará su alteza. Te recuerdo que sería muy mal visto que el primogénito de los Grandchester no acudiera, ya me cansé de justificarte es hora que comiences a asistir a estos eventos- Decía autoritario el Duque a su vástago

-¿Y porque habría de hacerlo? ¿Por qué tengo que hacer reverencias a quienes no la merecen? solo porque una supuesta sangre azul corre por sus venas. Prefiero ver a mi madre … a Eleanor Baker- retaba Terry

-¡Cállate Terruce! – grito el Duque abofeteando a su hijo. - ¡No vuelvas decir su nombre y mucho menos decir que es tu madre! Tu madre es la Duquesa Sofia Grandchester y esa sangre azul que mencionas despectivamente también corre por tus venas Terruce te guste o no- su vástago lo hacía perder la paciencia

-¿Ah sí? ¿que pensara su majestad cuando se entere que también tengo sangre americana?!- reto Terry tenía sus ojos enardecidos en cólera, odiaba que su padre lo golpeara. Pero odiaba más que lo hiciera para obligarlo a respetar a su honorable familia.

El duque mientras tomaba a Terry de los hombros y lo sacudía bruscamente - ¡Basta!.. Haz lo que quieras si quieres perderte en una cantina muy bien, apostar toda tu mesada en el hipódromo y pasar noches enteras en los casinos de mala muerte. ¡Bien! Pero no se te ocurra volver a ver a esa mujer porque vas a conocerme Terruce.

-Esa mujer es mi madre y la mujer que una vez amo Duque- El duque estuvo a punto de abofetearlo de nuevo, pero se rindió. Conocía a su hijo era orgulloso como él. La discusión seguiría y aumentaría si uno no cedía.

-No discutiré más – dijo el Duque mientras soltaba a su hijo - Es hora que comiences a relacionarte con tu familia y sus amigos allegados. Te he soportado tus rebeldías. Pero a cambio te exigó que me obedezcas. No he sacrificado tanto para nada - decía el duque con una mirada amenazadora mientras tomaba su sombrero.

-Sacrificado ¿Que ha sacrificado su excelencia para que yo le deba tanto? – preguntaba Terry sarcásticamente.

El Duque ya solo lo miraba de reojo -Mañana llegará David por ti a las 10am más te vale que estés listo. Pasaras las festividades con nosotros y su majestad. ¡No se hable más! – el Duque salió cerrando la puerta de un portazo.

¡Idiota!- Terry grito mientras lanzaba el primer objeto que se encontró y después con lso puños cerrados y temblando del coraje continuó – Voy a ver a mi Madre... a mi verdadera Madre le guste o no Duque. Estoy seguro que no se negará en dejarme vivir con ella.

Terry comenzó a preparar su maleta. Ya lo había decidido iría a Nueva York a ver a su madre - Lo siento Duque, pero me temo que ya no me encontrará aquí mañana.

Fin Flasback

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Ya había salido el ocaso en el Mauritania, Terry seguía fumando y bebiendo y mientras veía el techo de su recamara, se preguntaba como lo recibiría el Duque en Londres. No sería nada agradable pensaba.

-Voy a terminar en un colegio militarizado. Ya imagino las palabras del Duque, "Te lo advertí Terruce Graham Grandchester"

Mientras en otra parte del barco Candy también se preguntaba como la recibirían en Londres, pero a diferencia de Terry, ella estaba segura que sus primos Stear y Archie la recibirían con una gran sonrisa y los brazos abiertos.

-Archie, Stear no puedo evitar sentirme emocionada de solo saber que pronto nos veremos. Si, porque siempre que este con ustedes sé que toda irá bien.

El Mauretania comenzaba su camino a Londres un camino que estaría llena de anécdotas, intrigas, reencuentros, verdades y mentiras. pero la historia mas linda seria la de dos corazones encontrando a su alma gemela.

Continuará

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Este es mi primer fan fic y lo hago inspirada en mi pareja favorita Candy y Terry. Como la reseña lo dice mis rebeldes favoritos serán testigos de un Naufragio.

Como soy nueva en esto por favor pido mucha paciencia por aquello que no entiendo mucho de la configuración de este web Espero actualizar cada semana, yo también odio que me dejen esperando tanto tiempo. Muchas gracias nuevamente :)