Esta hermosa historia no es mía, es de Christine Rimmer, pero los personajes son de crepúsculo.
Espero que les guste ... Saludos ...
Capitulo 1
-Edward. Despierta, Edward.
Profundamente dormido, Edward creyó escuchar un provocador susurro. Conocía aquella voz. Isabela. Maldita. ¿Qué derecho tenia a entrometerse en sus sueños de tal manera? ¿Por qué lo hace tan menudo? Parecía que no pasaba una sola noche en la que no pasaba una sola noche en la que no aparecía para atormentarlo.
Eh. Edward.
Pero Edward se tapó la cara con la almohada con un rugido.
Vete Isabella - murmuro, todavía medio dormido-. Sal de mis sueño.
Edward despierta.
Por fin abrió los ojos y el parpadeo.
¿Isabela? - Tiro la almohada a un lado.
La ventana que tenía enfrente de la cama estaba abierta y entraba por ella una cálida brisa. Isabella Swan estaba sentada en la mecedora que había en el rincón del dormitorio, no lejos de la ventana. Edward miro la oscuridad que lo rodeaba creo que todavía cree que fuera de ella. Pero era. Isabella Swan de carne y hueso y tan exasperante como siempre. Incluso con toda la ropa puesta, podía adivinar la silueta de su cuerpo, el brillo de sus cabellos castaños y el perfil de sus mejillas suaves. La brisa nocturna llevaba su perfume de flores y almizcles, un perfume que parece haber sido creado para volver locos a los hombres.
Edward se dio sonéír levemente.
Vaya, vaya. Mira quien tenemos aquí - se le ocurrió un par de cosas que tuvo la diferencia de no decir. Cosas como. no vivir estar sin mí, ¿verdad? o Sabia que volverías.
Pero no, no fue un regodearse, al menos no lo haría en voz alta. Había añorado tener un cuerpo cálido y suave junto a él en la cama; lo había añorado mucho, mucho más de lo que jamás desearía que ella adivinara. Ahora porqué había vuelto a su dormitorio, no tenía intención de hacer nada que pudiera volverse a usar para escapar de nuevo. Así que no dijo nada, se limitó a retirar las sabanas para que se metiera con él en la cama, donde estaba estar.
Ni en broma - farfullo ella, y en su voz no había ni un ápice de erotismo.
Una irritación provocada por el deseo frutado surgió dentro de él, pero no lo dejo salir. Esa vez no. Solo se encogió de hombros y coloco las sabanas como estaban.
Entonces, si no importa que lo pregunte, ¿qué demonio está haciendo en mi dormitorio a las cosas? ¿Hecho un vistazo al despertador?
Isabella vestía una falda corta y una camisa blanca que parecía brillar en la oscuridad, se columpio en la mecedora, cruzó las piernas y se puso las manos en el regazo.
Tengo ... noticias si se puede llamar así.
Aunque todo el mundo sabía que Edward Cullen era un tipo duro, en ese momento se siente el gélido beso del horror en la mejilla y se hizo una especie de nudo en la boca del estómago. Si Isabella tenía noticias para él, seguramente no común buenas. Se pasó los dedos por el pelo con un suspiro de desconfianza. ¿Por qué había ido a verlo? Lo único que se le ocurrió, dado que ya había desechado la posibilidad del sexo, fue una nueva manera de ayudar a los necesitados ... una costa de las montañas del pueblo, por supuesto. Como había hecho un millón de veces durante los últimos 6 meses, Edward maldijo el día en el que Isabel había logrado llegar a la alcaldía de su pueblo. Habían sido las mujeres; todas ellas pasaban mucho tiempo en el salón de belleza de Isabella y, cuando ella había decidido presentarse a alcaldesa, la había apoyado para hacer que se hiciera con el cincuenta por ciento de los votos. En opinión de Edward, la gestión de Isabella había sido un desastre desde el comienzo; para él, y para cualquiera otro empresario responsable del pueblo, Isabella Swan era lo peor que pudo haber pasado un cruce de Edwards, Texas, desde que un contingente de guerreros comanches camino de la reserva de Oklahoma se apoyó al lugar durante tres días en el año 1886. Se trató de un problema de comprensión, pensó Edward. Isabella se ha negado a comprender cómo funcionaban las cosas y se empeñaba en pensar a su modo, de una manera independiente. Algo muy poco aconsejable dado que, como todo el mundo, sabía que el trabajo de alcalde requería no pensar en absoluto. Así de simple. Edward Cullen, como si hubiera hecho su abuelo antes que el,
Siempre se había hecho así.
Hasta que apareció Isabella.
Desde la primera junta del ayuntamiento, Isabella se negó a hacer las cosas como siempre se había hecho; ella pensó de un modo diferente y se le ocurrieron las ideas del montón de malas. Si Edward proponía invertir en una propuesta, ella quería subir los impuestos, si Edward proponía un plan para mejorar el acceso y el estacionamiento en la calle principal, ella luchaba contra el mundo y los dientes, argumentando que ayudaría a la gente del pueblo Gastase. su dinero puede esperar. Sus ojos marrones brillaban con fuerza y precios preciosos pechos se erguían con orgullo. Lo primordial, según su criterio era poner en práctica su plan para la atención a los enfermos. Lo cierto era que Edward era consciente de que era lo mejor para junction e Isabella no. Por supuesto que el también desea ayudar a los necesitados, pero la prioridad era apoyar a los que querían que el pueblo funcionase: los negocios y el comercio. Como empresaria que era, Isabella debería haberlo sabido, pero de que era alcaldesa, había actuado con el corazón y no con la cabeza. Edward había estado furioso desde el día de las malditas elecciones; de hecho, sus continuos enfrentamientos hacían que saltaran chispas entre ellos ... en más de un sentido, por lo que desde el principio había deseado llevársela a la cama. Y lo había conseguido hacia algunos meses. Durante unas maravillosas y estimulantes tres semanas ese cuerpo perfecto y el seductor habían sido todo lo tuyo. En la cama, él había llevado las propiedades, pero otra vez vestida y trabajando, Isabella Swan había continuado siendo una pesadilla para Edward. Isabella debería haberlo sabido, pero de que era alcaldesa, había actuado con el corazón y no con la cabeza. Edward había estado furioso desde el día de las malditas elecciones; de hecho, sus continuos enfrentamientos hacían que saltaran chispas entre ellos ... en más de un sentido, por lo que desde el principio había deseado llevársela a la cama. Y lo había conseguido hacia algunos meses. Durante unas maravillosas y estimulantes tres semanas ese cuerpo perfecto y el seductor habían sido todo lo tuyo. En la cama, él había llevado las propiedades, pero otra vez vestida y trabajando, Isabella Swan había continuado siendo una pesadilla para Edward. Isabella debería haberlo sabido, pero de que era alcaldesa, había actuado con el corazón y no con la cabeza. Edward había estado furioso desde el día de las malditas elecciones; de hecho, sus continuos enfrentamientos hacían que saltaran chispas entre ellos ... en más de un sentido, por lo que desde el principio había deseado llevársela a la cama. Y lo había conseguido hacia algunos meses. Durante unas maravillosas y estimulantes tres semanas ese cuerpo perfecto y el seductor habían sido todo lo tuyo. En la cama, él había llevado las propiedades, pero otra vez vestida y trabajando, Isabella Swan había continuado siendo una pesadilla para Edward. sus continuas enfrentamientos hancían que saltaran chispas entre ellos ... en más de un sentido, por lo que desde el principio había deseado llevar a la cama. Y lo había conseguido hacia algunos meses. Durante unas maravillosas y estimulantes tres semanas ese cuerpo perfecto y el seductor habían sido todo lo tuyo. En la cama, él había llevado las propiedades, pero otra vez vestida y trabajando, Isabella Swan había continuado siendo una pesadilla para Edward. sus continuas enfrentamientos hancían que saltaran chispas entre ellos ... en más de un sentido, por lo que desde el principio había deseado llevar a la cama. Y lo había conseguido hacia algunos meses. Durante unas maravillosas y estimulantes tres semanas ese cuerpo perfecto y el seductor habían sido todo lo tuyo. En la cama, él había llevado las propiedades, pero otra vez vestida y trabajando, Isabella Swan había continuado siendo una pesadilla para Edward.
Se inclinó hacia adelante para poder verla mejor. No había dudas, sus ojos tenían un brillo extraño; seguro y furioso al mismo tiempo. Mala señal.
Llevo pensando en esto varias semanas - continúo que ella con cierta tristeza -. Preguntándome si debía contártelo. No quiero hacerlo, pero no veo otra alternativa puesto que, como no pienso ocultarlo, acabaras enterándote en algún momento. Así que, finalmente, él decidió que lo mejor es que el mar se adeuda antes de que pueda hacerse a la idea y que se lo quiera decir.
Edward se estiró sobre la cama para poder encender la lámpara de la mesilla de noche. Bajo su luz dorada, pudo ver la suave boca de Isabel y las ojeras que tenían bajo los ojos. Sintió una pequeña inquietud, quizás fuera de preocupación porque desde luego Isabella no tenía buen aspecto.
Qué demonios ocurría
Suéltalo ya - le ordeno.
Y eso fue exactamente lo que hizo.
Estoy embarazada Edward. De los dos meses, así que en enero, era un papá - se puso en pie, dejando la mecedora balanceándose a su espalda-. Tienes la boca abierta - añadida
Nada más. Antes de que Edward tuviera tiempo de recuperar el sentido y detenerla, se dio media vuelta y salio por la ventana, el mismo lugar por el que había entrado.
